La Unión en el mes del Libertador, ha querido seguir entregando antecedentes de la figura de Don Bernardo O´Higgins Riquelme, aprovechando a ilustres historiadores y miembros de instituciones ligadas al Padre de la Patria.
A 243 años del natalicio de Bernardo O’Higgins, El Tipógrafo conversó con el historiador Antonio Yakcich para abordar otras facetas de la vida del prócer nacional.
A propósito de la conmemoración del natalicio de Bernardo O’Higgins Riquelme, El Tipógrafo conversó en exclusiva con Antonio Yakcich, presidente del Instituto O’Higginiano de Rancagua, para conocer su legado más allá del héroe y la visión tradicional que aprendimos en la escuela.
En ese contexto, Yakcich señala que «para conocer realmente a O’Higgins, hay que desmitificarlo de esa imagen de soldado, militar, que si bien lo fue, no era un profesional de carrera, él tuvo que accionar en el campo de batalla porque participó en la guerra de independencia, pero hay que ir más allá, tendemos a quedarnos con la figura de los monumentos, de los bustos, donde se le ve como un héroe de guerra. Pero la figura de O’Higgins está plenamente vigente, él fue agricultor, político, y como tal llegó a ser alcalde, diputado y Director Supremo, su vida tiene una serie de facetas que lo relacionan con el presente y sirven de ejemplo para el hoy».
Sobre la visión que vincula a O’Higgins con una mentalidad o figura conservadora, Antonio Yakcich se apresura a aclarar: «Él fue uno de los insurgentes, de aquellos que buscaron cambiar el régimen monárquico por una república independiente, por lo que evidentemente estaba en pugna con el estatus quo… y en ese sentido, de conservador, no tenía nada» y agregó que «en la historia de Chile hay espacio para todos nuestros próceres, y bajo ese prisma debemos entender lo que fueron en vida esos héroes, y la historia no siempre es capaz de transmitir lo que realmente fueron vida, y se generan mitos. O’Higgins es un precursor, creó la república desde 0, con una Constitución que contempla la separación de los tres poderes del Estado».
En cuanto a la relación de O’Higgins con los pueblos indígenas y particularmente con el pueblo mapuche, Yakcich señala que “estudió con mapuches en Chile y en Perú, estudió con descendientes de incas. para O’Higgins era natural tener relación con los pueblos originarios, no le era extraño, él hablaba perfectamente mapudungún, y por tanto, no tenía que forzar esa relación. El creció y jugó con niños mapuches y los consideró iguales en dignidad y derechos y chilenos como todos, al punto de que la estrella de la bandera él siempre la entendió como una herencia del pueblo mapuche”.
Finalmente Yakcich responde a la pregunta de ¿se imagina un Chile sin O’Higgins?, y reflexiona: “Chile existiría de todas formas, pero sin O’Higgins el proceso de transición desde la monarquía a la república habría sido mucho más complejo, como de hecho lo fue en otros lugares de América en que sus líderes eran partidarios de monarquías constitucionales”.
A propósito de la conmemoración del natalicio de Bernardo O’Higgins Riquelme, El Tipógrafo conversó en exclusiva con Antonio Yakcich, presidente del Instituto O’Higginiano de Rancagua, para conocer su legado más allá del héroe y la visión tradicional que aprendimos en la escuela.
En ese contexto, Yakcich señala que «para conocer realmente a O’Higgins, hay que desmitificarlo de esa imagen de soldado, militar, que si bien lo fue, no era un profesional de carrera, él tuvo que accionar en el campo de batalla porque participó en la guerra de independencia, pero hay que ir más allá, tendemos a quedarnos con la figura de los monumentos, de los bustos, donde se le ve como un héroe de guerra. Pero la figura de O’Higgins está plenamente vigente, él fue agricultor, político, y como tal llegó a ser alcalde, diputado y Director Supremo, su vida tiene una serie de facetas que lo relacionan con el presente y sirven de ejemplo para el hoy».
Sobre la visión que vincula a O’Higgins con una mentalidad o figura conservadora, Antonio Yakcich se apresura a aclarar: «Él fue uno de los insurgentes, de aquellos que buscaron cambiar el régimen monárquico por una república independiente, por lo que evidentemente estaba en pugna con el estatus quo… y en ese sentido, de conservador, no tenía nada» y agregó que «en la historia de Chile hay espacio para todos nuestros próceres, y bajo ese prisma debemos entender lo que fueron en vida esos héroes, y la historia no siempre es capaz de transmitir lo que realmente fueron vida, y se generan mitos. O’Higgins es un precursor, creó la república desde 0, con una Constitución que contempla la separación de los tres poderes del Estado».
En cuanto a la relación de O’Higgins con los pueblos indígenas y particularmente con el pueblo mapuche, Yakcich señala que “estudió con mapuches en Chile y en Perú, estudió con descendientes de incas. para O’Higgins era natural tener relación con los pueblos originarios, no le era extraño, él hablaba perfectamente mapudungún, y por tanto, no tenía que forzar esa relación. El creció y jugó con niños mapuches y los consideró iguales en dignidad y derechos y chilenos como todos, al punto de que la estrella de la bandera él siempre la entendió como una herencia del pueblo mapuche”.
Finalmente Yakcich responde a la pregunta de ¿se imagina un Chile sin O’Higgins?, y reflexiona: “Chile existiría de todas formas, pero sin O’Higgins el proceso de transición desde la monarquía a la república habría sido mucho más complejo, como de hecho lo fue en otros lugares de América en que sus líderes eran partidarios de monarquías constitucionales”.