Las opiniones vertidas en esta columna de opinión, son de responsabilidad se sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de UNOFAR
Hay pocos países del mundo que junten tanta belleza con tanta inconsciencia y negligencia como éste. Dicen que O’Higgins, antes de
Cristián Warnken
>
> ¿Qué pasaría si la Catedral de Notre Dame de París se quemara y se
> descubriera que el origen del incendio es producto de la negligencia
> de un turista extranjero que prendió fuego al interior de ella? ¿Qué
> ocurriría si por un descuido de un turista chileno se incendiara una
> sinagoga milenaria en Jerusalén o una mezquita en La Meca?
> El que miles de hectáreas de las Torres del Paine estén ardiendo es
> tan grave para Chile como lo serían para franceses, judíos e islámicos
> las imaginarias destrucciones que acabo de enumerar. Porque los
> templos de Chile son nuestras cumbres, nuestros bosques, porque
> nuestro tesoro espiritual y sagrado es nuestra geografía y paisaje.
> Por eso Neruda en su poema “Entrada a la Madera”, cuando se sumerge
> en el bosque austral, afirma: “en tu catedral dura me arrodillo/
> golpeándome los labios con un ángel”. Hay turistas que, en estas
> lejanías, se arrodillan sólo para hacer sus necesidades o quemar papel
> confort y hacer arder miles, millones de años de historia y
> prehistoria.
>
> ¿Pero merecemos que las Torres del Paine sean nuestras? Quien ha
> recibido un regalo tan inconmensurable y puro como éste debe cuidarlo.
> Cuidarlo no significa sólo tener un puñado de guarda parques o levantar
> hoteles cinco estrellas bajo un cielo de millones de estrellas en
> noches y amaneceres únicos en el mundo.
> Hay que primero amar y luego conocer el Ser de lo que se cuida, para
> merecer “domesticarlo”: el verbo fue acuñado por el autor de “El
> Principito”, Antoine de Saint Exupéry, quien sobrevoló como piloto
> aeropostal y se deslumbró con esta Patagonia hoy afrentada.
> El valor de las Torres del Paine tiene que ver con la dimensión
> estética y metafísica de nuestro territorio. Y será un valor cada vez
> más escaso y apreciado en el mundo. Me gustaría que nuestros propios
> reservistas, nuestros jóvenes fueran enviados a la Patagonia a
> conocerla y habitarla, antes que miles de reservistas de un país
> lejano que acampan en lugares prohibidos, infringen y desobedecen toda
> norma y prenden fogatas con ramas de hojas perennes. Dudo que hagan lo
> mismo en su propio país.
>
> ¿Pero no somos nosotros mismos los peores turistas de lo propio? ¿No
> basureamos acaso nuestro litoral? ¿No hemos convertido a Valparaíso,
> Patrimonio de la Humanidad, en una postal pintada a la rápida “con una
> mano de gato” de colores chillones, sin un mínimo sentido de nuestra
> propia estética e historia?
> En Santiago disminuyen las áreas verdes y aumenta el cemento,
> convirtiendo a nuestra ciudad en una caldera en el verano. Se alzan
> torres babélicas y se derriban árboles. Se privatizan las dunas de
> Concón y una “mano negra” redujo las 45 hectáreas del Santuario de la
> Naturaleza a 12. La avidez inmobiliaria no tiene límites, pero sí
> mucho lobby .
>
> Hay pocos países del mundo que junten tanta belleza con tanta
> inconsciencia y negligencia como éste. Dicen que O’Higgins, antes de
> morir, la última palabra que pronunció fue “Magallanes”. Tenía plena
> conciencia de la frágil soberanía sobre esas tierras australes, sobre
> ese paraíso.
> Dudo que la última palabra antes de morir de los miembros de nuestra
> clase dirigente sea el nombre propio de algún rincón de Chile. Ellos
> están pensando en votos, y en la Patagonia hay pocos habitantes por
> metro cuadrado. El Puro Chile se ha convertido en pura desidia, en
> puras declaraciones y en pura usura, y basura. Ahora la basura ardió.
> Nos fueron dados bosques centenarios de lenga y ñirre, hoy
> convertidos en ceniza, y el huemul, nuestro ciervo nativo, querrá con
> toda razón salirse del escudo nacional. ¿Conocen nuestros estudiantes
> el nombre propio de los árboles del sur, o de alguna de las más de 125
> especies de aves patagónicas? ¿Saben quién es el zorro gris o qué es
> el calafate, una de las especies nativas más dañadas con este
> incendio? Tarea urgente para el nuevo ministro de Educación: que a las
> nuevas generaciones se les enseñe a amar y a conocer la geopolítica de
> este territorio sagrado hoy en llamas.
>
> Me gustaría que nuestros jóvenes fueran enviados a la Patagonia a
> conocerla y habitarla, antes que miles de otros de un país lejano que
> acampan en lugares prohibidos, infringen y desobedecen toda norma y
> prenden fogatas con ramas de hojas perennes.
Envío gentileza de nuestro socio don: Eduardo Chaparro