¿DÓNDE ESTAMOS EN DEFENSA, SEGURIDAD Y RELACIONES EXTERIORES?
La lógica indica que, para hablar de Defensa y Fuerzas Armadas, primero se debe entender de la materia, ya que si no pasa lo que les pasa a muchos, que solo lo miran desde de la perspectiva constitucional, o que se quedan pegados en el gobierno militar, los derechos humanos, los estados de excepción constitucionales y cosas de ese tipo, como le pasa a Mireya Dávila en su columna en este medio, titulada “Constituyentes y Fuerzas Armadas: el deber de volver las cosas a su lugar en la Carta Magna”, la que refleja la percepción no solo de ella sino de muchas personas que desconocen mayormente el tema, y asumen cosas del pasado, como que las Fuerzas Armadas no se reportan al poder político (también llamado poder civil), que son deliberantes y autónomas, siendo que reportan al Presidente de la República a través del Ministerio de Defensa y se declaran abiertamente constitucionalistas, no se meten en temas políticos contingentes (definición correcta de ser no deliberantes), y operan con un presupuesto definido por el Ejecutivo y aprobado por el Congreso.
Muchas cosas han pasado en este mes de mayo, un mes en que históricamente el mar de Chile, Prat y las glorias navales se llevan la atención, cosa que no ha sido así en los últimos dos años, los que han estado dominados por la pandemia y la agitación política que se vive en nuestro territorio, dejándole poca visibilidad a otros temas que son importantes de cara al desarrollo de nuestro país.
En esta oportunidad quiero revisar tres temas que tienen un grado de asociación que puede no ser evidentes para los ciudadanos y el estamento político, ahora aumentado por la existencia de 155 constituyentes.
Esta semana se publicaron la segunda encuesta de AthenaLab-IPSOS sobre percepciones de política exterior y seguridad nacional, y la política de defensa del Gobierno del Presidente Piñera, las que en conjunto y por separadas son un excelente insumo para los interesados en estas materias, pero en particular para quienes asumen de constituyentes y tendrán que abordar temas que usualmente son del mundo de los expertos, pero que ahora les va a requerir su atención.
Definir el cómo se hacen las relaciones exteriores de Chile, se maneja su seguridad nacional y los roles que juegan las Fuerzas Armadas no son temas intrascendentes. Dicho eso, se van a sorprender con las opiniones del público general vertidas en la encuesta y verán que el sentido común de los chilenos logra indicar con bastante claridad cuáles deberían ser las prioridades en estas materias, qué países debieran nuestros amigos y socios comerciales.
La encuesta de AthenaLab-IPSOS es única en su categoría, ya que no hay otra similar que se realice en Chile. Va en la segunda versión, se hace en forma anual y ayuda a sistematizar la toma de decisiones en materias de seguridad, relaciones internacionales y defensa, pues saca el tema del mundo de los sesgos personales. Tiene la gracia adicional de que encuesta tanto a expertos como a público general, lo que le da más potencia aún, por no solo estar basada en las opiniones de expertos.
Muy resumidamente qué nos dice la encuesta. Nos dice que para los chilenos los objetivos de política exterior más importantes son combatir el narcotráfico, combatir el cambio climático, regular la migración, proteger fronteras y defender los intereses marítimos.
Los expertos, en cambio, ven las prioridades en el siguiente orden: proteger fronteras, combatir el narcotráfico, la proyección al Asia-Pacífico, la defensa de los intereses marítimos y la promoción del comercio exterior con otros países.
En ambos segmentos la valorización de la importancia de la protección de fronteras y combate al narcotráfico han subido su importancia, y el tema de la migración es un gran tema para la población general.
En esta oportunidad no busco entrar en los temas específicos de defensa y seguridad nacional. Eso se los dejo a los constituyentes, expertos y académicos interesados en esas materias, pero sí me parece destacar qué países son los modelos que los chilenos miran y, en ese sentido, sorpresas hay.
Para los no expertos, los 3 primeros son EE.UU., Nueva Zelanda, Alemania, y en el caso de los especialistas, Nueva Zelanda, Australia y Singapur. Esto también se puede mirar desde la perspectiva de países socios o competidores.
Para la población general el listado está encabezado por China, EE.UU., Japón, y en las últimas posiciones están ubicados países como Argentina, Perú, Colombia, Bolivia y Venezuela. Algo que se debería tener en cuenta cuando miramos con tanta amistad a nuestros vecinos.
Para los expertos en relaciones internacionales, en cambio, nuestros principales socios deberían ser USA, Colombia y el Reino Unido, reflejando una mirada menos económica y más valórica-política, pero coinciden con el público general, dejando a Argentina, Perú, Bolivia y Venezuela en las últimas posiciones.
Cambiando de tema, la política de defensa publicada esta semana refleja bien esta realidad internacional que recién describimos, los objetivos de política exterior y las amenazas que se entiende preocupan a los chilenos. Ello sucede porque el documento fue consensuado y trabajado con el Ministerio de Relaciones Exteriores, y es producto de muchas horas de trabajo de especialistas en la materia y, junto con la encuesta, debería ser lectura obligada para los constituyentes cuando aborden los temas de defensa en la Constitución.
En ese sentido, la lógica indica que, para hablar de defensa y Fuerzas Armadas, primero se debe entender de la materia, ya que si no pasa lo que les pasa a muchos, que solo lo miran desde de la perspectiva constitucional, o que se quedan pegados en el gobierno militar, los derechos humanos, los estados de excepción constitucionales y cosas de ese tipo, como le pasa a Mireya Dávila en su columna en este medio, titulada “Constituyentes y Fuerzas Armadas: el deber de volver las cosas a su lugar en la Carta Magna”, la que refleja la percepción no solo de ella sino de muchas personas que desconocen mayormente el tema, y asumen cosas del pasado, como que las FF. AA. no se reportan al poder político (también llamado poder civil), que son deliberantes y autónomas, siendo que reportan al Presidente de la República a través del Ministerio de Defensa y se declaran abiertamente constitucionalistas, no se meten en temas políticos contingentes (definición correcta de ser no deliberantes), y operan con un presupuesto definido por el Ejecutivo y aprobado por el Congreso, y por último, adivinen quién va a designar al futuro jefe de la Marina cuando termine el Almirante Leiva su periodo constitucional de 4 años: lo hará el Presidente de la República de una quina conformada por los 5 vicealmirantes más antiguos, tal como lo dice la Constitución, y no serán ellos quienes decidan quién los va a comandar.
En definitiva, cuesta entender las percepciones que algunos chilenos tienen de sus instituciones armadas. Hora de conocer la defensa y los institutos que la conforman, como también los aspectos legales que las regulan. Haciendo eso vamos a evitar muchas discusiones inútiles y aprovechar bien el tiempo, y no vamos a generar riesgos innecesarios a la seguridad y defensa de Chile, la que –como bien se indicó anteriormente– tanto la población general como especialistas conocen mejor de lo que se piensa.
Las opiniones en esta sección son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional