Convención bajo escrutinio. Editorial El Mercurio — La lista de las mentiras, por Gonzalo Rojas
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Complejo ha sido para la mesa directiva abordar la situación originada luego de que el referido convencional Rodrigo Rojas Vade reconociera que no sufría cáncer, pese a haber construido su liderazgo alzándose en defensor de quienes padecen dicha enfermedad. Su engaño originó severas críticas.
Muchas son las expectativas y esperanzas depositadas en el trabajo de la Convención Constitucional, en cuanto a su capacidad para abordar las diferentes visiones representadas en torno a una nueva institucionalidad y plasmarlas consensuadamente en una Constitución que rija los destinos del país por las próximas décadas.
Sin embargo, a dos meses y medio de su instalación, la Convención comienza a ser escrutada con una mirada crítica por una parte importante de la ciudadanía.
En efecto, si bien el trabajo de las comisiones ha permitido avanzar en aspectos esenciales —como la propuesta de reglamento, que será ahora abordada en sesiones plenarias—, incidentes de confrontación entre constituyentes, propuestas de algunas comisiones que excedían las atribuciones propias del organismo —como la de sustituir a Carabineros por otra institución, o la de levantar el secreto de los testimonios de la comisión Valech—, así como las nuevas asignaciones presupuestarias y el caso del convencional Rojas Vade han impactado en su prestigio y afectado el liderazgo de su presidenta, Elisa Loncon, quien ha debido enfrentar incluso la protesta de un grupo de mapuches que dicen no sentirse representados por ella y por quienes participan a nombre de su pueblo en esta instancia.
“Los desafíos de la Convención y su mesa no son solo comunicacionales y se vinculan con un manejo cuestionado de situaciones y problemas concretos”.
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Es precisamente en estos últimos episodios donde el rol de Loncon se ha visto seriamente desafiado. Si bien ella ha culpado a la difusión de “mentiras” por parte de los medios y a una mala comunicación respecto de la labor constituyente la caída en la confianza ciudadana hacia la Convención, las diferencias o matices que se han advertido en la directiva, las recriminaciones cruzadas entre constituyentes y las insuficientes explicaciones en materias tan sensibles como la solicitud de mil 773 millones de pesos adicionales para asignaciones no contribuyen a despejar los cuestionamientos.
Complejo ha sido para la mesa directiva abordar la situación originada luego de que el referido convencional Rodrigo Rojas Vade reconociera que no sufría cáncer, pese a haber construido su liderazgo alzándose en defensor de quienes padecen dicha enfermedad. Su engaño originó severas críticas.
Al respecto, la presidenta Loncon pidió respeto y dijo que “la Convención sabe actuar y va a actuar de manera justa”, pero además comentó que “somos humanos, no somos dioses para no fallar”, en lo que se interpretó como una expresión de comprensión hacia Rojas Vade; ello originó no pocas críticas por su supuesta “tibieza”, en contraste con el tono categórico de otros pronunciamientos de la misma presidenta respecto, por ejemplo, de actuaciones policiales.
Más claro y directo fue el vicepresidente Bassa, quien declaró que no habría defensas corporativas. El caso, que está siendo indagado por la fiscalía, plantea además un debate respecto de las posibilidades de renuncia de los constituyentes o su inhabilitación por problemas judiciales, y los procedimientos a seguir.
Tampoco ha contribuido con la imagen del organismo la disolución de la Lista del Pueblo, conformada por independientes que —supuestamente— encarnarían una nueva forma de hacer política y de abordar los problemas y las demandas que la ciudadanía habría expresado en los sucesos derivados del 18 de octubre.
Sin embargo, sus rencillas internas, la engañosa candidatura presidencial y las fracturas que terminaron con su existencia como conglomerado dan cuenta de la dificultad que implica prescindir de los partidos políticos o de estructuras que permitan transparentar motivaciones, visiones e intereses de manera de responder a sus electores.
Preocupa que la desconfianza que acompaña a la actividad política comience también a afectar a la Convención, organismo que la ciudadanía ve como un instrumento para superar prácticas profundamente cuestionadas.
Terminada la etapa inicial del trabajo de comisiones, cabría esperar que este órgano se aboque a tratar aquellos temas fundamentales propios de la tarea constitucional, en un ambiente de consenso, respeto y seriedad, para así responder a las expectativas que la sociedad tiene puestas en su trabajo.
