50 AÑOS DE IMPROVISACIÓN
El Mercurio, Editorial, 07/09/2023
Gestiones de última hora difícilmente podrían reparar un clima ya dañado.
Faltan pocos días para que se cumpla el aniversario del golpe de Estado y va quedando claro que la fecha distará de ser un factor de unión.
Si bien los medios de comunicación, las universidades y otras entidades han hecho un esfuerzo por entregar nuevos antecedentes, profundizar análisis o confrontar visiones sobre el período que se conmemora, el Gobierno está cerrando un ciclo lleno de errores y contradicciones.
El diseño inicial, a cargo de Patricio Fernández, que buscaba centrarse en “memoria, democracia y futuro”, parecía inspirado en la idea de aprovechar la fecha para resaltar la democracia, condenar las violaciones a los derechos humanos y proyectar un futuro común.
Nada de eso, sin embargo, pudo concretarse. Las presiones de la ultraizquierda para generar una verdad oficial, en la que se sacase al pizarrón a la derecha y se omitieran las gruesas responsabilidades propias en el quiebre democrático, terminaron forzando la salida de Fernández y marcando el tono de confrontación de las últimas semanas.
El Presidente Boric, por su parte, no solo renunció a su diseño inicial, sino que su actuar y sus dichos han abundado en contradicciones, un día llamando al consenso y al siguiente fustigando a la derecha.
El caso más paradigmático fue el lanzamiento del Plan Nacional de Búsqueda, instancia que debió ser el hito central de esta fecha, pero cuyo anuncio fue eclipsado por la decisión del Presidente de abrir una polémica menor con los partidos de oposición.
Los cuestionamientos al fallecido exsenador Jarpa —fundador de Renovación Nacional— y la falta de humanidad ante el suicidio de un octogenario han sido algunos de los capítulos adicionales.
Mientras, si bien los ministros de Interior y Justicia han tratado de reparar las tensiones generadas por esas intervenciones, la ministra vocera ha preferido agudizarlas.
La impericia política y la improvisación que han caracterizado el manejo del Gobierno parecen tener además un correlato en los aspectos logísticos. Incluso el listado de Presidentes extranjeros que participarán en el acto que se realizará ese día sigue sin estar claro y nombres que se anunciaron el lunes (como Lula da Silva) ahora están en duda o descartados.
Además, la prensa ha informado que el contrato con la productora a cargo del evento aún no es visado por Contraloría, y que incluso el Gobierno habría tenido que sacarlo de trámite para hacerle correcciones.
Por cierto, el hecho más paradigmático de la improvisación gubernamental es lo que ha ocurrido con la idea de suscribir una declaración en conjunto con todas las fuerzas políticas, insólitamente anunciada por el mandatario en una entrevista concedida en julio en el extranjero.
Desde entonces, poco parece haberse avanzado en el tema, al punto que recién el viernes pasado se invitó al expresidente Piñera a La Moneda para pedirle intervenir y conseguir que los partidos de Chile Vamos adhirieran al documento.
Pero las gestiones del exgobernante —quien valoró el texto, pero no asistirá a la ceremonia— no convencieron a la coalición opositora, que prefirió emitir su propia declaración.
Y es que difícilmente esfuerzos de última hora podrían suplir la falta de trabajo político y reparar el dañado clima en que, producto de las acciones y señales del Gobierno, Chile llega a esta conmemoración.