Valparaíso, 01 de Octubre de 200
Señora
Presidenta de la República
Doña Michelle Bachelet Jeria
Presente
Excelentísima Señora
En los días recién pasados se ha abierto un debate dentro de nuestra sociedad que, como Oficiales y Suboficiales en Retiro, hemos observado con el mayor interés y esperanza. El se ha centrado sobre un Indulto General en atención a la próxima celebración del Bicentenario de la Independencia de nuestra Patria, momento oportuno para reflexionar en la Historia y en nuestras esperanzas para el futuro. Esperanzas que no son sólo nuestras, sino de todos los chilenos en forma transversal.
La Iglesia Católica de Chile es una institución fuera del debate diario, de la agria disputa que a veces remece nuestro país con expresiones y situaciones pequeñas que claramente esperaríamos no nos acompañaran.
De esta forma, su propuesta acerca del Indulto General nos parece especialmente feliz y oportuna. Por un lado, no invade los ámbitos de otras instuciones que, por mandato constitucional y las leyes, deben desempeñar sus actividades marginadas de los eventos de nuestra historia política reciente. Tampoco impone una u otra visión acerca del pasado, que cada mitad de nuestra sociedad considera como parte de su patrimonio ético y que claramente no están dispuestas a ceder o transar. Preservando el respeto a esas visiones que nos dividen, y que ya se han dado en ocaciones previas de nuestra Historia, como el amargo final de la anarquía en 1830, o la Guerra Civil de 1891, o los eventos de 1925-1932, nos ofrece la oportunidad de al menos sacar del contexto la venganza, pasión que ha llevado a algunos chilenos en buscar devolver lo que creen se les infringió, y no aceptar “ni perdón ni olvido” en la imposición de sus miradas sobre los demás, despreciando a los otros en pos de su propia verdad.
Lamentablemente un Indulto no es una amnistía, pues no borra el sentido jurídico de las acciones cometidas o fallos emitidos. Pero tampoco afecta el fondo de las ideas de los chilenos, de nuestras ideas, que sentimos han sido mancilladas de la misma forma que lo creen aquellos que sostienen las posiciones opuestas. Lo que si entrega es permitir, al menos, superar la triste sensación de que sólo un sector ha de pagar las culpas, reales o imaginadas, mientras el otro recibe todo tipo de beneficios y exculpaciones por sus conductas. Un Indulto sólo entrega a un bando lo que al otro ya se le ha dado.
El espíritu de la propuesta de la Iglesia Católica nos infunde esperanza en el futuro de nuestro país. Que una Institución de su peso e investidura, un actor moral de esa contundencia proponga algo así quizás nos recuerde el interés superior de Chile como Nación y País, nos haga sepultar las pasiones que han devenido por lado y lado en afanes retributivos y vengativos que mantienen a Chile rehén de su pasado, y que de continuar solo ofrecen la esperanza de una herida abierta. Ya hemos perdido demasiadas oportunidades, no podemos perder más. Ella debe incluir a los ex-servidores de las FF.AA. y Carabineros encarcelados o sometidos a procesos por causas de DD.HH. a sus términos.
Nadie pide crear una sola verdad e historia sobre los trágicos eventos que se originaron en 1970, eso además de ser injusto, ya no ocurrió: las heridas son demasiado profundas en las diferentes miradas sobre ese período. Pero a Chile le debemos, al menos, que todos usufructen de la misma manera de los beneficios otorgados por el Estado. La Iglesia, en su propuesta, abre una ventana para que el círculo de la venganza se interrumpa y que las legítimas diferencias sobre nuestro pasado no proyecten su triste sombra sobre el futuro..
Aquellos que servimos a nuestra Patria, en momentos dificíles de todo tipo, no podemos quedarnos sin opinión en un tema de esta relevancia.
Los abajo firmantes, representamos un universo de alrededor de 160.000 ex-servidores de las FF.AA. y Carabineros de Chile. Todos queremos el bien de nuestra Patria para todos los chilenos sin excepción y estamos dispuestos, en la medida de nuestras fuerzas, a buscarlo de la misma manera y con el mismo convencimiento y lealtad a Chile que cuando, en actividad, estábamos dispuestos a rendir la vida por su bien y su protección. Es por esta causa que estimamos necesario hacer ver nuestra opinión en el sentido de que no se puede perder la oportunidad, que nos presenta la idea de la Iglesia Católica, de dar término a la transición y lograr la reunificación nacional por medio del Indulto General que incluya a los uniformados y al cual solícitamos dé su importante apoyo.
Le saludan muy atentamente,