Fuente: Convención bajo escrutinio. El Mercurio, Editorial, 09/09/2021. Un aporte del Director de la Revista ,UNOFAR, Antonio Varas C.
La lista de las mentiras, por Gonzalo Rojas Sánchez. El Mercurio, Columnista, 08/09/2021
Dos veces se ha hecho presente la mentira para desnudar a la Lista del Pueblo.
El descubrimiento de ciertas falsedades que probablemente llevó a muchos de sus integrantes a renunciar, buscando una nueva forma de independencia, se ha hecho ahora evidente e incontrastable para todos los ciudadanos
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Ya es definitivo: en la Lista del Pueblo ha habido quienes han mentido.
La candidatura presidencial de Ancalao se frustró por decenas de miles de mentiras articuladas en una sola gestión: firmas de apoyo obviamente nunca registradas ante un notario ya fallecido, y el aura y la vicepresidencia del convencional Rojas se diluyeron ante el reconocimiento de la mentira sanitaria con que desplegó su campaña electoral. (Si no fuera tan trágica su situación, solo podría compararse con la de aquel senador que afirmaba haber sufrido un accidente de trabajo, mientras se desplazaba mediante una moto de nieve).
No es de ahora la mentira en la vida pública: tremenda novedad.
La historia la ha estudiado bajo sus formas más extendidas: demagogias, silencios u ocultamientos y falsedades groseras, a veces aisladas y en otras oportunidades difundidas mediante campañas sistemáticas. Miente, miente…
De vez en cuando, son las instituciones las que descubren la mentira; en otras ocasiones, es la conciencia la que la revela; bastante mejor esta segunda causa que la primera.
Pero cuando aparece la verdad, siempre quedan pendientes dos preguntas: ¿desde qué presupuestos se ha mentido? y ¿qué otras falsedades están aún por descubrir?
En los dos casos de la Lista del Pueblo, el punto de partida ha sido una aparente o real posición de vulnerabilidad: el precandidato presidencial había pasado por el Sename y pertenece a una minoría étnica; el candidato a convencional padece una enfermedad de mal pronóstico y oneroso tratamiento.
Desde esas posiciones, se transmitió la condición de víctima y se convirtieron, por lo tanto, en creíbles y dignas de apoyo ambas candidaturas.
Desde esa plataforma de debilidad era más fácil mentir. Incluso, en caso de ser descubiertos —y se está comprobando con las reacciones de apoyo— la condición de vulnerabilidad quedaba ratificada: se era tan débil, se estaba tan al margen del poder, que había sido “necesario” mentir.
Seguramente, para facilitar la mentira han operado también otros dos condicionamientos. Por una parte, se ha asumido que las instituciones funcionan tan mal, que difícilmente descubrirían los engaños, y, por otra, quizás se ha actuado contando con que se ha instalado en el ambiente una mentira incontrastable: solo los ricos y poderosos mienten, y es por esa vía que lo han conseguido todo.
¿Qué otras falsedades están aún por descubrirse en la “Lista del Pueblo”?
“Valiosa investigación sería aquella que pudiese determinar qué fuerzas previamente organizadas articularon el proyecto, qué intereses aún no descubiertos lo impulsaron”.
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Valiosa investigación periodística sería aquella que pudiese determinar qué fuerzas políticas previamente organizadas articularon el proyecto, qué intereses aún no descubiertos lo impulsaron, qué recursos permitieron la inscripción de las candidaturas y qué fórmulas de financiamiento, extranjeras o nacionales, hicieron posible esas campañas.
Porque hasta ahora se nos ha dicho que estábamos en presencia de una espontánea conjunción de anhelos populares que habían encontrado en el caso a caso un misterioso mínimo común.
¿Será verdad?
Y también sería muy importante preguntarse por la veracidad de quienes desde la Lista del Pueblo hablan solo de “refundación”, y parecen ofenderse cuando hay sospechas de que ese término pudiese exceder el mandato constitucional y lograse expresarse en un auténtico asalto al poder.
El tiempo nos dirá si no estamos asistiendo, tal vez, a la promoción de una larga lista de mentiras.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas C.
Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional