U al dia

Fallo del TC es la evidencia concluyente de la Inconstitucionalidad a militares por causas de DDHH. Aniversario de la Aviaciòn Navalç

Tras este fallo unánime del Tribunal Constitucional la pregunta natural que surge en la Multigremial de Militares (R) es qué ocurre con todos aquellos casos de ex uniformados condenados por causas de DDHH que están prisioneros en Punta Peuco.

El reciente fallo del Tribunal Constitucional que exhorta a los jueces que llevan adelante procesos por causas de Derechos Humanos a que apliquen las garantías procesales a los afectados es, para la Multigremial de Militares y Policías (R) de Chile, la evidencia concluyente que la Justicia Chilena durante todos estos años se ha ensañado con los militares procesados y condenados, y les ha juzgado bajo Inconstitucionalidades, Arbitrariedades e Ilegalidades.

Así lo afirmó el vicepresidente de la Multigremial, Pedro Veas Diabuno, quien dijo además que la interpretación lineal que se puede hacer del dictamen es que se reconoce que quienes han sido juzgados bajo el antiguo sistema procedimental sufren de una discriminación arbitraria, se les ha vulnerado el Principio de Igualdad ante la Ley,  dando pie a la existencia de ciudadanos privilegiados respecto de otros que han sido procesados y condenados bajo ilegalidades.

Surge la duda

Sin embargo, surge en la colectividad gremial la duda respecto de qué ocurrirá con aquellos jueces que no quieran aplicar estas nuevas garantías a los afectados, toda vez que deja a criterio e interpretación de ellos el ponderar su aplicación.
“La pregunta que nace después de este fallo en que se exhorta a los jueces a aplicar estas nuevas garantías y a que se respete y dé cumplimiento a la Constitución, es ¿qué ocurre con todos aquellos casos de militares y policías que ya han sido condenados, que están actualmente prisioneros en Punta Peuco, y aquellos que murieron producto de la Inconstitucionalidad, Arbitrariedad e Ilegalidad con que se llevaron sus causas? ¿Se les hará un nuevo juicio? ¿Tendrán el derecho a acceder a una indemnización económica ellos y sus familias por haber sido juzgados y condenados bajo un sistema penal inquisitivo, oscuro, injusto y secreto?”, cuestionó el vicepresidente de la Multigremial de Militares y Policías en Retiro de Chile.
Valparaíso, 17 de marzo del 2017

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Estoy indignado y usted?

Pero también estoy indignado porque, junto a las acciones de estos individuos, ha sido la inacción e indolencia del Gobierno y del aparato del Estado, que no ha querido hacer caso de las advertencias emanadas hace ya largo tiempo sobre los actos terroristas incendiarios en La Araucanía, lo que finalmente nos ha conducido a experimentar esta violencia infernal que tiene en llamas a gran parte del país.

 

 

Sí, estoy indignado viendo cómo se está destruyendo nuestro país por la acción de individuos que, concertadamente, participan en acciones destinadas a provocar incendios intencionales, sembrando terror y desesperanza, como lo demuestra ya el número de detenidos por acciones incendiarias en distintas zonas de nuestro territorio.

Pero también estoy indignado porque, junto a las acciones de estos individuos, ha sido la inacción e indolencia del Gobierno y del aparato del Estado, que no ha querido hacer caso de las advertencias emanadas hace ya largo tiempo sobre los actos terroristas incendiarios en La Araucanía, lo que finalmente nos ha conducido a experimentar esta violencia infernal que tiene en llamas a gran parte del país.

Lo más desgraciado de lo que estamos presenciando es que en lugar de enfrentar estas amenazas, se las niega, intentando convencernos de que los incendios que se han registrado en La Araucanía y los atentados terroristas, como el sufrido por la familia Luchsinger, son nada más que acciones aisladas destinadas a robar madera y otras invenciones políticamente correctas, para no hablar de terrorismo mapuche radical.

Estoy indignado porque cuando una persona como la Sra. Lucy Ana Avilés está dispuesta a donar dos millones de dólares de su patrimonio para ayudar a combatir los incendios, se ponen todo tipo de trabas para que llegue el avión súper tanque que ella contrató, por razones ideológicas. Si, razones ideológicas, porque esta señora no es afín a este Gobierno. Pero a pesar de todo, la Sra. Avilés logró finalmente que la nave llegara a Chile, y como acto de bienvenida y agradecimiento le mandan a la PDI con perros especializados, para revisar si traía drogas escondidas en su fuselaje.

Pero eso no es todo, porque acto seguido, desde dos medios afines al oficialismo se publicaban sendas notas destacando que el padre de esta filántropa chilena habría colaborado con la Dina. Eso es privilegiar su mezquina ideología sobre el bien del país; eso es posponer el salvar vidas humanas, bienes materiales y poblados enteros -como podría hacerlo este avión súper tanque-, y poner primero la ideología que no ha querido hacerse cargo de las acciones terroristas ocurridas ininterrumpidamente en La Araucanía, las que ahora se extienden por amplias regiones del país.

Y estoy indignado igualmente porque ante las justificadas críticas, el Gobierno responde que se trata de aprovechamiento político. ¿Creerá que los damnificados de Santa Olga, los alcaldes que reclaman por la total ausencia de apoyo, los familiares de los héroes fallecidos o las personas perjudicadas patrimonialmente en los cientos de miles de hectáreas arrasadas por el fuego, están pensando en aprovechar políticamente la situación con un fin electoral? ¿O será que efectivamente están desesperados viendo cómo desaparecen bajo las llamas años de trabajo y esfuerzos, y que reclaman con justicia por la inoperancia oficial?

¿Acaso no se puede criticar la total ausencia de gestión y capacidad de solucionar problemas del aparato gubernamental, tal como pasara el 27F con el terremoto, porque eso es aprovecharse políticamente?

No estamos para jueguitos electorales o políticos. Lo que queremos los ciudadanos de Chile es ver que existe una autoridad capaz de liderar una crisis, con eficiencia, acción oportuna y haciendo uso de todos los recursos disponibles a su alcance para de una vez por todas detener este verdadero infierno que se registra hoy en el país. Lamentablemente, hasta ahora, esa autoridad está en deuda.

Jaime Jankelevich, consultor de empresas

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“No le tengo ninguna confianza”

La magistrada procesó al equipo de prensa, pero la condena a Guillier fue revertida en la Suprema, argumentando que si bien se aceptó la existencia de un hecho punible, no se acreditó su participación. En tanto, los otros tres periodistas (Patricio Caldichoury, Fernando Reyes y Raúl Poblete –quien en ese momento hacía su práctica profesional en el canal–) fueron condenados a 61 días de presidio remitido y al pago de una multa de 50 UTM.

 

 

Gabriela Pérez, ex ministra de la Corte Suprema y la jueza que condenó a Alejandro Guillier y otros tres miembros del equipo de Chilevisión por el Caso Calvo, asegura que no votaría por el ahora senador si llega a la elección presidencial y que ve su candidatura con preocupación. “Claro que me preocupa, porque no me gustaría que fuera Presidente, y lo digo con todas sus letras. Aunque me vengan a poner una bomba y me digan ‘vieja tal por cual’, porque todavía me queda una neurona buena. Creo que hay un poco de gente que piensa como yo”, afirmó a El Mercurio, indicando también que “no le tengo ninguna confianza, y no me cuesta decirlo”. Pérez fue elegida por la Corte Suprema para investigar la grabación emitida por Chilevisión del ministro Daniel Calvo en un sauna gay, obtenida a través de una cámara secreta cuando Guillier era director de prensa de la estación televisiva. La magistrada procesó al equipo de prensa, pero la condena a Guillier fue revertida en la Suprema, argumentando que si bien se aceptó la existencia de un hecho punible, no se acreditó su participación. En tanto, los otros tres periodistas (Patricio Caldichoury, Fernando Reyes y Raúl Poblete –quien en ese momento hacía su práctica profesional en el canal–) fueron condenados a 61 días de presidio remitido y al pago de una multa de 50 UTM. Al respecto, Pérez cuestiona la determinación del máximo tribunal del país: “Que lo hayan absuelto en el fallo porque dice que él no tenía idea dónde iba a ocuparse la cámara oculta… ¿Quién le iba a facilitar la cámara oculta a Sebastián Rodríguez (administrador del sauna)? ¿La iban a sacar del fondo de un baúl? Le facilitaron los medios”.

“Efectivamente él no llevaba la cámara y eso nunca se estableció en el expediente, pero él sabía y autorizó el uso de la cámara. Una forma de participación es facilitar los medios. ¿Cómo se autoriza una cámara oculta y no se precisan los lugares a los que no se tenían que meter? ¡Si fueron al Palacio de los Tribunales, al privado de un ministro! ¿Cómo un privado de un ministro va a ser de acceso al público? Yo lo encuentro increíble, y además el fallo es bastante pobre”, argumentó. Consultada sobre por qué la corte absolvió a Guillier, la ex ministra respondió: “Porque era masón”, agregando que “había tres ministros (entre los cinco de la sala). Los masones tienen un poder de solidaridad tremenda que puede haber influido en ello”. La jueza también recordó el impacto que tuvo el caso en su carrera, citando una conversación con el entonces ministro de Justicia, Carlos Maldonado, cuando estaba por décima vez en la quina para la Suprema. “Cuando me nominó la Presidenta (Michelle Bachelet) me llamó Carlos Maldonado, que no hace mucho tiempo había sido nombrado ministro de Justicia. Era una persona muy agradable y quería conversar conmigo. Estuvimos conversando harto rato en el ministerio y me explicó algunas cosas. Era la décima quina y la última vacante que quedaba. Entonces me dijo ‘En realidad a usted le ha perjudicado mucho lo de Guillier porque él es muy cercano a la Presidenta'”. Luego comentó que estima que el caso no influyó en la decisión de Bachelet, “porque yo creo que otras personas influyeron en ella en mi favor”. Sobre la candidatura presidencial de Alejandro Guillier, Pérez aseguró que si bien no le guarda rencor, “encuentro que hay un contrasentido en la manera de presentarse, porque dice que es lejano a la política y resulta que es senador. En las intervenciones que le he escuchado, dice que hay que acercarse a la gente, pero no conocemos su programa. Aunque creo que los chilenos no somos lo más astutos que digamos, y eso se ha demostrado en el último periodo”.

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El trapecio populista. Blog de Carlos Peña

En una democracia, los candidatos a hacerse del poder se reconocen todos la misma legitimidad; aunque discrepan en torno a las políticas que quieren impulsar. Pero he aquí que el populista declara que sus contendores poseen una ilegitimidad de base porque de alguna forma carecerían de conexión con la ciudadanía a la que él dice escuchar. Mientras en una democracia los candidatos compiten con propuestas u opciones de políticas, el populista se esmera por esgrimir un título de legitimidad espontáneo que solo él poseería, la capacidad de representar al pueblo silencioso.

En una de las frases más notorias del discurso que pronunció este viernes al asumir la presidencia, Trump retrató de cuerpo entero el peligro que él representa:

“Hoy no estamos solamente transfiriendo el poder de una administración a otra o un partido a otro. Estamos -dijo- transfiriendo el poder desde Washington D.C. y devolviéndoselo a ustedes, la gente”.

Donald Trump, al igual que Erdogan en Turquía o Grillo en Italia, presume tener un vínculo directo con el pueblo, con la mayoría silenciosa, del que los demás carecen. Algo semejante es lo que gusta declarar acá Alejandro Guillier: que él posee una real y verdadera conexión con la ciudadanía de a pie, a la que, a diferencia de sus rivales, solo él tendría la capacidad de escuchar.

