EL DÍA EN QUE LOS COMUNISTAS PACTARON
CON HITLER Y SUS REPERCUSIONES EN CHILE
Amanda Ugarte S. y Pedro Villarino
El Mercurio, Reportajes, 18/08/2024
El 24 de agosto de 1939, “El Mercurio” titulaba: “En presencia de Stalin, Mólotov y Ribbentrop firmaron en Moscú el pacto de no agresión germano-soviético”. Un acuerdo, conocido como la “alianza de los diablos” –según el historiador británico Roger Moorhouse–, selló uno de los pactos más polémicos de la Segunda Guerra Mundial.
A una semana de cumplirse 85 años de la firma del documento, recordamos su historia, sobre la que aún hoy se discute.
Para comprender este pacto, es necesario retroceder un año, señala Rosario Rodríguez, académica del Instituto de Historia de la Universidad Católica. En marzo de 1938, Alemania invadió Austria y, poco después, ocupó el territorio de los Sudetes, una región de Checoslovaquia. “Estos eventos marcaron el inicio de la expansión de la ideología del Lebensraum, o espacio vital alemán (voluntad de expandir el territorio germano)”, sostiene Rodríguez.
Añade que “los planes de Hitler incluían la invasión de Polonia y Francia, pero también revertir el Tratado de Versalles”, un acuerdo de paz firmado tras terminar con la Primera Guerra Mundial, “que había dejado mal parada a Alemania”, porque había perdido mucho territorio y a gran parte de su ejército, explica Rodríguez.
En 1939, a pesar de tener ideologías opuestas, Alemania y la Unión Soviética firmaron un pacto de no agresión con un anexo secreto que establecía que ambas potencias se repartirían Polonia. Algo que no tuvo consecuencias en Chile pues el Partido Comunista, hasta ese momento férreo crítico del régimen nazi, apoyó la decisión de Stalin, lo que le valió el quiebre con los socialistas y el fin del Frente Popular. Esta es la historia de un acuerdo del que aun se habla, más de ocho décadas después. |
Sería esa necesidad, entonces, la que “llevó a Hitler a buscar un acuerdo con su principal enemigo ideológico, la Unión Soviética.
Hitler exigió a los polacos “construir una autopista y una línea de ferrocarril con estatuto de extraterritorialidad en el corredor para unir las dos partes de Alemania”, que habían quedado divididas tras el Tratado de Versalles, explica el historiador y académico de la Universidad de los Andes Enrique Brahm. Agrega que “se trataba de un pretexto para iniciar su expansión hacia el este y el gobierno polaco no estaba dispuesto a ceder. La guerra parecía inevitable. Más todavía cuando el gobierno británico, que empezaba a superar su política de apaciguamiento, daba su respaldo a Polonia”.
“En esas circunstancias, y como una forma de localizar el conflicto –aniquilar a Polonia sin que intervinieran las potencias occidentales–, empezó a ser interesante para Hitler buscarla alianza de Stalin”, sostiene Brahm.
LAS INTENCIONES DE CADA PARTE. Este pacto surgió por el “mutuo interés de los dictadores en mejorar su posición internacional”, destaca el historiador dela Universidad de los Andes. Por un lado, Hitler tenía la intención de conquistar Polonia y “prevenir una invasión desde el este, evitando una alianza de Stalin con Francia y Reino Unido”, explica Rodríguez.
Por otro lado, la URSS era “un país paria, aislado en el contexto internacional, y Stalin temía que las potencias occidentales se unieran en su contra. Al llegar a un acuerdo con Alemania, superaba ese aislamiento y, además, obtenía ciertas ventajas territoriales. Lo más importante, sabía que Hitler iría a la guerra con Polonia, un país que Gran Bretaña y Francia debían apoyar”, destaca Brahm.
Rodríguez agrega que “al mismo tiempo, el pacto le daba a Stalin tiempo para rearmarse y modernizar su ejército, lo que en última instancia no se logró, pero el objetivo era ganar tiempo, hacer una pausa para preparar al ejército, ante la posibilidad de enfrentarse a las fuerzas alemanas”.
Pero Stalin tenía ideas que iban más allá de la defensa nacional, tenía “también un plan secreto a largo plazo”, establece el autor alemán Orlando Figes en “La historia de Rusia”. “El 7 de septiembre informó a su círculo íntimo de que iban a esperar a que las potencias occidentales y la Alemania nazi se agotaran en una larga guerra antes de incorporarse al combate para y proclamarse como los vencedores. El sistema capitalista (en el que incluía a los es fascistas) quedaría debilitado y ello permitiría al Ejército Rojo exportar la revolución soviética a medida que fuera avanzando por Europa”, escribe Figes en su libro.
En este contexto es que se establece el pacto de no agresión firmado por los ministros de Asuntos Exteriores del III Reich, Joachim von Ribbentrop, y Viacheslav Mólotov, de la URSS. Nueve días antes de la segunda Guerra Mundial con la invasión alemana a Polonia.
Por su parte, Moscú invadiría el mismo país desde el este, dos semanas después que los alemanes, el 17 de septiembre de 1939.
Si bien el pacto Ribbentrop-Molotov fue entendido como un pacto de no agresión, en la práctica fue mucho más que eso. No solo acordaron el reparto de Polonia entre ambas naciones El texto incluyó un protocolo adicional secreto en el que se repartían el continente: el acuerdo suponía que Hitler, una vez tomada Polonia, podría dirigir sus esfuerzos hacia Francia y Gran Bretaña, sin preocuparse por los rusos, que no lo atacarían desde el otro frente.
En tanto, los soviéticos obtenían el visto bueno alemán para invadir Polonia desde el este y el reconocimiento de Finlandia, Estonia y Letonia bajo la influencia de Moscú.
DESCLASIFICACIÓN DE DOCUMENTOS. Pese a que el pacto tenía una duración de diez años prorrogables, las buenas relaciones entre ambos países culminaron el 22 de junio de 1941, cuando Hitler decidió invadir el territorio polaco anexado por la Unión Soviética a través de la operación Barbarroja. El protocolo secreto sobrevivió a la quema de documentos oficiales nazi que siguió tras la toma de Berlín.
De hecho, el texto sería encontrado a fines de la guerra por tropas británicas, en archivos abandonados por el III Reich y sacados a la luz pública poco después.
Y aunque durante muchos años la Unión Soviética calificó como falsos los documentos hallados, en agosto de 1989 Moscú crearía una comisión especial para investigarla veracidad de las “cláusulas secretas”. y las conclusiones fueron afirmativas.
Así, el gobierno ruso presidido por Mijaíl Gorbachov, en el marco de su política de glásnost (apertura), no pudo evitar la verdad.
Y emitió una declaración oficial admitiendo como verdadero el contenido en 1989, “Lo que se conoció fue el sorpresivo acuerdo entre los dictadores totalitarios que parecían enemigos irreconciliables”, finalizó Brahm.
“Para los socialistas, este pacto fue objeto de fuertes críticas porque el Partido Comunista lo respaldó por completo, considerándolo un acto en favor de la paz y una muestra de la vocación pacifista de la Unión Soviética. Así, el PC chileno terminó apoyando el pacto de manera total”, señala Joaquín Fermandois |
RUPTURA PC-PS EN CHILE. El historiador y académico de la Universidad Católica Joaquín Fermandois señala que en Chile el tratado marcó el inicio de la ruptura del Frente Popular, integrado por el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Partido Radical.
El PC hasta entonces había sido un férreo crítico del régimen nazi. Fermandois describe el efecto como un “divisor de aguas”, porque “fue impactante; el Frente y la Unión Soviética representaban el antifascismo, que incluía la oposición a la Alemania nazi. De pronto, se conoció este pacto de no agresión, pero nadie creía que fuera solo eso”.
“Para los socialistas, este pacto fue objeto de fuertes críticas porque el Partido Comunista lo respaldó por completo, considerándolo un acto en favor de la paz y una muestra de la vocación pacifista de la Unión Soviética. Así, el PC chileno terminó apoyando el pacto de manera total” señala Fermandois.
Un año después, a consecuencia del pacto, terminaría la unidad del Frente Popular en Chile. Según precisa, “todo lo establecido por la Unión Soviética era apoyado por el PC chileno. Nunca hubo una crítica, salvo cuando los soviéticos mismos hacían la crítica. Cuando muere Stalin, viene la desestalinización, ahí es cuando el Partido Comunista reconoce que este cometió algunos excesos”.
El académico sostiene que el tratado “revela que las creencias y las ideologías son importantes, pero a veces pueden significar todo lo contrario de lo que establecen, Entonces, por ambas partes, fue una negación de todo lo que habían declarado”.
“TENSIÓN CONSTANTE”. El académico de la Universidad San Sebastián Milton Cortés coincide en que el pacto “profundizó la división entre los dos partidos de izquierda más poderosos en Chile”, los socialistas usaron “el pacto Ribbentrop-Molotov cada vez de forma más creciente para atacar a los comunistas”.
Sostiene que esta era una alianza “difícil porque estos dos partidos competían por el mismo espacio político y electorado. Existía esa tensión constante y nunca funcionó muy bien como coalición de gobierno. No fue como la Concertación o la Nueva Mayoría, en que hay un enlace constante entre el Gobierno y la coalición, aquí había una mayor distancia. Los comunistas decidieron no participar con ministros en el mandato de Pedro Aguirre Cerda, mientras los socialistas sí”.
“También influyó en que ciertos militantes de izquierda, que se habrían ido hacia el comunismo, se decantaran por el Partido Socialista precisamente porque veían que el Partido Comunista seguía firmemente el lineamiento de Moscú”, agrega Cortés.
El Frente se había unido para llevar a Pedro Aguirre Cerda a la presidencia en 1938. “Lo irónico”, comenta Cortés, “es que lograron la victoria gracias al apoyo de los nazis”.
Inicialmente, estos respaldaron a Carlos Ibáñez del Campo, quien retiró su candidatura tras el fracaso de un intento de golpe de Estado, que culminó con la muerte de 59 jóvenes nazis por parte de los policías en la llamada Matanza del Seguro Obrero.
Fermandois explica que “lo apoyaron porque Aguirre Cerda les ofreció hacer un juicio a los asesinos”, pero finalmente “decretó la amnistía inmediata para todos, apenas asumió el gobierno, con excepción de dos oficiales”.
Un aporte del director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
Las opiniones en esta sección, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional.