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La Independencia y el Ejército de Chile por Ricardo Valenzuela Benavente, Brigadier de Ejército (COSUR). Video Institucional del Ejército de Chile —- Actividades de nuestra sede V Región con motivo del 11 de septiembre.

Esas galas, ¡Oh, Patria!, esas flores, que tapizan tu suelo feraz, no las pisen jamás invasores; con tu sombra las cubra la paz. Nuestros pechos serán tu baluarte, con tu nombre sabremos vencer, o tu noble, glorioso estandarte, nos verá combatiendo caer.

Al evocar en esta promisoria primavera, el nacimiento y formación de nuestra Patria, nos hacen pensar en que quienes fueron los forjadores de nuestra Patria cumplieron a la perfección, estas sencillas, pero determinantes normas de compromiso ciudadano y que hoy, felices, podemos tener el privilegio de nutrir el alma nacional, en la fuente inagotable de nuestras tradiciones.

Dichosos los pueblos que, como Chile, pueden apelar a su glorioso pasado, para vivir un expectante presente y tener derecho a un auspicioso futuro.

Con estos sentimientos queremos exteriorizar nuestra salutación a fechas, instituciones y nombres gloriosos, que alimentan el alma de nuestra chilenidad.

Así, entendida la Patria como esencia que nos fortalece y de la que somos parte, nos lleva a concluir que la Patria tiene algo de verso, mucho de leyenda y más de historia, la que se transforma en el alma que une a quienes hemos nacido en este territorio.

Así expresado, la historia se escribe, se cuenta y debe recordarse, que es lo que ahora tradicionalmente haremos.

El 18 de septiembre se celebra el aniversario de la primera Junta Nacional de Gobierno, constituida el mismo día, pero en el lejano 1810. Este suceso marcó el precedente para que Chile, entonces colonia de España, iniciara su camino hacia la liberación.

En el Chile colonial, la administración centralizada de las riquezas, el descontento de la ciudadanía por las injusticias sociales, la prohibición del comercio entre distintas latitudes, sin previa autorización del virreinato del Perú, entre otras muchas razones, provocaron que los principales intelectuales criollos (hijos de españoles nacidos en América), iniciaran la lucha por la independencia.

El Cabildo era el órgano representativo de la comunidad que se encargaba de administrar las ciudades, y en el caso de regiones muy alejadas o sin comunicación con la corte, actuaba como representante del rey. Para ser parte de él, había que ser vecino o encomendero, y quienes eran nominados para estos cargos estaban obligados a aceptarlos y ejercerlos por el período de un año.

Dicho cabildo, presidido por don Mateo de Toro y Zambrano, estaba formado por dos alcaldes, seis regidores, un secretario y un procurador. Los cabildos tuvieron gran importancia, ya que estaban compuestos por criollos amantes del país que intentaban representar de la mejor forma a sus compatriotas.

Aprovechando que el rey Fernando VII se encontraba preso en Francia, los criollos organizaron un cabildo abierto (una discusión a viva voz) donde se acordó constituir la primera junta nacional de gobierno en espera de la liberación del rey.

A las nueve de la mañana del 18 de septiembre de 1810, se reunió en el salón de honor del consulado (sitio donde actualmente están los tribunales de la Corte Suprema en Santiago), un grupo de personas preocupadas por la forma en que debía gobernarse Chile.

Intentando la conciliación entre los grupos de poder ahora enfrentados, Mateo de Toro y Zambrano entrega el mando voluntariamente ante el cabildo, con el objeto de asegurar que se siguiera gobernando a nombre de Fernando VII con las palabras: “Aquí está el bastón, disponed de él y del mando”.

El secretario, José Gregorio Argomedo, pronunció un corto discurso alusivo al cambio inmediato.

El procurador de Santiago, José Miguel Infante, toma la palabra y fundamenta la necesidad de constituir una junta gubernativa. Argumenta que el poder ostentado por el monarca legítimo, que había sido depuesto, volvía al pueblo, y así éste podía elegir a las autoridades que lo representarían siguiendo el ejemplo de la junta de Cádiz”.

“Fue imposible que los enemigos de innovaciones pretendieran expresar su discrepancia con los argumentos de Infante, los únicos que intentaron hacerlo: el peninsular don Santos Izquierdo, Caballero de la Orden de Montesa, y el criollo don Manuel Manso, administrador general de la aduana, fueron de inmediato silenciados. Los juntistas, dominadores de la asamblea, no aceptaron discusión e impusieron audazmente su voluntad”.

Al finalizar su discurso, la concurrencia pidió a grandes voces la inmediata formación de una Junta de Gobierno. Los patriotas gritaban: “¡Junta queremos! ¡Junta queremos!”. La idea fue aprobada.

Se procedió entonces a designar a los miembros que la integrarían, manteniendo como presidente a don Mateo de Toro y Zambrano. “aplausos se siguieron a las palabras del procurador de ciudad, cuando propuso para vice presidente al obispo electo de Santiago, doctor don José Antonio Martínez de Aldunate”.

“el acta levantada en la ocasión dice que todos los vocales, fueron admitidos con los mismos vivas y aclamaciones, sin que discrepase uno de más de cuatrocientos cincuenta vocales que asistían”.

Se concluyeron las diligencias relacionadas a la hora intempestiva de las tres de la tarde. la alegría que se produjo entre los vecinos de Santiago fue indescriptible, las campanas de las iglesias repicaban y el pueblo celebraba en fiestas y bailes.

Si bien la junta no constituyó un acto independentista como tal, permitió que los criollos buscaran y discutieran la mejor manera de dirigir a Chile. Esta tarea no fue fácil, pues muchas veces los independentistas se enfrentaron entre sí para interponer sus ideas sobre cómo gobernar al país. Todos querían lo mejor para la nación.

La junta de gobierno de 1810 permitió el nacimiento del período conocido como “Patria vieja”. En este lapso de tiempo se crearon emblemas como una bandera y escudo, y se libraron batallas importantes contra el ejército español.

Participaron en este momento de nuestra historia héroes nacionales como Bernardo O’Higgins y José Miguel Carrera, entre otros.

Finalmente, es el 12 de febrero de 1818 el día en que Chile fue reconocido como una nación soberana y libre de la corona española, cuando en la ciudad de Talca, don Bernardo O’Higgins Riquelme firmó la declaración definitiva de la independencia de nuestra república.

La fecha no fue escogida al azar, sino que fue un homenaje a la victoria obtenida por el ejército independentista un año antes, el 12 de febrero de 1817, durante la batalla de Chacabuco. Este hito marca el inicio del período que conocemos como “la Patria nueva”.

¿Por qué entonces celebramos las fiestas Patrias el 18 de septiembre y no el 12 de febrero?

Porque desde 1810 en adelante, los patriotas festejaban cada 18 de septiembre, la constitución de la primera Junta Nacional de Gobierno. Así, en 1818 inclusive, el país ya tenía la costumbre de festejar la independencia nacional en el mes de septiembre, hábito que se traspasó hasta nuestros días.

Finalización del proceso de la independencia.

En la historiografía chilena se hace terminar la Patria nueva en 1823, con la renuncia de O’Higgins. Sin embargo, el último territorio español en Chile, la isla de Chiloé, sería conquistada recién en 1826, durante el gobierno de quien le sucedió, don Ramón Freire.

La independencia de Chile corresponde al proceso histórico que permitió la emancipación del imperio español, acabando con el período colonial y dando inicio a la conformación de una república independiente. Se define entonces este período como a aquel comprendido desde el establecimiento de la primera Junta Nacional de Gobierno el 18 de septiembre de 1810 hasta la abdicación de Bernardo O’Higgins al cargo de Director Supremo, el 28 de enero de 1823, en el que durante la mayor parte del proceso se llevó a cabo una guerra entre realistas de la monarquía española y patriotas libertadores. Este período es dividido en tres etapas importantes: la Patria vieja (de 1810 a 1814), la Reconquista (entre 1814 y 1817) y la Patria nueva (de 1817 a 1823), finalizándose con la anexión del territorio de Chiloé en enero de 1826.

Oficialmente, nuestra soberanía fue declarada a través del Acta de Independencia de Chile, jurada oficialmente el 12 de febrero de 1818, que solo sería reconocida por España el 24 de abril de 1844, 26 años más tarde.

Finalmente, cabe hacer resaltar que íntimamente ligado al nacimiento de la Patria y luego de la batalla de Chacabuco, ocurrida el 12 de febrero de 1817, bernardo O’Higgins sintió la necesidad de contar con una institución que formara unidades armadas para la defensa de la nación. Así, el 16 de marzo de ese mismo año creó la Academia Militar, formadora de los oficiales y suboficiales que conformarían los mandos del ejército, hoy llamada Escuela Militar del General Bernardo O’Higgins.

Las unidades de este establecimiento realizaban su instrucción y ejercicios militares. En terrenos extensos y vacíos y simulaban combates. El espectáculo ofrecido en estos ensayos, resultaba atractivo para los ciudadanos, quienes con el tiempo comenzaron a apostarse en todos los lugares donde estos se realizaban. Como estos ejercicios tenía un objetivo netamente de instrucción militar, cada año se consideraban fechas distintas para su realización.

En 1832 el presidente José Joaquín Prieto estimó que la parada militar debía convertirse en una ceremonia de Estado, en las celebraciones de las Fiestas Patrias, destinando por decreto el día 18 de septiembre para su celebración y en 1896 el presidente Jorge Montt, mediante una orden gubernamental, situó al Parque Cousiño (actual Parque O’Higgins) como el escenario del desfile.

En 1915, bajo el gobierno de Ramón Barros Luco, se declaró al 19 de septiembre como el “Día de las Glorias del Ejército”, ceremonia que se había convertido en un evento solemne, al que asistían distintas personalidades del mundo político, militar y eclesiástico, otorgándole al décimo noveno día del mes de septiembre la calidad de feriado nacional.

Desde ahí en adelante, la parada militar se ha realizado con regularidad cada año y el desfile de las FFAA Se ha convertido en una actividad protocolar ligada a la fiesta del natalicio de la República.

Esta nueva primavera, se nos presenta un septiembre que, con su mágico encanto, nuestros sentidos, perceptivos sensores de la más íntima vitalidad, nos provocan motivaciones que afloran en expresiones de alegría, frescura y lozanía que nos incitan a exteriorizar nuestra salutación, a hechos históricos, instituciones y proceres, forjadores de nuestra chilenidad y que son esencia y elixir vital de los conceptos: Independencia – Patria – Nación y Libertad.

Es por ello que todo el pueblo chileno se expresa abiertamente en estas fechas, para exteriorizar su alegría y orgullo de su historia, que nos une y proyecta hacia el futuro compartiendo en todo el territorio nacional un sonoro ¡Viva Chile!

Fuente: Página Editorial del sitio Web Cosur Chile y de su revista digital “Tres Espadas” Av. Bernardo O’Higgins 1452, piso 3, Santiago. www.cosur.cl y contacto@cosur.cl

Video Institucional del Ejército de Chile: www.youtube.com/watch

Unión Sede Valparaíso participó activamente en misa Capilla Naval Las Salinas Viña del Mar en Homenaje a los caídos el 11 de set 1973. Se completó la iglesia de acuerdo con aforo sanitario.

Posteriormente, se efectuó la tradicional romería a la tumba del Almirante José Toribio Merino Castro en el Cementerio Parque del Mar en Viña del Mar.

El 13 de este mes, el Almirante Migue Vergara Villalobos dictó una exposición sobre la historia del 11 de Setiembre 1973 con gran afluencia de participantes por medio de Internet.

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FUNDAMENTOS DE LA ESTRUCTURA JERÁRQUICA Y DE CARRERA PROFESIONAL DE LAS FUERZAS ARMADA.

Como ha sido la constante en estos últimos años, diferentes grupos y organizaciones aprovechan el mes de la patria y de las glorias del Ejército, para atacar a las FF.AA. a las que no les perdonan haber librado al país del yugo marxista un 11 de septiembre de 1973. Como todo se quiere refundar y entre ella a las instituciones de la Defensa, compartimos este interesante artículo escrito por el profesor Guillermo Patillo en el diario “El Mostrador”.

La existencia de los escalafones separados de Oficiales y Cuadro Permanente del Ejército, Fuerza Aérea y Gente de Mar, en el caso de la Armada, ha existido desde los inicios de las Fuerzas Armadas (FF. AA.) en todas partes del mundo hasta nuestros días.
Esto permite a las instituciones contar con equipos de trabajo multidisciplinario, necesarios para lograr la operación segura, responsable y eficiente del material asignado a las distintas ramas de la defensa, que cuentan con sistemas de armas complejos de operar y mantener.
Asimismo, permite contar con la estructura de mando necesaria para la toma de decisiones a todo nivel, que es una característica inherente y fundamental de toda institución de naturaleza militar y jerarquizada.

Fusionar los escalafones o las escuelas matrices nunca ha obedecido a una necesidad de las instituciones, ni tampoco a aspiraciones del personal de las Fuerzas Armadas. Pensar en ello, sería menospreciar y atentar contra el legítimo orgullo del personal que compone el escalafón de Cuadro Permanente del Ejército, Fuerza Aérea y Gente de Mar, el que ha sentido por más de noventa años, en el caso de la Fuerza Aérea, y doscientos años, en el caso del Ejército y la Armada, desempeñándose en distintas especialidades y grados, desde su ingreso a las escuelas matrices como soldados o grumetes, hasta su retiro como suboficiales mayores en sus respectivas instituciones.
En efecto, la carrera militar requiere de diferentes competencias para trabajar en equipo. Además, es imperativo tener una estructura de mando (jerarquía) para tomar decisiones según el nivel que corresponda, a objeto de resolver problemas y situaciones propias de la naturaleza militar.
En el caso de los medios de las instituciones, tales como buques, aeronaves, tanques, que pueden ser desplegados y operar por periodos prolongados, incluso sin ningún tipo de apoyo o servicio externo, debe considerarse que su organización es compleja y debe permitir realizar en forma eficiente desde las tareas más cotidianas, como confeccionar y distribuir las comidas, atender enfermos o heridos, hacer mantenimiento preventivo, reparar maquinarias, radares, sonares, entre otros sistemas de alta complejidad, y hasta las exigencias más extremas del trabajo en equipo cuando se debe combatir.
El escalafón de Oficiales tiene como propósito contar con personal formado, entrenado y capacitado para desempeñarse en los niveles directivos de las instituciones, con la finalidad principal de ejercer el mando, conducir al personal y tomar decisiones bajo presión y en situaciones de incertidumbre, las que muchas veces implican el manejo del riesgo, tanto para el material como para la vida del personal subordinado.
Como ejemplo característico, y tal como ocurre en todas las FF.AA. del mundo, una de las funciones principales es ejercer el mando de una unidad de combate o repartición, donde el comandante requiere de competencias y habilidades propias de su formación matriz, adquiridas en las escuelas matrices de oficiales.
El escalafón de Cuadro Permanente del Ejército, Fuerza Aérea y Gente de Mar, en el caso de la Armada, tiene como propósito contar con personal altamente capacitado para desarrollar funciones principalmente técnicas que, por su especificidad, requieren de experiencia y una capacitación particular que los habilita para desempeñarse en tareas muy técnicas al inicio, hasta alcanzar las competencias para desempeñarse como mandos medios y encargados de equipos y sistemas de alta sofisticación. Esta condición se adquiere a partir de su formación matriz en las Escuelas de Suboficiales del Ejército, de Grumetes en la Armada y de Especialidades en la Fuerza Aérea.
De acuerdo a lo anterior, y teniendo en consideración que se requieren dos perfiles de egreso distintos, uno de nivel profesional y otro de nivel técnico, se hace necesario contar con escuelas matrices diferenciadas, a objeto de optimizar y hacer más costo-efectivo todo el proceso formativo.
Por ejemplo, esto es comparable con el área de salud, existiendo procesos diferenciados de formación, donde el médico y el enfermero estudian en diferentes centros educacionales, con distintos tiempos y costos para realizar tareas específicas, pero en equipo. En efecto, en una cirugía, claramente el arsenalero es tan importante como el cirujano, pero ambos decidieron voluntariamente estudiar en distintos centros educacionales para desempeñar distintas tareas. Esta situación se puede extrapolar a muchas áreas del quehacer laboral.
Un ciudadano chileno puede de manera voluntaria postular a cualquiera de las escuelas matrices de las Fuerzas Armadas, de acuerdo a su interés personal, obedeciendo a habilidades distintas, y cuyo ingreso estará condicionado al mérito académico del postulante.
La carrera militar es de alta exigencia y promueve el talento y la capacidad, posibilitando a cualquiera de sus integrantes el perfeccionamiento y los ascensos a lo largo de su carrera y, con ello, asumir mayores responsabilidades de mando y administración del personal y material, que son la base del trabajo en equipo que requiere la función militar, incluso pudiendo, la Escuela de Suboficiales del Ejército, Escuela de Grumetes de la Armada y Escuela de Especialidades de la FACH, de acuerdo a sus méritos, pasar al escalafón de Oficiales, lo cual ocurre periódicamente.
De tal forma, los escalafones diferenciados y las distintas escuelas matrices satisfacen una necesidad de operación de los medios de las FF.AA. que, con el tiempo, se ha ido perfeccionando, no siendo prudente ni recomendable hacer experimentos de fusión de escalafones y escuelas formadoras.
Si lo anterior fuera más eficiente para la operación de las instituciones armadas, más de alguna lo hubiera implementado, cosa que no ha ocurrido en Fuerzas Armadas de países progresistas, ni siquiera en la antigua Unión Soviética o en Venezuela.
Finalmente, fusionar los escalafones o las escuelas matrices nunca ha obedecido a una necesidad de las instituciones, ni tampoco a aspiraciones del personal de las Fuerzas Armadas.
Pensar en ello, sería menospreciar y atentar contra el legítimo orgullo del personal que compone el escalafón de Cuadro Permanente y Gente de Mar, el que ha sentido por más de noventa años, en el caso de la Fuerza Aérea, y doscientos años, en el caso del Ejército y la Armada, desempeñándose en distintas especialidades y grados, desde su ingreso a las escuelas matrices como soldados o grumetes, hasta su retiro como suboficiales mayores en sus respectivas instituciones .

Guillermo Patillo. El Mostrador, Opinión, 13/09/2021

Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

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LA LEGIÓN DEL MÉRITO DE CHILE. por Mario Barrientos Ossa.

Durante el mes de la patria y de las glorias del Ejército de Chile, la Unión continuará entregando aspectos un tanto desconocido de la vida y obra del Libertador Don Bernardo O´Higgins Riquelme. Agradecemos a los historiadores y miembros del Instituto O’Higginiano por apoyarnos con sus estudios y conocimientos.

El 12 de septiembre de 1817, a las doce del día, se constituyó la Legión en el Palacio Directorial, con la presencia de los oficiales nombrados por el Libertador, que concurrieron a prestar juramento, pasando a integrar el Consejo de la Legión, cuyo secretario fue don Antonio Arcos.

El Libertador ingresó al salón, con su casaca de gala y su gran sombrero emplumado, y tomó colocación en su sillón. El resto de los presentes estaba sentado en frente de él, los oficiales presentes también con sus uniformes de parada, los civiles de levita.

Era una ocasión solemne, especial. Dio por abierta la sesión. El secretario expresó que las miras de S.E. al formar la Legión y establecer su Consejo, era reunir la lista de los más constantes defensores de la libertad y de los hombres de mérito, que en ella se darían la mano la gloria militar con las virtudes cívicas, y que la patria tendría la satisfacción de destacar por su mérito con igual gratitud al sacerdote, al legislador, al magistrado y al honrado ciudadano que con sus trabajos, sus talentos y sus virtudes la ilustran, como al militar que con su sangre la defiende.

Los oficiales nombrados prestaron el juramento de “defender la patria, sostener su libertad e independencia, ser siempre fieles al honor, y no olvidar jamás la gloriosa distinción con que se les había condecorado”.
El Libertador expresó su deseo de premiar sin demora el sobresaliente mérito del teniente coronel don Ramón Freire Serrano y del comandante del Cuarto Escuadrón de Granaderos a Caballo, don Manuel Escalada.

De esta sesión se levantó un acta, en la cual se dejó constancia en el Libro respectivo, de lo siguiente:

1.- Que la Legión se declaraba formada y reunido el Consejo que la regiría.

2.- Que se declaraban miembros fundadores de la Legión solo a los que habían obtenido el diploma con fecha 1º de junio último.

3.- Que el Consejo aceptaba desde ya como miembros al teniente coronel don Ramón Freire Serrano y al comandante don Manuel Escalada.

4.- Que los miembros usarían una medalla de oro entregada por el Libertador, prendida de una roseta en el ojal de la casaca. Agregan las crónicas de la época que S.E. quiso celebrar este día sirviendo una espléndida comida a los oficiales de la Legión, y que por la noche se dio un lucido baile, en que se notó con no poco interés que muchas bellas señoras combinaron en el adorno de sus graciosos trajes el tricolor que distingue y ha adoptado la Legión.

La creación por O’Higgins de la Legión de Mérito es una manifestación más de su espíritu republicano, imponiendo una política de mérito por sobre los privilegios de nacimiento o de clase, tan comunes en esos años. Por eso lo destacamos en esta perla,

Mario Barrientos Ossa (La Legión al Mérito de Chile)

Un aporte del Co Presidente Gustavo Basso C.

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11 de septiembre de 1973.

Como todos los años la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional, rinde un sentido homenaje a esos grandes hombres que asumieron la tremenda responsabilidad de encabezar la reconstrucción de un país al borde del abismo.

 Junta de Gobierno de Chile (1973-1990) - Wikipedia, la enciclopedia libre

Junta de Gobierno de Chile (1973-1990) – Wikipedia, la enciclopedia libre

Hace 48 años, y a la misma hora en que se escriben estas líneas, ya nos habíamos enterado de la identidad de nuestros primeros camaradas caídos.

Todos muy jóvenes, todos subalternos.

Ninguno deliberó ni participó de las decisiones que llevaron a reemplazar por la fuerza un gobierno caído en la ilegitimidad.

Se limitaron a cumplir con su deber de obediencia, a costa de sus vidas.

Honraron su juramento a la Bandera y murieron sin saber si su temprano sacrificio tendría valor y significado para nuestra Patria.

Hoy los hemos recordado nuevamente en forma privada y respetuosa, con aprecio por los camaradas perdidos y rogando porque algo similar no vuelva a producirse en el devenir de nuestra sociedad.

También, sin alterar el orden público ni ofender a quienes pudieran aun percibirnos como enemigos, hemos rendido homenaje a esos grandes hombres que asumieron la tremenda responsabilidad de encabezar la reconstrucción de un país al borde del abismo.

Mientras ello sucedía en nuestra sede, una masiva manifestación se organizaba en las proximidades del palacio de La Moneda.

El ambiente se apreciaba festivo, mientras predominaban banderas rojas y emblemas de los partidos que conformaban la Unidad Popular de triste recuerdo, junto con himnos y canciones de esos felizmente lejanos 1000 días.

¿Algo que celebrar?

Probablemente la respuesta sea positiva para quienes han logrado imponer su sesgada versión de la Historia.

Para quienes seguimos asumiendo todos los costos, nada habría que celebrar, sólo recordar con la esperanza de días mejores en un país más justo y en donde en algún momento se encuentre la justicia para quienes se encuentran privados de libertad por entregar paz y prosperidad a este Chile tan querido.

Lamentablemente, la historia pareciera repetirse, cuando vemos un país divido en donde muchas instituciones no funcionan y otras dan un triste espectaculo sin que prevalezca el estado de derecho en algunas regiones del país.

Chile se hunde y vamos derecho al abismo con un país en caida libre, es de esperar que prime la cordura y no tengamos que volver a vivir los tristes días de un gobierno nefasto como lo fue el de la Unidad Popular.

Las FF.AA. no debieran seguir pagando los errores de la clase política.

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Septiembre: El fantasma de la venganza, por Fernando Barros T.

En el mes de la patria y de las glorias del Ejército de Chile, la Unión ha querido compartir este articulo del abogado Fernando Barrros T. Junto a lo anterior saludamos a todos los integrantes de la Unión que fueron parte del Ejército y a todos quienes hicieron grande a Chile en un mes como el que estamos recordando.

Septiembre: el fantasma de la venganza


La tradición patria nos enseña que en septiembre, junto con la alegría de la llegada de la primavera, es el momento de la unión de un pueblo en un nuevo aniversario de la independencia nacional y las glorias de nuestro ejército, al que se suma todo Chile en uno de los eventos de mayor significación nacional, como lo es la parada militar.

La oportunidad de encontrarnos y superar las divisiones y conflictos que nos separaron, se choca con el afán revanchista de los que fueron derrotados en Chile con la intervención de las FFAA y en el mundo con el derrumbe del muro de Berlín gracias al liderazgo de Margaret Thatcher, Ronald Reagan y San Juan Pablo II.

A diferencia de Cuba con una eternizada dictadura, o en Cambodia donde los parientes de la Unidad Popular masacraron a un 10% de la población en nombre de su revolución marxista, lo que perfectamente pudo ocurrir en nuestro país, o de Corea del Norte o Alemania Comunista tan admirada por nuestra izquierda, en Chile tuvo lugar una revolución realmente libertaria, en la que el gobierno militar rescató los principios y valores fundamentales y transformó el país en una democracia ejemplar inspirada en la persona humana, su familia, su libertad y el rol subsidiario de un Estado al servicio de los ciudadanos.

El gobierno militar se dio un itinerario para transitar a una democracia plena, elaboró la Constitución Política de 1980, aprobada en plebiscito, modificada y ratificada por plebiscito y por el congreso pleno, y de acuerdo con la cual se celebraron elecciones ejemplares y el entonces Presidente Augusto Pinochet entregó el poder a Patricio Aylwin.

Los otrora derrotados en Chile, los que trajeron las guerrillas cubanas, quienes reivindicaron la lucha armada contra los gobiernos democráticos y para quienes la muerte de civiles inocentes en el mundo es un mero efecto colateral de su revolución sangrienta y hoy se pasean por el parlamento mofándose de haber sido partícipes directos del asesinato de cinco jóvenes soldados y herido gravemente a otros 11 en el atentado cuyo aniversario 31 recordamos hoy, no pueden conciliar el sueño al comprobar que se ha consolidado el modelo que legó a Chile el gobierno militar.

Es esa desesperación de la izquierda la que, como pesadilla infantil, de la que surgen en este mes los ataques en contra de quienes sirvieron en nuestras FFAA.

Esta vez partieron los que insisten, en curiosa coincidencia con procesos eleccionarios y contra opiniones expertas, en ver veneno en los cuerpos, cuando solo está en sus mentes; los llamados a hacer justicia que se amparan en la fuerza de la ley para despreciar el valor de informes médicos sobre la incapacidad y demencia senil de quien la misma “justicia” condenó sobre la base de suposiciones, ya que no hay elementos siquiera para presunciones, pero además con desfachatez se confiesa que esa condena deja de aplicar el derecho chileno, con el soberbio sustento de no estar de acuerdo con la ley.

Todos seguiremos viendo en silencio, como verdaderos cómplices pasivos, la repetición de casos de condenas a soldados, cada vez de más baja graduación, al parecer tratando de expiar culpas o espantar fantasmas del pasado con la denegación de justicia a los que vistieron el uniforme que este mes honramos. Nadie quiere saber del general que, tras una década de proceso judicial fue absuelto en primera instancia, sentencia confirmada por la Corte de Apelaciones y vista su causa en algo más de media hora por la Corte Suprema, sin decir sobre qué base ni qué razón de hecho, y mucho menos de derecho, se envía a la cárcel a quien a los 20 años de edad iniciaba su carrera militar.

Ahora la cueca del odio se entonará contra ancianos uniformados, ilegal e inhumanamente encerrados en Punta Peuco, unos que no saben dónde están ni el por qué y otros llevados a los 90 años en pijamas, y cerrará el penal para trasladarlos a penales civiles con el fin de seguir construyendo la fábula del exterminio de la izquierda como bálsamo para atenuar la frustración de su derrota.

Puede que no se cumpla eso de que tanto va el canto al agua que…. pero cada día los chilenos estamos más conscientes que el Chile que estaba al borde del desarrollo, el del espacio amplio para el emprendimiento, el de la libertad y modernidad, es el verdadero legado del 11 de septiembre de 1973.

Junto con rendir homenaje a los soldados asesinados el 7 de septiembre de 1986, reivindico mi derecho a discrepar de la “historia oficial” y saludo con respeto y admiración a las Fuerzas Armadas y de Orden en los aniversarios de este septiembre.

Fernando Barros T.

Abogado. Consejero de SOFOFA

Un aporte de nuestro Director Francisco Alomar.

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135° ANIV. DE LA ACADEMIA DE GUERRA DEL EJÉRCITO DE CHILE. Día de la especialidad de Estado Mayor. —- Memoria y balance en adjunto.

Después de 135 años la Academia de Guerra se presenta como el instituto de educación superior por excelencia del Ejército de Chile y como referente internacional en la formación de los oficiales de Estado Mayor.

135° ACADEMIA DE GUERRA DEL EJÉRCITO DE CHILE

Terminada la Guerra del Pacífico que enfrentó a Chile contra Perú y Bolivia (1879 – 1884), se buscó un referente para modernizar y profesionalizar su ejército.
Uno de los primeros pasos para dar inicio a esta modernización fue la contratación en 1885 del capitán Emilio Körner, profesor de historia militar y táctica en la escuela de artillería de Charlottemburgo, Berlín.
A raíz de esto, en un trabajo conjunto con el sargento mayor Jorge Boonen Rivera, Körner propuso la creación de la Academia de Guerra de Chile según el modelo alemán, para el perfeccionamiento de los oficiales del ejército.


Historia – Academia de Guerra
Así, el 9 de septiembre de 1886, se concreta su creación con la incorporación, a partir de 1887, de un curso de 15 oficiales. Su primera sede fue en la Inspección General del Ejército ubicada en la Alameda. Tras la Guerra Civil de 1891 funcionó en diversos recintos, entre ellos el Cuartel de Ingenieros en la plaza Vicuña Mackenna y una casa en Avenida España Nº 26.
Después de estos años la Academia de Guerra se presenta como el instituto de educación superior por excelencia del Ejército de Chile y como referente internacional en la formación de los oficiales de Estado Mayor.
En su trayectoria ha colaborado en la organización de otras Academias o Escuelas de Guerra en Latinoamérica y muchos de sus profesores han prestado servicios en universidades nacionales.
En la actualidad, la Academia acoge en sus aulas a docentes y alumnos de Alemania, Argentina, Brasil, Colombia, Corea, Ecuador, España, El Salvador, Estados Unidos de América y los Estados Unidos Mexicanos.
A partir de 2015, en forma inédita, se incorporan como alumnos funcionarios chilenos pertenecientes al Ministerio de Defensa Nacional y Ministerio de Relaciones Exteriores.
Actualmente, la formación que reciben los oficiales que ingresan a la Academia los capacita para desempeñarse como comandantes de las unidades del Ejército de Chile y como asesores en todos los niveles de la conducción militar, incluso en organismos civiles relacionados con la defensa nacional.
Dentro del aporte de la Academia hoy en día, pone a disposición de la comunidad una variada gama de diplomas y maestrías, entre las que se destacan las de Magíster en Historia Militar y Pensamiento Estratégico, Magíster en Planificación y Gestión del Riesgo de Desastres y Estratégica y Magíster en Planificación y Gestión Estratégica.
En la misma fecha de aniversario de la academia, el Ejército celebra la especialidad primaria de Estado Mayor, evento que involucra a todos los oficiales que cumplieron con los requisitos requeridos y obtuvieron su título de “Oficial de Estado Mayor” del pasado, del presente y los que lo obtendrán en el futuro.

Academia de Guerra Ejército de Chile – Acague
La Unión de oficiales en Retiro de la Defensa Nacional saluda a los socios que pertenecieron al Ejército y que ostentan el título de Especialista Primario otorgado por la Academia de Guerra del Ejército.
Igualmente, en la oportunidad de su aniversario, hacen llegar su saludo y congratulaciones al Director, Profesores, Alumnos y personal de la Academia, felicitándola por el grado de prestigio alcanzado a través de los años.

 

FECU UNOFAR (1)

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La Unión en el mes de la patria y glorias de nuestro Ejército. La Patria, nuestro deber, por Gonzalo Ibáñez SM. Nuestra Academia de Guerra.

En el mes de la patria y de las glorias del Ejército, saludamos a todos los integrantes de tan histórica institución que son parte de la Unión y les deseamos el mayor de los éxitos

LA PATRIA, NUESTRO DEBER [1]
Gonzalo Ibáñez SM.
VivaChile.org, Historia, 03/09/021

Entrar en el mes de septiembre nos ponedirectamente frente a nuestra historia.

Fue el 18 de septiembre de 1810 que se inició el proceso de paulatina separación de la corona española hasta alcanzar la independencia el 17 de febrero de 1818.

Fue un 11 de septiembre de 1924 que nuestras Fuerzas Armadas tuvieron que hacerse cargo de un país que se cayó de las manos de las autoridades civiles de la época (Arturo Alessandri Palma).

Y fue el 11 de septiembre de 1973 que esas mismas FF. AA acompañadas por las de Orden pusieron término al experimento marxista que amenazaba con liquidar, literalmente, al país.

No podemos, pues, esquivar la mirada, sobre todo cuando Chile se ve nuevamente amenazado de ruina, tanto por la obra de agentes disolventes como por la impericia de un gobierno que no atina a defenderlo como corresponde.

El primer resultado de esta observación es la de advertir que Chile no es un país que está por hacerse o por constituirse. Puede y debe, por cierto, mejorarse y mantenerse siempre en condiciones de ser para sus habitantes una casa acogedora. Pero, ya no partiendo de cero.

Chile es un país constituido como tal y, además, lo es fruto de un esfuerzo colectivo de sucesivas generaciones que han dejado lo mejor de ellas en esta tarea común. Y en esta tarea no llevamos sólo los 210 años de independencia sino además casi trescientos años antes en que el esfuerzo de los primeros españoles, fundidos desde el inicio con las razas nativas, dieron comienzo a la ardua tarea de forjar una patria.

Somos hijos del rigor, porque nada ha sido fácil en estos casi 500 años de historia. Eso marca nuestra responsabilidad de cara a las generaciones que nos precedieron y marca nuestra responsabilidad de cara a las generaciones que nos sucederán.

Nuestra fundación como nación se pierde ya en la noche de los tiempos y no se trata ahora de organizarla como si fuere una masa carente de toda sustancia. Lo cual debe advertirse con especial fuerza en los días que corren cuando han aparecido pseudo profetas dedicados a anunciar que Chile carece de constitución y que, por ende, corresponde fundarlo a partir de cualquier proyecto.

Para nuestra generación -la que hoy habita nuestro territorio- constituye un deber sagrado defender a la patria de esos intentos de experimentos.

El patriotismo es una forma muy elevada de amor a Dios y de amor al prójimo, comenzando por los grupos más vulnerables de nuestra población. Por lo mismo, llegado el momento, Él va a pedirnos estrecha cuenta acerca de cómo hemos defendido nuestra patria y cómo hemos cumplido con nuestra tarea de entregarla mejorada a las generaciones que nos sucedan.

Es el momento, frente a los desafíos que enfrentamos, de encomendarnos una vez más a nuestra Señora la Virgen del Carmen, Reina y Patrona de Chile. Es lo que hacemos confiados en que, con su apoyo, nuestro Chile saldrá nuevamente adelante.

[1] Nota: Este artículo fue publicado originalmente por el autor en su página de Facebook.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas C.

Saludo a los integrantes del Ejército de Chile. “Vencedor y jamás vencido”
En el mes de la patria y de las glorias de nuestro ejército, la Unión quiere saludar a cada uno de los integrantes de esa histórica institución forjadora de la República.

Para ello queremos compartir un video con algunos aspectos que han hecho de esta institución permanente de la República, una de las más queridas y reconocidas del país, a pesar de momentos dificiles y de la odiosidad de algunos sectores hacia sus miembros.
El video, muestra parte sus capacidades y de las tareas que cumplen a lo largo de toda nuestra geografía.
Video Ejército de Chile: www.youtube.com/watch

Homenaje de la Armada (Cueca): youtu.be/eL6sfFnVNOo

135° ACADEMIA DE GUERRA DEL EJÉRCITO DE CHILE

Terminada la Guerra del Pacífico que enfrentó a Chile contra Perú y Bolivia (1879 – 1884), se buscó un referente para modernizar y profesionalizar su ejército.

Uno de los primeros pasos para dar inicio a esta modernización fue la contratación en 1885 del capitán Emilio Körner, profesor de historia militar y táctica en la escuela de artillería de Charlottemburgo, Berlín.

A raíz de esto, en un trabajo conjunto con el sargento mayor Jorge Boonen Rivera, Körner propuso la creación de la Academia de Guerra de Chile según el modelo alemán, para el perfeccionamiento de los oficiales del ejército.

Así, el 9 de septiembre de 1886, se concreta su creación con la incorporación, a partir de 1887, de un curso de 15 oficiales. Su primera sede fue en la Inspección General del Ejército ubicada en la Alameda. Tras la Guerra Civil de 1891 funcionó en diversos recintos, entre ellos el Cuartel de Ingenieros en la plaza Vicuña Mackenna y una casa en Avenida España Nº 26.

Después de 130 años la Academia de Guerra se presenta como el instituto de educación superior por excelencia del Ejército de Chile y como referente internacional en la formación de los oficiales de Estado Mayor.

En su trayectoria ha colaborado en la organización de otras Academias o Escuelas de Guerra en Latinoamérica y muchos de sus profesores han prestado servicios en universidades nacionales.

En la actualidad, la Academia acoge en sus aulas a docentes y alumnos de Alemania, Argentina, Brasil, Colombia, Corea, Ecuador, España, El Salvador, Estados Unidos de América y los Estados Unidos Mexicanos.

A partir de 2015, en forma inédita, se incorporan como alumnos funcionarios chilenos pertenecientes al Ministerio de Defensa Nacional y Ministerio de Relaciones Exteriores.

Actualmente, la formación que reciben los oficiales que ingresan a la Academia los capacita para desempeñarse como comandantes de las unidades del Ejército de Chile y como asesores en todos los niveles de la conducción militar, incluso en organismos civiles relacionados con la defensa nacional.

Dentro del aporte de la Academia hoy en día, pone a disposición de la comunidad una variada gama de diplomas y maestrías, entre las que se destacan las de Magíster en Historia Militar y Pensamiento Estratégico, Magíster en Planificación y Gestión del Riesgo de Desastres y Estratégica y Magíster en Planificación y Gestión Estratégica.

En la misma fecha de aniversario de la academia, el Ejército celebra la especialidad primaria de Estado Mayor, evento que involucra a todos los oficiales que cumplieron con los requisitos requeridos y obtuvieron su título de “Oficial de Estado Mayor” del pasado, del presente y los que lo obtendrán en el futuro.

La Unión de oficiales en Retiro de la Defensa Nacional saluda a los socios que pertenecieron al Ejército y que ostentan el título de Especialista Primario otorgado por la Academia de Guerra del Ejército.

Igualmente, en la oportunidad de su aniversario, hacen llegar su saludo y congratulaciones al Director, Profesores, Alumnos y personal de la Academia, felicitándola por el grado de prestigio alcanzado a través de los años.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas C.