Independientes y Política (El Mercurio) —- Avanza la violencia (El Mecurio)—Las últimas cartas al Director, por Adolfo Paúl Latorre
LAS OPINIONES EN ESTA SECCIÓN, SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE LA UNIÓN.
La violencia instalada en la vida política nacional parece ir ganando mayor fuerza y legitimidad en amplios sectores. Es por lejos el problema más grave que sufre el país, y su naturalización está socavando las bases de la democracia, cerrando espacios a un diálogo racional que se esperaba pudiera encauzar la Convención Constitucional y profundizando una deriva de inestabilidad de imprevisibles consecuencias.
El inesperado éxito que tuvieron las listas de candidatos independientes en la reciente elección de convencionales —en especial la Lista del Pueblo— fue atribuido al desprestigio de la política y a la pérdida de confianza en los partidos.
Ambos fenómenos se fueron acentuando en el país en la última década. El hecho de no militar en un partido se presentó como aval de “independencia” de aquellas decisiones colectivas que se tomaran.
INDEPENDIENTES Y POLÍTICA
El Mercurio, Editorial, 01/08/2021
El inesperado éxito que tuvieron las listas de candidatos independientes en la reciente elección de convencionales —en especial la Lista del Pueblo— fue atribuido al desprestigio de la política y a la pérdida de confianza en los partidos.
Ambos fenómenos se fueron acentuando en el país en la última década. El hecho de no militar en un partido se presentó como aval de “independencia” de aquellas decisiones colectivas que se tomaran.
Las facilidades para inscribirse que se dieron a las listas de independientes se basaron en el carácter excepcional de la elección de convencionales, y el acotado tiempo —entre 9 y 12 meses— que duraría su actuación. Sin embargo, ahora la Lista del Pueblo ha manifestado su interés por llevar listas de candidatos a las parlamentarias y a la presidencial de noviembre, utilizando esas mismas facilidades
La Lista del Pueblo busca tener las facilidades de un partido, pero sin cumplir las exigencias
|
Hay buenas razones para que ello no sea aceptado. Los partidos políticos son agrupaciones que buscan representar a la población en comunas, regiones o en el Congreso, en períodos de 4 a 8 años, además de aspirar a la Presidencia de la República. Ello constituye una alta responsabilidad para sus miembros y una importante solicitud de confianza hacia los ciudadanos, lo que justifica exigir a dichas organizaciones requisitos acordes con la altura de sus tareas. No es suficiente haber surgido de la asociación coyuntural en torno a una elección especial como la Convención para que ello se dé por cumplido.
Pero adicionalmente, el hecho de que la Lista del Pueblo quiera participar en las próximas elecciones refleja que, en la práctica, pretende transformarse en una agrupación permanente, con ideas comunes, que busca representar a la ciudadanía en las instancias de poder existentes, con el propósito de orientar a la sociedad hacia sus ideales. Pero eso es exactamente lo que hacen los partidos políticos. De manera que no es honesto invocar un carácter “independiente” —que ahora ya no tienen— y exigir facilidades especiales para presentarse a las siguientes elecciones.
El corolario que surge de esta experiencia es que la “independencia” que invocaron no fue más que un subterfugio para no quedar contaminados con el desprestigio general de la política. En realidad, el carácter político de las asociaciones está dado mucho más por sus motivaciones y propósitos que por la particular estructura formal-jurídica que adopten.
Pero hay otro corolario adicional. Agruparse con ideas comunes para conducir políticamente a los países es lo que naturalmente hacen las personas que tienen esa motivación, y es lo que está haciendo la Lista del Pueblo: más allá de todo su discurso, se trata de un actor más en la disputa por el poder.
Un aporte de nuestro Director Antonio Varas C.
Revista UNOFAR
AVANZA LA VIOLENCIA
El Mercurio, Editorial, 01/08/2021
La violencia instalada en la vida política nacional parece ir ganando mayor fuerza y legitimidad en amplios sectores.
Es por lejos el problema más grave que sufre el país, y su naturalización está socavando las bases de la democracia, cerrando espacios a un diálogo racional que se esperaba pudiera encauzar la Convención Constitucional y profundizando una deriva de inestabilidad de imprevisibles consecuencias.
A la cotidianidad de los atentados armados, agresiones, destrucción, tomas, amenazas y funas, se suma la complicidad o justificación, ahora expresada con impudicia, de dirigentes, intelectuales o incluso de representantes elegidos democráticamente. Todo ello acompañado de un “lenguaje de mago” (como hace décadas ya advertía Jorge Millas), en que se intenta hacer desaparecer la realidad de la violencia difuminando o alterando hasta su propio concepto.
Otros, los más, parecen rendirse ante la violencia, en una especie de subordinación moral que termina por acoger el mensaje del victimario, el cual carecería de toda responsabilidad (incluso es ensalzado), con la consiguiente invisibilización de las víctimas, cualesquiera estas sean.
El episodio ocurrido el viernes en que el candidato presidencial Gabriel Boric fue golpeado, retenido e insultado en una visita a un centro de detención es una buena muestra de aquello.
Más allá de la candidez o hipocresía de algunas expresiones formales de rechazo de quienes contribuyeron a ponerlo en la mira con sus declaraciones, impresiona la reacción del propio afectado, que no solo le resta gravedad a la golpiza, sino que dice comprender a sus agresores, para luego insistir en la conveniencia de un proyecto general de indulto (más bien una amnistía encubierta) para condenados o procesados por delitos en el marco del llamado estallido social.
“Muchos parecen rendirse ante ella, en una especie de subordinación moral que termina por acoger el mensaje del victimario”.
|
Todo ello a pesar de que ese mismo día la llamada Lista del Pueblo justificó su agresión y difundió una imagen llamando a atentar contra su integridad física —ese sí auténtico lenguaje de odio que debiera ser sancionado—, la que después eliminó de sus redes sociales por razones de mera oportunidad, según declaró uno de sus convencionales.
Cabe a todos, y especialmente a quienes desempeñan o buscan desempeñar cargos de alta responsabilidad, manifestar no solo su rechazo a toda forma de violencia, sino exhibir una conducta coherente con estas definiciones, al igual como las alianzas políticas que integren.
Se trata del primer consenso básico que cualquier democracia exige, y que estuvo en las bases de la estabilidad lograda por el país en las últimas décadas.
De lo contrario, no hay debate, progreso ni bienestar posible, y es siempre la irracionalidad la que se impone.
Un aporte de nuestro Director Antonio Varas C.
Revista UNOFAR
Últimas cartas al Director por Adolfo paúl Latorre
Viña del Mar 31 de julio de 2021.
Asamblea Constituyente de 1925
Señor Director:
Tras la crisis del sistema parlamentario, durante la década de 1920 se vivía en Chile una profunda crisis económica y social, razón por la que desde varios grupos de la sociedad surgió la idea de convocar a una asamblea constituyente para que redactara una nueva Carta Magna.
Durante los días 8, 9, 10 y 11 de marzo de 1925, por iniciativa del Partido Comunista y de la Federación Obrera de Chile, cerca de dos mil delegados nacionales —electos por sus bases sociales— se reunieron en el Teatro Municipal de Santiago en una convención denominada “Asamblea Constituyente de Asalariados e Intelectuales de Chile” con el propósito de discutir un proyecto de Constitución Política. Solo se discutirían sus principios básicos; como un paso previo hacia la participación en la asamblea constituyente que el presidente Alessandri estaba dispuesto a convocar.
La Asamblea propuso, entre otros acuerdos, que Chile debía ser una república federal; que el Poder Legislativo se compondría por representantes elegidos por los gremios organizados del país; que la distribución de los productos le correspondía al Estado por medio de sus órganos; y que debía suprimirse el Ejército permanente. Tales acuerdos fueron ignorados por el presidente Arturo Alessandri y por los políticos de la época, y la iniciativa quedó en el olvido.
Al respecto es interesante destacar que, como lo señalan crónicas de la época, la Asamblea sesionó en perfecto orden y en tono elevado.
Atentamente le saluda.
Adolfo Paúl Latorre
Abogado
Viña del Mar, 30 de julio de 2021.
Tenencia de armas
Señor Director:
Los ciudadanos tienen el derecho a poseer y utilizar armas de fuego para poder defenderse de agresiones que pongan en peligro su vida, la de su familia o su propiedad; cumpliendo ciertos requisitos legales que sean razonables pero que no afecten este derecho en su esencia.
Hay personas que piensan, de buena fe, que mientras menos acceso tenga la población a armas es mejor. Otras piensan así en conformidad con el postulado 10 del “Decálogo de Lenin” —conocido como “Manual para tomar el control de una sociedad”—: “Registre a todos aquellos que posean armas de fuego, para que sean confiscadas en el momento oportuno, haciendo imposible cualquier resistencia a la causa” o bien con el postulado 10 del “Decálogo del joven socialista” de Santiago Carrillo: “Ármate tú, mientras haces todo lo posible por desarmar a un enemigo”.
Atentamente le saluda.
Adolfo Paúl Latorre Abogado
Viña del Mar, 30 de julio de 2021.
Ilusión perdida
Señor Director:
¿Aún mantienen viva la ilusión quienes votaron “Apruebo” en el plebiscito de entrada al proceso constituyente en octubre de 2020? Las ilusiones perdidas son verdades encontradas.
Atentamente le saluda.
Adolfo Paúl Latorre
Abogado