EL PERÚ HA MUERTO.
Naomi Teruya, Comunicadora
El Reporte, Opinión, 15/08/2022
La situación en la que vivimos nos hace reflexionar sobre el odio político que algunos tienen. Con tal de que no gane la derecha han perdido la empatía por los menos favorecidos; decían que hablaban por ellos, pero finalmente los instrumentalizaron.
No es casualidad que, ante el desastroso gobierno de Pedro Castillo, estas personas callen. Uno ya no ve el mismo afán con el que criticaban a gobiernos opuestos a su ideología. Han perdido el asco por esa misma corrupción que tanto decían combatir y se han convertido en defensores con justificaciones infantiles, todo para seguir sosteniendo a este gobierno y a sus aliados.
Han matado la poca integridad que le quedaba al país siendo condescendientes con los inquilinos de Palacio. Se han encargado de ahogar toda esperanza en la que el Perú pueda mejorar y en su lugar han convertido la buena proa, que permitía enfrentar el futuro, en un lugar exclusivo de corruptos y mafiosos.
La indignación se quedó sin combustible y muchos opinólogos —autodenominados la reserva moral del país—, sin internet.
Hemos sucumbido a la resignación porque nos dijeron que la vacancia es ilegal y que el Congreso es el causante de todos los males, mientras tanto pulimentan la imagen de Castillo y se encargan de anestesiar al resto del país.
Seguir manteniendo a Castillo en el poder significa que muchas personas pierdan sus empleos; de hecho, el BCR (Banco Central de Reserva) dijo que menos empresas están contratando. También significa que, por obra de las políticas económicas de este gobierno, la inflación siga subiendo y los precios también, haciendo que muchas familias se vean limitadas cada vez más en sostener su hogar.
Según lo dicho por el INEI (Instituto Nacional de Estadísticas e Informática), este año 11 millones de peruanos podrían caer en la pobreza. Sumado a esto, todas las faltas graves a la democracia, al Estado de derecho y a las Instituciones.
Recuerden que el ladrón, ese mismo que miente diciendo que proviene del pueblo y para el pueblo, no viene sino para matar, robar y destruir.
El deceso se puede olfatear, el moribundo pide ayuda a gritos, pero hemos dejado que el asesino siga quitándole la respiración, poco a poco, conociendo la desesperación de un país que está agonizando.
Nadie querrá escuchar cuando la noticia finalmente llegue: que el Perú ha muerto.
Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel