EL FRENTE RUSO DE JERSÓN, AL BORDE DEL COLAPSO POR LA CONTRAOFENSIVA UCRANIANA
Alberto Rojas (Desde Kiev)
El Mundo, 14/09/2022
Durante el desembarco de Normandía en verano de 1944, las tropas aliadas tuvieron que memorizar dos palabras casi imposibles de pronunciar sin acento para un alemán: “Flash” y “Thunder”, o sea, relámpago y trueno, la contraseña elegida para evitar matarse entre ellos.
Estos días de ofensiva en Ucrania han vuelto a poner en marcha la vieja táctica para identificar al enemigo en sombras. Sus soldados que buscan a los militares rusos que han quedado embolsados en los bosques de Izium gritan “Palianytsia” o “Polunytsia”, es decir hogaza y fresa, esperando la misma respuesta. Son dos palabras que a los rusos les cuesta articular sin que se note precisamente eso, que son rusos.
La pesadilla del Kremlin en el campo de batalla no se detiene por ahora. Ucrania no se conforma con liberar toda la región de Jarkov y avanza en el norte para superar una nueva línea de defensa rusa en el río Oskil y el Seversky Donetsk. Actualmente, la 92 Brigada Mecanizada, equipada con tanques rusos capturados al enemigo, prosigue su avance hacia Svatove, en la región de Lugansk, cuya guarnición ya huyó.
En la vecina región de Donestsk, tras tomar Liman al asalto, los comandos ucranianos ya colgaron la bandera en Sviatohrsk, lo que les abre la puerta de Lisichansk y, tras esta, Kreminna, Rubizhne y Sverodonestk, la ciudad por la que ambos ejércitos lucharon a sangre y fuego durante dos meses y que ahora puede caer en días, tal es el hundimiento moral y físico de las tropas rusas, exhaustas tras seis meses de guerra sin descanso.
Ucrania sabe que es su momento y estirará la ofensiva todo lo que pueda, al igual que las líneas logísticas para llegar cada vez mas lejos. Todo un desafío.
En el frente de Jersón las noticias son cada vez mas preocupantes para las tropas rusas que se identifican con una Z y podría ser el siguiente frente en desmoronarse. El ministerio de Defensa ucraniano aseguró que parte de las tropas rusas tratan de pactar una rendición al encontrarse casi aisladas a la orilla izquierda del río Dnipro, sin puentes para retroceder y aprovisionar y comiendo una ración diaria de comida caliente cada dos días y rapiñando lo que pueden en las aldeas vecinas.
El avance ucraniano en torno a Jersón liberó ya 500 kilómetros de territorio, pero ha conseguido degradar tanto a los invasores rusos que se están empezando a dar deserciones y abandonos masivos del frente hacia el río, donde esperan tomar un barco o aprender a nadar.
Si no han caído más posiciones ha sido por las tropas profesionales rusas, los paracaidistas, porque los reclutas y los voluntarios de las pseudorepúblicas corren sin mirar atrás.
Por eso, en el último esfuerzo por mantener prietas las filas, Moscú ha enviado en barcazas a su batallón de castigo, o sea, los perros de la guerra chechenos.
Solo el lunes, los soldados ucranianos, ataviados con bandas azules en las mangas para identificares entre ellos, tomaron Bilohirka, Myrolyubivka, y la más importante, Olexandrivka, ya muy cerca de la primera capital regional que conquistaron los rusos en esta guerra.
Poco a poco se cierra el lazo y los militares de Rusia combaten en una franja de terreno cada vez mas estrecha y con el río a la espalda. La aviación trata de contener el asalto ucraniano, pero con resultados lamentables. En un día, han sido destruidos tres aviones de combate: SU34, Su25 y Su30, o sea, muchos millones de dólares perdidos en un desperdicio de vidas y material absolutamente insostenible.
Ucrania ha recuperado tanto territorio que ya puede montar sus lanzaderas de misiles Himars muy cerca de las fronteras rusas y causar una enorme disrupción en sus bases, polvorines y nudos ferroviarios.
Según un análisis del “Proyecto de Amenazas Críticas” del “Institute for the Study of War” junto al “American Enterprise Institute”, Ucrania recuperó en una semana cerca de 8.800 km2, una extensión mayor a los avances de Rusia en los últimos 5 meses (poco mas de 5.000 km2) solo en el noreste del país.
De momento, la respuesta de Rusia ha sido lanzar el lunes 11 misiles de cruceros obre infraestructuras civiles en el área de Jarkov y Dnipro. Nueve de esos proyectiles fueron interceptados por la defensa aérea, pero uno impactó en una central eléctrica, dejando una buena parte de Ucrania a oscuras y sin agua. Horas después, devuelta la electricidad, volvieron a intentarlo. Y según dijo ayer el ministerio de Defensa ruso en su informe diario de guerra, están lanzando bombardeos “masivos” en todas las líneas del frente.
Pero hasta ahora y mas allá de estos contratiempos, nada consigue Moscú salvo motivar mas a los ucranianos.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel.
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