DESPUÉS DEL 17-D
El Mercurio, Editorial, 16/12/2023
”Cualquiera sea el resultado del plebiscito de mañana, se hace urgente recoger las lecciones de lo ocurrido”.
El país se enfrenta este domingo a una importante decisión plebiscitaria. Ella cierra una etapa que ya ha durado más de cuatro años y, simultáneamente, abre una nueva. Obviamente, el carácter de esta dependerá del resultado del plebiscito.
A pesar de ello, hay elementos que, independientemente de ese resultado, permanecerán, y es pertinente examinarlos para extraer las lecciones que el proceso ha dejado y reencauzar al país en la dirección correcta.
Por de pronto, después del plebiscito debiera darse por cerrada la discusión constitucional. Ello resulta evidente si es aprobado el nuevo texto.
Los partidarios del En contra han sido, en cambio, más ambiguos a este respecto, al declarar que “hoy” no existiría espacio para un nuevo proceso, dejando abierta la interrogante sobre el alcance de ese “hoy”.
Esta duda se acrecienta si se considera que el cambio constitucional ha sido una bandera permanente de los grupos de izquierda radical. Con todo, el hastío ciudadano bien podría ser el más eficaz freno a nuevos intentos.
El pronóstico de casi todas las encuestas hace muy difícil pensar que el resultado de mañana arroje una mayoría abrumadora para alguna opción. Eso significaría que el propósito acordado en el Congreso en 2019 y refrendado plebiscitariamente por la ciudadanía, de dotar al país de una Constitución que convoque a grandes sectores ciudadanos, no se habría logrado de modo pleno
Más aún, el punto de partida de todo —la revuelta del 18 de octubre de ese año—, que concitó el apoyo de múltiples fuerzas políticas, que entusiasmó a algunas de ellas a intentar interrumpir el período presidencial y cuyos protagonistas más violentos fueron objeto de homenajes en el ex-Congreso, hoy parece más un punto oscuro que uno luminoso de nuestra historia.
Esto, no porque no hubiese razones para criticar a la sociedad que se había construido, sino porque los métodos utilizados son hoy rechazados por la mayoría de la población, la que, además, se ha dado cuenta de que denostar los mejores 30 años de nuestra historia contemporánea fue un inmenso error.
Asimismo, cualquiera sea el resultado, se hace urgente recoger las lecciones de lo ocurrido: primero, que las críticas inmisericordes a los logros del pasado y las ofertas de futuros utópicos sin apego a la realidad no son una buena receta para el progreso, y, segundo, que las divisiones ideológicas irreductibles, sin una búsqueda pragmática de acuerdos, paralizan las decisiones, impiden resolver los problemas, estancan la economía y terminan agobiando a la población, alejándola peligrosamente de la política.
Por el contrario, la búsqueda de acuerdos renueva las confianzas, disipa las suspicacias y devuelve el prestigio a esa actividad, en la medida en que ellos apunten no a insistir en agendas ideológicas, sino a resolver los problemas que efectivamente hoy agobian a los chilenos.
Reimpulsar con fuerza el crecimiento y abordar con decisión las graves crisis que se viven en educación, salud y seguridad pública puede, en este sentido, ser la base para explorar nuevos entendimientos.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel