INCIDENTE QUE AFECTÓ A SICHES REABRE DEBATE POR EXTENSIÓN DE ESTADO DE EMERGENCIA PARA LA ARAUCANÍA Y EL BIOBÍO José Miguel Wilson y Esperanza Navarrete La Tercera.—UCRANIA: EL ÁRBOL Y EL BOSQUE Gabriel Gaspar El Mostrador
Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.
La noticia del ataque contra la titular del Interior, Izkia Siches, sorprendió al ministro secretario general de la Presidencia, Giorgio Jackson, justo en medio de una reunión protocolar con el presidente de la Cámara, Raúl Soto (PPD).
Medida que permite la colaboración de las FF.AA. en labores de orden público en la Macrozona Sur rige hasta el 26 de marzo. Luego de ello se requeriría que el gobierno pida una nueva prórroga al Congreso. Sin embargo, hasta el momento el Ejecutivo ha dicho que no continuará con esta disposición.
La noticia del ataque contra la titular del Interior, Izkia Siches, sorprendió al ministro secretario general de la Presidencia, Giorgio Jackson, justo en medio de una reunión protocolar con el presidente de la Cámara, Raúl Soto (PPD).
El hecho reabrió inmediatamente la discusión en los pasillos del Congreso sobre extender el estado de excepción constitucional de emergencia en cuatro provincias de La Araucanía y el Biobío, disposición que rige hasta el 26 de marzo.
El punto fue abordado por el diputado Leonardo Soto (PS), quien advirtió que “si es que no se logra en estas dos semanas levantar un proyecto policial alternativo que le dé seguridad a la gente, yo estaría por evaluar la mantención transitoria de los militares en la Macrozona Sur”.
Pese a ello, la decisión del gobierno es no moverse de su decisión de no seguir prorrogando esta medida, que permite la intervención de las FF.AA. en labores de orden público y seguridad interna.
“El itinerario va a continuar… vamos a seguir apegados a lo que hemos anunciado. De hecho, en la Cámara de Diputados va a haber tramitación respecto del estado de excepción en el norte y hemos dicho hasta ahora que vamos a mantener la opinión oficial del gobierno (en la zona sur). No nos vamos a mover de lo que se ha dicho en la vocería oficial”, dijo el ministro Jackson respecto del tema.
El diputado por La Araucanía Miguel Mellado (RN), sin embargo, hizo un llamado al gobierno a no ser “cándido, una cosa es hablar, pero no con los fusiles encima de la mesa, así que cuidado señor Boric con lo que dice (…). Ellos son terroristas, no es un tema del Estado con el pueblo mapuche, es un tema de los terroristas contra chilenos”.
La senadora por La Araucanía, Carmen Gloria Aravena (ind-RN), también emplazó al Presidente Boric a mantener el estado de excepción en la región, “ya que sacar la medida, como ha vuelto a reiterar la vocera de gobierno después del ataque, es de una irresponsabilidad enorme, que sólo entrega una señal de más impunidad, y un incentivo para que estos grupos sigan actuando con total libertad”.
Otro representante de la región, el diputado Jorge Rathgeb (RN), dijo valorar “que el gobierno mantenga el estado de excepción en La Araucanía (pues rige hasta el 26 de marzo), que no lo haya dejado sin efecto y que reestudie la posibilidad de mantenerlo a futuro, porque claramente lo que ha ocurrido hoy amerita que el Estado de Excepción se mantenga”.
El senador por la IX región Felipe Kast (Evópoli) comentó que le han “dicho al gobierno que si quiere retirar el estado de excepción, diga cuál va a ser la alternativa, pero no puede ser que retire el estado de emergencia y que el gobierno no tenga un plan alternativo”
La misma crítica hizo el senador y presidente del Partido Republicano, José Manuel Rojo Edwards, quien también señaló que es “muy importante que la ministra Siches entienda que eso es lo que pasa en La Araucanía, pero el resto de los chilenos no tiene la protección que ella tenía, se requiere de empatía con las víctimas”.
Además, el parlamentario dijo que esto fortalece la interpelación que ha planteado el Partido Republicano a la ministra. “Por eso le volvemos a pedir que retire la idea de retirar querellas contra violentistas y que no levante el estado de excepción”, añadió.
En tanto, el diputado Eric Aedo (DC), además de acusar “un fallo de inteligencia” en esta primera visita de la ministra del Interior a la zona, criticó el retiro de 139 querellas por Ley de Seguridad del Estado en el marco del estallido social. “El gobierno está dando las señales equivocadas. Cuando uno dice que va a retirar querellas por violencia o delitos, está dando ‘chipe libre’ para actuar a delincuentes y terroristas”, aseveró.
Resistencia oficialista. En todo caso, la decisión del gobierno de no continuar con el estado de excepción en el sur también tiene apoyo en las fuerzas oficialistas.
La diputada Emilia Nuyado (PS) mantuvo su postura contraria a la medida. “Eso se debe terminar y valoro la decisión del Presidente Gabriel Boric y de la ministra Izkia Siches. No se puede intentar dialogar y por otro lado tener estado de excepción, tener militarizado, estigmatizado, con actitudes racistas y clasistas en el territorio de Wallmapu”.
El senador de La Araucanía, Jaime Quintana (PPD), quien ha sido crítico de la presencia militar, dijo que “estos hechos, que son condenables, ocurren en el marco de un estado de excepción, lo que demuestra un fracaso de los estados de excepción, donde las distintas prórrogas se aprobaron con información que no era exacta, entregada fundamentalmente por la coordinación de la Macrozona Sur”.
El presidente de la Cámara Baja, Raúl Soto (PPD) señaló que “el gobierno ha hecho un esfuerzo para dar señales en el sentido de que no va a hacer más de lo mismo, que no va a renovar el Estado de Excepción. Yo quiero pedirle al país que le demos la oportunidad al gobierno y a la ministra Siches de abordar la problemática desde una perspectiva multisectorial, porque si no tenemos la posibilidad de establecer un diálogo va a ser muy complicado ese trayecto”.
El presidente del Senado, Álvaro Elizalde (PS), pese a no precisar su postura personal respecto del estado de excepción, dijo que esperaba que se esclarezcan los hechos y sus autores, “pero probablemente se trata de grupos que no quieren que haya diálogo ni una solución de fondo. Hay que insistir en los caminos de diálogo”.
Fuente: INCIDENTE QUE AFECTÓ A SICHES REABRE DEBATE POR EXTENSIÓN DE ESTADO DE EMERGENCIA PARA LA ARAUCANÍA Y EL BIOBÍO porJosé Miguel Wilson y Esperanza Navarrete. La Tercera, Política, 16/03/2022
UCRANIA: EL ÁRBOL Y EL BOSQUE por Gabriel Gaspar. El Mostrador, 16/03/2022
La guerra de Ucrania es un buen ejemplo de la enseñanza de que, a veces, el árbol no deja ver el bosque.
La naturaleza de este conflicto es dual, por un lado, tenemos la guerra propiamente tal, cuyo escenario enfrenta a Ucrania contra Rusia, pero en el trasfondo está el cuestionamiento al orden global instaurado en 1990, luego de la desintegración de la URSS. Este cuestionamiento enfrenta a una recuperada Rusia con la OTAN, especialmente con Estados Unidos. La guerra de Ucrania es el árbol, el reordenamiento estratégico global es el bosque. Otro cuestionamiento al orden global, y quizás más potente, es el que la emergente China le plantea a EE. UU.
Aprovechemos para despejar interpretaciones erróneas de la guerra. Específicamente nos referimos a una de índole psicológica y a otra que trata de enmarcar la guerra en un enfrentamiento ideológico.
En Occidente los medios insisten en responsabilizar al presidente Putin como el culpable de la guerra. Se explicaría por su carácter, por su trabajo anterior en la KGB, por su ambición, etc. En suma, no existiría racionalidad en su conducta.
En mi humilde visión, comparto la tesis de que son los hombres los que hacen la historia, pero la hacen en las condiciones en que viven. Los líderes conducen las naciones, pero es obvio que, si no encarnan sentimientos apoyados por su población, no serían líderes. En suma, si no estuviera Putin, es muy probable que Rusia tuviera otro gobernante con similares políticas.
Comprender que desde 1990 Rusia ha sufrido una virtual humillación impuesta por Occidente es vital para entender el sentimiento profundo del alma rusa. Por tanto, la psicología ayuda a entender a un personaje, pero es insuficiente para entender la conducta de los Estados. Un Estado que no defiende sus intereses nacionales, entra al peligroso sendero de su extinción.
Otra interpretación predominante es la que le otorga carácter ideológico a esta guerra. Estaría enfrentada “la libertad” con el “comunismo”. Olvidan que en Rusia desde 1990 impera una economía de mercado, donde invierten numerosas empresas occidentales, y la economía centralmente planificada se acabó.
Otra variante es explicar la guerra como conflicto entre una democracia (Ucrania) y una dictadura (Rusia). Por cierto, la calidad de los procesos electorales deja mucho que desear en ambos casos, y las garantías individuales no son como en los países nórdicos, qué decir de la corrupción. Dato, si Ucrania no ha sido admitida en la UE es en gran parte por demandas de ese bloque para que eleve sus estándares democráticos.
Sumando y restando, ni la psicología ni la interpretación ideológica explican el conflicto.
El orden global instaurado luego de la desintegración de la URSS en 1990 es el bosque. En esa oportunidad, Occidente (Estados Unidos y sus aliados) le impuso a Rusia durísimas condiciones. Para empezar, su repliegue militar, unido a la apertura de su economía que facilitó la penetración de las grandes corporaciones. El colapso político involucró una catástrofe social y económica para los rusos: funcionarios que no recibieron sueldos por años, privatización súbita y descarnada, fin de subsidios y reducción de la protección social, en fin. Eran los días en que el sueldo de un profesional no pasaba de los 10 dólares. La desintegración de la URSS, compuesta por 15 repúblicas, dio como resultado la emergencia de nuevos Estados que tomaron diversidad de rumbos, no siempre ligados a Moscú. Lo más peligroso para la seguridad rusa es que la OTAN desplegó un proceso de reclutamiento de nuevos miembros, rodeando a Rusia de bases militares. |
El carácter dual del conflicto se ha descrito en varias oportunidades. Recordemos. La guerra ucraniana propiamente tal se explica por la existencia de dos orientaciones distintas en materia de proyección internacional.
Para un sector de ucranianos, su horizonte es la UE, la representa el actual presidente Zelenski. Para otros, Ucrania sería parte del mundo ruso.
La guerra del 2014 fue la primera advertencia, los sectores prorrusos se sintieron agredidos, eso explica el Donbás, A ello se sumó la anexión de Crimea, que siempre fue parte de Rusia hasta que Nikita Jrushchov la traspasó a Ucrania a mediados de los 50, en tiempos en que todo era URSS. Los ucranianos no han encontrado una fórmula en la cual puedan convivir estas dos almas de su población. Al contrario, la lógica de la exclusión del otro se ha instalado a ratos, para uno y otro lado.
La guerra actual, iniciada por Rusia el 23 de febrero, tiene un alto componente ucraniano propiamente tal. Nada más que esta vez el sector prorruso cuenta con el decidido apoyo de Moscú. Ese es el árbol.
Pero cuesta entender que Rusia llevase adelante una operación de esta envergadura por un conflicto nacional, más cuando se trata de un país con el que lo unen milenarios lazos. No es futurología captar que entre ambas naciones se ha abierto una profunda y dolorosa herida. La única forma de entenderlo es viendo el bosque.
El orden global instaurado luego de la desintegración de la URSS en 1990 es el bosque. En esa oportunidad, Occidente (Estados Unidos y sus aliados) le impuso a Rusia durísimas condiciones. Para empezar, su repliegue militar, unido a la apertura de su economía que facilitó la penetración de las grandes corporaciones.
El colapso político involucró una catástrofe social y económica para los rusos: funcionarios que no recibieron sueldos por años, privatización súbita y descarnada, fin de subsidios y reducción de la protección social, en fin. Eran los días en que el sueldo de un profesional no pasaba de los 10 dólares.
La desintegración de la URSS, compuesta por 15 repúblicas, dio como resultado la emergencia de nuevos Estados que tomaron diversidad de rumbos, no siempre ligados a Moscú. Lo más peligroso para la seguridad rusa es que la OTAN desplegó un proceso de reclutamiento de nuevos miembros, rodeando a Rusia de bases militares.
Aquí entramos a la profundidad del bosque. Rusia reclamó sistemáticamente contra esta expansión de la OTAN hacia sus fronteras. Entendía que no se respetaba lo acordado en 1990. Nada más que no tenía fuerza para impedirlo. Eso empezó a cambiar en el siglo XXI, y la recuperación económica de Rusia avaló su reequipamiento militar. La guerra de Osetia que la enfrentó a Georgia el 2008 fue una clara advertencia de que no iba a permitir que la OTAN instalase bases militares en su espalda.
Pero el ajedrez se complica más cuando nos adentramos en la diversidad de miradas en materia de seguridad que coexisten dentro de Europa. Para empezar, los países que antaño formaban parte del Pacto de Varsovia, aliados de Moscú, poco a poco se fueron occidentalizando.
Países como Polonia, Rumania, los bálticos, Hungría, entre otros, fueron incorporándose a la UE y la mayoría de ellos afiliándose a la OTAN. En su óptica, su principal amenaza es Rusia, y ante ello buscan la protección de EE. UU. A la UE la consideran necesaria para su desarrollo económico, pero ven a los europeos más preocupados de sus pensiones y sus vacaciones que de su seguridad.
En eso coinciden con Trump, que siempre reclamó por el elevado gasto militar de Estados Unidos en Europa, contrastado con el bajísimo aporte económico y material de sus socios europeos.
Los países más proEstados Unidos son los vecinos de Rusia, a los que se suma el Reino Unido, que, gracias al Brexit, ya no es Europa. Agreguemos que los países nórdicos en general tienen preferencia por la neutralidad, a diferencia del eje francoalemán que, a la fecha, es determinante para saber qué rumbo tomará Europa en materia de seguridad después de esta guerra.
Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel