LA ELECCIÓN Y LA AGENDA DEL GOBIERNO
El Mercurio, Editorial, 05/05/2023
Un impacto visible generó el resultado del plebiscito del 4 de septiembre en la actual administración, que se había jugado por la propuesta constitucional de la Convención, al punto de vincular a esta la viabilidad de su programa.
Aunque las reacciones iniciales apuntaron a desconocer que el 62 % obtenido por la opción Rechazo hubiese sido una derrota para el Gobierno, el sentido de realidad impuso un giro marcado por la llegada a Interior de la ministra Carolina Tohá y el protagonismo asumido por figuras de la exConcertación en la conducción gubernamental.
Desde entonces, el Ejecutivo ha venido intentando un difícil equilibrio entre lo que se suele llamar sus dos almas, el Socialismo Democrático y la izquierda más dura de Apruebo Dignidad.
Así, si por una parte la ministra Tohá ha impulsado acuerdos transversales en materia de seguridad pública, por otra se han entregado controvertidos indultos a los “presos de la revuelta”.
Y mientras el ministro de Hacienda busca construir confianzas con el sector privado, al mismo tiempo se anuncia una “estrategia nacional del litio” signada por el estatismo.
Las diferencias entre ambos mundos, además, han retrasado definiciones clave, por ejemplo, frente a la crisis de las Isapres.
En este segundo proceso constitucional, el Gobierno arriesgó repetir el error del plebiscito, con el involucramiento directo del Presidente en la discusión sobre las listas de candidaturas, cuando abogó sin éxito por una lista única oficialista.
Resulta inevitable que una elección efectuada en el segundo año de mandato sea leída como una evaluación del Gobierno.
Pero desde entonces se ha apreciado un cambio de actitud, con un Ejecutivo mucho más prescindente, tal vez buscando marcar distancia de un resultado que se anticipa podría ser negativo para las coaliciones gobiernistas, o quizá también procurando evitar que su baja popularidad afecte el desempeño de los candidatos.
Se trata de una actitud prudente y también más republicana.
Con todo, resulta inevitable que una elección en el segundo año de mandato sea leída como una evaluación del Gobierno, máxime cuando la oposición, a la que distintos pronósticos vaticinan una victoria, ha hecho de ese elemento uno de los ejes de su campaña.
Así, si ese es el resultado, evidentemente debiera tener un impacto significativo para La Moneda —que enfrentaría así una segunda derrota electoral en menos de un año— y su agenda, por más que en el Ejecutivo se insista en decir que ella no se verá afectada.
En particular, se alejaría de todo realismo el que en esas condiciones el Gobierno siguiera insistiendo en una reforma previsional de alcances refundacionales o en una propuesta tributaria similar a la ya rechazada por la Cámara.
Varios son los elementos que entran en el análisis de los escenarios que se abrirán. Desde luego el referido contraste entre lo que obtengan las fuerzas oficialistas y de oposición, pero también importará saber la relación de fuerzas dentro de cada bloque.
En el oficialismo esto se expresará en los votos que obtenga Apruebo Dignidad versus el Socialismo Democrático, pero también será importante el resultado que en particular obtenga el Partido Socialista, que decidió ir en pacto con Apruebo Dignidad en lugar de hacerlo con sus exsocios de la Concertación.
Por el lado de la oposición, habrá que ver la relación de fuerzas entre Chile Vamos y el Partido Republicano. Y, desde luego, está el factor Partido de la Gente, aunque el impacto generado por el caso de su candidata en Arica torna, sin embargo, mucho más inciertos sus resultados.
En relación con lo que ocurra al interior de los bloques, un aspecto relevante será el de si la ciudadanía se inclina hacia los partidos y grupos ubicados más a la derecha e izquierda del espectro, es decir, los republicanos y Apruebo Dignidad, respectivamente.
Si en el caso de la derecha esa correlación probablemente determinará el tipo de oposición a ejercer, se abre la interrogante de qué camino adoptará el Presidente Boric si es que el ala más izquierdista del oficialismo resulta la más votada: ¿Se cargará entonces el mandatario más hacia su propio sector de origen, optando por un discurso más ideológico, que no tendrá eco en el Congreso ni le permitirá aprobar sus reformas, pero sí les hablará a los suyos y reforzará su electorado de izquierda?
Pero, además, ¿estará dispuesto Apruebo Dignidad a seguir aceptando el protagonismo en el Gobierno del Socialismo Democrático si este queda como una fuerza minoritaria?
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio varas Clavel
Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
Las opiniones consideradas en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.