Columna de Opinión

CARABINEROS: “ORDEN Y PATRIA”

 

CARABINEROS: “ORDEN Y PATRIA”

Gerardo Varela

El Mercurio, Columnistas, 18/03/2023

Hay una razón por la cual Putin atacó Crimea durante el gobierno de Obama y a Ucrania durante el gobierno de Biden, y no atacó a nadie durante el de Trump.

Porque Trump era impredecible, amatonado y podía apretar el botón nuclear.

Nadie insulta a Mike Tyson, porque el hombre tiene la mecha corta.

Lo único que disuade a los malos de utilizar la fuerza es una fuerza superior y abrumadora, acompañada de la voluntad política de utilizarla.

En esto las señales son poderosas. Dean Acheson, secretario de Estado de EE. UU., informó en enero de 1950, en un discurso en el National Press Club, que Corea del Sur no estaba dentro del perímetro defensivo de EE. UU.

Corea del Norte interpretó esa declaración como muestra de desinterés y cinco meses después invadía Corea del Sur. Tomó tres años y 1,5 millones de muertos aclarar el equívoco comunicacional.

En la vida y en política las señales equívocas o contradictorias tienen repercusiones. Si usted, de la boca para afuera, dice que apoya a los carabineros, pero en los hechos indulta a delincuentes, no va a disuadir a nadie de seguir delinquiendo. Menos va a inspirar a carabineros para que arriesguen su vida, libertad y patrimonio para proteger a un Estado que después los persigue.

“Tras el 18-O, hay muchos uniformados perseguidos por el propio Estado que les ordenó ir a contener manifestaciones”.

Tras el 18-O, hay muchos uniformados perseguidos por el propio Estado que les ordenó ir a contener manifestaciones.

No son pocos los que enfrentan querellas simultáneas del Consejo de Defensa del Estado, del INDH, las municipalidades y la persecución de la propia fiscalía (después el Estado dice que no tiene plata, pero malgasta en varias entidades públicas que duplican lo que hace la fiscalía).

Frente a esto el carabinero queda solo, indefenso, sin recursos para pagar peritajes, sin sueldo —si queda impedido de trabajar— y aislado de su institución mientras no se resuelva su caso.

Carabineros necesita: defensa jurídica especializada y financiada; que la Fiscalía Nacional uniforme criterios para investigar y formalizar y que cumpla con su obligación de investigar con igual celo lo que exculpa que lo que los exonera y que se suspendan los sumarios internos mientras investiga la fiscalía.

Que se reconozca la presunción de inocencia; que se sancione el maltrato de obra o palabra a carabineros, aunque no haya lesiones (quitarle la gorra o insultarlo debe ser sancionado).

Que no se acepten querellas de otros organismos públicos cuando ya la propia fiscalía está haciendo su trabajo. Que la Corte Suprema uniforme criterios sobre apremio ilegítimo y uso de la fuerza y que el Presidente deje de indultar delincuentes.

Los policías arriesgan su vida para encarcelarlos y el Presidente los indulta de regalo de Pascua. Es como agregarle agravio a la injuria. No es necesario haberse recibido de abogado para darse cuenta del despropósito de todo esto.

Todos los chilenos tenemos derechos humanos, no solo los manifestantes.

Tenemos derecho a circular libremente y a conservar nuestra propiedad y a que no nos agredan físicamente. Tenemos derecho a ir a trabajar y a que nadie nos asalte o nos impida el ejercicio de esos derechos.

Cuando una persona se manifiesta en la calle sin permiso, impide la circulación, nos obliga a bailar, nos pide plata para dejarnos pasar; quema la iglesia donde rezamos, el terreno que sembramos o saquea el supermercado donde compramos, está violando nuestros derechos humanos y los policías deben protegernos usando la fuerza si es necesario.

Pero este gobierno está más preocupado de los DD. HH. de los delincuentes que de los buenos ciudadanos, y la señal que manda en ponerle suma urgencia a un proyecto para el día de la “visibilidad lésbica” mientras las leyes proseguridad duermen en el Congreso, no puede ser más torpe.

Cuando el Gobierno abandona a las policías, ellas abandonan a los ciudadanos y se incrementa la violencia privada.

El Estado fue creado para defendernos de los enemigos externos e internos. Si no hace la pega, nos quedaremos sin orden, sin patria y sin DD.HH.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones consideradas en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

 

 

 

 

Columna de Opinión

DESPUÉS LO HAGO

DESPUÉS LO HAGO

Agustín Squella

El Mercurio, Columnistas, 17/03/2023

“Después lo hago” es el título dado a algunos de los famosos ensayos de Montaigne, por lo menos a ocho que seleccionó su biógrafo y traductor Pierre Jacomet, a quien echo de menos al no verle ya en el café viñamarino en que solíamos toparnos. “Toparnos”, porque nunca fueron encuentros programados, lo cual les daba un sabor especial. Con Jacomet se descubrían cosas, de manera que siempre agradecí el azar de nuestras conversaciones.

El azar fue otro tema de Michel de Montaigne, hasta el punto de considerar que suele concordar con la razón.

El azar se ríe muchas veces de nosotros y llega en ocasiones a dirigir nuestros proyectos, a fin de corregirlos, comportándose con una extraña sabiduría. Hasta sucede que el azar actúe como un cirujano, como en el caso de Jason de Fereo.

Según se cuenta, el guerrero fue desahuciado por los médicos de su tiempo debido a un tumor en el pecho. Resuelto a morir en batalla antes que en su cama, Jason se abalanzó contra sus enemigos sin el más mínimo resguardo y “recibió una herida que lo atravesó y tan en el buen lugar que le sacó el tumor y mejoró”.

Y ahora cable a tierra, a Chile, a nuestra contingencia, partiendo por el tema constitucional, ese ante el cual durante décadas hemos dicho: “Después lo hago”.

Porque —permítaseme repetirlo— las constituciones de las dictaduras no se reforman, se reemplazan.

Guste o no el modelo del proceso en curso —a mí me gusta bien poco—, hay que desearle éxito y, en la medida que cada cual pueda, colaborar para que resulte lo mejor posible.

Si el nuevo proceso no llegara a buen puerto —que no es otro que el de recibir la propuesta final la aprobación de los ciudadanos— volveríamos a quedar en un limbo constitucional y acercándonos ya al medio siglo sin reemplazar la Constitución de 1980, habiendo desaprovechado dos recientes oportunidades (tres con la de Michelle Bachelet) a fin de tener una Carta Fundamental para el siglo que estamos viviendo.

El riesgo es que sectores conservadores y de la muy nebulosa centroizquierda presionen para que lo que se nos proponga dentro de algunos meses sea, en los hechos, un puñado de cambios a la Constitución actual.

Otro riesgo es que los sectores progresistas se rindan ante la actual involución conservadora y que, con el pretexto de los excesos de la exConvención, renuncien a sus convicciones en materia de derechos sociales, pueblos indígenas y cambio de un sistema político que no da para más.

“Ya es tiempo de que Chile deje de estar a la gira y entre de una vez a los puertos que hasta ahora ha rehuido”.

Vaya si el cambio de sistema previsional ha esperado también lo suyo, después de décadas de diagnósticos y comisiones. Lo mismo el de la salud privada.

En ambos casos hemos ido dejando las cosas para después o —lo que es lo mismo— haciéndolas de a poquito, paralizados los poderes públicos por la presión y el lobby de los intereses en juego, hasta que las instituciones privadas de uno y otro campo empezaron a sucumbir por vías inesperadas: en un caso los retiros de fondos, y en el otro por fallos de tribunales que suplieron la pereza legislativa en relación con las Isapres. Camarón que se duerme…

Y acabamos de tener el ejemplo tributario de “Después lo hago”, o, mejor, “No quiero para nada hacerlo”.

“La irresolución —señaló Montaigne— parece ser el vicio más común de nuestra naturaleza… No vamos, se nos lleva, como las cosas que flotan, ora dulcemente, ora con violencia, según si el agua se halle iracunda o bonachona”.

Expresiones que el autor vertió en el siglo XVII y no después de nuestro estallido social.

“Ningún viento es favorable para el que no tiene puerto de destino” —escribió también—, y ya es tiempo de que Chile deje de estar a la gira y entre de una vez a los puertos que hasta ahora ha rehuido.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones consideradas en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.