Columna de Opinión

¿PATRIA? Fernando Navajas I. Vicealmirante

LAS OPINIONES DE ESTA COLUMNA DE OPINIÓN SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR
Los juristas, políticos, diplomáticos, técnicos, miembros de las FFAA que hemos defendido desde diferentes posiciones la soberanía nacional, y en especial por la prensa para despertar la conciencia ciudadanía, hemos sido aparentemente abatidos, pero tenemos la conciencia tranquila y limpia de haber luchado sin consideraciones de otro tipo y exclusivamente por los intereses de Chile. El tiempo dirá quién estuvo en lo cierto.
Patria, significa “la tierra de los padres”, por eso es que cada chileno, en este caso, tiene el deber amarla y conservarla para generaciones futuras. Está compuesta por individuos que comparten una historia, lengua, vivencias comunes y por un territorio donde estos individuos, que constituyen la nación, se han establecido y asentado. Sin un territorio la nación no puede desarrollarse, por ello es que obliga a los ciudadanos a defenderlo, lo que debe hacerse por todos los medios disponibles, sean estos diplomáticos, jurídicos o bélicos, según sea el caso.

Los chilenos siempre nos hemos sentido orgullosos de nuestra historia y de las guerra victoriosas que libramos en el pasado para conservar nuestra nación y territorio; pero desgraciadamente hemos perdido la paz en las negociaciones limítrofes con nuestros vecinos del Este, por falta de capacidad política, diplomática, desgano y poco patriotismo.

El 23 de marzo de 1999, en esta misma columna, me referí a la desafortunada votación del Senado que aprobó y con ello consiguieron que en ambos gobiernos de la Concertación, en solo diez años, se hayan cedido territorio nacional que no era cuestionable.

Muchas personas hemos sostenido que, en este caso, no hay asuntos pendientes, pues en el Acta Nº 3 de 1898 de los peritos chileno argentino, se expresa que en esta parte del territorio hay concordancia entre ambos y, de acuerdo a lo establecido en el Tratado de Límites de 1881, cuando ello ocurra, las actas tendrán la misma fuerza del tratado.

Esto es lo que siempre debió defenderse con decisión.

Lo más grave es que por medio de un acuerdo político entre Chile Argentina, se ha desconocido lo establecido en un tratado de Límites, instrumento que una vez firmado y ratificado es inmutable y no puede ser alterado.

No se ha solucionado el problema “creado artificialmente”, pues falta aún demarcar dos tercios del territorio del acuerdo, cuya ejecución se dará a la Comisión Mixta de Límites, la que recibirá instrucciones de sus respectivos gobiernos y que probablemente traerá aparejada nuevas dificultades y tal vez termine en un arbitraje; algo que teme el gobierno chileno después del Fracaso de Laguna del Desierto, por que hizo las cosas mal y no defendió con firmeza e inteligencia nuestros intereses.

Lo que se consumó fue y sigue siendo una situación penosa para Chile y da muestra de lo que realmente somos. Este año de 2013 después de 14 años estamos viendo en Campo de Hielo Sur, según lo informado por la prensa, una suerte de ocupación argentina en la zona. Para mi estos son efectos de la votación de la Comisión de RREE del Senado en que aprobó el Acuerdo sobre Campo de Hielo Sur con Argentina el que debe ser ratificado por ambos congresos cuando la cartografía y los límites estén definidos.

Chile hoy en día es un país sin mística, un país perdedor, internacionalista y permisivo – libertad le llaman algunos-, donde el concepto de Patria apenas si se menciona y si se hace debe ser “sotto voce” para no aparecer políticamente incorrecto o nacionalista trasnochado.

Los juristas, políticos, diplomáticos, técnicos, miembros de las FFAA que hemos defendido desde diferentes posiciones la soberanía nacional, y en especial por la prensa para despertar la conciencia ciudadanía, hemos sido aparentemente abatidos, pero tenemos la conciencia tranquila y limpia de haber luchado sin consideraciones de otro tipo y exclusivamente por los intereses de Chile. El tiempo dirá quién estuvo en lo cierto.

Este caso se cerró ignominiosamente; nada más quedaba por hacer. La mayoría de ambas Cámaras lo aprobó; ese es el gran aval, ignorando que la mayoría ha sido responsable de los mayores fracasos y calamidades en la historia de la humanidad; comenzando por la muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

Fernando Navajas I.

Vicealmirante