Cartas de Adolfo Paúl Latorre
Precisión histórica
En la carta que envió excusándose de participar en el acto de inauguración de la estatua del presidente Patricio Aylwin, el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle afirmó: “Patricio Aylwin supo liderar el deseo de unidad del pueblo chileno, sentar las bases del desarrollo que permitieron a miles salir de la pobreza e iniciar una senda de crecimiento económico”.
Lo cierto es que quien sentó las bases del desarrollo y del crecimiento económico fue el presidente Pinochet. Por otra parte, Aylwin no lideró la unidad del pueblo chileno, por el contrario, con su Ley Indígena fue el causante del “conflicto mapuche” y en lugar de haber pacificado el país, como lo hizo Jorge Montt luego de la cruentísima guerra civil de 1891 —con sus leyes de amnistía— y lo propuso el cardenal Silva Henríquez, le echó más leña a la hoguera.
El Cardenal Silva era partidario del perdón para que la población de Chile, tan dividida, pudiera encaminarse hacia una convivencia democrática y pacífica. Estaba convencido de que “la mejor forma de asegurar la futura democracia es abandonar toda clase de venganza contra los militares”, que “es torpe, aunque humano, exigir justicia y venganza tras el término del régimen militar, porque eso nos conduciría a una espiral de violencia” y que “los militares chilenos no querían entrar en el gobierno, pero los chilenos en su mayoría les exigimos y les impulsamos a esta tarea. Contribuyó también la torpeza de socialistas y comunistas, que intentaban instaurar la dictadura del proletariado”.
Publicada el 4 de diciembre de 2022 en El Austral de Osorno y en El Pingüino de Punta Arenas. También, el 6 de diciembre de 2022, en El Mercurio de Valparaíso, de Antofagasta y de Calama, bajo el título “Punto de vista”, sin el último párrafo.
Conmemoración
El 31 de agosto fue publicado en el Diario Oficial el decreto supremo que creó la “Comisión Asesora Presidencial Interministerial para la Coordinación de la Conmemoración de los cincuenta años del Golpe de Estado en Chile”. Fuentes del Ejecutivo han dicho que el presidente Boric está determinado a hacer de la conmemoración un momento “de diálogo y unidad”. Esperemos que así sea: un momento que promueva la reflexión y no la división.
Si bien no es posible ni conveniente olvidar el pasado, debemos privilegiar el futuro. Cincuenta años es un tiempo más que suficiente para comprender lo realmente ocurrido y para desterrar odios derivados de una tragedia en la que hubo culpas compartidas. Ha llegado la hora de pedir y de otorgar perdón.
Deberíamos aprender la lección que nos diera el almirante Jorge Montt Álvarez quien, como presidente de la República y con gran prudencia política, dictó cuatro leyes de amnistía al término de la dramática y sangrienta Guerra Civil de 1891; una vía de reconciliación política con la que dicha guerra fue clausurada jurídicamente.
Finalmente cabría destacar que la reconciliación nacional pasa por un honesto análisis e interpretación de lo sucedido en Chile desde el año 1970 en adelante.
Adolfo Paúl Latorre
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