Columna de Opinión

TURQUÍA RESPALDA LA ADHESIÓN A LA OTAN DE SUECIA Y FINLANDIA Daniel Michaels y Jared Malsin –LA SELFIE Carlos Peña

TURQUÍA RESPALDA LA ADHESIÓN A LA OTAN DE SUECIA Y FINLANDIA Daniel Michaels y Jared Malsin The Wall Street Journal, 28/06/2022—LA SELFIE Carlos Peña El Mercurio, Columnistas, 26/06/2022

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión.

“Estoy absolutamente seguro”, dijo Stoltenberg, sobre la adhesión de los países. “Nos reunimos, discutimos y encontramos una buena solución”, dijo, resumiendo el acuerdo de última hora antes de la cumbre anual de la OTAN. ——-“La selfie en que aparecen el Presidente Boric y el expresidente Lagos —los rostros cercanos, sin corbata, el ayer y el hoy juntos, diría un inocente— no es un homenaje en absoluto: es el símbolo de lo que ha venido ocurriendo a la centroizquierda. Más bien se parece a esas fotos que se toman los cazadores frente al símbolo de su presa vencida”.

Así se acordó en la Cumbre de Madrid de los miembros de la Alianza, en la que se busca afirmar un plan para reconstruir fuerzas en Europa.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte está en camino de incluir a Finlandia y Suecia luego de un acuerdo con Turquía, agregando un vasto territorio y nuevas capacidades militares para contrarrestar a Rusia tras su invasión de Ucrania.

Los dos países nórdicos, que durante mucho tiempo habían evitado unirse a la Alianza, cambiaron abruptamente su postura luego del ataque de Moscú contra su vecino el 24 de febrero.

Ambos países solicitaron ser miembros de la OTAN el mes pasado, pero su progreso se vio detenido por la oposición de Turquía, en relación a cómo Suecia, en particular, ha manejado los problemas del terrorismo kurdo planteados por Turquía.

“A la luz del progreso que hemos logrado, (Turquía) acordó apoyar a Finlandia y Suecia” en sus candidaturas de membresía, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, al anunciar el acuerdo el martes.

Todos los demás miembros de la alianza de 30 países habían respaldado la oferta de los dos países para unirse a la OTAN, por lo que el acuerdo del Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, con los líderes de los dos países candidatos parece despejar el camino para la expansión de la alianza.

“Estoy absolutamente seguro”, dijo Stoltenberg, sobre la adhesión de los países. “Nos reunimos, discutimos y encontramos una buena solución”, dijo, resumiendo el acuerdo de última hora antes de la cumbre anual de la OTAN.

Los líderes de los tres países firmaron un memorándum tras una reunión que se prolongó durante más de tres horas en Madrid el martes.

Antes de que las fuerzas rusas invadieran Ucrania, en febrero, los funcionarios de la OTAN que evaluaban la dirección estratégica de la Alianza sopesaban nuevas amenazas que iban desde China hasta la guerra híbrida y el cambio climático. El ataque de Moscú ha vuelto a centrar la atención en su misión original: el peligro de al lado.

En los meses transcurridos desde que el Presidente Vladimir Putin ordenó a sus ejércitos entrar en Ucrania, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN han montado su mayor movilización desde el final de la Guerra Fría.

La alianza asumió inmediatamente un nivel de alerta listo para la guerra para sus fuerzas de primera línea y puso más de 100 aviones a patrullar desde el Mar Negro hasta el Círculo Polar Ártico. Los miembros desplegaron miles de tropas más cerca de la frontera con Rusia y comenzaron a enviar armas y otro tipo de ayuda a Kiev.

Stoltenberg dijo el lunes que la alianza aumentaría de 40.000 a más de 300.000 el número de tropas que mantiene en alta preparación, incluso mientras vigila futuras amenazas.

El Presidente Joe Biden y los líderes de los otros 29 países de la alianza se reunieron en Madrid el martes para su cumbre anual, en la que iban a declarar a Rusia “la amenaza más inmediata para nuestra seguridad”, dijo Stoltenberg.

Para hacer frente a esa amenaza, la OTAN se basa en años de preparación, dijo.

La invasión de Rusia ha trastornado los planes para la cumbre, un evento normalmente con mucho guion. “Ahí está la lista de lo que teníamos en mente antes del 24 de febrero y la lista posterior al 24 de febrero”, dijo la embajadora de Estados Unidos ante la OTAN, Julianne Smith.

La invasión también obligó a reescribir múltiples veces el nuevo proyecto de la próxima década de la OTAN, conocido como su “Concepto Estratégico”. En él planean desechar la redacción de la versión de 2010 que llama a Rusia un socio estratégico.

China, que no se mencionó en el último concepto estratégico, sigue siendo un foco de atención para la cumbre. En una señal del nuevo énfasis, la OTAN por primera vez ha invitado a participar a los líderes de sus socios de Asia-Pacífico, incluidos Japón, Corea del Sur y Australia. “Queremos tener una conversación con ellos sobre China en particular, y sobre China y Rusia”, cuya creciente alineación en muchos temas preocupa a las democracias de libre mercado, dijo Smith.

La cumbre iniciará esfuerzos para expandir el número de tropas bajo el mando de la OTAN y repensar cómo se organizan, parte de lo que la alianza llama su Nuevo Modelo de Fuerza.

Los miembros lejos de Rusia están dispuestos a enviar tropas para defender a los países de primera línea, como lo hizo recientemente Alemania para Lituania.

Los líderes también planificarán cómo reconstruir las reservas de armamento agotadas por los envíos a las líneas del frente de Ucrania. Este año, los miembros se comprometieron a aumentar el gasto militar, agregando potencialmente más de US$ 100 mil millones anuales a los desembolsos de los miembros de la Alianza, un aumento que superaría todo el presupuesto de defensa anual de Rusia.

“La OTAN fue un club social durante 30 años”, dijo David Johnson, un coronel retirado del Ejército estadounidense que sirvió en Europa y en el cuartel general militar de la OTAN durante la Guerra Fría. “De repente es una alianza militar otra vez”.

Pero, aunque la OTAN ha girado bruscamente en los últimos meses, el reposicionamiento de la Alianza para defenderse y disuadir a Rusia no es repentino. El cambio comenzó silenciosamente alrededor de 2014, después de que Moscú se apoderó de Ucrania, de la península de Crimea y fomentó un levantamiento en el este del país.

Ese año fue un punto de inflexión, dijo Gordon “Skip” Davis, un mayor general retirado del Ejército de EE. UU. que se desempeñó como subsecretario general adjunto de la OTAN hasta septiembre y ayudó a orquestar un replanteamiento de la estrategia militar de la Alianza. “La OTAN se dio cuenta de que tenía que reaccionar más rápido, a mayor escala”, señaló.

El cambio que comenzó entonces, y que se reforzará en la cumbre, se basa en tres décadas de adaptación, dicen los veteranos de la OTAN.

La decisión de la OTAN en 1999 de construir una nueva sede llevó a algunos críticos a preguntarse por qué era necesaria la Alianza en sí, y mucho menos un nuevo edificio. La Unión Soviética se había derrumbado hacía mucho tiempo, eliminando el propósito de la creación de la OTAN en 1949.

Pero en lugar de cerrar la Alianza, los miembros encontraron nuevas aplicaciones para la integración militar que habían logrado durante décadas.

“También se necesita a la OTAN cuando las tensiones son bajas”, dijo Stoltenberg. Las capacidades defensivas de la Alianza, las estructuras de mando y la adaptabilidad deben mantenerse para las crisis, afirmó. “No se puede simplemente encender y apagar la OTAN”.

Después de ayudar a poner fin a los combates en la exYugoslavia en la década de 1990, la OTAN pasó a combatir el terrorismo tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra EE. UU. y supervisó la operación militar dirigida por EE. UU. en Afganistán, que finalizó el año pasado.

Tras la invasión rusa de la vecina Georgia en 2008, la OTAN comenzó a trabajar con Tbilisi y Kiev para prepararse para más hostilidades rusas. En 2011, la OTAN ayudó a hacer cumplir un embargo de armas y una zona de exclusión aérea en Libia.

“La OTAN ha tenido suerte, porque siempre surge algo que demuestra por qué es necesaria”, dijo Jamie Shea, un alto funcionario retirado de la OTAN, que manifestó que los años posteriores a la Guerra Fría hicieron que la Alianza fuera más flexible.

La utilidad perdurable de la OTAN dijo el exembajador de EE. UU. ante la OTAN Ivo Daalder, es mantener la paz de la posguerra entre los aliados europeos de Washington.

“Tener a Estados Unidos presente físicamente en Europa es lo que marca la diferencia entre la guerra y la no guerra”, y la participación de Estados Unidos disipó las preocupaciones francesas y británicas sobre la reunificación alemana en 1990.

Ahora, un pensamiento similar sustenta la ayuda de los miembros de la OTAN a Ucrania. Polonia y los tres pequeños países bálticos han entregado grandes cantidades de armamento en relación con su tamaño, en parte porque confían en que otros países de la Alianza los protegerán si es necesario.

El reciente salto a la acción de la OTAN parece aún más notable, porque hace apenas unos años, su utilidad volvió a ser cuestionada. El expresidente Donald Trump la calificó de obsoleta. En la cumbre de la OTAN de 2018 en Bruselas, sacudió a los aliados con lo que sonaba como una sugerencia de que podía retirar a Estados Unidos, amenazando con “hacer lo mío”.

Al año siguiente, el Presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que la OTAN estaba experimentando una “muerte cerebral”. La lectura de Macron sobre la OTAN fue incorrecta, dijo Davis, pero los comentarios de los dos presidentes fueron “un impulso útil para el secretario general”, quien lanzó una gran revisión interna en la cumbre de la OTAN de 2019.

Un año después, Stoltenberg recibió el informe del grupo de expertos que enumeraba las propuestas para preparar a la OTAN para la próxima década. Muchos se centraron en las interacciones políticas, en lugar de las operaciones militares.

El Covid-19 proporcionó un impulso adicional para promulgar recomendaciones para hacer que la OTAN sea más ágil, porque la pandemia sacudió las rutinas de procedimiento. Obligó a los funcionarios a trabajar de manera diferente, a menudo a través de redes virtuales en lugar de alrededor de mesas de conferencias, dijo Davis.

El renovado entusiasmo de la administración Biden por la OTAN y los lazos transatlánticos revitalizó aún más la Alianza, dicen los funcionarios.

Para el verano pasado, cuando las restricciones por el coronavirus comenzaron a relajarse, se habían establecido rutinas más flexibles de la OTAN, acotó Davis. Cuando la inteligencia estadounidense aterrizó el otoño pasado que Rusia se estaba preparando para invadir Ucrania, la OTAN pudo reaccionar más rápido de lo que podría haberlo hecho tres años antes, manifestó.

La transformación de la OTAN “no es algo que comenzó el 24 de febrero, ha estado ocurriendo durante varios años”, dijo Stoltenberg. Cuando Rusia atacó, afirmó: “Estábamos bien preparados”.

Fuente: TURQUÍA RESPALDA LA ADHESIÓN A LA OTAN DE SUECIA Y FINLANDIA

Daniel Michaels y Jared Malsin

The Wall Street Journal, 28/06/2022

LA SELFIE

Carlos Peña

El Mercurio, Columnistas, 26/06/2022

El deseo de reconocimiento —que el otro que está al frente me atribuya el valor que creo tener— es una de las pulsiones más intensas del ser humano.

Y no solo, como suele creerse, de los pueblos originarios.

También afecta a los políticos, incluso a los de larga, notable y prestigiosa trayectoria.

Para comprobarlo, basta detenerse a pensar en la selfie que se dejó tomar el expresidente Lagos con el Presidente Gabriel Boric.

Porque, bien mirado, nada hacía pensar que una escena como esa se produciría. Una breve revisión de las opiniones de Boric diputado acerca del Presidente Lagos habrían hecho predecir que una escena como esa (con la corbata ausente y los rostros cerca uno del otro para lograr que ambos aparecieran en la estrecha pantalla) nunca se produciría.

Después de todo, el ascenso de Gabriel Boric fue resultado, en parte muy relevante, de la demolición del prestigio de Lagos entre las nuevas generaciones. Uno de los que empuñaron la picota con el mayor entusiasmo en esa tarea de derruirlo, desprestigiarlo e intentar tumbarlo, despachando mensajes y tuits con el mismo celular que permitió esta selfie, fue justamente el entonces diputado.

Y si bien este último ha hecho de las idas y venidas su sello más personal (como aquellos que pecan deliberadamente solo para disfrutar luego de la penitencia), nada hacía pensar que el expresidente consintiera ese retrato que, no vale la pena ocultarlo, en vez de conferirle el reconocimiento al que sin ninguna duda tiene derecho, lo disminuye.

Y lo disminuye no solo por ser Lagos quien es, sino porque el personaje dominante de la escena, el que empuña el celular, divulga la foto y se beneficia de ella es obviamente el Presidente Boric, quien, así, simula ser un relevo, un miembro de la nueva generación, un adulto joven generoso reconociendo a un viejo político y subrayando, de esa manera, que este último es ya inofensivo, tan inofensivo como que él pudo zamarrearlo simbólicamente por años y reiterar el maltrato apenas anteayer y así y todo lograr que posara en una selfie, carente de corbata, imitando la moda de los nuevos tiempos que él, gracias justamente a haber derogado el valor de los últimos treinta años y el papel del propio Lagos, conduce.

“La selfie en que aparecen el Presidente Boric y el expresidente Lagos —los rostros cercanos, sin corbata, el ayer y el hoy juntos, diría un inocente— no es un homenaje en absoluto: es el símbolo de lo que ha venido ocurriendo a la centroizquierda. Más bien se parece a esas fotos que se toman los cazadores frente al símbolo de su presa vencida”.

La selfie es así un resumen simbólico, y casi una culminación, de lo que le ha venido ocurriendo a la centroizquierda todos estos años: retrocediendo una y otra vez en el plano de las ideas frente a la izquierda de más a la izquierda; creyendo que así salva algo de sí misma y debilita a la derecha, cuando en verdad es al revés; avergonzándose de sí misma hasta la impudicia y sonrojándose ante su pasado; reconociendo culpas y dando explicaciones por no haber hecho lo que nunca genuinamente creyó o persiguió; simulando en la hora undécima oponérsele a esa izquierda de más a la izquierda, solo para, finalmente, acabar uniéndosele no en las ideas, sino simplemente en el poder, pero uniéndosele no en un plano de igualdad, sino en una —¿cómo decirlo?— disimulada sumisión.

Por supuesto, la escena de la selfie puede ser racionalizada de múltiples formas para ocultar su lado menos grato. Podría decirse, por ejemplo, que ella es simplemente un acto republicano. Pero todos saben que esa expresión —gesto republicano— se la usa hoy para ocultar las mayores hipocresías de las que, para bien y para mal, está plagada la política.

El Presidente Boric ha dicho que su visita se justifica porque hay que aprender de las viejas generaciones. Pero la verdad es que quizá él ya no necesite aprender mucho porque si algo ha mostrado es que conoce, y ejercita, mejor que nadie el secreto de la política: la necesidad de construir frases y hacer gestos para edulcorar y disfrazar lo que realmente se piensa y se cree.

Hanna Arendt y antes Maquiavelo definieron a la política como un arte de cínicos y agregaron que eso que desde el punto de vista de la moral convencional era un vicio, tratándose de la política podía ser considerada una rara virtud. Y parece ser así.

Cada día parece demostrar más flagrantemente que el cinismo en política (incluso para la propia conciencia del político) es el secreto del éxito. Aunque habría que agregar que los grandes líderes que se vieron obligados a ejercitar ese arte, a veces por descuido o cansancio o lo que fuera, o por deseos de reconocimiento, acaban comportándose como ingenuos y creen que una conversación amable es una corrección intelectual de aquello que tantas veces se dijo en su contra.

Pero no lo es. En modo alguno.

Preguntado por esa selfie el viernes, el Presidente Boric —fiel a ese tic de decir algo y luego corregirlo, pecar y hacer penitencia, de concebir la vida como un borrador destinado a ser corregido— lo declaró con total transparencia: él, afirmó, no ha cambiado un ápice su juicio respecto de los últimos treinta años.

¿Cuál es entonces el sentido de esa selfie?

Esa foto no es ni un homenaje ni un reconocimiento del Presidente Boric al expresidente Lagos, sino que se parece más bien a la foto de un cazador que posa satisfecho junto a su presa, el gesto de generosidad de quien se siente ganador frente a aquel a quien, desde su punto de vista, logró derrotar.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR. Antonio Varas Clavel

Columna de Opinión

KALININGRADO, EN EL CENTRO DEL ENFRENTAMIENTO ENTRE RUSIA Y LA OTAN Cindy Regnie

KALININGRADO, EN EL CENTRO DEL ENFRENTAMIENTO ENTRE RUSIA Y LA OTAN Cindy Regnier, Doctorante FNRS en Relations Internationales, Université de Liège The Conversation, 27/06/2022

Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión

Esta militarización del territorio de Kaliningrado, en un contexto marcado por la anexión de Crimea, varias operaciones rusas de desestabilización en el Báltico y, desde febrero de 2022, el ataque a gran escala contra Ucrania ha provocado un sentimiento de inseguridad en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, todos ellos miembros de la OTAN y vecinos cercanos de Rusia.

El estallido de la guerra en Ucrania y la intensificación de las tensiones entre Rusia, por un lado, y la OTAN, la UE y, más recientemente, Lituania, por otro, han puesto en el punto de mira el enclave ruso de Kaliningrado, situado entre Polonia y Lituania.

A mediados de Junio de 2022, Vilna, en aplicación de las sanciones de la UE, bloqueó el tránsito de carbón, metales y herramientas tecnológicas que abastecen a la región de Kalininigrado (óblast [1]) desde metrópoli. Estas mercancías constituyen la mitad de las importaciones de Kaliningrado.

A partir de diciembre de este año, el petróleo y el gas también podrían estar bloqueados.

Como resultado de este bloqueo, Kaliningrado ha comenzado a redirigir el tránsito de mercancías sancionadas por mar mientras que Moscú ha anunciado represalias sin especificar su contenido exacto.

En el contexto actual, las declaraciones de Moscú no han dejado de suscitar preocupación entre algunos observadores: ¿podría Kaliningrado convertirse en el escenario de un enfrentamiento directo entre las fuerzas rusas y las de la OTAN?

Las particularidades de un enclave. El óblast de Kaliningrado es un territorio de 15.100 kilómetros cuadrados que limita con Lituania al noreste, Polonia al sur (ambos miembros de la UE y la OTAN) y el Mar Báltico al noroeste.

Está geográficamente a 360 km del resto de Rusia. Es el único enclave entre las 83 entidades federadas del país (85 incluyendo la República de Crimea y la “ciudad de importancia federal” de Sebastopol, anexionada ilegalmente en 2014). Con una población de cerca de un millón de habitantes, el óblast es el 50º más poblado de la Federación Rusa.

Herencia de la Segunda Guerra Mundial, este territorio que antes formaba parte de Prusia Oriental fue asignado a la URSS tras la conferencia de Potsdam en 1945. La zona fue entonces el centro de importantes movimientos de población y fue repoblada por rusoparlantes –en detrimento de las poblaciones germanoparlantes expulsadas a Alemania–, hasta el punto de convertirse en la región más soviética del país en los años 80.

Mientras que durante la URSS el óblast se convirtió en una fortaleza militar y se cerró a los países vecinos, más tarde se abrió con Boris Yeltsin para atraer la inversión extranjera.

A principios del siglo XXI, la región se consideraba incluso un laboratorio para la cooperación entre la UE y Rusia, sobre todo con el establecimiento de una zona de libre comercio con el estatus de zona económica especial –estatus retirado por Moscú en 2016–.

A pesar de ello, Kaliningrado no se ha integrado bien en el espacio económico del Báltico y ha seguido dependiendo en su mayor parte del resto de Rusia, que envía unos 100 trenes de mercancías al enclave a través de Lituania y Bielorrusia cada mes (Lituania no tiene frontera directa con el resto del territorio ruso).

En 2015, las encuestas indicaban que la población de Kaliningrado se identifica mayoritariamente como rusa, y quiere que el óblast sea considerado una región separada de Rusia.

