Columna de Opinión

QUÉ ES EL GRUPO WAGNER, LOS PARAMILITARES QUE INVADEN A UCRANIA por Iván Sandoval ( Publimetro, 29/03/022)—DERECHOS DE LOS ANIMALES (El Mercurio, Editorial, 29/03/2022)EL SIGNIFICADO DE IZAR LA BANDERA AL REVÉS

QUÉ ES EL GRUPO WAGNER, LOS PARAMILITARES QUE INVADEN A UCRANIA por Iván Sandoval ( Publimetro, 29/03/022)—DERECHOS DE LOS ANIMALES (El Mercurio, Editorial, 29/03/2022)EL SIGNIFICADO DE IZAR LA BANDERA AL REVÉS

Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión.

“Se espera que desplieguen más de mil mercenarios, incluidos los principales líderes de la organización, para emprender operaciones de combate”, indicó el Ministerio de Defensa británico. El reporte asegura que el personal de Wagner ha sido priorizado para la guerra en Ucrania, en lugar de las operaciones en África y Siria.

A pesar del gran poder militar de Rusia, se ha encontrado con problemas en su invasión a Ucrania.

Una feroz resistencia por parte de los soldados y habitantes agredidos, además de conflictos con la logística, han tenido como consecuencia a miles de muertos y lesionados del gigante euroasiático.

Además, diversas versiones sostienen que la potencia tenía previsto que el ataque fuera veloz y no rebasara el mes, como está sucediendo en estos momentos.

Rusia acude al Grupo Wagner. Por esos motivos, las autoridades rusas han desplegado al Grupo Wagner en el este de Ucrania.

“Se espera que desplieguen más de mil mercenarios, incluidos los principales líderes de la organización, para emprender operaciones de combate”, indicó el Ministerio de Defensa británico. El reporte asegura que el personal de Wagner ha sido priorizado para la guerra en Ucrania, en lugar de las operaciones en África y Siria.

El llamado a estos paramilitares por parte de la administración de Vladimir Putin, fue motivado por las grandes pérdidas y una invasión que ha encontrado diversos problemas logísticas.

El uso de Rusia de empresas militares privadas. Las empresas militares privadas, como el Grupo Wagner, se han convertido en los últimos años en una herramienta vital con la que Rusia expande su influencia en el mundo, al tiempo que defiende sus intereses.

En la actualidad, se reporta la presencia de mercenarios de este país en tres decenas de países de cuatro continentes, lo que demuestra la expansión de este fenómeno que tuvo en el conflicto de Ucrania en 2014 a su primer ensayo.

Paramilitares se vuelven claves. Lo cierto es que las empresas de mercenarios son ilegales por la Constitución rusa, pero se han convertido en un componente clave de la estrategia de “guerra híbrida”, que se realiza en el Kremlin y brindan a Putin un medio con el que “ejecutar sus objetivos políticos y hacer avanzar los intereses de seguridad nacional en el mundo entero”, dice un estudio del Centro para los Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

¿Cómo actúan para Rusia? Desde el punto de vista militar, con las capacidades de estos paramilitares, que en su mayoría son exmiembros de las fuerzas de seguridad, se pueden reforzar a aliados, mientras se establece presencia del país en escenarios donde no la había y se puede llegar a alterar el equilibrio de poder en determinados conflictos.

Mientras ellos trabajan, el Kremlin puede mantener negociaciones plausibles.

Además, los efectivos de las empresas de seguridad se han convertido en una fuente para recabar información de Inteligencia, además de realizar acciones encubiertas y actividades clandestinas.

DERECHOS DE LOS ANIMALES

El Mercurio, Editorial, 29/03/2022

En la redacción de la nueva Constitución hay ciertos términos que la Convención utiliza con especial frecuencia: el prefijo “pluri”, para referirse a las culturas y naciones del país; el vocablo “autonomía”, para calificar a ciertos territorios o a la forma en que se toman las decisiones regionales, y el término “descentralización”, que se ha estimado necesario introducir en numerosas materias.

Adicionalmente, y como era de esperar, se habla profusamente de “derechos”, pues es un aspecto central de todas las constituciones y deben formar parte de ellas. Pero, en este caso, su alcance se ha extendido más allá de los derechos de los ciudadanos, a los que normalmente se alude, para incluir además a los animales y a la naturaleza.

Respecto de los primeros, se ha aprobado que “los animales son sujetos de especial protección”, agregándose además que “el Estado los protegerá, reconociendo su sintiencia y el derecho a vivir una vida libre de maltrato”. Asimismo, indica que “sus organismos promoverán una educación basada en la empatía y el respeto hacia los animales”.

Con la utilización de la palabra “derecho” y al igual que en otras materias —por ejemplo, a propósito del aborto—, aquí también los convencionales intentan cerrar anticipadamente un debate que está lejos de encontrarse zanjado en el mundo, cual es si corresponde reconocer como sujetos morales a los animales no humanos o si, por el contrario, se trata de una artificiosa antropomorfización.

Aun obviando debates doctrinarios, la vaguedad de la norma puede traer efectos imprevistos por sus propios impulsores.

Revelador es que ordenamientos constitucionales comúnmente citados como ejemplo en esta materia, como los de Alemania o Suiza, se limitan a declarar un deber de protección hacia estos seres, sin llegar a hablar de derechos.

Pero incluso si se quisiera obviar esa discusión —en rigor, ineludible—, igualmente no queda claro qué tuvieron en mente los convencionales al utilizar en la redacción de la norma aprobada el vocablo “animales”.

Quienes han estudiado el tema con acuciosidad —algunos filósofos morales o biólogos con inclinaciones en esa dirección— han propuesto distinguir entre distintos tipos de animales. Una manera de hacerlo es el grado de sintiencia que se les pueda adjudicar, dependiendo de la complejidad de su sistema nervioso central.

El impacto que causó en muchas personas el popular documental “Mi amigo el pulpo”, al revelar la inteligencia y el grado de conciencia que estos animales exhiben en su comportamiento habitual, llevó a muchas personas a abstenerse de ingerirlo como alimento.

Siguiendo un criterio parecido, las especies de mascotas a las que los humanos son crecientemente más proclives se hacen acreedoras a ser tratadas como tales.

Otros mamíferos que los humanos a través de la historia han utilizado para su alimentación —vacunos, bovinos, porcinos, aves o peces— son crecientemente objeto de protección o cuidado. De hecho, las nuevas generaciones se oponen con cada vez más fuerza a que las proteínas para consumo humano provengan de factorías que mantienen animales con el solo objeto de matarlos luego de adquirir un cierto tamaño, pues consideran inaceptables las condiciones en que allí permanecen.

También hay especies que están en peligro de extinción, y el principio de conservación de la biodiversidad sugiere que deben estar sometidas a una especial protección para evitar su desaparición.

Pero, a continuación, la categoría “animal” incluye una profusión de otros seres vivos —insectos, arácnidos o reptiles, entre muchos otros— a los que el artículo propuesto les conferiría el mismo tipo de protección; también hay mamíferos que, dependiendo del territorio en el que se encuentren —conejos en Australia o castores en Chile—, son considerados plagas o, bien, son abiertamente peligrosos, como muchas especies que habitan distintos continentes, a los que el artículo aprobado también les otorgaría una protección similar. Al redactarlo en la forma en que lo hizo —vaga y general—, el constituyente abrió una importante interrogante.

Hay quienes dicen que para eso están las leyes específicas, que son las encargadas de hacer estas distinciones. Sin embargo, no le resultará fácil al legislador hacerlo, sin que se reclame que se está contraviniendo la Constitución; más aún al utilizar esta el lenguaje de derechos, que rigidiza y restringe el margen de cualquier legislación.

Expresión tal vez de la mayor sensibilidad que hoy existe respecto de la situación de los animales, una norma tan amplia como la aprobada puede terminar ya no solo afectando a actividades como el trabajo rural o la industria alimentaria, sino también generando consecuencias imprevistas por sus propios impulsores, como restringir la capacidad del Estado para actuar frente a los dañinos desequilibrios que especies foráneas y plagas provocan en los ecosistemas.

 

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas C.

 

EL SIGNIFICADO DE IZAR LA BANDERA AL REVÉS

Muchos desconocen el significado que tiene izar el Pabellón Nacional al revés, esto es con el rojo hacia arriba y el azul y el blanco hacia abajo, por lo que lo explicaremos con un ominoso ejemplo sucedido en nuestros canales australes en el año 1949.

El 21 de septiembre de ese año, el buque aviso de la armada argentina “Fournier”, había zarpado desde Puerto Belgrano con destino a Ushuaia y, después de una semana, no se tenían noticias de la nave.

El gobierno trasandino solicitó ayuda a la Armada de Chile para ubicarlo, pero fueron infructuosas todas las consultas con respecto a la ruta que seguiría la nave y si había dado alguna posición después del zarpe. La marina argentina se mantuvo hermética y no daba respuesta.

Solamente habían dos rutas posibles que podía haber tomado: una era la que le correspondía seguir, esto es, por el océano Atlántico hacia el sur, entrando por el canal Beagle hasta su puerto de destino; la otra era ingresar al estrecho de Magallanes por su boca oriental, navegarlo hasta más al sur de Punta Arenas e internarse por los canales chilenos, para lo cual, requería autorización de nuestro país y necesitaba esgrimir alguna razón que justificara seguir esta ruta.

Por otra parte, el faro de punta Dungeness debía haberlo detectado a su entrada al Estrecho de Magallanes, salvo que lo hubiese hecho de noche y con sus luces apagadas.

La Armada de Chile destacó al patrullero “Lautaro”, al mando del capitán de corbeta Víctor Wilson Amenabar, para desarrollar un intenso plan de búsqueda por toda la zona, ya que se daba por descontado que si el “Fournier” hubiera seguido la ruta que le correspondía, por el océano Atlántico, bordeando la costa argentina, no habría tenido sentido pedir la cooperación a nuestra marina.

El buque chileno inició un patrullaje de búsqueda por los canales, islas y pasos, sin encontrar vestigio alguno del buque desaparecido, por lo que, al pasar los días, el gobierno argentino solicitó autorización para enviar a nuestros canales otros buques que ayudaran a la búsqueda, formándose una verdadera flotilla que comenzó con tres naves y terminó con ocho. El “Lautaro”, buque dueño de casa y su comandante, mejor conocedor de la zona, tomó la dirección de la rebusca, distribuyendo diariamente los patrullajes a realizar a cada uno de los participantes.

Hacían catorce días que el patrullero chileno había zarpado de Punta Arenas sin que se hubiera hallado algún indicio de lo sucedido, produciendo gran frustración, pues no es frecuente que una nave, con 69 tripulantes a bordo, desaparezca sin dejar rastro alguno.

Un día, fondearon en un puerto de la zona, el patrullero “Lautaro” y cuatro buques argentinos para dar cuenta de las labores desarrolladas ese día y planificar las de la jornada siguiente. El comandante del buque aviso argentino “Spiro”, gemelo del “Fournier”, comentó en forma jocosa y burlona que cuando pasaba frente a una caleta donde había una casa, un poblador despistado e ignorante, tenía izada una bandera chilena al revés, es decir, con la estrella hacia abajo y el rojo arriba. Los oficiales chilenos, al oír lo anterior dieron un salto y le explicaron al argentino que no era un descuido, sino que estaba pidiendo auxilio, cosa que no se podía hacer con la bandera argentina, pues en ambas posiciones luce igual. Como la noche estaba muy avanzada y el tiempo no era bueno, se esperó hasta primera hora del día siguiente para mandar al mismo “Spiro” a caleta Zig Zag, a la entrada del canal Gabriel, que era donde había avistado al poblador “despistado e ignorante”, mientras que, con el apoyo de aviones de la fuerza aérea, se filmaron los canales cercanos al hallazgo, mostrando la película una imagen difusa de algo parecido a una balsa en la costa con figuras humanas en su interior.

