JUGANDO EN EL BORDE
Persisten dudas sobre el desenlace de la crisis en Ucrania.
El Mercurio, Editorial, 31/01/2022
Las riesgosas realidades generan mayores posibilidades de una invasión rusa en Ucrania, con diferentes respuestas, según se trate de una ocupación en la zona de Donbass o bien, que Rusia opte por una ocupación a gran escala, mediante un ataque relámpago, aéreo y terrestre, sobre una parte considerable de territorio, que termine con la caída de su gobierno.
La Casa Blanca parece creer haber hecho lo posible para evitar el más complejo escenario bélico, despachando armamento defensivo, apoyando los envíos de material de guerra defensivo por la OTAN y anticipando decretar severas represalias económicas.
El punto débil de la estrategia del Presidente Biden es lograr una respuesta unificada con los europeos, más interesados que Estados Unidos en las buenas relaciones con Rusia, influenciados por Emmanuel Macron, quien promueve “una propuesta europea que construya un nuevo orden para la seguridad y estabilidad”.
Se agregan las dificultades en Alemania, por divisiones en la coalición que encabeza el Canciller Olaf Scholz, que incluye a sectores que aspiran a intensificar las relaciones económicas con Moscú, despolitizar el gasoducto Nord Stream 2 y una total oposición al envío de armas a Ucrania, incluidas transferencias de armamento alemán en poder de naciones europeas.
Otro aspecto que inquieta es la situación interna en Ucrania. Se reprocha a su Presidente, Volodymyr Zelensky, enviar señales erráticas: anticipa peligros de ocupación y luego los descarta. Se le critica por no haber desplegado tropas, no llamar a los reservistas y por modestos avances en su compromiso de combatir la corrupción. Su impopularidad es creciente, con una inflación superior al 10 %.
Para Estados Unidos, es importante mantener el gobierno y militares ucranianos bajo control. Reacciones exageradas ante las provocaciones rusas podrían servir de excusa para invadir.
Se destaca que las fuerzas armadas han aumentado considerablemente su poder bélico en los últimos años, multiplicando varias veces su contingente y medios de combate, capaces de causar severos daños ante una invasión, a lo que se agrega una previsible reacción beligerante de la población, todo lo cual también debe ser considerado por Vladimir Putin. De allí que los expertos descarten una invasión a gran escala, en vez de una ocupación de puntos estratégicos.
Persisten dudas sobre el desenlace de la crisis en Ucrania. Poco o nada se avanza en las negociaciones mientras Rusia continúa escalando militarmente, sumando fuerzas especiales en la frontera, realizando ciberataques, retirando personal diplomático no esencial en Kiev y anunciando ejercicios militares en Bielorrusia dentro de dos semanas. |
La incertidumbre sobre los siguientes pasos de Putin debe considerar que la credibilidad de sus amenazas ha ido en aumento. El temor de un sangriento desenlace favorece las presiones para cambiar el gobierno ucraniano, lograr un acuerdo que contemple el veto ruso sobre su ingreso a la OTAN y a la Unión Europea, y para reconocer la completa autonomía de la zona del Donbas.
Llama la atención el silencio de la ONU, que confirma así la ineficacia del multilateralismo cuando se trata de grandes potencias.
En medio de las tensiones por la crisis y belicosidad en Ucrania, de lejanas repercusiones para nuestro país, sorprendieron la semana pasada las primeras declaraciones del nuevo embajador de China en Washington.
Quin Gang señaló que “si las autoridades taiwanesas, envalentonadas por EE. UU., siguen avanzando por el camino de la independencia, muy posiblemente involucrarán a China y a Estados Unidos, dos grandes naciones, en un conflicto militar”. La advertencia puede anticipar otro escalamiento en una zona de mayores implicancias para el comercio mundial y nacional.
Johnson: La tolerancia tiene un límite. El comportamiento del Primer Ministro Boris Johnson parece haber llegado a un límite de tolerancia para sus partidarios, que antes consentían y celebraban sus excentricidades.
Se investiga su participación en una reunión a la que fueron invitados por la secretaria del Primer Ministro, después del trabajo y llevando sus propias bebidas, cerca de 100 funcionarios, reunidos en los jardines del 10 de Downing Street, residencia oficial del gobernante.
Johnson ha pedido excusas, descartando su renuncia por ahora, en espera del informe que emitirá Sue Gray, segunda en la Secretaría del Gabinete.
La semana pasada, la policía decidió abrir una investigación sobre el evento, pidiendo a Gray que, por deferencia, esperara su informe, antes de emitir el suyo. Esto aumenta el tiempo de suspenso
El incidente surge de la filtración del correo que contenía la invitación y por la denuncia de quien fuera su principal asesor político y decisivo impulsor e ideólogo del Brexit, Dominique Cummings, despedido por Johnson luego de agrios desencuentros y críticas a su cónyuge, por su influencia e indebida intromisión en asuntos de Estado.
Al momento de la reunión estaba vigente como límite máximo el ingreso de una persona extraña a los hogares y se sugería minimizar todas las reuniones en lugares de trabajo. Antes circulaban informaciones de habituales reuniones en los jardines la residencia oficial que, según los funcionarios, a pesar de realizarse después del trabajo, eran consideradas vinculadas a sus labores.
El debate se ha concentrado en que Johnson y sus funcionarios de confianza parecen creer que las reglas no se aplican sino a los demás. El Primer Ministro sostiene —lo que está en discusión— que nadie le advirtió que la reunión transgredía reglas y que permaneció menos de media hora.
Las excusas no parecen haber hecho desaparecer la importancia del desconocimiento e inobservancia de las medidas de aislamiento, y su suerte e imagen están sujetas a los esperados informes.