ENCRUCIJADA
Joaquín Fermandois
El Mercurio, Columnistas, 23/08/2022
¿Por qué arribaron tantos inmigrantes venezolanos a Chile, quizás medio millón? Hay un marco histórico al que muchas veces se ha aludido, esto es, la endógena inestabilidad republicana de la región que parece nos acompañará todavía largo tiempo.
Hay otro elemento, vinculado con el anterior, la historia venezolana. Quedémonos con lo más próximo de esta última.
Tras dos intentos fallidos de golpe de Estado, Chávez, transformado en caudillo popular, se hizo de la presidencia por elecciones, pero movió al sistema llamando a plebiscito más allá de la Constitución de entonces.
De esta manera pudo construirse en 1999 una Constitución a imagen y semejanza, de 398 páginas, donde hallamos de un cuanto hay. Junto con la ecuatoriana del 2008 y sobre todo la boliviana del 2009, ha sido la fuente inspiradora de nuestro proyecto que plebiscitaremos en pocos días más. ¿Es el mejor punto de referencia?
El modelo más impactante es el de Hugo Chávez y sus consecuencias, que por cierto no provienen solo de la Constitución, pero esta fue el instrumento que le permitió reconfigurar a su país.
Su resultado más dramático, los casi 6 millones de emigrantes.
“Sencillamente, no se trata de un proyecto de Constitución, sino de un manifiesto que legitima la movilización permanente”. |
En estos días, es bueno que observemos en cada venezolano radicado en nuestro país a una víctima de aquella Carta. Nosotros aportaremos con la Constitución N° 253 de la historia latinoamericana desde 1810.
¿De dónde viene esta propensión a redactar leyes y reglamentos en sustitución del pensar y practicar ante la realidad de las cosas? Supongo que de un sustrato larvado de nuestro inconsciente cultural y de nuestra alma, aquella que afloró en un género universal, que tiene sus notas sentimentales tan típicas, en la radio y la telenovela.
Es la mentalidad de soap opera que empapó nuestra Convención en su práctica cotidiana y en la redacción del documento. No se explica de otra manera que entre los centenares de artículos uno se encuentra con joyas de opereta, como el 165, que promete que los empleados públicos se guiarán por “los principios de eficiencia, eficacia, publicidad, buena fe, interculturalidad, enfoque de género, inclusión, no discriminación y sustentabilidad”.
Pobrecitos, menuda tarea será digerir una revoltura como esta.
Es del tipo de indicaciones más inocentes —y bobaliconas— del texto.
El problema central es que no se trata de una Constitución apropiada que sea comparable con las que realmente han asistido en consolidar a las verdaderas democracias que existen. Estamos frente a un programa de gobierno —en su versión original era terriblemente explícito hasta que, a último momento, ante el peligro de perder el Apruebo, fue maquillado—, que está abierto a toda posibilidad.
Será presa de cualquier férula que con no demasiada dificultad se apodere de él, por la facilidad que confiere a un centro de poder de subordinar a una sola voluntad política a los tres poderes del Estado.
Sencillamente, no se trata de un proyecto de Constitución, sino de un manifiesto que legitima la movilización permanente. ¿Reglas de convivencia política, separación de poderes, posibilidad de desarrollo económico para financiar proyectos sociales sensatos y otros gastos ilimitados? Brillan por su ausencia.
Hasta donde sabemos, la balanza está pareja. Si gana el Apruebo, no se debe desmayar. Habrá que sostener un equilibrio político hasta donde se pueda, para desbaratar cualquier aventura institucional, o para negociar llegado el caso.
Si gana el Rechazo, el material está disponible: el carácter constitucional de las verdaderas democracias; la trayectoria constitucional de Chile; y, gusten o no, asumir algunos aspectos del proyecto eventualmente rechazado.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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