Columna de Opinión

Cartas enviadas a la diputada Rubilar luego de su grosero discurso sobre monumento al Almirante Merino

Cartas enviadas a la diputada Rubilar luego de su grosero discurso sobre monumento al Almirante Merino

LAS OPINIONES CONTENIDAS EN ESTA COLUMNA DE OPINIÓN SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE UNOFAR

Parece no tener idea de lo que ocurría en el país en los días de Septiembre de 1973, en una situación de caos generalizado y desabastecimiento. La Cámara de Diputados en su famosa Declaración prácticamente hace un llamado a las FF.AA. para que actúen y la Corte Suprema de Justicia, declaró Inconstitucional al gobierno de Allende.

Señora Diputada

Karla Rubilar Barahona

Presente

Antes que nada le pido perdón por usar este medio (facebook), para dirigirme a Usted, pero resulta que a través del mismo, me pude enterar de ciertos comentarios suyos referidos a ex uniformados chilenos.

No sé qué edad tiene Usted, ni sé tampoco que parte de la historia vivió, y en forma intensa como para comentarla con discernimiento. Tampoco pretendo hacerle una clase de historia, creo que le faltaría el respeto.

Pero ante sus dichos Señora, y me refiero particularmente a su opinión sobre el Monumento que en algún momento se erigió al Señor ex Comandante en Jefe de la Armada y ex miembro de la Honorable Junta Militar de Gobierno, Almirante don José Toribio merino Castro, no me puedo callar.

Me interesaría mucho conocer su opinión sobre la mal recordada Unidad Popular y sobre la participación que le cupo en la destrucción de Chile al sátrapa Allende, la peor calaña humana que ha pasado por La Moneda. Es curioso que Usted Diputada, guarde silencio de eso, y le recuerdo que esa alimaña satánica, tiene un monumento en la propia Plaza de la Constitución.

Usted habla de “lo difícil y violento que resulta ver la estatua del ex Marino”. Ante esta poco atinada expresión le pregunto lo mismo: ¿No es difícil y violento ver una estatua de Allende para los cientos de miles de chilenos que nos asfixiábamos en la puerta del horno del marxismo internacional?… parece que Usted eso no lo vivió.

Le recuerdo entonces que el Señor Almirante Merino, junto a otros tres Señores Generales, más todas las Fuerzas Armadas y de Orden de la época, a las que con orgullo el suscrito perteneció; liberaron este país de la peor y más criminal de las represiones vistas en la historia, que asesinó a más de cien millones de seres humanos, y destruyó, arruinó y deshumanizó a más de la mitad del planeta.

¿Sabía eso Señora Diputada, o cree que estoy mintiendo?

En sus tropezadas palabras Usted Señora también menciona al Señor Brigadier Miguel Krassnoff Martchenco, un brillante Oficial de nuestro Ejército, que se encuentra secuestrado en una cárcel por la más cruda politización judicial y la más bárbara persecución política vista en Chile.

¿Usted como Parlamentaria cambiaría su penoso discurso por desenmascarar las fechorías judiciales que se ven en Chile y el millonario robo al fisco que buscan esos “familiares de víctimas”, a los que sí defiende?

Le aseguro Señora Rubilar que Usted no tendría piso intelectual alguno, frente al Brigadier Krassnoff y otros tantos servidores públicos a quienes la porquería política chilena mantiene en ese flagrante secuestro.

Sus palabras además llegan a otros tópicos bastante poco atinados y muy dignos de persona iletrada, como “las Fuerzas Armadas pasan a llevar principios básicos que rigen la vida en sociedad”, refiriéndose a los vilipendiados derechos humanos; o que el aporte del Señor Almirante Merino “marca una etapa muy dolorosa y oscura de nuestra historia reciente”.

Realmente Señora Diputada y por mantener una línea de respeto a su persona quisiera no referirme sus desatinos recién nombrados. Prefiero cerrar mis palabras con dos simples recomendaciones: Primero, apague sus micrófonos Señora Diputada, porque la están traicionando mucho, más de lo debido; y Segundo, lea y lea mucho, pero aprenda a leer verdades, si no sabe donde encontrar verdades asesórese bien y le aseguro que las podrá ver muy cerca, solo sacándose algunas enquistadas lagañas.

Si me hace caso Señora Diputada, le aseguro que su discurso cambiará, y de paso su proyección en la política chilena. Porque si sigue así su futuro es muy incierto.

Desde ya olvídese del voto de los Militares retirados y de nuestras familias, como también del voto de los chilenos verdaderamente patriotas, que no son pocos.

Atentamente

Alejandro Russell O’Kuinghttonss

Coronel en Retiro

SRA.

       Karla Rubilar

       Cámara de Diputados

       Presente

       Sra. Diputada:

                               En primer lugar solicito me disculpe por emplear este medio pero es la única forma de asegurarme que llegue a sus manos.

No había tenido oportunidad de leer su discurso en que Ud. se refiere al Almirante Sr. José T.MERINO C. pero me sorprendió su diatriba contra él en donde se aprecia una ignorancia abismante de conocimientos al respecto. A Ud. se le paga una gruesa suma de dinero para que haga bien su trabajo y no dedicarse sólo a la Ingeniería Electoral, y se nota que sus conocimientos sobre la Historia de Chile son apenas rudimentarios o son comentarios populistas para ganar adeptos, algo que está de moda. Si ud. ignora algo debe estudiar el tema con seriedad y objetividad.

Ud. Señala que resulta comprensible y violento ver la figura del Almirante por las violaciones a los DD.HH. que se hicieron en reparticiones de la Armada algo que no ha sido comprobado y que nunca tuve conocimiento mientras estuve en servicio, por que resulta que hoy día cualquier cosa es violación a estos derechos humanos, ya que es  muy rentable valerse de ellos.

Parece no tener idea de lo que ocurría en el país en los días de Septiembre de 1973, en una situación de caos generalizado y  desabastecimiento. La Cámara de Diputados en su famosa Declaración prácticamente hace un llamado a las  FF.AA. para que actúen y la Corte Suprema de Justicia, declaró Inconstitucional al gobierno de Allende. Para ud resulta violento ver la estatua del Almirante Merino y para mí resulta más chocante ver el monumento a Allende frente a la moneda, pagado con nuestros impuestos, al hombre que destruyó la institucionalidad chilena o ver el monumento a la memoria que es sólo para los muertos de la Izquierda ¿Por qué no hay un monumento a los asesinados de las FF.AA.? El día anterior en que asumí como C. en J .de la IIa  Z.N. asesinaron a un cabo que cuidaba una torre de alta tensión en Talcahuano; dos  meses después murieron un S.O. de Ejército y otro de la Armada, tratando de desactivar una bomba encontrada en un grabador dentro de una habitación del Hotel ARAUCANO de Concepción, destinada a matar a otros chilenos sólo para producir terror. ¿Dónde está el monumento para ellos? ¿ha vivido una situación de terrorismo urbano cómo la de los años 80?

Conocí muy bien al Almirante MERINO, hombre decidido que siempre pensó en Chile, de muchos talentos y de conocimiento universal el que traspasaba casi todas las ramas del saber. Estoy seguro que tal vez Ud. no podría tener una conversación con él, especialmente en temas filosóficos, de moral y muchos otros que difícilmente Ud. podría entender.

Al Almirante Merino, Chile le debe muchas cosas: haber creado junto a las Comisiones Legislativas que presidía todo el aparato legal en que se sustenta nuestro Sistema Económico y que Lógicamente se ha ido adaptando a los tiempos, pero ahí está, el haber resguardado a Chile de una guerra que estaba “ad portas” ordenando que la Escuadra destruyera unidades enemigas que trataran de desembarcar en las “Islas del martillo” quedando en poder de Chile posteriormente en el Tratado de Paz y Amistad firmado en 1984. Cómo yo viví la situación hay que decir que “Al Cardenal Samoré lo que le corresponde y al Almirante Merino lo suyo”.

Señora, Ud. que es Diputada debiera velar por la transmisión de la verdad de los hechos y no la Historia rescrita con la mano de la Izquierda guiada por Gramsci. Lo que se enseña en los libros de Historia, es vergonzosa por la cantidad de mentiras y verdades a medias que contiene, advirtiéndole  que la primera vez que escuché hablar de los DD.HH. fue  a mediados de los años 80. Se han elevado casi a la categoría de sacramentos pero sólo para un sector de nuestra sociedad, que carece de sentido común  pero está  ávida de información y sin una formación adecuada que le permita procesar esa información en sus mentes. Se ha estado discutiendo si llamar “dictadura” o “Régimen Militar”, lógicamente ha  prevalecido la dictadura. Al final de cuentas no tiene mayor importancia pero una cosa puedo asegurarle: el día que los políticos pierdan el norte, de gobernar al país y lo lleven a un estado de caos y desorden cómo en 1973, alguien ”NO SÉ QUIEN, SALDRÁ A RESTABLECER EL ORDEN Y LA CONSTITUCIÓN”.

Yo no soy de izquierda ni de derecha, sigo fiel a mi juramento de lealtad a la Patria que sí me importa y dentro de ello al Almirante Merino que fue un hombre extraordinario y lo digo con conocimiento de causa pues fui uno de sus Almirantes y colaboré con él hasta el día de su retiro

Hay voces izquierdistas que han dicho, lo que cuesta el monumento, el típico y absurdo pensamiento pues no constituye argumento;   esa estatua, no es un monumento le cuesta al erario cero pesos pues fue regalado a la Armada por una familia cuyo nombre desconozco y se mantiene por medio del Museo Naval y Marítimo que el creó. EL modernizó la Armada y creo los planes para que esto continuara, se preocupó especialmente del personal subalterno, construyendo casas fiscales, capillas el nuevo ”Hospital Naval y enviaba continuamente “sus cartas” a los oficiales para resaltar los principios que gobiernan a nuestra Institución cómo la lealtad, e l valor, la disciplina, el espíritu militar, la preparación para la guerra,  el sentido religioso, la templanza y muchos otros, conceptos que para Ud. a lo mejor resultan incomprensibles. El Sr. almirante gozaba de un indiscutido prestigio entre sus pares de los países Europeos y Sudamericanos.

Por lo tanto sus expresiones, son ofensivas y carecen de toda validez. No sé si en lo años 80 Ud. era muy pequeña o no había nacido pero quien la haya enseñado lo hizo muy mal. Ud. debiera interiorizarse del legado que dejó el Almirante Merino, antes de emitir opiniones. EL día de su funeral fue solemne y de sobriedad absoluta con la avenida Jorge Montt, llena de gente hasta la subida Alessandri y  más arriba con personas comunes y corrientes  de nuestro pueblo en completo silencio y con respeto. Dudo que en el futuro haya otro funeral de características similares, dada la personalidad del Almirante Merino.

A Ud. Sra. Diputada le pagamos para que haga bien su trabajo. Se ha dicho que fue UD. MUY valiente ¿Valentía u oportunismo político? SI Ud. fuera valiente ¿Por qué no hace cumplir por parte de la justicia las siguientes leyes del congreso que están vigentes y que sólo se aplican a los miembros de la izquierda debiendo ser iguales para todos los ciudadanos? la cosa juzgada, la amnistía, el debido proceso, la prescripción, la presunción de inocencia, principio de legalidad, la Constitución por sobre los tratados internacionales sobre DD.HH., secuestro permanente, igualdad ante la ley, delitos de Lesa Humanidad firmados por Chile recién en julio de 2009. Pero creo que no tendrá el coraje de hacerlo pues se le vendrán encima las masas vociferantes de las O.N.G. de DD.HH. y eso Ud. no es capaz de soportarlo y arriesgar su capital político. Hoy las personas se mueven por intereses y no por principios.

El Sr. Almirante MERINO fue un brillante marino, un gran patriota, un servidor público y un virtuoso hombre de familia. Todo lo que le manifiesto es el producto de mi conocimiento de él y le seré leal mientras viva y no permitiré que se manche su nombre producto de la ignorancia generalizada y mala fe que atraviesa a toda nuestra sociedad.

                                                                             ATENTAMENTE

                                                                           Fernando Navajas I

                                                                              Vicealmirante

                                                Viña del Mar, 14 de febrero. 2012

Sra. Carla Rubilar

Cámara de Diputados

Valparaíso

Señora diputada

                                         Con asombro he tomado conocimiento de sus declaraciones respecto del monumento al Almirante Don José Toribio Merino y algunos juicios sobre su persona. Después de releer dicho texto pienso que Ud. está muy desinformada, y no quiero suponer que sus dichos son un acto de mala fe, faltando a la verdad con propósitos políticos.

                                       Respecto de la gestión del almirante Merino al servicio de Chile,  le informo que luego de la elección de Salvador Allende, el almirante se reunió privadamente con él antes que fuera ratificado por el Congreso Nacional y le aseguró que la Armada de Chile respetaría la Constitución política.  Esto que hoy parece un asunto obvio e innecesario, en esos días era conveniente como también lo fue la firma del Estatuto de Garantías que exigió el Partido Democratacristiano. Así también, pocos días antes del 11 de septiembre (11 S), cuando el país estaba prácticamente paralizado y la Corte Suprema, el Congreso Nacional y el Episcopado formularon declaraciones denunciando que el Presidente de la República estaba actuando al margen de la Constitución,  una vez más el almirante se reunió con Salvador Allende para exponerle la situación que se vivía al interior de la Armada. Y sólo después de conocida la infiltración política en la Armada por agentes del MIR y un destemplado discurso de Carlos Altamirano, el almirante tomó la decisión de alzarse contra el poder ejecutivo y convocó a los otros Comandantes en Jefe para actuar el 11 S.

                                Durante el Gobierno Militar el almirante asumió la conducción de la Junta de Gobierno, entidad que actuó ejerciendo funciones de poder Legislativo

                                 Si Ud. se tomara la molestia de leer las actas de la Junta de Gobierno, conocerá la acuciosidad con la que se legisló durante esos años, promulgando una infinidad de leyes las cuales aún se mantienen vigentes salvo algunas derogadas o modificada después de 1990.  Respecto de la producción legislativa de la Junta, especial mención merece la Constitución de 1980 que con modificaciones y cambio del píe de firma se mantiene hasta nuestros días; hoy muchos podrán decir que es una constitución autoritaria, pero es bueno recordar que con ocho años de anticipación estableció en sus artículos transitorios el procedimiento de transición al poder civil.  En ella se incluyó el plebiscito del “Sí” y el “No” y la elección presidencial, en la cual fue votado el Presidente Patricio Aylwin, dando paso a una transición que en su momento fue reconocida como la más exitosa de Latinoamérica.

                                En relación a la Armada, el almirante supo mantener una clara distancia entre sus labores de gobierno y la conducción institucional y tal vez lo más destacado es la firmeza y decisión con que enfrentó la situación creada a raíz del desconocimiento del laudo arbitral del Beagle, por parte de Argentina,  manteniendo intransable la posición que el laudo debía cumplirse a toda costa. Es verdad que estuvimos al borde de una guerra que no buscamos y que no estábamos dispuestos a perder y hoy se debe reconocer que la decisión de las FF. AA. chilenas y el incondicional apoyo de la ciudadanía en las zonas más amenazadas, fue determinante para que Argentina aceptara la mediación de su Santidad Juan Pablo II.

                           Finalmente una muestra más del espíritu cívico del Almirante es el hecho que en diciembre de 1989, pronto a iniciarse el traspaso del poder a la sociedad civil, se acogió a retiro alejándose totalmente de la vida pública

                           Respecto de los Derechos Humanos sus dichos, en mi opinión más que desinformación denotan ingenuidad.  No deja de llamarme la atención que Ud. una persona instruida se haga parte del discurso revanchista de los grupos de odio, que se hacen llamar progresistas, afirmando que en Chile durante el gobierno militar hubo un genocidio y que las violaciones a los derechos humanos eran política de Estado.  Señora Rubilar, con un mínimo de sentido común podemos deducir que esos argumentos magnificando las violaciones a los derechos humanos durante el gobierno militar obedecen a tres objetivos:

Primero. Justificar ante las jerarquías de las organizaciones y países que apoyaron y financiaron la subversión armada en Chile el profundo fracaso en el plano militar.

Segundo. Ocultar ante la opinión publica nacional la ineficacia y mediocridad de los gobiernos de la concertación y

Tercero. Justificar la cuantiosa cantidad de dineros públicos comprometidos en beneficios para simpatizantes de izquierda registrados como victimas de violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar.

                        La seguridad interna no fue tema fácil para el gobierno militar, ya antes del Pronunciamiento y aun semanas después, los presidentes del Senado  (Frei) y de la Cámara de Diputados (Aylwin), en mi opinión, autores intelectuales del golpe, sostenían que el régimen de Allende estaba al margen de la Constitución y que en Chile había un ejército clandestino de más de 20.000 guerrilleros.

                        En estas circunstancias, con el propósito de neutralizar esta organización clandestina asociada a los llamados cordones industriales se efectuaron arrestos masivos y allanamientos en busca de depósitos de armas, medidas contempladas durante estados de excepción sea este “Guerra Interna” o “Estado de Sitio”.  Como consecuencia de estas acciones se detuvo a los lideres políticos de la UP que no alcanzaron a refugiarse en embajadas o abandonar el país. Después de esta etapa inicial caracterizada por emboscadas a la patrullas militares y francotiradores, la subversión se replegó e inició un proceso de actos terroristas selectivos, atentados contra torres de alta tensión, puentes y ferrocarriles, asalto a bancos, bombas en lugares públicos y asesinatos selectivos, calificados como propaganda armada, expropiaciones o ejecuciones. En esta segunda etapa para neutralizar el accionar terrorista se crea la DINA,  después CNI, y se inicia lo que se podría llamar la guerra sucia entre el terrorismo y los organismos de seguridad.

       Como ha sucedido históricamente cuando grupos de odio pretenden alterar la institucionalidad usando la vía armada para imponer por la fuerza su ideología política, los organismos de seguridad recurren a operaciones encubiertas, y en ocasiones se cometen actos reñidos con las legislaciones vigentes e incomprensibles en tiempos normales, pero ello no justifica calificarlos de genocidio o sostener que las violaciones a los derechos humanos representaron una situación institucionalizada durante el gobierno militar en Chile entre 1973 y 1990.

                        La prudencia en el actuar del gobierno militar respecto del orden público y combate a la subversión armada se refleja en numerosos hechos, entre los cuales puedo mencionar que a los jerarcas políticos del gobierno de la UP se les mantuvo prisioneros en isla Dawson y en 1990, muchos de ellos reconocieron que si bien estaban en un campo de detenidos se les trató con dignidad, aun cuando después han surgido otras versiones, que al Secretario General del partido comunista Luís Corvalán se le canjeo por un disidente ruso, los campos de detenidos cumplían las normas de la Convención de Ginebra y el gobierno en más de una oportunidad aceptó la visita de comisiones de la Cruz Roja Internacional y de la ONU. Muchos simpatizantes de la UP abandonaron voluntariamente el país sin restricciones de parte de la autoridad.  Finalmente, como un gesto de reconciliación se dictó la ley de amnistía que hasta ahora se ha aplicado irrestrictamente a los terroristas y se ha negado su aplicación a los militares.

                        Para terminar quisiera recordarle que el informe Rettig, único que hasta ahora se ha realizado con una metodología seria y objetiva, estableció que durante el gobierno militar hubo cerca de 3.000 muertos, la mayoría entre los años 73 y 74; este reducido número de bajas si bien son lamentables y hubiéramos deseado que no se hubieran producido, no se condicen con la afirmación de que fue “política del régimen la violación sistemática de los derechos humanos”, este tema da para mucho más. pero solo le quiero reiterar que estas situaciones bajo ninguna circunstancia justifican una condena a la persona del Almirante Merino y el desconocimiento de la vocación de servicio y amor a Chile que caracterizaron su gestión pública,

Atentamente,                                       Enrique  Maldonado Roi