Este rasgo del populismo -el populismo no es ni de izquierda ni de derecha, es un estilo de hacer política- es peligroso para la democracia.

Son varias las razones que lo hacen peligroso.

En primer lugar, el populista transforma una competencia de ideas y de políticas en una competencia por la legitimidad.

En una democracia, los candidatos a hacerse del poder se reconocen todos la misma legitimidad; aunque discrepan en torno a las políticas que quieren impulsar. Pero he aquí que el populista declara que sus contendores poseen una ilegitimidad de base porque de alguna forma carecerían de conexión con la ciudadanía a la que él dice escuchar. Mientras en una democracia los candidatos compiten con propuestas u opciones de políticas, el populista se esmera por esgrimir un título de legitimidad espontáneo que solo él poseería, la capacidad de representar al pueblo silencioso. Ese fue, claro, el caso de Trump cuando acusaba a Clinton de no ser más que un miembro repetido de la élite de Washington. ¿No es algo parecido lo que hace el candidato Guillier, cuando se esfuerza, no por mostrar mejores ideas, sino por reclamar ante Lagos o Piñera una mayor legitimidad derivada de su novedosa conexión espontánea con la gente?

En segundo lugar, el populista que se hizo del poder arguyendo una conexión directa con la abstracción de la ciudadanía -ese colectivo que es todos y es ninguno- suele verse tentado a gobernar de la misma forma. Y es que este estilo de hacer política no es solo una manera de ganar el poder, sino también de ejercerlo. Cuando ello ocurre, las principales víctimas, además de la democracia representativa en su conjunto, son los partidos políticos, cuyos dirigentes se sienten tentados de ponerse atrás del líder de espíritu populista para recoger las sobras de la estela de sus votos.

Y, en fin, cuando el espíritu populista se enseñorea de la política, se estimulan las emociones y se ensombrece la razón. Es lo que hace Trump: elevar la vulgaridad del americano medio a virtud. Y es que siempre es más fácil conectar con las emociones de la gente (basta para ello el talento, adquirido en largas horas de televisión, para estimular el rating ) que convencerla de las razones con que se cuenta para adoptar este curso de acción o aquel otro. Movilizar las emociones parece espontáneo y romántico (esto es lo que se insinúa cuando se dice que la racionalidad es fría e impersonal), pero no hay que olvidar que las pocas cosas estimables de este mundo, las que lo tornan vivible y hacen sitio a la individualidad, son el fruto de un largo esfuerzo racional por contener las emociones. Lo que merece la pena en la vida colectiva es fruto de la razón, no de la emoción que el populista estimula: desde las garantías del proceso penal (que resisten la emoción de la justicia rápida y la condena irreflexiva) a los derechos individuales (que permiten actuar a las personas aunque a la mayoría no le guste) se deben a la política que usa la razón y renuncia a la simple emoción.

¿Vive Chile un momento populista?

No del todo.

Pero a juzgar por la conducta de Guillier, la tentación de caminar por esa senda, el anhelo de subirse a ese trapecio, es alto.

Y el precio que se pagaría, si la política decide encaramarse a él, también.

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La Honra por el Padre Raúl Hasbún

El bien jurídico de la honra, personal y familiar, está garantizado en nuestra Constitución y protegido por nuestro Código Penal. Calumnia e injuria son delitos “contra las personas”, porque las despojan de uno de sus atributos esenciales. Nuestro Código Procesal Penal considera como “víctima” no sólo al ofendido, sino también al cónyuge, los hijos, los ascendientes, el conviviente, los hermanos, el adoptado o adoptante, confiriéndoles derecho de intervenir en el procedimiento penal.

 

 

La honra es la estima y respeto de la propia dignidad. Una persona humana no puede vivir sin honra. Es su viviente y siempre vigente tarjeta de crédito. Si en su entorno no le creen ni confían en ella, si sus pares, superiores o subordinados la tienen identificada como delincuente, necia, demente o ridícula, esa persona se sentirá y actuará como un paria, condenada al autismo, estigmatizada como un leproso cuyo contagio debe evitarse. Jesucristo no se contentaba con curar a los leprosos: permitía que se le acercaran y, para sanarlos, los tocaba. Era su modo delicado de decir: no temo que tú me contagies tu enfermedad, soy yo el que tocándote quiero contagiarte mi divinidad.

Lo mismo hacía con los publicanos, las prostitutas y todos los seres marginales o descartados por una sociedad que identificaba la honra con la riqueza, el poder, la celebridad y la impecabilidad. Al ladrón que, arrepentido de sus fechorías, le pidió acordarse de él cuando estuviese en su Reino, Jesús lo canonizó: “hoy estarás conmigo en el Paraíso”.

Así Jesús rubricó con autoridad divina algo que es de ley natural: el derecho a la honra como atributo consustancial a la persona humana. Difícilmente alguien verá respetado su derecho a la vida si no ve respetado su derecho a la honra: Cristo, en Mateo 5, 21-22, condena la palabra injuriosa con mayor severidad que el homicidio. De ahí la consigna adoptada como lema vital: “o vivir con honor o morir con gloria”. Nadie quiere, nadie puede sobrevivir si está socialmente deshonrado.

El bien jurídico de la honra, personal y familiar, está garantizado en nuestra Constitución y protegido por nuestro Código Penal. Calumnia e injuria son delitos “contra las personas”, porque las despojan de uno de sus atributos esenciales. Nuestro Código Procesal Penal considera como “víctima” no sólo al ofendido, sino también al cónyuge, los hijos, los ascendientes, el conviviente, los hermanos, el adoptado o adoptante, confiriéndoles derecho de intervenir en el procedimiento penal.

Reciente y notoriamente, un diputado recibió condena por injuriar gravemente a Andrónico Luksic. El empresario saludó el fallo como una buena noticia para nuestro contaminado clima social: tan repugnante atentado contra la dignidad de una persona y de su familia no puede seguir escalando en la impunidad.

Lastimosamente, a los pocos días nuestro héroe nacional, Arturo Prat, aparecería ridiculizado en portada por The Clinic, con una grosera distorsión de su inmortal arenga al abordar el Huáscar. Agresión cobarde a la honra de un héroe sin tacha, y a la de su familia naval.

Su autor es panelista estable del canal que controla Luksic. Miserables mil pesos adicionales por cada portada que impunemente enloda personas e instituciones ilustran el rastrero afán de lucrar con un bien que no tiene precio: la honra personal, el alma inmortal.

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*Papa Francisco*

Ser feliz no es sólo valorizar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza. No es apenas conmemorar el éxito, sino aprender lecciones en los fracasos. No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el anonimato. Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones, y períodos de crisis.

 

Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir irritado algunas veces, pero no te olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo. Sólo tu puedes evitar que ella vaya en decadencia. Hay muchos que te aprecian, admiran y te quieren. Me gustaría que recordaras que ser feliz, no es tener un cielo sin tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin decepciones. Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros. Ser feliz no es sólo valorizar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza. No es apenas conmemorar el éxito, sino aprender lecciones en los fracasos.

No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el anonimato. Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones, y períodos de crisis. Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista para quien sabe viajar para adentro de su propio ser. Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y volverse actor de la propia historia. Es atravesar desiertos fuera de si, mas ser capaz de encontrar un oasis en lo recóndito de nuestra alma. Es agradecer a Dios cada mañana por el milagro de la vida. Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos. Es saber hablar de si mismo. Es tener coraje para oír un “no”.

Es tener seguridad para recibir una crítica, aunque sea injusta. Es besar a los hijos, mimar a los padres, tener momentos poéticos con los amigos, aunque ellos nos hieran. Ser feliz es dejar vivir a la criatura libre, alegre y simple, que vive dentro de cada uno de nosotros. Es tener madurez para decir *’me equivoqué’*. Es tener la osadía para decir *’perdóname’*. Es tener sensibilidad para expresar *’te necesito ‘*. Es tener capacidad de decir *’te amo’*. Que tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser feliz… Que en tus primaveras seas amante de la alegría. Que en tus inviernos seas amigo de la sabiduría.

Y que cuando te equivoques en el camino, comiences todo de nuevo. Pues así serás más apasionado por la vida. Y descubrirás que ser feliz no es tener una vida perfecta. Sino usar las lágrimas para regar la tolerancia. Usar las pérdidas para refinar la paciencia. Usar las fallas para esculpir la serenidad. Usar el dolor para lapidar el placer. Usar los obstáculos para abrir las ventanas de la inteligencia. Jamás desistas…. Jamás desistas de las personas que amas. Jamás desistas de ser feliz, pues la vida es un    espectáculo ..!”  *Papa Francisco*

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Delitos de lesa humanidad. Carta enviada a La Tercera, 29 de diciembre de 2016. NO FUE PUBLICADA

La única fuente del derecho penal es la ley. Este principio excluye fuentes del derecho admitidas en otros dominios del orden jurídico, tales como la costumbre, la jurisprudencia o principios generales del derecho. Es un derecho humano garantizado por nuestra Carta Fundamental.

 

Viña del Mar, 29 de diciembre de 2016.
Delitos de lesa humanidad

Señor Director La Tercera
Esteban Vilchez insiste en atribuirle a la Convención de Ginebra y al Estatuto del Tribunal de Nuremberg la virtud de satisfacer las exigencias del principio de legalidad o de reserva legal de los delitos y de las penas; principio que representa un freno para el arbitrio de jueces y de gobernantes: solo los regímenes totalitarios o tiránicos procuran desconocerlo. La única fuente del derecho penal es la ley. Este principio excluye fuentes del derecho admitidas en otros dominios del orden jurídico, tales como la costumbre, la jurisprudencia o principios generales del derecho. Es un derecho humano garantizado por nuestra Carta Fundamental, que es la cúspide de nuestro ordenamiento jurídico y a la que, de acuerdo con el principio de supremacía constitucional, deben subordinarse todas las demás normas.

Diversas resoluciones judiciales de países extranjeros han señalado que la calificación de delito de lesa humanidad solo puede ser aplicada a hechos ocurridos con posterioridad a la entrada en vigor de la legislación que tipifica tales delitos. Así, por ejemplo, la correspondiente al auto de procesamiento en el juicio seguido contra Osvaldo Romo y 16 personas más por la desaparición de ciudadanos franceses, dictada por la Corte de Apelaciones de París, estableció: “Bajo el imperio del antiguo Código Penal, sólo los crímenes contra la humanidad perpetrados durante la Segunda Guerra Mundial podían ser procesados con fundamento en el Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg anexado al acuerdo de Londres del 8 de agosto de 1945. Las nuevas calificaciones de crímenes contra la humanidad, estipuladas en los artículos (…) del nuevo Código Penal, entrado en vigor el 1 de marzo de 1994, no son aplicables a estos hechos de conformidad con el principio constitucional de no retroactividad de la Ley Penal”.

Si, como manifiesta mi contradictor, los delitos de lesa humanidad existen en Chile desde el año 1950: ¿Cuál fue la necesidad de dictar la ley 20.357 que los tipificó, les asignó penas y los declaró imprescriptibles?, ¿Cuál fue la necesidad de inventar la alucinante ficción del secuestro permanente a fin de soslayar la aplicación de las normas sobre prescripción de la acción penal?

Atentamente le saluda.

Adolfo Paúl Latorre