CONVIVENCIA DETERIORADA
El Mercurio, Editorial, 27/10/2022
Fuertes reacciones han suscitado los dichos del senador y presidente de Revolución Democrática, Juan Ignacio Latorre, en reciente entrevista con “El Mercurio”.
El tono pero sobre todo el fondo de sus palabras generó molestia entre aquellos miembros de la antigua Concertación que hoy se agrupan en el llamado Socialismo Democrático (SD) y que, junto a Apruebo Dignidad (AD), conforman la plataforma política del Gobierno.
“Tal vez ellos —dijo Latorre, en referencia a SD— tienen una historia de falta de lealtad política con sus liderazgos, pues ni a Bachelet ni a Lagos los trataron muy bien. Entonces, que no vengan a decirnos cómo gestionar una coalición, porque en su momento también tuvieron crisis”, señaló, en uno de los muchos pasajes controversiales de la entrevista.
El rechazo a los dichos de Latorre fue extendido en el Socialismo Democrático, pero la molestia alcanzó incluso a sectores de Apruebo Dignidad.
La idea de las “dos almas” parece quedarse corta para describir el paisaje oficialista. |
Las razones son varias, partiendo por la oportunidad: las palabras del senador desataron una odiosa controversia justo cuando el Gobierno prepara un cónclave del oficialismo, convocado para la próxima semana, en la idea de lograr un rearme de sus filas, fuertemente golpeadas tras la derrota plebiscitaria.
En ese contexto, Latorre ha reavivado aquella controversia que abriera el ministro Giorgio Jackson antes del plebiscito, cuando afirmó que “nuestra escala de valores y principios en torno a la política no solo dista del gobierno anterior, sino que creo que frente a una generación que nos antecedió”, en lo que se entendió como una grave descalificación moral hacia quienes participaron en las administraciones concertacionistas.
De lo que en definitiva da cuenta este episodio es de la cada vez más difícil convivencia al interior del oficialismo. Si bien este deterioro es un proceso más o menos inevitable en los gobiernos, la novedad es que ocurra cuando la gestión de esta administración apenas se ha iniciado.
En ello, evidentemente, han sido factores decisivos el resultado del plebiscito y la aguda caída de la popularidad presidencial, que debilita la capacidad ordenadora del Ejecutivo. Más aún, tras la derrota, La Moneda permanece sin encontrar un rumbo claro y con dificultad —cuando no reticencia— para zanjar las diferencias entre sus partidarios.
De hecho, la idea de las dos almas parece quedarse corta si se consideran las distintas posiciones que se expresan en el Socialismo Democrático, un sector del Frente Amplio (donde Revolución Democrática parece endurecerse) y el Partido Comunista.
La paradoja es que mientras una parte del oficialismo denuesta a la ex-Concertación, las encuestas muestran una buena evaluación ciudadana hacia los miembros del gabinete que fueron parte de ella, como Mario Marcel, Carolina Tohá y el subsecretario Monsalve.
El protagonismo que estos han alcanzado y sus esfuerzos por establecer una agenda de mayor realismo, lejos de ser objeto de reproche, debiera ser valorado por el oficialismo, pues aparece hoy como la única alternativa de conducción y gobernabilidad para la administración Boric.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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