Carta al Director: Guerra civil
Vistos de manera objetiva los actos terroristas y de violencia vandálica que acompañan a la insurrección revolucionaria en curso y el recrudecimiento de las acciones terroristas ejecutadas por fuerzas paramilitares en las regiones de La Araucanía y del Biobío, es posible afirmar que Chile está inmerso en un ambiente o en un escenario de guerra civil y que está ad portas de un conflicto o enfrentamiento armado entre miembros o bandos de un mismo país.
Guerra civil
Señor Director:
Vistos de manera objetiva los actos terroristas y de violencia vandálica que acompañan a la insurrección revolucionaria en curso y el recrudecimiento de las acciones terroristas ejecutadas por fuerzas paramilitares en las regiones de La Araucanía y del Biobío, es posible afirmar que Chile está inmerso en un ambiente o en un escenario de guerra civil y que está ad portas de un conflicto o enfrentamiento armado entre miembros o bandos de un mismo país.
Aún estamos a tiempo para conjurar esta trágica amenaza. Para ello es condición sine qua non que el Gobierno resguarde el Estado de Derecho y el orden público, para lo cual cuenta con el monopolio de la violencia física legítima —representada por la espada en la tradicional imagen de la justicia—; violencia que, por deber de autoridad, está obligado a aplicar para contener la violencia ilegítima y lograr mediante ella la restitución del orden social exigido por el bien común.
El Estado tiene la obligación de defenderse con todos los medios de los que dispone, aunque para ello sea preciso adoptar medidas de fuerza extremas.
Salus populi suprema lex est —la salvación del pueblo es ley suprema— era el primer principio del Derecho Público Romano. “El que tolera el desorden para evitar la guerra, tendrá primero el desorden y después la guerra” (Maquiavelo).
La historia solo condena a los pueblos que renuncian a defenderse.
Atentamente le saluda.
Adolfo Paúl Latorre
Abogado
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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