Columna de Opinión, News

Kioscos de autoatención en aeropuerto Pudahuel: Transformación digital mal diseñada e implementada. Alejandro Barros. El Mostrador

 

                                                                                  KIOSCOS DE AUTOATENCIÓN EN

                                                                                      AEROPUERTO PUDAHUEL:

                                                                                          TRANSFORMACIÓN DIGITAL

                                                                                                  MAL  DISEÑADA E IMPLEMENTADA                         

                 

                                                                       

                                                                                                         

Alejandro Barros, Profesor Adjunto de Ingeniería Industrial, U. de Chile – El Mostrador, 13/11/2024

Hace ya un tiempo que los kioscos de autoatención funcionan para el egreso (21) e ingreso (30) al país en el aeropuerto Arturo Merino Benítez. Implementados por la Policía de Investigaciones, en un esfuerzo por modernizar dicho proceso, las cosas no han salido como se esperaba.

Hoy existen críticas desde diversos sectores y, en especial, de parte de los propios pasajeros, cuyo proceso de egreso e ingreso al país se ha transformado en un verdadero calvario.

Cuando un porcentaje muy relevante de los usuarios no puede cerrar el circuito y/o prefiere el antiguo proceso manual, no estamos frente a una transformación digital. Solo se trata de una digitalización bastante pobre.

Partamos por identificar cuáles son los principales atributos que un servicio basado en estos dispositivos debe tener para lograr una experiencia usuaria fluida:

  • El diseño de la interfaz debe ser fácil de entender y usar, incluso para personas sin experiencia en tecnología. Una estructura clara, iconografía adecuada y un flujo de navegación simple son esenciales.
  • La pantalla debe ser sensible y precisa, permitiendo una interacción fluida. Debe ser lo suficientemente grande para mostrar la información de manera clara.
  • Es importante que el kiosco esté diseñado para ser accesible para personas con discapacidad, incluyendo opciones de audio, altura ajustable y compatibilidad con lectores de pantalla.
  • Los kioscos deben ofrecer algún canal de asistencia.

El servicio recientemente implementado por la Policía de Investigaciones tiene serias deficiencias en varios de estos atributos, algunos de ellos bastante obvios. Corresponden a problemas detectados por varios usuarios (pasajeros), todos ellos con experiencia en este tipo de servicios, como es el caso de Claudio Seebach, decano de Ingeniería de la Universidad Adolfo Ibáñez, y Patricio Poblete, exdirector del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Chile, más mi propia experiencia, entre los cuales se cuentan los siguientes:

  • El sistema no les avisa a los pasajeros que están esperando su turno cuando hay un dispositivo libre.
  • Después viene la prueba del escaneo del pasaporte. Uno se confía, porque dice “escanee el pasaporte” y muestra cómo hacerlo. La sorpresa viene cuando dice “ahora escanee el otro lado del documento”. ¡Pero si es un pasaporte, no hay nada por el otro lado! En todo caso, hay usuarios que me han comentado que existen formas de hacerlo leso, por ejemplo, volviendo a poner el pasaporte por el mismo lado. Después de insistir se puede pasar esa etapa.
  • Luego pregunta por información que debería tener, por ejemplo, datos que ya residen en poder del Estado y otros que se podrían obtener vía interoperabilidad con las líneas aéreas, como los vuelos.
  • Los menús y opciones no tuvieron (al menos no se aprecia por su estructura) chequeos de usabilidad mínimos.
  • Finalmente, con el código QR que genera el sistema, si es que tuvo la suerte de llegar a ese punto, se entrega a un funcionario que, generalmente, solo lo recibe, sin validarlo.
  • Solo los chilenos pueden utilizar la plataforma.

Esto ha llevado a que muchos pasajeros, producto de su frustración y serios problemas de usabilidad, caigan derrotados cuando les aparece en la pantalla un mensaje que dice “PASE A CONTROL MANUAL”Plop, como diría Condorito.

La plataforma tecnológica fue adquirida mediante licitación pública el año 2020 y adjudicada a la empresa Pegasus por $1.618.500.000 (casi 2 millones de dólares). Ante el reclamo de algunos usuarios, la respuesta de la empresa fue:. “La tecnología que soporta el actual sistema es alemana, de reconocido prestigio y utilización internacional, donde inclusive el Gobierno alemán es accionista del fabricante”

Supongo que esta solución en otras implementaciones ha sido adaptada a los requerimientos locales y no solo se instaló el equipamiento (hardware) y software base original.

Otra cosa que llama la atención es la solicitud de datos que residen en poder del Estado, que la ley de Transformación Digital del Estado (Ley 21.180) exige que sea el propio servicio público el que acceda a esos datos.

Cabe señalar que uno de los elementos más relevantes de este tipo de servicios es la experiencia usuaria y reducir la fricción de uso al mínimo. En base a toda la evidencia actual, nada de eso se cumplió.

Cuando un porcentaje muy relevante de los usuarios no puede cerrar el circuito y/o prefiere el antiguo proceso manual, no estamos frente a una transformación digital. Solo se trata de una digitalización bastante pobre.

 

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional

 

Columna de Opinión, News

Destruir, un propósito. Gonzalo Rojas Sánchez. El Mercurio

 

                       DESTRUIR, UN PROPÓSITO

Gonzalo Rojas Sánchez – El Mercurio, Editorial, 13/11/2024

En cada una de las cuatro esquinas de la vida nacional se acumula la basura: muchas instituciones están dejando de funcionar; la economía está estancada y se llena de sombríos presagios; se suceden las noticias sobre la corrupción, la deshonestidad y los abusos; se multiplican las muertes, en un clima de pavorosa inseguridad.

Instituciones, economía, moralidad, seguridad: en las cuatro esquinas hay abundante mugre impidiendo el paso hacia un Chile mejor.

La evidencia del desastre es tan apabullante que, en medio de la desazón, se vienen buscando las causas para sugerirle a un próximo gobierno cómo limpiar la basura de las cuatro esquinas. Y, por eso, se ha repetido la triple acusación contra quienes hoy “habitan” el gobierno: ineptos, deshonestos, ideologizados.

Sobre lo primero y lo segundo, los ejemplos abundan y hay procesos judiciales en marcha. Pero respecto de la iluminación ideológica, parece que no se ha logrado penetrar a fondo en la dimensión última del proyecto neomarxista en marcha en el país. Hemos develado los muy variados objetivos que ese diseño se propone, e incluso hemos comprendido su permanente disposición a usar la violencia para conseguirlos.

Pero sospecho que se nos ha escapado un eslabón de esa pérfida cadena.

En efecto, habitualmente estamos pensando en las formas que tomaría una institucionalidad refundada (y conocimos el proyecto constitucional que la proponía); estamos imaginando una economía socialista en manos de un Estado omnicomprensivo y omnipotente; se nos representa un sistema moral-cultural completamente secularizado y, finalmente, tememos la eliminación de las libertades públicas en nombre de una seguridad garantizada por una policía secreta.

O sea, se tiende a juzgar la iluminación neomarxista desde una mentalidad proyectiva; los juzgamos por lo que quieren hacer y, en parte, están haciendo.

Pero, pero… esa crítica, “lo que ellos quieren es muy malo para Chile”, siendo correcta olvida un dato. Para lograr algo de lo que se proponen, creen imprescindible destruir.

O dicho de una manera completamente clara y rotunda: lo que nosotros llamamos “fracaso de sus gobiernos”, es para ellos simplemente el eslabón deseado para demostrar que nada de lo que recibieron era aprovechable, que todo debía morir.

¿Habrá una frase que resuma mejor esa disposición a buscar el fracaso presente con vistas a un hipotético éxito futuro que la de Gabriel Boric en julio de 2021, después de triunfar en las primarias? Dijo: “Si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”.

Matar lo que el Presidente llamaba “neoliberalismo” viene significando, en la práctica, destruir las instituciones democráticas, frustrar el desarrollo basado en una economía libre, corromper todos los hábitos del sistema moral-cultural, en fin, dejar a los ciudadanos en descampado ante el crimen. ¡Qué importa que se diga que eso es culpa de un gobierno de ineptos, corruptos e ideologizados, si lo que se consigue con ese fracaso es la destrucción del tan odiado sistema! Dialéctica pura, señores.

Pero, ¿no implicará eso perder la próxima elección? ¡Qué importa! No le importó nada a Bachelet II destruir, y que ganara Piñera, porque sobre esa destrucción era más difícil construir; no le importará nada a las izquierdas duras que la destrucción con que le entregarán Chile a un gobierno de centroderecha, dentro de 18 meses, sea aún mayor, porque así se le hará a la nueva administración aún más complejo construir.

Su diseño es claro: mientras peor les vaya, peor le va al sistema, peores condiciones encontrarán sus rivales al gobernar, y por fin —siempre la utopía— desde cero podrán construir.

 

Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

 

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional