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EMBAJADOR VALDÉS ENVÍA CARTA DE PROTESTA POR DICHOS DE SENADOR RUBIO (EE. UU) SOBRE HEZBOLÁ EN CHILE Mesa de noticias de El Mostrado

 

                                                                              EMBAJADOR VALDÉS ENVÍA CARTA DE PROTESTA POR                                                                                  DICHOS DE SENADOR RUBIO (EE. UU) SOBRE HEZBOLÁ EN                                                              CHILE

Mesa de noticias de El Mostrador, 17/04/2024

El embajador de Chile en EE. UU, Juan Gabriel Valdés, presentó una carta de molestia ante el Congreso del país norteamericano por los dichos del senador republicano Marco Rubio, quien dijo que Hezbollah está en Chile y que bajo el Gobierno “han tenido una retórica dura” con Israel.

A raíz de las declaraciones del senador republicano de Estados Unidos, Marco Rubio, sobre vínculos del grupo terrorista Hezbollah con Chile, el embajador de Chile en EE. UU, Juan Gabriel Valdés, presentó una carta de molestia ante el Congreso del país norteamericano.

Según reportó en primera instancia El Mostrador, Rubio, el pasado 11 de abril y en medio del ataque de Irán a Israel, dijo ante la subcomisión de Relaciones Exteriores estadounidense que “una de las cosas a las que pienso que no hemos puesto suficiente atención es a la presencia de Hezbollah en nuestro hemisferio”.

En ese sentido, “un lugar donde ha estado por un tiempo es Chile”, cosa que le preocupa porque “bajo el Presidente Gabriel Boric, los chilenos han tenido una retórica muy dura acerca de Israel”.

“Creo que tenemos sanciones a las empresas dirigidas por Hezbollah con sede en Chile. Pero Chile se ha abstenido de designar a Hezbollah como organización terrorista. ¿Creemos que están haciendo lo suficiente para reprimir las operaciones de Hezbollah en el país? y ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué les estamos comunicando sobre lo que esperamos que hagan?”, cuestionó.

Los dichos de Rubio fueron respondidos por el embajador Valdés, quien le envió una carta al senador Tim Kaine, quien preside la instancia donde Rubio emitió sus declaraciones. “Señor Presidente, con el debido respeto, estas declaraciones carecen de fundamento fáctico y son gravemente engañosas”, dijo Valdés.

“Chile nunca ha tenido empresas sancionadas por Estados Unidos por estar vinculadas con Hezbollah o cualquier otra organización terrorista. Chile no tiene empresas dirigidas por Hezbollah. Hoy la Policía de Investigaciones – PDI, a través de sus Brigadas Especializadas, y también mediante coordinación permanente con el FBI y otros servicios del hemisferio mantiene un seguimiento constante de actividades o acciones ilegales que puedan amenazar la soberanía de nuestro país, las cuales, de ser creíbles, son denunciadas a la entidad fiscal para iniciar el proceso investigativo. Actualmente no existe ningún proceso de investigación sobre alguna actividad en Chile vinculada al grupo terrorista mencionado por el senador Rubio”, añadió, agregando que estarán “sumamente agradecidos si la oficina del Senador Rubio nos brindara la información que respalde sus acusaciones”.

“Lo que considero inaceptable e insultante para Chile -agregó Valdés- es la afirmación del senador estadounidense de que la opinión de nuestro gobierno y de nuestro Presidente sobre la actual guerra y la violación del derecho humanitario en Gaza por parte del gobierno israelí podría significar la apertura de nuestro territorio a las actividades de Hezbollah o de cualquier otro grupo terrorista. Esta declaración contradice una historia de muchas décadas de amistad y confianza entre nuestras dos democracias”.

Sin “base real”. En conversación con radio Infinita, el embajador Valdés agregó que “el senador Rubio dijo que Chile había recibido castigos de Estados Unidos por tener empresas que eran dirigidas por Hezbollah. Eso es una situación que no se ha dado nunca en nuestra historia. Por lo tanto, no tiene ninguna base real”.

Valdés sostuvo que para presentar la carta y argumentar su molestia, conversó previamente con la Policía de Investigaciones (PDI), desde donde le dijeron que lo señalado por Rubio “no era así”.

También, le comentaron que el organismo trabaja permanentemente con el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por su sigla en inglés) de Estados Unidos, el cual “jamás había manifestado ninguna preocupación por este tema en este momento”.

“Entonces, la verdad es que nosotros no podemos dejar de reaccionar sin molestia ante una serie de afirmaciones que carecen de base. No hay ninguna realidad para esas acusaciones”, sentenció.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de  Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

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Ataque inédito. El Mercurio. Editorial

                                                             Ataque inédito

Aunque Irán e Israel llevan décadas enfrentándose de manera indirecta, con el apoyo de Irán a guerrillas extremistas, por una parte, y acciones selectivas israelíes contra científicos y militares persas, por otra, nunca se había producido un ataque tan directo y masivo como el lanzado el fin de semana por el régimen de los ayatolas sobre el territorio judío.

Definida por algunos analistas como la “crónica de un ataque anunciado”, la ofensiva iraní fue una respuesta al ataque al consulado en Damasco que en días previos costó la vida a siete oficiales de la Guardia Revolucionaria iraní, incluidos dos generales de la fuerza Quds, su brazo de operaciones en el extranjero. Aunque Israel no ha reconocido abiertamente la autoría, pocos dudan de ello. Teherán había afirmado que la acción tendría respuesta, la que vino a darse el fin de semana, pero de cuya realización abundaron los indicios previos.

El ataque —que incluyó más de 300 drones y misiles— puso a prueba el conocido “escudo protector” de Israel, que además contó con el apoyo decisivo de una coalición de países encabezada por Estados Unidos. Ello permitió minimizar el daño y ha llevado a las autoridades israelíes a hablar de una “victoria”, pero algunos análisis advierten que probablemente el objetivo de Irán no era generar una destrucción masiva, sino entregar una señal en cuanto a su disposición a defender sus intereses, cruzando una línea que hasta ahora no se había atrevido a traspasar.

Estados Unidos ha pedido a Israel evitar continuar escalando el conflicto con Irán, en un escenario ya marcado por la cruenta guerra en Gaza. Las autoridades israelíes han dicho que responderán al ataque en el momento y forma que estimen adecuado. De qué modo marcará esto la evolución del conflicto en Medio Oriente, es una pregunta cuya respuesta se irá develando en las próximas semanas.

Alineamientos estratégicos

Es una conocida estrategia de China afianzar alianzas para avanzar en sus intentos por modificar la estructura del sistema internacional y terminar con la “injusta hegemonía” de EE.UU. En ese propósito se enmarca la reciente reunión de Xi Jinping con el canciller ruso, Sergei Lavrov, en preparación de una cumbre con Vladimir Putin, en mayo.

Todas las declaraciones se refirieron a las “formas de profundizar la cooperación en seguridad” en Europa y Asia, para “contrarrestar intentos de EE.UU. de imponer su voluntad”. Sin embargo, para Rusia, lo más importante es hacer valer su “acuerdo de seguridad sin límites” con China como muestra de que no está totalmente aislada.

Beijing mantiene una postura ambigua con respecto a la guerra en Ucrania, absteniéndose de condenar la agresión rusa, al tiempo que le da a Moscú un respiro ante las sanciones internacionales, incrementando el comercio bilateral. Rusia es hoy el principal proveedor de petróleo y gas de China, que por su parte le entrega elementos para su industria bélica y tecnológica. En 2023, el intercambio se incrementó en 26,3 por ciento.

Para el liderazgo chino, una coyuntura como la actual es una oportunidad de posicionarse como una potencia capaz de desafiar la supremacía de Occidente. El eje Beijing-Moscú sería el pilar para estrechar la “coordinación estratégica con los BRICS” (ambos, más Brasil, India y Sudáfrica), pero también con países que desafían la paz mundial, como Norcorea, Irán o Venezuela.

En su intento por modelar una nueva estructura global, en la que ni la democracia ni la defensa de los derechos humanos tienen un lugar central, Xi busca aunar voluntades de países emergentes (varios de los cuales desprecian tales principios), elevando en su retórica cuestiones como “la justicia internacional”. En el fondo de todo esto, por supuesto, está la intención de superar a EE.UU. como la principal superpotencia, terminar con lo que considera el sistema unipolar forjado tras el fin de la Guerra Fría y reemplazarlo por otro en el que China tendría mayor influencia.

Con el enorme crecimiento económico de las últimas décadas, que le permitió más que duplicar su presupuesto de Defensa desde 2015, ha podido fortalecer su aparato militar y naval, aumentando sus fuerzas convencionales así como el arsenal nuclear, que se multiplicó por dos desde 2020. Sus intensos vínculos comerciales le dan una fortaleza económica que no tenía y acrecientan su potencial político.

Y mientras Lavrov y Xi hablaban en Beijing, Joe Biden reforzaba sus propias alianzas para sostener la actual estructura internacional y la estabilidad en el este de Asia. Preocupado de la creciente tensión en el mar del Sur de China —generada por los esfuerzos de Beijing para dominar el área—, recibió en la Casa Blanca al Presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., y al Primer Ministro japonés, Fumio Kishida. El japonés dio la clave, declarando que “los intentos unilaterales por cambiar el statu quo por la fuerza o la coerción son inaceptables. Hoy es Ucrania, mañana será el este de Asia”.

La poco usual reunión tripartita, que se enmarca en lo que se está llamando el “minilateralismo” (que reúne países con intereses comunes), confirmó que los aliados asiáticos confían en el liderazgo norteamericano para su defensa, y que, a su vez, Washington mantiene su compromiso con ellos. Biden habló de una “nueva era de cooperación estratégica”, en la que se refuerza la colaboración militar y tecnológica con Tokio, y reafirmó un acuerdo de defensa mutua con Manila, enfrentada en una disputa marítima con Beijing.

La competencia entre EE.UU. y China se agudiza no solo en lo económico y comercial, sino también en el plano estratégico, con los países del entorno obligados a tomar partido para defender sus intereses. Washington, como promotor de la democracia y el libre comercio, tiene una responsabilidad mayor en hacer que se respeten las reglas de convivencia internacional y evitar conflictos mayores.

Editorial

El Mercurio

Lunes 15 de abril de 2024

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

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EL RIESGO DE UNA GUERRA NUCLEAR CON RUSIA. Dr. Luis Pérez Gil. Centro de Graduados de Estado Mayor

                                                                     DERECHO Y POLÍTICA INTERNACIONAL

Web dedicada a temas de Derecho Internacional, Relaciones Internacionales y Ciencia Política en forma de artículos y comentarios desde la comunidad de la Universidad de La Laguna (Tenerife, España). «Contemplando el centro de la Historia»

Dr. Luis Pérez Gil

https://ullderechointernacional.blogspot.com/

                                                                                      EL RIESGO DE UNA GUERRA NUCLEAR CON RUSIA

El 29 de febrero de 2024 durante su tradicional discurso anual a la Asamblea Federal en Moscú, Vladimir Putin volvió a advertir a las potencias occidentales sobre las potenciales consecuencias que tendría una intervención directa de éstas en la guerra en Ucrania. Su extenso discurso (disponible completo aquí) tuvo tres partes principales, pero que están íntimamente ligadas entre sí (la retórica de la guerra en Ucrania en defensa de la soberanía, la permanencia de Rusia como gran potencia y los objetivos de desarrollo nacional a largo plazo) y cuyo resultado final se resume en dos ideas fundamentales: la defensa de la soberanía y la autosuficiencia son una tarea permanente y todas las acciones del gobierno ruso están orientadas a entregar un país estable y basado en el bien común a las generaciones futuras. Es precisamente en esa defensa de la soberanía, que no se acota sólo a su territorio reconocido internacionalmente, sino que se extiende también a aquellos territorios históricamente rusos o con presencia significativa de ciudadanos rusos o de origen ruso y que han sido definidos como su extranjero cercano, áreas en las que Rusia estaría llamada a ejercer poder e influencia y que, en última instancia, garantizarían la seguridad de sus fronteras internas, en una suerte de zona de amortiguación (buffer zone) que alcanzó su máxima expansión durante la Guerra Fría, con su presencia militar permanente en Alemania Oriental y la creación del Pacto de Varsovia. Como en esa época, también ahora las autoridades rusas estiman que su zona de amortiguación debe y puede ser defendida con armas nucleares. De ahí, las reiteradas referencias a la existencia y vigencia de sus armas nucleares como mecanismo de disuasión por parte de las principales autoridades y funcionarios rusos desde el inicio de la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022 -véase la entrada LAS ADVERTENCIAS SOBRE DISUASIÓN  ESTRATÉGICA DE RUSIA CON OCASIÓN DE LA INVASIÓN DE UCRANIA, de febrero de 2022-. Estas advertencias están dirigidas contra Occidente y, en concreto contra los países de la OTAN que, con su apoyo a Ucrania, impiden alcanzar los principales objetivos rusos, entre ellos su sometimiento y neutralización. Por tanto, como hemos dicho en otras ocasiones, para el bando ruso la guerra en Ucrania tiene un carácter existencial, porque afecta a sus intereses nacionales (de seguridad), mientras que para el Bloque Occidental, encabezado por los Estados Unidos, es sólo un modo para desgastar a Rusia (guerra por delegación o proxy war) y lograr que deje de ser una amenaza para sus vecinos. Al contrario que en el primer caso, en el que es concebible que Rusia pueda combatir durante años aplicando todos los recursos del Estado, es decir, asumiendo cualquier costo, el segundo es inalcanzable simple y sencillamente porque no se puede derrotar (o someter por la fuerza) a una gran potencia nuclear que, en el caso de Rusia, es necesario recordarlo, acumula el mayor arsenal nuclear del mundo y que junto con los Estados Unidos cuentan con el noventa por ciento de las armas nucleares existentes -véase la entrada ARSENALES NUCLEARES DE LAS GRANDES POTENCIAS EN 2023: ENTRE LA AMENAZA NUCLEAR RUSO-AMERICANA Y LAS FALACIAS SOBRE CHINA de junio de 2023-. Ante esta evidencia, Putin afirmó en su discurso del 29 de febrero de 2024 que “Occidente se ha olvidado de las consecuencias que tiene una guerra”, que “piensan que son dibujos animados” y “eso les hace perder la razón y crear riesgos para todos” (argumentos que ya fueron puestos sobre la mesa por el académico ruso y antiguo asesor presidencial Sergey Karaganov en sendos artículos publicados en junio y octubre de 2023).
Sin embargo, algunos dirigentes europeos (los antiguos testigos silenciosos) apelan a continuar escalando contra Rusia, a atacar objetivos en el interior del territorio ruso y, a más, desplegar fuerzas militares en territorio ucraniano para tratar de sostener el frente, pero que se convertirían inevitablemente en objetivo de las armas rusas. Estas posiciones ponen de manifiesto dos cuestiones fundamentales en la teoría de las relaciones internacionales: la primera es que desconocen el poder limitador del conflicto que tienen las armas nucleares y, segunda, la ausencia del interés nacional en el cálculo de sus decisiones. Pero, ambas tienen un curso que lleva a un enfrentamiento directo con una gran potencia nuclear. Por tanto, un conflicto de estas características tendría como resultado previsible el empleo masivo de armas nucleares, con las consecuencias que pusieron de manifiesto los bombardeos atómicos americanos de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945. Se debe descartar, como hemos dicho en reiteradas ocasiones, la falacia de que es posible combatir (y ganar) una guerra nuclear limitada, porque, una vez iniciada, se desconoce el punto más alto de la escalada y los poseedores de dichas armas no estarán dispuestos a perder una guerra de tales características, además de que, conceptualmente, la idea de la guerra nuclear limitada fue rechazada por los dirigentes soviéticos y después por los rusos -sobre este debate véanse las entradas ARMAS NUCLEARES Y CONFLICTOS ASIMÉTRICOS: PERSPECTIVAS DE EMPLEO de mayo de 2015 y DE VUELTAS CON LA IDEA DE GUERRAS Y ATAQUES PREVENTIVOS de octubre de 2018. Esta concepción se plasma en los Fundamentos de la política estatal sobre disuasión nuclear de 2 de junio de 2020 -véase la entrada LA ACTUALIZACIÓN DE LA POLÍTICA DE EMPLEO DE ARMAS NUCLEARES DE RUSIA, UNA APUESTA POR EL RÉGIMEN DE ESTABILIDAD ESTRATÉGICA de junio de 2020- y es la que sirve de fundamento a Putin para afirmar el 29 de febrero de 2024 que el arsenal nuclear ruso tiene un nivel de disponibilidad total y que tienen la capacidad (y también la voluntad) para escalar hasta el punto más alto y combatir una guerra con armas nucleares bajo la premisa de que nadie podrá ganar porque el resultado será la desaparición de la civilización. Sin embargo, desde el lado occidental, se obvian las consecuencias que entrañan en sí mismas el peligro de un conflicto nuclear ilimitado. Como es propio de los dirigentes rusos, sus advertencias suelen ir seguidas de actos de demostración para tratar de mantener la vigencia de la disuasión nuclear. De este modo, el 1 de marzo de 2024 (un día después del discurso de Putin en Moscú) las Fuerzas de Misiles Estratégicos (RVSN) ejecutaron un ejercicio de preparación para el combate. Una tripulación perteneciente a la 14ª División de Misiles de Yoshkar-Ola, en los Urales, llevó a cabo el lanzamiento de un misil balístico intercontinental (ICBM) RS- 24 Yars móvil desde un sitio de pruebas en Plesetsk, en el norte de la Rusia europea -vídeo del lanzamiento disponible aquí-. El misil voló unos seis mil kilómetros hasta que sus ojivas inertes alcanzaron los objetivos programados en el polígono de pruebas de Kura, en Kamchatka, en Extremo Oriente. Ahora bien, ni esta prueba es nueva ni es una sorpresa, sino que forma parte de las actividades regulares que realizan todos los componentes de las fuerzas de disuasión nuclear con la finalidad de validar el funcionamiento de los sistemas de mando y control y lanzamiento -véase la entrada GROM-23: EJERCICIO DE GUERRA NUCLEAR GLOBAL de octubre de 2023- y, casi más importante, mostrar a terceros esas capacidades, de tal modo que las armas nucleares sigan cumpliendo su misión primordial: evitar la guerra entre grandes potencias. Entonces, las cuestiones que se plantean son: ¿estamos preparados para afrontar una guerra contra Rusia? ¿somos conscientes de las consecuencias que podría tener tal guerra? ¿quiénes están adoptando tales decisiones? ¿Nos veremos arrastrados a una guerra donde no nos jugamos nada, en aras de una lucha entre las grandes potencias por la supremacía mundial?

Ver artículo completo en:el riesgo de una guerra nuclear con Rusia (2)

Un aporte del Crl. Julio Soto Silva, Secretario del Centro de Graduados de Estado Mayor (Academia de Guerra del Ejército)

 

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ENTREVISTA A JORGE SANZ, ACADÉMICO UDD, SOBRE ATAQUE DE IRÁN A ISRAEL. Radio Universo

 

                                                            Entrevista Jorge Sanz, académico UDD, sobre ataque de Irán a Israel


 Link: http://conectamedia.s3.amazonaws.com/661e78a21402a6ba6a61cc14.mp3  Descargar archivo

Pese a las advertencias que ha hecho Irán a la intermediación que EE.UU. ha tenido en el conflicto con Israel, el jefe de las FF.AA. israelíes aseguró que habrá una respuesta al ataque de Irán. Académico de UDD, Jorge Sanz, aborda el tema.

Menciones: Universidad Del Desarrollo.
Cuñas: Jorge Sanz, Académico Universidad Del Desarrollo

 

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EL “MAD MAX” DE UCRANIA RASTREA PANTANOS Y CAMPOS MINADOS EN BUSCA DE PROYECTILES. Ian Lovett y Nikita Nikolaienko/The Wall Street Journal. La Tercera

                                                                       EL “MAD MAX” DE UCRANIA RASTREA PANTANOS Y

                                                                    CAMPOS MINADOS EN BUSCA DE PROYECTILES

Ian Lovett y Nikita Nikolaienko/The Wall Street Journal

La Tercera, 11/04/2024

La escasez de municiones en Kiev es tan grave que un soldado que busca proyectiles rusos y fabrica sus propias bombas se ha convertido en un importante proveedor de algunas unidades.

Al borde de un arroyo en esta aldea diezmada, Max Polyukhovich excavó en el barro con las manos en busca de un grial esquivo. Después de unos momentos, sacó un trozo de metal gris liso, de varios pies de largo: un proyectil de artillería ruso sin usar.

Ucrania tiene tanta escasez de municiones que Polyukhovich, un soldado de 36 años, se ha convertido en una importante fuente de proyectiles para las brigadas en todo el frente oriental.

Las entregas de armas desde Estados Unidos están retrasadas en el Congreso, y la escasez ha llevado a Kiev a recurrir a soluciones muy reducidas -como drones explosivos y restos de proyectiles rusos- para tratar de contener a las fuerzas de Moscú.

En parte carroñero, en parte fabricante de bombas domésticas, Polyukhovich se ha sumergido en pantanos y caminado kilómetros a través de campos minados en busca de las municiones no utilizadas que las tropas rusas dejaron cuando se retiraron. Parte de lo que encuentra puede ser disparado inmediatamente por la artillería ucraniana; parte del mismo lo lleva a su laboratorio improvisado, donde transforma el explosivo en munición para drones de ataque.

Conocido por el distintivo de llamada “Mad Max”, ha suministrado al menos 14.000 proyectiles a brigadas en todo el este de Ucrania, además de 4.000 municiones para que aviones no tripulados arrojen sobre tropas y vehículos rusos, calcula.

“El apetito de los comandantes está aumentando”, afirmó. “Si envío 100 balas, me llaman al día siguiente pidiendo más munición”.

Los oficiales de la 92ª Brigada de Asalto de Ucrania, que lucha alrededor de la destruida aldea oriental de Andriivka, dijeron que la escasez de proyectiles de artillería es tan crítica, que incluso cuando los drones detectan objetivos rusos, la brigada no siempre puede dispararles.

“Si los rusos realizaran un ataque a gran escala más tarde, nos quedaríamos sin proyectiles”, dijo un mayor de la brigada, que utiliza el distintivo de llamada Ángel. “Estamos en modo de economía constante”.

Aunque las contribuciones de Polyukhovich ayudan, no pueden compensar por completo el enorme déficit de proyectiles de Kiev, y los comandantes estiman que Rusia dispara alrededor de cinco veces más por día.

Polyukhovich, una figura corpulenta, con una rebelde barba oscura y brillantes ojos verdes, ha estado luchando durante ocho años en el este de Ucrania, donde la guerra ha estado en pleno apogeo desde la invasión rusa encubierta en 2014.

Aunque trabajó principalmente como desminador, a veces se unió a los asaltos durante el primer año de la guerra a gran escala, que comenzó en febrero de 2022. Luego, el verano pasado, le dispararon. Su chaleco antibalas lo salvó de una lesión grave y vio la creciente hambre de proyectiles durante su recuperación. Desde entonces, ha convertido la búsqueda y fabricación de municiones en su trabajo de tiempo completo.

Concentra sus búsquedas en zonas que Moscú ocupó al principio de la guerra. Sólo en los pantanos alrededor de Izyum, en la región nororiental de Kharkiv, afirmó haber recuperado 2.500 proyectiles utilizables, que los rusos arrojaron al agua antes de huir en septiembre de 2022, cuando Ucrania retomó la zona durante una ofensiva relámpago.

“Si liberas un área, debes controlar los pantanos”, dijo Polyukhovich, señalando que ésta era una estrategia común que usaban los rusos para tratar de impedir que los ucranianos usaran sus municiones.

El agua no dañó los proyectiles, dijo. Pero si encuentra incluso una pequeña abolladura en el cuerpo de uno, la tira. La abolladura podría cambiar la trayectoria del proyectil, poniendo a los equipos de artillería en riesgo de impactar accidentalmente a sus propias tropas.

Una tarde reciente, The Wall Street Journal acompañó a Polyukhovich a Kamyanka, una aldea en la región de Kharkiv, donde las fuerzas rusas habían establecido varias posiciones de artillería al comienzo de la guerra. Los tejados de todas las casas, salvo unas pocas, habían volado. Sólo un puñado de lugareños permaneció en la ciudad.

Polyukhovich ya había realizado decenas de viajes a la aldea, registrando cada casa y recuperando alrededor de 1.000 casquillos.

Cuando llegó, dos mujeres locales lo recibieron con un plato de panqueques rellenos de carne. “Encontré algo cerca del arroyo”, dijo una de las mujeres, Svitlana Kordyenko. “Ve a mirar”.

El banco estaba lleno de cajas de madera utilizadas para transportar proyectiles. Polyukhovich pronto sacó una concha del barro.

Pero buscaba una recompensa mayor: los lugares donde las fuerzas rusas guardaban sus proyectiles durante la ocupación. Al hablar con los lugareños, sabía que los rusos tenían tres posiciones de artillería en el área.

“Tiene que haber más proyectiles”, afirmó. “Dada la cantidad de artillería que tenían, debería haber 10.000 proyectiles en esta aldea”.

En un campo, cerca de una de las posiciones de artillería, encontró unos tablones de madera en el suelo.

“Podría haber más debajo”, dijo. Decidió que tendría que regresar con equipo de excavación para mirar.

Después de registrar a Kamyanka, Polyukhovich regresó a su laboratorio. Su esposa vive no lejos del pueblo, pero él dijo que no tuvo tiempo de visitarla. Sólo la había visto unas pocas veces desde que comenzó la guerra a gran escala. Su exesposa y su hijo abandonaron el país; no está seguro de dónde están.

Durante sus últimas vacaciones, dedicó uno de sus dos días libres a buscar proyectiles.

“¿Cómo puedo explicarle a mi esposa que ella no es lo más importante para mí en este momento?”, dijo.

Los oficiales de la 92ª Brigada dijeron que Polyukhovich les había suministrado más de 8.000 proyectiles. Aun así, las acciones de Polyukhovich no compensan la caída en las entregas desde Occidente. Las fuerzas ucranianas están disparando ahora unos 2.000 proyectiles por día, un marcado descenso respecto al verano pasado.

Polyukhovich encuentra principalmente proyectiles de calibre 152 mm, que funcionan con cañones de artillería de la era soviética. Ucrania también está aumentando su producción de municiones de 152 mm, dijeron los oficiales.

Pero las piezas de artillería occidental de la brigada utilizan proyectiles de 155 mm y el suministro de ese tipo de munición desde el extranjero ha disminuido.

“El problema es que tenemos tres veces más piezas de calibre 155 que de calibre 152”, dijo Ángel, añadiendo que los proyectiles de 155 mm también eran más precisos. Como resultado, la mayoría de las armas de la brigada están inactivas.

Además de buscar proyectiles rusos, Polyukhovich ha organizado una operación para fabricar bombas para drones, que se han vuelto cada vez más importantes en los últimos meses, a medida que se han agotado las municiones occidentales.

Polyukhovich suele levantarse a las 4 de la mañana. “No duermo bien”, dijo, y añadió que cuando se queda dormido, “veo las cosas horribles que he presenciado en esta guerra”.

Antes del amanecer, a menudo conduce hacia la línea del frente y luego camina hacia la tierra de nadie entre las posiciones ucranianas y rusas.

Camina con cuidado por los campos, desarmando las minas antitanques rusas y llevándoselas consigo. Cuando el sol sale por completo, lleva el botín a su laboratorio.

“Max” está garabateado en la puerta oxidada fuera del complejo de Polyukhovich, junto con una calavera y tibias cruzadas pintadas con aerosol. En el patio, camina entre montones de minas antitanques y proyectiles de artillería. Duerme en una de las casas. La otra la ha convertido en una fábrica de bombas.

Abre las minas antitanque y vacía el polvo explosivo en ollas de cocción lenta. Una máscara de Guy Fawkes, que conspiró para volar el Parlamento inglés en el siglo XVII, cuelga de una viga en lo alto.

“Aquí soy el jefe de cocina”, dijo.

Una vez licuado el explosivo, él y algunos asistentes lo vierten en proyectiles caseros. Levantó una de sus creaciones: una funda de plástico, llena de explosivos y unida con cinta adhesiva a una bola de metralla, que un dron podía arrojar sobre la infantería.

“Estos bastardos cubren mi patria con sus malditas minas”, dijo Polyukhovich. “Las recogemos, las volvemos a montar y luego las devolvemos”.

A medida que la escasez de proyectiles de artillería se ha agudizado en las últimas semanas, las brigadas han comenzado a enviar sus desminadores a Polyukhovich, con la esperanza de que les enseñe cómo encontrar más municiones.

Es un trabajo peligroso. Hace varios meses, mientras Polyukhovich estaba fuera, su equipo intentó desactivar una mina antipersonal, que es más sensible que las minas antitanque con las que normalmente trabajan. Estalló, mató a uno de ellos y abrió un costado de la casa de Polyukhovich.

“Me he convertido en el tipo de persona que no puede consolar a alguien mientras está muriendo”, dijo Polyukhovich. “Prefiero simplemente darme la vuelta. Es imposible olvidar los ojos de un moribundo”.

Por ahora, ha contratado a un protegido, un sargento de 40 años que utiliza el distintivo de llamada Tikhy, que significa tranquilo. Vive con Polyukhovich en su casa y lo ayuda a administrar el laboratorio.

En las últimas semanas, Polyukhovich comenzó a dejar que Tikhy lo acompañara a recoger minas. Recientemente también encontraron drones de vigilancia rusos derribados, que los comandantes ucranianos habían estado buscando, para poder analizarlos y encontrar una manera de bloquearlos.

Aunque Tikhy ha sido entrenado como desminador, Polyukhovich lo vigila mientras caminan por los campos.

“Me preocupo demasiado por él”, dijo Polyukhovich. “Es demasiado amable, demasiado educado. No es la actitud que necesitas en la guerra”.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de  Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

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NOBOA, ECUADOR Y CRISIS DE EMBAJADAS: EL ANTIHEROÍSMO SIN REPARAR EN MEDIOS. Gilberto Aranda B., Profesor titular Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

 

                                                                                 NOBOA, ECUADOR Y CRISIS DE EMBAJADAS:

                                                                                   EL ANTIHERÍSMO SIN REPARAR EN MEDIOS  

Gilberto Aranda B., Profesor titular Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

El Mostrador, Análisis, 12/04/2024

Noboa, el 21 de abril, ha planteado un referendo con 11 preguntas, que busca confirmar su política de seguridad y combate a la delincuencia, sin óbices de ningún tipo. Como todo antihéroe, es crucial imponer sus términos y desde ahí reconstruir Ecuador conforme a su plan, sin dilaciones.

El héroe y el villano son los arquetipos del bien y el mal que mitos inmemoriales e históricos galvanizan a través del tiempo, y que son recogidos por relatos y géneros de ficción.

El antihéroe, en cambio, es más cercano a nuestra época, un ser que habita en un área gris, pudiendo ser asocial, amoral, a menudo inteligente, aunque poco ortodoxo en la consecución de sus objetivos, lo que implica un nivel de enajenamiento que no repara en la crueldad o los efectos de su proceder.

Sus atributos simplemente no corresponden al clásico héroe épico, ya que, aunque sus fines pueden ser evaluados como beneficiosos, sus métodos, intenciones o motivos sencillamente no lo son.

El presidente Daniel Noboa, obsesionado con el camino de Bukele, un sheriff mandatario para quien los condenados por delitos penales y civiles pierden todos los derechos, incluyendo aquellos fundamentales derivados de su condición humana –una variante extrema de las tendencias descritas por la literatura como populismo punitivo y penal–, ha superado a su “maestro”.

Tras los episodios de fuga de jefes de pandillas desde recintos penitenciarios ecuatorianos y la toma de un canal guayaquileño, el jefe de Estado de El Salvador dejó un mensaje en la red social X, “no es soplar y hacer botellas”, alusivo a la campaña previa del Gobierno ecuatoriano para construir megacárceles.

Noboa tomó nota, firmando el decreto 111 que declaraba conflicto armado interno y ordenaba a las fuerzas militares neutralizar a grupos. También decretó que 22 grupos del crimen organizado eran organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes, como en un Estado de guerra.

Sí, definitivamente había un nuevo comisario en el pueblo, dispuesto a hacer cumplir la ley a como dé lugar, incluso si el uso de fuerza bélica defensiva fuera empleado en entornos urbanos, sin la preparación debida para prevenir lo que después llaman “daños colaterales”.

Aquí y allá varios aplaudieron al joven presidente por su determinación para enfrentar bandas criminales y en general a quien rompiera la ley, también por corrupción, cayera quien lo hiciera.

Allí apareció el caso de Jorge Glas, mano derecha del expresidente Rafael Correa, vicepresidente y superministro estratégico, condenado a 14 años, de los cuales cumplió solo 5, al ser excarcelado por motivos de salud en 2022.

Hace unos meses, la máxima instancia judicial ecuatoriana abrogó la decisión de liberar a Glas. El correísmo se movió rápido y planificó la salida del país de uno de sus más fieles partidarios, quien no ha implicado a su jefe en desvíos de fondos.

El exvice entró a la embajada mexicana en diciembre último para reclamar asilo político. México, un país con una dilatada tradición en esa área, que históricamente recibió desde refugiados de la guerra civil española y de las dictaduras consureñas hasta mandatarios desalojados por golpes de Estado, como Evo Morales, otorgó la protección y asistencia a Glas la semana pasada.

Quito respondió que no emitiría ningún salvoconducto para que el político ecuatoriano saliera del país. Hasta allí había alguna alternativa para la crisis, desde denegar la autorización de traslado –reproduciendo el caso Assange con un Glas viviendo en la embajada de México– y/o interponer una demanda ante un tribunal internacional, reclamando que no se cumplían las condiciones para el amparo político concedido. Pero Noboa tomó otro derrotero.

El pasado viernes 5 de abril, efectivos de seguridad ecuatorianos invadieron el recinto que alberga la misión diplomática mexicana y “redujeron” a los funcionarios diplomáticos que les impedían sacar al acusado por tres casos de corrupción.

Una lesión flagrante a la Convención de Viena de 1961, que establece la inviolabilidad de las embajadas como una de las piedras angulares de la convivencia civilizada de los Estados, a la que Ecuador libremente adhirió. Así, el gobernante que intenta imponer el orden interno para dar tranquilidad a la ciudadanía, desprecia el derecho internacional, sumiendo a su país en el descontrol en sus relaciones externas.

Desde luego, no es que no existieran ataques a misiones diplomáticas en los últimos 60 años. Sí se han producido, aunque en otros contextos de inestabilidad política, guerras civiles o internacionalizadas.

El 4 de noviembre de 1979 la embajada estadounidense de Irán fue acosada por cerca de un millar de estudiantes iraníes adherentes a la revolución islamista, que poco antes había derrocado al régimen del Shah.

Cincuenta y dos estadounidenses fueron hechos rehenes por 444 días (hasta el 20 de enero de 1981), en una crisis iniciada por la violación del principio de derecho internacional sobre la inmunidad diplomática, y que terminó pesando en la no reelección de Jimmy Carter.

Al Qaeda, y su pretensión de destruir el orden internacional para instaurar un califato, atacó las embajadas de los Estados Unidos en Nairobi (Kenia) y en Dar es-Salam (Tanzania) el 7 de agosto de 1998. Los ataques, que dejaron a 213 personas muertas, entre ellas doce estadounidenses, marcaron la emergencia de Osama bin Laden como el enemigo más buscado por Estados Unidos, y una reacción de la potencia global que incluyó uso de misiles contra los “santuarios” de la facción radical islamista en Afganistán y Sudán.

Menos de un año más tarde, el 7 de mayo de 1999, durante la campaña de bombardeos de la OTAN sobre la antigua Yugoslavia, fue alcanzada la embajada de la República Popular China en Belgrado, matando a tres periodistas chinos. El presidente Bill Clinton ofreció una disculpa formal ante las bajas accidentales, aunque no por eso dejó de irritar a Beijing.

Hace poco más de una semana, las Fuerzas de Defensa de Israel atacaron por aire el edificio anexo del consulado adyacente a la embajada iraní en Damasco, asesinando a dieciséis personas, incluido el alto comandante de la Fuerza Quds de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), el general de brigada Mohammad Reza Zahedi, más otros oficiales iraníes.

El portavoz de la defensa israelí, Daniel Hagari, aseveró que el objetivo era un edificio militar de las fuerzas Quds y no una embajada, sin embargo, Teherán se ha reservado el momento y el lugar para una represalia que hay que dar por descontada.

Queda claro que en estos entornos no existe nada parecido a cierto orden internacional que norme y obligue a las potencias a tener límites en su comportamiento. Todo es dictado por la necesidad interna o, simplemente, por la voluntad política de sostener un gobierno –como el de Netanyahu, solo justificado en la Guerra– o de alcanzar la ansiada popularidad.

Este también parece ser el caso de Noboa. Así, si obtiene un buen resultado en la consulta popular, quedaría en buen pie para enfrentar una eventual campaña de reelección en 13 meses más.

En ese cuadro electoral y de marketing político, no parecen importar demasiado los compromisos internacionales de su país en materia de convivencia entre Estados. Lo anterior aun cuando la irrupción en un recinto diplomático no sea conforme a derecho internacional, es decir, que sea ilegal.

Tampoco es relevante que en esta parte del mundo dicha violencia sea un hecho inédito, al punto que el canciller Yván Gil, del régimen de Maduro –que recientemente ha arrestado a varios dirigentes políticos opositores cercanos a María Corina Machado–, refiere con desplante que “ni en las más atroces dictaduras en la región, como la de Augusto Pinochet en Chile o Jorge Rafael Videla en Argentina, se ha registrado un acontecimiento así”, lo que es básicamente correcto.

Incluso la cancillería argentina, cuyo Presidente Milei se ha enzarzado en un tiroteo verbal con el presidente Andrés Manuel López Obrador, no ha dudado en rechazar el asalto a la embajada mexicana.

Por cierto, la decisión de México de romper relaciones es completamente sensata, aunque el asunto no quedará allí. Ya se ha trasladado a foros regionales y podría haber una demanda ante tribunales internacionales, aunque lo más preocupante es que otro aventurero político, en busca de respaldo popular, no dude en ordenar el ingreso a una embajada si la oportunidad lo amerita.

De tal manera parece que regresamos a otros tiempos, como cuando Pancho Villa invadió Nuevo México, propiciando una matanza en Columbus el 9 de marzo de 1916.

La respuesta a semejante tropelía por parte de Washington fue enviar una expedición punitiva al mando del general Pershing, que se internó en territorio mexicano por 11 meses, sin pedir permiso a nadie y sin la aprobación de ninguna facción en la Revolución mexicana. Eran otras épocas, aunque no tanto.

Si en ese entonces se decía “pobrecito México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, hoy podríamos decir “pobre México, irse a topar con un antihéroe”.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de  Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.

News, RELACIONES INTERNACIONALES Y SEGURIDAD

POR QUÉ LOS ATAQUES DE LAS EMBAJADAS EN QUITO Y DAMASCO SIENTAN UN PELIGROSO PRECEDENTE DIPLOMÁTICO Jorge Heine, Interim Director of the Frederick S. Pardee Center for the Study of the Longer-Range Future, Boston University The Conversation

 

                                                  POR QUÉ LOS ATAQUES DE LAS EMBAJADAS EN QUITO Y DAMASCO

                                           SIENTAN UN PELIGROSO PRECEDENTE DIPLOMÁTICO

Jorge Heine, Interim Director of the Frederick S. Pardee Center for the Study of the Longer-Range Future, Boston University

The Conversation, 10/04/2024

Durante mucho tiempo se ha dado por hecho que las embajadas deben tratarse como “zonas prohibidas” para otras naciones. Sin embargo, en una sola semana, dos gobiernos, ambos democracias establecidas desde hace tiempo, han sido acusados de violar de diferentes maneras las leyes que rigen las misiones diplomáticas extranjeras.

En primer lugar, el 1 de abril de 2024 la embajada de Irán en Damasco fue bombardeada, presumiblemente por Israel, matando a varios comandantes de alto rango de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.

Días después, el 5 de abril, la policía ecuatoriana entró por la fuerza en la embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente de Ecuador Jorge Glas, que solicitaba asilo político.

Ambas acciones han dado lugar a denuncias de violaciones del derecho internacional y acusaciones de que se contravino la Convención de Viena, que establece la inmunidad de las misiones diplomáticas.

Como buen conocedor de la vida de las embajadas –he sido jefe de misión de Chile en China, India y Sudáfrica y coedité The Oxford Handbook of Modern Diplomacy– creo que los dos incidentes son más preocupantes de lo que gran parte de la comunidad internacional parece creer.

Al contrario de la famosa ocurrencia del difunto empresario y candidato presidencial Ross Perot, las embajadas no son sólo “reliquias de los tiempos de los veleros”.

Más bien, en un mundo cada vez más complejo en el que los conflictos geopolíticos, las migraciones masivas, las pandemias y el cambio climático exigen una gestión diplomática cuidadosa y estable, cualquier incidente que erosione la inviolabilidad de las normas de las embajadas podría tener graves consecuencias negativas y conducir a un mundo más peligroso.

Curiosa indiferencia ante el ataque a la embajada. De los dos incidentes recientes, el atentado contra la embajada iraní es el más grave, ya que supuso la pérdida de vidas humanas y dio lugar a advertencias de ataques de represalia.

Sin embargo, los países occidentales, cuyos dirigentes suelen manifestar su preocupación por el mantenimiento del llamado orden basado en normas, se han mostrado reacios a condenar el acto.

Cabe destacar que las tres democracias liberales del Consejo de Seguridad de la ONU –Estados Unidos, Reino Unido y Francia– se negaron a condenar el ataque contra la embajada de Irán cuando se les planteó la cuestión.

Israel, aunque no reconoció oficialmente su responsabilidad, argumentó que la residencia del embajador iraní no era realmente una sede diplomática sino “un edificio militar disfrazado de edificio civil”. Como tal, para Israel era un objetivo perfectamente legítimo.

Pero según esta lógica, casi todas las embajadas se considerarían un objetivo legítimo. Casi por definición, la gran mayoría de las embajadas –especialmente las de los países más grandes– están pobladas por un número significativo de personal militar y de inteligencia.

Sugerir que, por esa razón, las embajadas deberían perder su inmunidad diplomática y convertirse en objetivos legítimos de ataques armados derrumbaría todo el edificio de la Convención de Viena.

Y con él se vendría abajo la estructura en la que se basan las interacciones diplomáticas formales en todo el mundo.

Principios diplomáticos fundamentales. El caso de Ecuador, aunque menos grave porque no se tradujo en víctimas mortales, es un poco más complejo y exige algunas aclaraciones.

En el centro de la disputa diplomática entre Ecuador y México se encuentra el exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, que cumplió cuatro años entre rejas tras una condena en 2017 por cargos de corrupción.

Glas se enfrenta ahora a un juicio por diferentes cargos, lo que motivó su solicitud de asilo en la Embajada de México en diciembre de 2023. México aceptó la solicitud y así se lo transmitió al gobierno ecuatoriano.

El gobierno ecuatoriano justificó su decisión de enviar policías a la embajada mexicana por considerar que Glas no puede recibir asilo político al tratarse de un delincuente convicto.

La afirmación tiene cierta base: según la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954 de la Organización de Estados Americanos, no se puede conceder asilo político a delincuentes condenados a menos que los cargos en que se base la condena sean de naturaleza política.

Pero al mismo tiempo, el artículo 21 de la Convención de Viena establece que las misiones diplomáticas gozan de plena inmunidad y extraterritorialidad. Eso implica que el gobierno anfitrión no tiene derecho a entrar en una embajada sin la autorización del jefe de la misión.

Ecuador argumenta que México abusó de su inmunidad diplomática, por lo que no le quedó más remedio que enviar a la policía. Sin embargo, aquí hay que hacer una distinción crucial.

Mientras que la inmunidad diplomática y la extraterritorialidad de las misiones extranjeras son principios fundamentales de la Convención de Viena, el asilo político es una cuestión aparte que debe tratarse por separado.

Como tal, si el gobierno ecuatoriano consideraba que Glas no reunía los requisitos para el asilo político, podría haber intentado bloquear legalmente el traslado o denegar el salvoconducto para que el solicitante de asilo saliera de la embajada y abandonara el país.

Sin embargo, México tendría motivos de peso para oponerse a tales medidas, ya que, según la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954, corresponde al Estado que concede el asilo decidir si el caso tiene una motivación política.

Implicaciones para el futuro. Independientemente de los méritos del caso de asilo, enviar el equivalente de un equipo SWAT para asaltar la embajada representa una violación deliberada de las normas diplomáticas.

Existe un largo historial de políticos latinoamericanos solicitantes de asilo que han pasado muchos años encerrados en embajadas porque los gobiernos no les han concedido un salvoconducto, entre los que destaca el dirigente peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, que pasó cinco años en la embajada de Colombia en Lima.

Sin embargo, salvo contadas excepciones, ni siquiera en la época más oscura de las dictaduras militares latinoamericanas de los años sesenta y setenta se permitió a la policía irrumpir en los edificios de las embajadas para detener a los solicitantes de asilo.

Y esto pone de relieve lo que hace que las acciones de Ecuador sean especialmente preocupantes.

Precisamente por los problemas de inestabilidad política y tradición de golpe militar que tiene América Latina, las leyes en torno al asilo político y la inmunidad diplomática son necesarias.

Si se socava la Convención de Viena de la forma en que lo ha hecho Ecuador, se corre el riesgo de sentar un precedente que otros gobiernos podrían verse tentados a seguir.

El asilo político en América Latina ha funcionado tradicionalmente como una válvula de seguridad que permite a los líderes depuestos salir del peligro. Debilitar las estructuras diplomáticas de apoyo al asilo dificultará la gestión de las rupturas democráticas.

También se corre el riesgo de exacerbar los desacuerdos regionales. Ya lo estamos viendo con México, que está rompiendo relaciones con Ecuador como resultado del asalto a la embajada.

Dificultar la diplomacia. Por supuesto, las violaciones de embajadas no carecen de precedentes. La dictadura de Guatemala atacó la embajada española en Ciudad de Guatemala en 1980, matando a varios solicitantes de asilo, entre ellos un exvicepresidente.

Y el gobierno militar de Uruguay envió fuerzas de seguridad a la embajada de Venezuela en Montevideo en 1976 para detener a un militante de izquierdas que había solicitado asilo, lo que provocó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Pero aquellos sucesos del pasado relativamente lejano fueron ampliamente condenados en su momento, y con razón, como producto de regímenes autoritarios poco respetuosos con las convenciones internacionales.

La actitud internacional comparativamente relajada ante las violaciones de las embajadas por parte de Israel y Ecuador refleja, en mi opinión, una incapacidad para comprender la importancia de la erosión de la inmunidad y las normas diplomáticas.

A medida que aumentan los desafíos globales, las embajadas y sus representantes adquieren más importancia, no menos.

Si lo que se extrae de los dos últimos incidentes en embajadas es que la protección de los locales diplomáticos puede ser secundaria frente a lo que sea políticamente conveniente en un día determinado, entonces será muy perjudicial para la gestión de las relaciones internacionales. La diplomacia resultará mucho más difícil.

Y dada la enormidad de los retos a los que se enfrenta el mundo hoy en día, eso es lo último que necesita cualquier país.

Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel

Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de  Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.