ALÁ CIEGA AL QUE QUIERE PERDER
Humberto Julio Reyes
A medida que se conocen las diversas reacciones post plebiscito y parece evidente que muchos actores relevantes de la política no interpretan debidamente lo sucedido, a menudo acude a mi mente este conocido proverbio árabe.
Comencemos por aquellos que, en lugar de identificar aquellas propuestas que generaron baja adhesión, atribuyen a mentiras, fake news o campañas millonarias, el resultado de las urnas. Ese casi 62% habría votado engañado.
Ni qué hablar de algunos redactores del texto que carentes de toda objetividad, se expresan convencidos de que su obra no ha sido debidamente difundida y entendida por una ciudadanía ignorante.
Otros que hicieron campaña por la opción “apruebo”, un partido de centroizquierda en particular, quisieran repetir el ejercicio bajo el curioso slogan “el país (pueblo) quiere una nueva constitución escrita por una convención”.
Ello me lleva a recordar un entretenido libro de sátira política escrito en los años 60, “Revolución en Chile”, cuya protagonista, Silly Utternut, es una despistada turista norteamericana que comenta sus vivencias, como aquella en que a raíz de una medida adoptada por el gobierno de inmediato un diario publica un encendido artículo encabezado por un titular donde “el pueblo dice no”.
Ella se pregunta: ¿Cómo consultaron tan rápido al pueblo?
Yo no estaría tan seguro de que la mayoría quiera una nueva convención, quizás ni siquiera una nueva constitución después de lo vivido y gastado en estos dos años.
Posiblemente muchos queremos descansar de este crispado ambiente y que el gobierno se aboque a lo que realmente no puede esperar, como es el caso de la violencia en sus distintas formas, empezando por la que altera diariamente nuestras vidas, siguiendo por la delincuencia que parece incontrolable y terminando con la insurrección en la llamada macrozona sur.
¿Será esta la prioridad para las flamantes autoridades o piensan que pueden seguir impulsando algunas reformas “emblemáticas” pero sin destino si se carece de un financiamiento que depende absolutamente de condiciones mínimas de seguridad que en este momento no existen?
¿Se sienten realmente en condiciones de estar a la altura de este desafío?
Escucho un discurso que se pretende conciliatorio pero alude a “violencia, traiciones e ignominia” para referirse a quienes hace medio siglo evitaron una guerra civil en lugar de mirar hacia adelante para que no se repita algo similar.
Podría seguir pero todo se resume en “el arte de no escuchar” ya que el pueblo sí habló este 4 de septiembre pero parece que aún no ha sido escuchado por quienes prosiguen su senda impertérritos, como si nada hubiera ocurrido, cegados por Alá.
12 de sept. de 22
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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