Columna de Opinión

ALARGUE DE CARRERA MILITAR — NADIE TIENE QUE DEFENDERSE POR HABER GANADO UNA GUERRA JUSTA (Almte. Massera)

ALARGUE DE CARRERA MILITAR. cartasaldirector@mercurio.cl y NADIE TIENE QUE DEFENDERSE POR HABER GANADO UNA GUERRA JUSTA. Declaración de Massera ante el Nuremberg argentino Octubre 1985

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Novedosa proposición que estaría estudiando el Senador Sr. Alejandro Guillier. Él Declara muy livianamente que: “Yo soy partidario de alargar la carrera militar, por lo menos 10 años más, o sea que nadie salga antes de los 60 años (de edad). Es muy lamentable que un Senador de la República, con pretensiones de candidato presidencial, declare públicamente su desconocimiento del funcionamiento de las carreras castrenses y más aún proponga modificaciones insensatas.

En la edición del Miércoles 18 de este mes, de ese prestigioso diario, pude leer una novedosa proposición que estaría estudiando el Senador Sr. Alejandro Guillier.                                                                                                                       Él Declara muy livianamente que: “Yo soy partidario de alargar la carrera militar, por lo menos 10 años más, o sea que nadie salga antes de los 60 años (de edad). Es muy lamentable que un Senador de la República, con pretensiones de candidato presidencial, declare públicamente su desconocimiento del funcionamiento de las carreras castrenses y más aún proponga modificaciones insensatas.

Las FF.AA .necesitan una permanente renovación de su personal, motivado por la rapidez de los avances tecnológicos, la renovación del armamento, nuevas estrategias, etc., que difícilmente personas entre los 50 y 60 años puedan incorporar a sus conocimientos o experiencias, tal vez en política pueda darse, pero en la Defensa del país no es posible, tendríamos FF.AA desubicadas en el tiempo y dirigidas por abuelos.

El ascenso, tanto de Oficiales como de Sub Oficiales, se produce año a año en forma piramidal, las nuevas generaciones, van desplazando hacia arriba a las anteriores y cada desplazamiento deja afuera una cantidad, según sea la cantidad de cargos disponibles y aunque se tenga muy buen desempeño y comportamiento, siempre hay una cantidad que debe dejar la Institución y es llamada a retiro, cosa muy diferente a la experiencia que pueda tener el Sr. Senador Guillier.

Mario Alsina Calderón                                                                                        Capitán de Corbeta ®

  Declaración de Massera ante el Nuremberg argentino Octubre 1985

NADIE TIENE QUE DEFENDERSE POR HABER GANADO UNA GUERRA JUSTA.

Cuando el Dr. León Arslanian, por imperio de la fórmula establecida en el artículo 376 del código castrense, invitó al Almirante Massera a hacer uso de la palabra, el marino ya estaba de pie. Pálido, evidentemente nervioso y con  elevado tono de voz, el ex Comandante en Jefe de la Armada comenzó con esta frase : “No he venido a defenderme” :

A continuación expresó : “Nadie tiene que defenderse por haber ganado una guerra justa. Y la guerra contra el terrorismo fue una guerra justa. Sin embargo, yo estoy aquí procesado porque ganamos esa guerra justa. Si la hubiéramos perdido no estaríamos acá- ni ustedes ni nosotros -, porque hace tiempo que los altos jueces de esta Cámara habrían sido sustituidos por turbulentos tribunales del pueblo y una Argentina feroz e irreconocible hubiera sustituido a la vieja Patria.”

“Pero aquí estamos. Porque ganamos la guerra de las armas y perdimos la guerra psicológica. Quizás por deformación profesional estábamos absortos en la lucha armada ; y estábamos convencidos de que defendíamos a la Nación y estábamos convencidos y sentíamos que nuestros compatriotas no sólo nos apoyaban. Más aún, nos incitaban a vencer porque iba a ser un triunfo de todos. Ese ensimismamiento nos impidió ver con claridad los excepcionales recursos propagandísticos del enemigo y mientras combatíamos un eficacísimo  sistema de persuasión comenzó a arrojar las sombras más siniestras sobre nuestra realidad hasta transformarla, al punto de convertir en agresores a los agredidos, en victimarios a las víctimas y en verdugos a los inocentes.

“Y esa guerra psicológica no ha cesado. Lleva más de diez años golpeando la sensibilidad de la gente, ayudada por un extraordinario apoyo de la prensa, Era – y es – imposible contestar esos ataques porque, en primer lugar, es muy difícil encontrar los medios dispuestos a jugarse por la verdad cuando la correntada social avanza en sentido contrario ; y en segundo lugar, porque nos han tergiversado la convención social que le da a cada palabra un significado aceptable para todos. Así parecería que la democracia era el terrorismo y los que combatíamos el terrorismo éramos los auténticos terroristas. Así hemos perdido el sentido de la palabra libertad que es un bien en sí mismo. Independiente de que alguien intente arrebatárnoslo, y las usinas destinadas a la perversión de las ideas la han suplantado por la palabra “liberación”, que no supone un bien intrínseco, sino un bien coyuntural  sujeto a que alguien nos esté reprimiendo. Se dá entonces por sentado que siempre estamos oprimidos a menos que,  claro, estén los libertadores manejando el poder.

“Cuando el enemigo se dio cuenta de que empezaba a perder la guerra de las armas montó un espectacular movimiento de amparo. Inobjetable, del sagrado tema de los derechos humanos. Yo tenía muy buenas razones informativas para saber que se trataba de una guerra psicológica totalmente desprovista de buenos sentimientos. Pero si algo hubiera faltado para convencerme,  aparece una satánica discriminación en los derechos humanos ninguna dijo nunca nada sobre las víctimas del terrorismo. ¿Qué pasa con los policías, los militares, los civiles que fueron víctimas – muchas veces indiscriminadas – de la violencia subversiva ?. ¿Tienen menos derechos o son menos humanos ?. “Esta sencilla observación que no hace falta demostrar porque ahí están los hechos, nunca fue objeto de la atención  o al menos de la curiosidad de nadie y a esta altura es una especie de valor aceptado por la sociedad que la violación de los derechos humanos estuvo únicamente a cargo de los represores y que las víctimas de esas violaciones son únicamente terrorista de la guerrilla subversiva.

“El asombroso silencio que hay en torno a esa monstruosa falsificación es suficientemente indicativo del grado de parcialidad que ostentan desde los dirigentes políticos hasta aquellos que deberían ser – por su investidura – profesionales de la imparcialidad, pasando por los jefes de grupos de presión, siempre preparados para poner en la calle diez  mil o veinte mil irracionales ululantes capaces de convencer a los poderes públicos de que ellos son la historia y ellos ya han dado su veredicto. “No le reprocho al Fiscal el estilo con que ha desarrollado la acusación porque después de todo, el estilo es el hombre. Le reprocho sí, sus desagradables ironías sobre nuestros héroes, como en el caso del Teniente Mayol. Alguien me dijo que era intolerable que se juzgara al sarcasmo con nuestros muertos. Pero ¿Quiénes son nuestros muertos ? ¿De quién son los muertos ?. Terminado el fragor de la guerra, todos los muertos son de todos, y nadie tiene el derecho de hablar de ellos, de ninguno de ellos sin el respeto que a cualquier hombre moral y civilizado debe inspirarle la dignidad intrínseca de la muerte, aunque más no sea, porque cada muerto es un testimonio tangible de la eternidad. “Pero si no ha habido serenidad para hablar de nuestros muertos, ¿Quién sería tan candoroso de esperar un proceso objetivo para los que están vivos ? ¿Quién sería tan candoroso de pensar que se está buscando la verdad, cuando más acusadores son aquellos a quienes vencimos en la guerra de las armas ?. Aquí estamos protagonizando todos algo que es casi una travesura histórica : Los vencedores son acusados por los vencidos…Y yo me pregunto : ¿En qué bando estaban mis juzgadores ? ¿Quiénes son o qué fueron los que tienen hoy mi vida en sus manos ? ; ¿Eran terroristas ? ; ¿Estaban deseando que ganaran los represores ? ; ¿Eran indiferentes y les daba lo mismo la victoria de unos que la de otros ?. Lo único que yo sé, es que aquí hubo una guerra entre las fuerzas legales en donde sí hubo excesos fueron desbordes excepcionales, y el terrorismo subversivo en donde el exceso era la norma. Esto que acabo de decir es el punto central y tanto que la acusación no ha hecho otra cosa que tratar de demostrar que los excesos eran norma de las fuerzas legales. Naturalmente no es cierto. Cualquiera puede imaginar que nadie transforma a los oficiales y suboficiales del Ejército ; la Fuerza Aérea y la Armada en una banda de sorprendentes asesinos que de la noche a la mañana pierden todo reflejo ético.
“Pero lo que no hace falta demostrar es que en una organización terrorista el exceso sí es norma, simplemente porque el exceso es su razón de ser. Claro que de eso no se habla, parece un simple detalle. Pero ellos los que ejercieron el exceso como norma, son mis acusadores, son mi simple detalle.
“En la obsesión del enemigo por debilitar a las Fuerzas Armadas no ha ahorrado hasta el uso de la infamia menor tratando de mostrar supuestos agravios y recriminaciones recíprocas entre los que ejercimos el comando de las Fuerzas Armadas en  aquel momento. Los distintos puntos de vista políticos que existieron, se mantuvieron siempre dentro del plano de las ideas y es simplemente ridículo pensar que eso tenía consecuencias en las relaciones institucionales como en las personales. A pesar de esas diferencias, nunca se perdió el respeto entre nosotros. No obstante, comprendo que a los vencidos les interesa difundir esa fábula, con la esperanza de que las Fuerzas Armadas de hoy se miren entre sí con suspicacia. Dividir para reinar. Pero lo que están delatando es, en definitiva, miedo, mucho miedo. Porque el enemigo sabe que las fuerzas armadas de hoy son capaces de derrotarlo como las fuerzas armadas de ayer. “ No he venido a defenderme. He venido como siempre a responsabilizarme de todo lo actuado por los hombres de la Armada mientras tuve el incomparable honor de ser su comandante en jefe. También me responsabilizo por los hombres de las fuerzas de seguridad y policiales que durante mi comando actuaron subordinados a la Armada en la guerra contra la subversión. Quiero decir, además,  que me responsabilizo por los errores que pudieran haber cometido.

“Pero si el Tribunal necesita para eximir de responsabilidad a mis subordinados, a todos mis subordinados, que yo deba aceptar además que todas sus actuaciones fueron cumpliendo órdenes precisas que yo debiera haber impartido personalmente y en forma omnipresente, lo acepto. Yo, y solo yo tengo derecho al banquillo de los acusados. Sentar a otros aquí sería como sentar a la Argentina en el banquillo de los acusados, porque en verdad les digo, que la Argentina libró y ganó su guerra contra la disolución nacional. Pido a Dios que el Tribunal no cometa la equivocación de poner al país en estado de proceso, porque esa equivocación aquí valdría a haber perdido también la guerra de las armas. Si necesitan acabar con nosotros ; háganlo, pero no le arrebaten a la Argentina su única victoria de este siglo.
“Mi serenidad de hoy proviene de tres hechos fundamentales : En primer lugar, me siento responsable pero no culpable, sencillamente porque no soy culpable. En segundo lugar ; porque no hay odios en mi corazón. Hace tiempo que he perdonado a mis enemigos de ayer ; y a mis flamantes enemigos que no han podido sustraerse a la compulsión que estamos viviendo. Y en tercer lugar, porque estoy en una posición privilegiada. Mis jueces disponen de la crónica, pero yo dispongo de la historia y es allí donde se escuchará el veredicto final.
“Casi diría que afortunadamente carezco de futuro. Mi futuro es una celda. Lo fue desde que empezó este fantástico juicio y allí transcurrirá mi vida biológica ya que la otra, la vida creadora, la vida de la inteligencia,  la vida del alma, se la entregué voluntariamente  a esta veleidosa y amada nación.

“Solo de una cosa estoy seguro. De que cuando la crónica se vaya desvaneciendo, porque la historia se vaya haciendo más nítida, mis hijos y mis nietos pronunciarán con orgullo el apellido que les he dejado.”