Columna de Opinión

Cara gano yo, sello pierdes tú, por Humberto Julio Reyes — Advertencia impropia a las FF.AA. (Editorial El Mercurio)

Cara gano yo, sello pierdes tú, por Humberto Julio Reyes — Advertencia impropia a las FF.AA. (Editorial El Mercurio)

LAS OPINIONES EN ESTA SECCIÓN SON DE RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES Y NO REFLEJAN NECESARIAMENTE EL PENSAMIENTO DE LA UNIÓN

Si bien estamos bastante acostumbrados a la relativización y ambigüedad de que dan gala muchos de los actores políticos, pareciera que a veces se superan en sus planteamientos.

     Un candidato a la Presidencia afirma en televisión la consabida cantinela: sólo los agentes del Estado atentan contra los derechos humanos y por ello deben ser perseguidos implacablemente sin importar si el supuesto atentado se cometió al reprimir a terroristas o al vandalismo organizado

Cara gano yo, sello pierdes tú

¿Recuerdan esa frase cuando en nuestra niñez queríamos pasarnos de diablos?

¿O esta otra, más propia de nuestra juventud?: “Jalisco nunca pierde”.

Ambas han acudido repetidamente a mi mente en los últimos tiempos, en particular cuando de la política contingente se trata.

Si bien estamos bastante acostumbrados a la relativización y ambigüedad de que dan gala muchos de los actores políticos, pareciera que a veces se superan en sus planteamientos.

Esto es notorio especialmente de parte de quienes claman continuamente por respeto a sus derechos humanos, verdad y justicia.

Un candidato a la Presidencia afirma en televisión la consabida cantinela: sólo los agentes del Estado atentan contra los derechos humanos y por ello deben ser perseguidos implacablemente sin importar si el supuesto atentado se cometió al reprimir a terroristas o al vandalismo organizado.

El candidato lee la parte que apoya su tesis y puede en consecuencia despreocuparse de aquellos particulares que han sido atacados periódicamente, si no a diario, por otros particulares, tal como sucede en la Araucanía o en el barrio Lastarria en pleno Centro de nuestra capital.

Una constituyente clama por respeto mientras se excede en sus atribuciones y ofende arrogantemente a otro representante legalmente electo.

Un dirigente de una comunidad y sus seguidores claman por justicia pero la burlan por considerarla racista cuando se les aplica en virtud de los delitos cometidos.

Es la granja de animales en todo su esplendor.

Vamos a redactar una constitución, sí, pero la mía.

Como es la mía no tiene por qué ser plebiscitada.

¿Alguien creyó entonces en las reglas del juego?

Es su culpa, eso le pasa por iluso, tal como ahora algún conspicuo del “Apruebo” comienza a reconocer.

Sigo: autoridades recientemente elegidas manifiestan que el Estado debe mantener el orden público pero no condenan la violencia que dicho Estado debe reprimir.

¿Ven como incluso gano por partida doble o triple inclusive?

Primero: gano demostrando que el gobierno de cual soy opositor no cumple con sus deberes.

Segundo: vuelvo a ganar si el gobierno actúa y reprime ya que estaría violando derechos humanos, puedo acusarlo.

Tercero: gano el apoyo, expresado en voto, de quienes fueron reprimidos por sobrepasar la ley.

Naturalmente clamo por justicia pero sólo si libera de todo cargo a quienes hayan sido detenidos o procesados.

Para los primeros basta con un juez de garantía “comprensivo”: a la casa niños.

Y si no me resulta con los segundos promuevo una ley que lo permita, total tengo mayoría en el Parlamento.

Naturalmente que más de alguien podría señalar que así es la democracia y que al ejercer nuestro derecho a voto podemos elegir a quienes mejor nos representen y también desde que existe el sufragio universal se nos ha dicho que esa expresión de igualdad garantiza que nos representen quienes obtengan más votos.

Claro, hasta que se ha descubierto que existen diversas formas de que algunos votos valgan más que otros y así me asegure de ganar en el cara y sello. La lista es larga y periódicamente se agregan más a título de igualdad.

Los chanchos de Orwell no llegaron tan lejos.

  Humberto Julio Reyes

 Imagen: enlinea.santotomas.cl

ADVERTENCIA IMPROPIA A FF. AA.

El Mercurio, Editorial, 07/08/2021

En dictamen emitido a fines de julio, el contralor general de la República se refirió a las obligaciones de las Fuerzas Armadas respecto de su deber constitucional de no deliberar.

El dictamen fue solicitado por el senador Navarro (PRO) y otras personalidades de oposición, con ocasión de comunicados de prensa emanados de las distintas ramas castrenses y de un comandante en jefe, motivados a su vez por la emisión, en abril, de un programa de TV que, aunque construido en tono satírico, contenía expresiones consideradas ofensivas a la carrera militar.

 

El dictamen concluyó que en esas actuaciones de los mandos —autorizadas por el ministro de Defensa, según este declaró ante el Congreso— no existió el ejercicio de deliberación que prohíbe la Constitución a los institutos armados. Con todo, su texto presenta omisiones relevantes y una advertencia, en rigor, impropia.

 

Desde una perspectiva general, cabe preguntarse cuán adecuado resulta que, ante cualquier disputa que alcance notoriedad política y que envuelva a órganos del Estado, una de las partes utilice la herramienta del dictamen de Contraloría.

 

Un proceder tal distorsiona el objetivo de fiscalización puramente jurídica que la ley reserva al contralor, al someterlo a toda clase de presiones contingentes. Además, desalienta el uso de las herramientas parlamentarias de fiscalización política, como la interpelación.

 

Ello, sumado a la falta de procedimientos públicos para el ejercicio del derecho a defensa del interesado ante la CGR y, en general, de etapas de debido proceso, torna inconveniente que esta práctica se profundice.

 

En cuanto a la conclusión del dictamen, claramente, en sus comunicados, los mandos militares no cuestionaron ni sometieron a juicio las decisiones de autoridades políticas. Luego, no deliberaron en el sentido del artículo 101 de la Constitución, según la unanimidad de la doctrina entiende el núcleo de esta prohibición.

  Si los actos están cubiertos por la legalidad, ¿por qué su repetición los haría inconstitucionales?

Naturalmente, es legítimo que se discuta desde el punto de vista político la conveniencia o no de las declaraciones, pero eso es una materia de carácter prudencial que no está sujeta a la supervisión de la Contraloría.

 

La formulación de una advertencia hacia el futuro es quizá el elemento más discutible del dictamen. Al referirse a otras declaraciones emanadas en 2020 desde comandantes en jefe relativas a vandalizaciones de monumentos militares (Baquedano), la CGR advierte que se trata de “opiniones subjetivas y apreciaciones sobre la contingencia nacional” y que de repetirse los harán incurrir en la prohibida deliberación.

 

Aquí emerge un desborde de la labor de fiscalización legal que compete a la Contraloría, porque se funda en un acto de especulación sobre actuaciones futuras. Además, si los actos sobre los que se pronunció están cubiertos por la legalidad, ¿por qué la mera repetición los haría inconstitucionales?

 

El proceso constituyente ha de ser un buen marco para una modernización de estas facultades fiscalizadoras, que presentan los riesgos que se han anotado.

 

Fuente: El Mercurio, Editorial, 07/08/2021

  Un  aporte del Director de la Revista UNOFAR Antonio Varas C.