Columna de Opinión

Horacio Barrientos Cofré, volando por las estrellas

Horacio Barrientos Cofré, volando por las estrellas
Al término del conflicto con Perú y Bolivia, Chile mantiene una de predominio en el océano y avanza hacia el oeste anexando Isla de Pascua después de la firma de un “Acuerdo de Voluntades” entre el Ariki Atamu Tekena y Policarpo Toro, oficial Naval de inmensa imaginación y amante de la Polinesia. Luis Durán y Braulio Velásquez hile tuvo temprana Cree pretensiones de controlar el Océano Pacífico suroriental en buena parte por su condición hegemónica dentro de los países de la costa oeste de Sudamérica durante el siglo XIX.
En los inició de la República exportaba trigo y animales a Australia, los comerciantes chilenos vendían cobre en el puerto de Calcuta y rápidamente estableció relaciones diplomáticas con el reino de Hawaii y Tahiti en la Polinesia central.
Al término del conflicto con Perú y Bolivia, Chile posición de predominio en el océano y avanza hacia el oeste anexando Isla de Pascua después de la firma de un “Acuerdo de Voluntades” entre el Arjki Atamu Tekena y Poli: carpo Toro, oficial Naval de inmensa imaginación y amante de la Polinesia, en representación del gobierno de Balmaceda. Los isleños por esos años habían sufrido la explotación de comerciantes esclavistas y franceses, buscaron en Chile un amigo que los protegerá del abuso y esclavitud. La historia, fue un poco indiferente, Toro fue despedido de la Armada durantela revolución del 91 y la relación del país con la isla languideció.
Hace 68 años, en enero 1951, el territorio de isla de Pascua se incorporaba definitivamente a Chile con el vuelo del Manutura que conectó el aeródromo de La Florida en La Serena y la pampa de Mataveri donde se improvisó una pista para llegada del avión. Esta historia, también guarda varías quimeras.
El vuelo del Manutara tuvo como su principal promotor en Roberto Parraguez, oficial de FACH, que había visitado la isla embarcado en el buque escuela Baquedano y que como todo soñador fue concibiendo un proyecto imposible para esos años, unir el continente con la isla por vía aérea. Años después del épico viaje también su carrera se interrumpiría, fue cesado en la Fuerza Aérea por viajar a isla de Pascua sin la autorización de sus jefes.
El comandante del Manutara y la misión a isla de Pascua fue Horacio Barrientos Cofré, el chilote, nacido en Achao acostumbrado a volar en los prístinos y nubosos cielos de la región sur austral y que también había propios sueños, abrir la ruta aérea entre Puerto Montt y Punta Arenas, cuando no existían pistas de aterrizaje intermedias y para repostar era necesario amarizar en ciertos lugares previamente definidos donde se acopiaba el combustible y provisiones. Sergio Millar escribió en El Llanquihue parte de estas hazañas.
Barrientos conocía de vientos y peligros, de chubascos y lluvias que se cruzaban en la ruta, de las condiciones de marea quese necesitaban para amarizar, de navegación y mecánica, aunque cruzar el océano es una empresa algo distinta, pero no lo amilanaba ningún desafío.
El cruce del océano es un acontecimiento único por cuanto nadie sehabía atrevido arealizar dicha ruta por lo peligrosa y compleja que era la navegación aérea pues requería de un vuelo nocturno dado quenecesitaban delas estrellas para calcular la posición en el mapa.
El hidroavión Catalina 405 con voló un trayecto contra los vientos que venían del oeste y suroeste que hacían derivar la nave hacia el norte y obligando a la tripulación a corregir permanentemente el rumbo, buscando en el cielo las estrellas que habían conocido los navegante polinésicos que arribaron a la isla hace dos mil años atrás. En el medio del océano el radiofaro del avión dejó de funcionarlo que impedía la comunicación conlas naves de la Armada quese encontraban en la ruta. El comandante, entonces le pregunta a la tripulación sí están dispuestos a continuar el viaje o regresar. La decisión de todos es continuar. El viaje que estaba programado para 17 horas duró más de 19 horas para cubrir la distancia de 3,700 kilómetros que separaban la isla del continente. Dos horas antes de su arribo interceptaron el paralelo 27”7′ Sur que los llevó hasta la isla. El Manutara no pudo retornar volando al continente y regresó desamado en un buque dela Armada. Meses después del viaje, el piloto australiano Sir Gordon Taylor, unió isla de Pascua con el continente cerrando con ello el viaje desde el territorio insular. El fiel Manutara siguió en operación y terminó su vida estrellándose en un fatal vuelo en el lago Peñuelas.
Tripulación del Manutara: -Comandante de la nave y jefe misión Horacio Barrientos Cofré Capitán Roberto Parraguez y Tenientes 2” -Alfredo Aguilar y José Núñez Sub Teniente Gabino Poblete Sargento 1” Gilberto Carroza 2* Héctor López -Cabos José Campos y Mario Riquelme Dada la enorme contribución efectuada al país, se reitera la proposición efectuada de que el aeródromo en Dalcahue lleve el nombre de Mocopulli del Coronel Horacio Barrientos Cofré.

Francisco Alomar Marchant

 

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Adolfo Paúl Latorre. Despenalización del aborto

Despenalización del aborto
El proyecto de ley que busca despenalizar el aborto por decisión de la mujer dentro de las primeras catorce semanas de gestación, al igual que la ley 21.030
El proyecto de ley que busca despenalizar el aborto por decisión de la mujer dentro de las primeras catorce semanas de gestación, al igual que la ley 21.030 que “regula la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales”, sería una ley de aborto, no de despenalización. Para despenalizar el aborto bastaría introducir algunas breves modificaciones a los artículos 342 a 345 del Código Penal.
El aborto directo provocado de una persona humana que tiene catorce semanas de gestación es, en la práctica, un verdadero infanticidio; pues el feto ya tiene su cabeza, tronco y extremidades perfectamente definidos.

Adolfo Paúl Latorre

 

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Adolfo Paúl Latorre. Volver al siglo XX. Socialismos reales

Volver al siglo XX. Socialismos reales
El 30 de octubre de 1997, con motivo del 80º aniversario de la Revolución de Octubre de 1917, el diario moscovita Izvestia publicó un balance de las muertes provocadas por los regímenes comunistas en todo el mundo. Según el periódico, en los veintitrés países que han estado bajo gobierno comunista se ha asesinado a más de cien millones de personas.
Resulta incomprensible que haya personas que crean que la solución a los diversos problemas políticos, económicos y sociales que están afectando a Chile consiste en volver a los socialismos reales que se pusieron en práctica en varios países del mundo durante el siglo pasado y que continúan existiendo en Cuba, Corea del Norte y Venezuela.
Asimismo, resulta incomprensible que una ideología como la comunista, que no respeta los principios básicos del régimen democrático, que propugna la violencia, que procura el establecimiento de un sistema totalitario, que usa las armas de la democracia para destruir la democracia, y que en los países en los que ha sido instaurada como forma de gobierno solo ha acarreado destrucción, miseria, muerte, desastre económico y humanitario y pérdida de la libertad —y en los que los gobernantes han ejercido el poder con absoluto desprecio por la persona humana— pueda atraer a tantas personas, partidos, movimientos u organizaciones políticas.
Puede entenderse que el discurso utópico de la creación de un hombre nuevo, que abra paso a una sociedad sin clases ni egoísmos —en la que imperan la justicia, la igualdad, la paz, el bienestar y la armonía— convenza a jóvenes altruistas e idealistas que desconocen la historia universal y nacional, y que no vivieron en el Chile pobre y mendicante de mediados del siglo pasado, pero no a personas educadas e instruidas.
En la actualidad, el dominio de la izquierda y de las corrientes políticas que adhieren al marxismo en diversos ámbitos de la comunidad nacional, especialmente en los medios de comunicación social y en las universidades —incluso católicas, en las que alumnos cantan «¡Somos los hijos de Guevara, los hijos de Chávez y Fidel… unidos combatiendo hasta vencer o morir!»— es mayor que en ninguna otra época de nuestra historia.
Lamentablemente los izquierdistas chilenos ni aprenden ni olvidan. ¿No valdría la pena aprender y olvidar?.

Adolfo Paúl Latorre

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