Al llegar el “Spiro” al lugar, despachó una embarcación hacia la caleta donde vivía un poblador que le relató que hacía veinte días había visto pasar un bote arrastrado por la corriente, por lo que había echado su chalana al agua y lo había alcanzado, encontrando en su interior dos cadáveres que había procedido a enterrarlos para evitar que se los comieran los perros.

Al ver pasar naves frente a su casa, había izado la bandera al revés para pedir auxilio. El “Fournier” se había hundido en un punto cercano a caleta la Zig Zag, en el seno Magdalena, por lo que el área de rebusca se redujo solamente a unas 20 a 25 millas, para la búsqueda de restos o más cadáveres. En la orilla del canal Gabriel fueron encontrados los cuerpos sin vida de dos marineros más.

El nerviosismo mostrado por los argentinos hizo que el “Spiro” tocara fondo en una roca y el Comandante ordenó que fuera abandonado de inmediato, pero algunos minutos más tarde, recapacitó al comprobar que su buque no se hundía y los tripulantes regresaron a bordo.

El buque oceanográfico “Bahía Blanca”, también tocó fondo, pero el accidente fue menos dramático. El “Lautaro” se dirigió al lugar donde había hecho la filmación el avión Catalina de la Fuerza Aérea, encontrando, a unos 20 metros de la playa, una balsa con cinco cuerpos sentados en la borda, con los pies adentro, abrazados y acurrucados unos contra otros. Todos llevaban capotes o gruesas ropas de abrigo. Su piel estaba ennegrecida por efecto del intenso frío. Era evidente que habían muerto antes de llegar a la orilla. Por los uniformes se pudo establecer que se trataba del Comandante, del Segundo Comandante, del oficial de guardia, de un sargento enfermero y de un cabo, posiblemente el timonel. Los relojes marcaban las 5 horas con 24 minutos.

Una vez que pudo establecerse la hora del accidente se infirió su rápido desenlace, ya que no hubo tiempo para lanzar un S.O.S. y como pudo determinarse el día del naufragio, se estableció que coincidía la entrada al Estrecho de Magallanes con la pasada de un buque con las luces apagadas y que no respondió a los requerimientos del faro para identificarse. Era un hecho que el “Fournier”, violando la soberanía chilena, se había internado subrepticiamente por los canales fueguinos en una incursión absolutamente ilegal y premeditada.

Se trataba de un buque construido en Argentina hacía diez años, de mala estabilidad transversal, lo que era empeorado por la gran cantidad de carga que llevaba en cubierta. La investigación del accidente llegó a la conclusión que el buque se había dado vuelta de campana al ser golpeado por una serie de olas de gran tamaño, generadas en el seno Magdalena a causa de una fuerte tormenta. Al volcarse la nave, sólo pudieron saltar o caer al mar los hombres que iban de guardia en el puente y cuyos cadáveres fueron encontrados en la balsa. Algunos tripulantes que estaban en pie a esa hora y que lograron echar un bote al agua son los que encontró el poblador que izó la bandera al revés. Debido a la tragedia que enlutó a Argentina, el gobierno chileno solamente hizo un suave reclamo, pero era un hecho que el buque se encontraba conociendo nuestros canales y una ruta hacia Ushuaia a través de ellos.

Fuente consultada:

Revista “Mar”, Liga Marítima de Chile, Germán Bravo Valdivieso

Un aporte de Presidente de la Unión, sede Valparaíso, Francisco Alomar