Seguridad y defensa

EL “FRENO” QUE ACTIVÓ INTERIOR ANTE LANZAMIENTO DE PLAN CALLE SIN VIOLENCIA EN CONJUNTO CON IRACÍ HASSLER

EL “FRENO” QUE ACTIVÓ INTERIOR ANTE LANZAMIENTO DE PLAN CALLE SIN VIOLENCIA EN CONJUNTO CON IRACÍ HASSLER

Víctor Rivera y Isabel Caro

La Tercera PM, 18/04/2023

Finalmente serán 22 las comunas de la Región Metropolitana que serán parte del denominado plan del gobierno “Calle sin Violencia”, iniciativa que el Ejecutivo anunció el 6 de abril, un día después del crimen del cabo Daniel Palma, efectivo de Carabineros que murió en pleno centro de Santiago, tras recibir dos disparos en Avenida Matta.

Doce días después del anuncio, el Ministerio del Interior ya tiene clara las bajadas de la medida, donde la idea es concentrar más efectivos policiales en zonas que acumulan más del 60% de los homicidios en la vía pública. Sin embargo, el diseño y la puesta en escena del anuncio volvió a tensionar la relación entre la repartición liderada por Carolina Tohá y a la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler (PC).

En un inicio para este martes 18 de abril se tenía contemplado hacer el lanzamiento en terreno. Interior daría el comienzo a este refuerzo policial en la emblemática comuna de Santiago, sin embargo, no contemplaron las pretensiones propias de la alcaldesa Hassler.

Según comentaron quienes conocieron estos preparativos, el gobierno se “encontró” -sobre la marcha- con la idea que tenía la alcaldesa -cuestionada estos últimos días por la fallida compra de la Clínica Sierra Bella- de lanzar ese mismo día el “Plan Operativo Santiago Seguro”.

La iniciativa tiene como objetivo contar con un equipo de 40 agentes municipales -denominados “Destacamento Santiago Seguro”– que trabajarán en coordinación con Carabineros para el refuerzo de las labores preventivas y de seguridad en el casco histórico.

Desde el municipio comentan que este trabajo estaba pensado desde el verano, lo cual ya se le había comunicado a La Moneda, por lo tanto, niegan que haya existido un problema de coordinación, pues lo de ellos siempre había estado en agenda.

En el Ejecutivo, en tanto, al enterarse de que Hassler quería hacer este lanzamiento -y que coincidía con Calle sin Violencia- decidieron dar marcha atrás y suspender la actividad. ¿Por qué? Querían evitar dar una señal que pudiera entenderse como una suerte de preferencia hacia Santiago en materia de seguridad.

El ministerio que lidera Carolina Tohá tenía contemplado lanzar la iniciativa en la comuna de Santiago, sin embargo la alcaldesa tenía otros planes: dar a conocer su propio plan de copamiento, lo que hizo recular al gobierno y así evitar reclamos de los otros jefes comunales. Este es un episodio más que se suma a anteriores tensiones entre ambas autoridades.

La decisión de separar ambos anuncios fue de la ministra Tohá, pues, explican, también quería evitar que el resto de los alcaldes pidiera planes de “copamiento” en sus comunas cuando ambos son hitos completamente distintos.

Quien tuvo que establecer el nexo entre Interior y Hassler para volver a coordinar el anuncio fue el subsecretario de Desarrollo Regional, Nicolás Cataldo (PC). El encargado de visar el financiamiento hacia los municipios fue quien ofició de puente con el municipio para explicar por qué, finalmente, se aplazaba el lanzamiento de la medida en Santiago.

Esta no es la primera vez que ambas autoridades chocan por el tema de seguridad. A principio de marzo, La Tercera PM daba cuenta de los “tira y afloja” entre Interior y Santiago por la violencia en los liceos emblemáticos.

En esa oportunidad el episodio que tensionó las relaciones entre el gobierno y el municipio fue una reunión que se realizó a fines del año pasado cuando en una reunión el subsecretario Manuel Monsalve pidió al entonces director de Educación de Santiago, Rodrigo Roco, “colaborar” con la entrega de información de aquellos estudiantes que estaban protagonizando incidentes. “No somos sheriff”, habría respondido un presente en la cita manifestando su molestia con la solicitud de Interior.

El gobierno igual participó. A pesar de esta “descoordinación”, el gobierno igual fue parte de la actividad convocada por la alcaldesa de Santiago, a través de la presencia de los subsecretarios del Interior, Manuel Monsalve; y de Prevención del Delito, Eduardo Vergara.

Monsalve, señaló que “el plan Calle sin Violencia se lanzará el día lunes. Los chilenos y chilenas son testigos de la tendencia persistentemente de aumento en los delitos violencia. La tarea que se ha puesto el gobierno es contender este aumento y en una comuna, como podría ser Santiago, Arica o Iquique, se sabe en qué lugares hay mayor presencia de estos ilícitos”.

En esa misma línea añadió que “el plan no es toda la estrategia en materia de seguridad. No hay que colocar en este plan expectativas que no corresponde, lo que sí incorporará es persecución penal y efectivo, por lo mismo, incluye un acuerdo con el Ministerio Público. Cuando se resuelve un delito violento como un homicidio, se desarticula una organización violenta que actuaba en varias comunas, es por eso que es tan importante tener una persecución penal efectiva”.

 

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

Seguridad y defensa

CRISIS DE SEGURIDAD Y SUS RESPONSABLES

CRISIS DE SEGURIDAD Y SUS RESPONSABLES

El Mostrador, Editorial, 18/04/2023

Existe en el país una crisis de seguridad y falta de agenda política y técnica para administrarla. Solo hay respuestas en términos coyunturales, sin una agenda de largo plazo para gobernar la Seguridad.

Al actual Gobierno, y también a los anteriores, les ha costado entender que, siendo la inseguridad un problema que proviene de muchas causas, su manejo requiere, sobre todo, de coordinación interinstitucional, y de acciones conjuntas y sincronizadas de todos los órganos del Estado –y no solo control o uso de la fuerza, aunque esta es indispensable–.

La seguridad es una función primaria del Estado y, por lo tanto, parte esencial de su rol estratégico frente a la sociedad. Hoy está comprometido un financiamiento de 1.500 millones de dólares adicionales para apoyar la solución de la crisis, pero si no existe una visión de mediano y largo plazo en la gestión de seguridad, parte de ese dinero muy probablemente se malgastará.

El Parlamento y el Gobierno acaban de converger políticamente en una agenda legislativa miscelánea de seguridad de 31 proyectos de ley, y el Ejecutivo ha anunciado 46 comunas para la acción policial preferente contra el crimen.

Estas iniciativas, que poseen aspectos positivos, corren también el riesgo de transformarse en un híbrido de informalidad jurídica, un “piño” de leyes, y en una criminalización de territorios y exportación de delincuentes a otras comunas no priorizadas.

Y, probablemente, no hará variar sustancialmente la situación actual, pues los delitos son nacionales y su control depende de la eficiencia de la policía.

La eficacia en prevención y en la persecución penal, en general, no deriva solo de un marco legal claro, que por cierto es indispensable, sino además de una capacidad operativa policial y de una investigación penal acuciosa y rápida.

Para esto, se debe mejorar radicalmente la capacitación de las policías y desarrollar una coordinación interinstitucional entre los órganos del Estado con tareas de base para la Seguridad, como el Registro Civil, el sistema carcelario, el Ministerio Público, el conjunto de servicios de inteligencia policiales y militares, y el Poder Judicial.

Ayudaría mucho, también, una acción gubernamental coherente en desarrollo urbano y seguridad vial, así como la existencia de una infraestructura robusta de información y base de datos.

Es preocupante el debate sobre “territorios” en abstracto, como si fueran entidades vacías de habilitación urbana, y que el principal gestor y regulador de políticas en ellos, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, guarde silencio.

Algo parecido a lo que ocurre con el sistema carcelario, dependiente del Ministerio de Justicia, pese a que las cárceles –además de insuficientes y deterioradas– van camino a transformarse en islotes autorregulados por los propios presos, funcionando bajo un régimen de control perimetral, pero plenamente conectados y activos delincuencialmente desde el interior hacia el exterior.

La eficacia en prevención y en la persecución penal no deriva solo de un marco legal claro, que por cierto es indispensable, sino además de una capacidad operativa policial y de una investigación penal acuciosa y rápida. Para esto, se debe mejorar radicalmente la capacitación de las policías y desarrollar una coordinación interinstitucional entre los distintos órganos del Estado con tareas de base para la Seguridad, como el Registro Civil, el sistema carcelario, el Ministerio Público, el conjunto de servicios de inteligencia policiales y militares, y el Poder Judicial. Y ayudaría mucho una acción gubernamental coherente en desarrollo urbano y seguridad vial, así como la existencia de una infraestructura robusta de información y base de datos.

Estos y otros elementos que sería largo enumerar, hacen que la crisis no consista solo en la asimetría de fuerzas entre delincuentes y policías, sino en algo más profundo.

Las reglas de uso de la fuerza policial (RUF), que se intenta regular por estos días en detalle mediante una ley, pueden llegar a ser más una traba que una ayuda para la eficiencia de las policías. Entre otras cosas, por la falta de coordinación interna de los organismos del Estado.

Lo normal es que las RUF estén referidas a una Ley Marco y a su Reglamento para el uso de la fuerza por parte de los agentes del Estado, en la que se determinan principios de resguardo y categorías de acción. Ahí se desarrollan y articulan los principios y procedimientos para que, luego, las autoridades con competencias de planificación, diseño táctico y disciplina de las diferentes fuerzas, aprueben e impartan, mediante ordenanzas generales, los criterios operativos prácticos.

Siempre controlados estos por un órgano supervisor y sujetos a la auditoría civil del ministerio respectivo.

Poco se ha hablado hasta ahora de impulsar la instalación a corto plazo de un centro de entrenamiento SWAT para las policías, que mejore y redireccione su desempeño operativo.

Y que se generen al menos dos laboratorios nacionales de alta tecnología para apoyar la eficiencia policial y la investigación judicial del Ministerio Público: uno de balística, para formar el banco de datos general sobre armas, su trazabilidad, uso y origen; y otro de ADN, de registro obligatorio para delincuentes condenados. Ambos funcionando en línea y coordinadamente con los servicios de tanatología y de salud pública del Estado.

En materia de cooperación internacional, poco o nada se ha mencionado la posibilidad de solicitar apoyo para formar a corto plazo un centenar o más de oficiales SWAT, como semilla de futuras unidades de este tipo; ni de realizar estudios de funcionamiento urbano y de vialidad estructurante para mejorar los controles georreferenciados en los territorios, con cámaras profesionales y barreras físicas para dar mayor eficacia a los desplazamientos operativos en los distintos barrios de la ciudad.

Parlamentarios y Gobierno insisten en sus discursos sobre la multicausalidad del crimen, lo que es cierto, pero hasta ahora no se está pensando acerca de los requerimientos políticos e institucionales para lograr un gobierno eficiente de la Seguridad.

La Subsecretaría de Prevención del Delito está al debe.

Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional