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“AL TIRO”. Columna de opinión de Juan Carlos Toledo de la Maza .

Una demostración de buen sentido y prudente actuar nos han dado las organizaciones de retirados el reciente fin de semana. En vez de levantar pancartas, cultura que les es extraña, se reunieron en gran número para una ceremonia ecuménica en la iglesia anglicana de Santiago

 

Una demostración de buen sentido y prudente actuar nos han dado las organizaciones de retirados el reciente fin de semana. En vez de levantar pancartas, cultura que les es extraña, se reunieron en gran número para una ceremonia ecuménica en la iglesia anglicana de Santiago

 

SANTIAGO, 22 de Junio de 2011 11:13
COLUMNA DE OPINION DE JUAN CARLOS TOLEDO DE LA MAZA
A continuación, Agencia ORBE presenta a sus subscriptores la columna de opinión de Juan Carlos Toledo de la Maza, ex- Rector Universidad Marítima de Chile.

 

AL TIRO

  La Nación chilena se creó al abrigo de su Ejército y se mantuvo gracias a su existencia y las oportunidades exitosas o trágicas en que debió enfrentarse con el vecindario, son parte inalterable de su historia. Desde las guerras de Arauco hasta hoy, no hubo lugar geográfico, fuese isla o cordillera, donde los hombres de uniforme no estuvieron, por caminos que abrieron en el desierto, la Patagonia o en el Océano

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  “Al tiro” era la consigna o el llamado de alerta ante la catástrofe inminente en esta larga y angosta faja de tierra, sometida a terremotos, sequías e inundaciones. Un reciente estudio de la marina norteamericana, establece que la Marina de Chile, desde los tiempos de su creación, con O´Higgins y Cochrane, siempre fue el más fiel instrumento de la política del Estado, esto es, del Objetivo defensivo y conservador que sustentaba el mismo. El Ejército tampoco falló o cuando se recurrió a él.
  Tiempos difíciles le cayeron encima: Las guerras tradicionales, ganadas cuerpo a cuerpo, se reemplazaron por nuevas tácticas a distancia y en las contiendas ideológicas se impuso la guerrilla y el terrorismo. El drama del honor militar se sometió a dura prueba en los conflictos de Indochina y Argelia y se agudizó en el Medio Oriente y en Irak. Ríos de tinta han corrido para denunciar el alto costo de la paz y la vulneración de los Derechos Humanos de las poblaciones civiles que en muchos casos, fuertemente invadidas por el marxismo, ocuparon tácticas arteras y muy efectivas, presentándose luego ante los medios como pacificas minorías, desacreditando la acción militar.
  Un testimonio de desencanto y frustración puede leerse en ¨ Los Centuriones¨ de Larteguy, reflejando el drama de los que debieron actuar por órdenes de quienes más tarde no sólo se desentendieron, como De Gaulle, sino que ponían luego a precio las cabezas de los propios generales. En Chile puede verse claro el accionar de la clase política en el ejemplo paradigmático del presidente Aylwin, que, habiendo apoyado la intervención militar del 11 de Septiembre, creó, luego de haber amnistiado a asesinos de izquierda, la figura del secuestro permanente, el que junto a la consigna de ¨ni perdón ni olvido¨ impuesta por el revanchismo, permitió en nuestra Patria la existencia actual de prisioneros políticos militares, en procesos inicuos, vergüenza del Derecho en un país civilizado, por no reconocer principios universalmente aceptados, como los del pro- reo, la cosa juzgada y la no retroactividad de las leyes, por muy internacionales que ellas sean.

  Así, fue fácil, con ayuda de la prensa,sembrar consignas antimilitaristas, aumentar el número de presuntas víctimas del pasado y darse algunos gustos humillando a los uniformados, destacando cualquier detalle o incorrección de alguno de sus miembros, aunque esta no fuese suficientemente acreditada,  y condenándolos al ostracismo. El Presidente Piñera prometió durante su campaña igualdad de derechos para los presos ex uniformados, quienes no solicitaron ni siquiera la amnistía que generosamente se había dispensado a sus adversarios, sino, por lo menos, juicios justos. Nada ocurrió. Sin duda, no era ¨políticamente correcto¨. 

 Definamos: El ejército es la Nación en armas e Institución fundamental de nuestra estructura republicana. Su juramento es por la Patria, hasta rendir la vida. Tan sólo éso lo hace distinto. Todas las virtudes de sus connacionales están presentes en él. Su memoria histórica les hace alejarse instintivamente de los políticos, sus métodos y sus manejos. Por ello, no deliberan y son fieles ejecutores de las leyes y reglamentos del país. Piense el lector en nuestra difícil situación interna y vecinal de hoy y qué es lo que le proporciona tranquilidad en la protección de sus bienes y actividades si estuviesen en peligro.

 Una demostración de buen sentido y prudente actuar nos han dado las organizaciones de retirados el reciente fin de semana. En vez de levantar pancartas, cultura que les es extraña, se reunieron en gran número para una ceremonia ecuménica en la iglesia anglicana de Santiago, destinada a rezar por los detenidos, oportunidad en la cual Monseñor Cristian Precht recordó su pasado en la Vicaría de la Solidaridad brindando su apoyo actual a los presos políticos militares y denunciando que la prensa no quiere abordar ni difundir la verdad sobre ellos. Se escuchó también el testimonio tranquilo y mesurado de la hija de un fusilado en Pisagua y de su amiga, hija de un prisionero en Punta Peuco. Ambas dieron a conocer su testimonio y ambas expresaron su total desacuerdo con aferrarse al “ni perdón ni olvido’’. Se declararon amigas entre sí y partidarias de la reconciliación que nace del corazón, dejando atrás un pasado que divide, testimonio que fue recibido, con emoción y aplausos, en un templo repleto.

La Prensa no estaba. Hablar de Paz no es noticia. Lo hicieron los ex- uniformados, que la quieren ahora, Al Tiro, en un notable Plan que acaban de difundir.

 Por suerte, Abel no mató a Caín.