No parece haberse desarrollado un sentimiento específico de independencia en esta región, a pesar de su posición geográfica como enclave y su relativamente reciente vinculación al territorio ruso.

En las elecciones presidenciales de 2018, el óblast votó en un 76 % a favor de Vladímir Putin, es decir, en la misma proporción que el conjunto del país (aunque, como en el resto de Rusia, el escrutinio se caracterizó por múltiples irregularidades).

Una región altamente militarizada. Al mismo tiempo, la zona sigue estando especialmente militarizada, sobre todo con la presencia de una flota rusa en el mar Báltico, aprovechando la presencia estratégica de un puerto sin hielo.

El posicionamiento de misiles tierra-tierra, tierra-aire y antibuque en la región, que podría obstaculizar una posible intervención de la Alianza en el Báltico, también crea tensiones con la OTAN –especialmente desde el despliegue en 2016, reforzado en 2018, de sistemas de misiles balísticos Iskander con una potencial carga nuclear–. A ello se suman las maniobras militares Zapad (Oeste) organizadas juntamente con Bielorrusia cada cuatro años y que simulan un conflicto militar en ese territorio.

Esta militarización del territorio de Kaliningrado, en un contexto marcado por la anexión de Crimea, varias operaciones rusas de desestabilización en el Báltico y, desde febrero de 2022, el ataque a gran escala contra Ucrania ha provocado un sentimiento de inseguridad en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, todos ellos miembros de la OTAN y vecinos cercanos de Rusia.

Las ciudades de Narva (Estonia) y Daugapvils (Letonia), así como la región de Latgale (Letonia), de mayoría rusa, son descritas a menudo por los medios de comunicación como posibles “nuevas Crimeas”, lo que hace temer un ataque ruso con la coartada de proteger a las poblaciones rusoparlantes que viven allí.

Tras la guerra en Ucrania, los países bálticos fueron los primeros estados europeos en dejar de importar gas ruso y en señalar firmemente su apoyo a Ucrania.

Para contrarrestar esta inseguridad y marcar la solidaridad atlántica con los Estados bálticos, la OTAN ha desplegado desde 2017 tropas de forma rotativa en el Báltico con “presencia avanzada reforzada” en el flanco oriental de la Alianza.

En 2022, en respuesta a la guerra en Ucrania, los aliados aumentaron individualmente su presencia de tropas, buques y aviones, y la OTAN también mejoró la capacidad de respuesta de su Fuerza de Respuesta, haciendo más rápida su activación en caso de amenaza.

El corredor de Suwa?ki. La presencia de la OTAN en el Báltico y en Polonia, y el reciente bloqueo lituano al tránsito de mercancías rusas, han reavivado además el temor a una anexión por parte de Rusia del corredor de Suwa?ki, que conecta Bielorrusia con el territorio de Kaliningrado a lo largo de la frontera entre Lituania y Polonia.

Este corredor de 70 km de longitud ha sido considerado durante mucho tiempo el talón de Aquiles de la OTAN. Este espacio, que consiste principalmente en pantanos, dos carreteras y una única línea de tren que conecta Polonia con Lituania, representa la distancia más corta entre Bielorrusia y Kaliningrado.

A pesar de los intentos rusos, tras el colapso de la URSS, de asegurar esta zona estableciendo un acuerdo que permitiera la presencia continua de soldados, sólo se firmó un acuerdo más general con Lituania que permitía el tránsito de pasajeros y mercancías con la UE en 2003.

La toma del corredor de Suwaki permitiría a Rusia aislar geográficamente a los Estados bálticos del resto de los miembros de la OTAN, al tiempo que se aseguraría el paso, a través de su aliado bielorruso, a su enclave.

Una anexión de este tipo pondría en marcha el artículo 5  de la OTAN, que compromete a sus miembros a prestarse asistencia mutua en caso de que uno de ellos sea atacado.

En la época de la caída de la URSS, Kaliningrado se veía como una oportunidad de cooperación entre la Unión Europea y Rusia, pero hoy su territorio está en el centro de las crecientes tensiones en el continente. La zona se ha convertido en una cuestión estratégica y geopolítica.

[1]

Nota del Editor: óblast = Región (en ruso)

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel