Lenguas Maternas, por Adriana Valdés (El Mercurio, Columnas de opinión, 01/10/2021) —- Historia de la Escuadrilla de Alta Acrobacia Halcones Pitts S2 y Extra 300, FACH 1994 ( ver al final video)
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“Las diversidades manifiestas en las lenguas originarias, las dobles y múltiples lenguas memoriosas en que nos expresamos, son parte de nuestra riqueza cultural y cabe, entonces, atesorarlas”.
La Academia Chilena de la Lengua ha incorporado como miembro honorario al poeta Raúl Zurita, a quien saludo en esta página por su obra notable, y a quien esperamos, si el covid lo permite, recibir con la ceremonia que se merece.
Motivada por unas desafortunadas declaraciones de una autoridad madrileña respecto de la lengua y la conquista españolas, que imagino cuánto habrán hecho sufrir a la diplomacia de su país, recuerdo hoy unas palabras admirables de Zurita sobre nuestro idioma, pronunciadas en una conferencia acerca del “Canto General” de Neruda hace unos años.
A propósito de las Alturas de Machu Picchu, Zurita se refirió a la nuestra como “una lengua doble”, “una lengua que se ha perdonado a sí misma por los crímenes que esa misma lengua impuso”. En una lengua, explica, está el río de la memoria histórica, y esta se da en cada uno de sus hablantes. La grandeza de Neruda en ese poema es traer a la memoria una lengua que es a la vez reconciliación con su propia historia, “capaz de celebrarse a lo Walt Whitman”.
“Las diversidades manifiestas en las lenguas originarias, las dobles y múltiples lenguas memoriosas en que nos expresamos, son parte de nuestra riqueza cultural y cabe, entonces, atesorarlas”. |
En América, el español es a la vez idioma y memoria histórica, que culmina en cada uno de nosotros y en un mestizaje que ha dado, en Gabriela Mistral, en Pablo Neruda, en los premios Cervantes Gonzalo Rojas y Jorge Edwards, en Raúl Zurita y en Óscar Hahn, todos ellos reconocidos en España, una vitalidad inseparable de la grandeza de la lengua. Hoy nuestro diccionario es el de todas las Academias hispanohablantes del continente, de la Asociación de Academias de la Lengua Española y no de la RAE como solemos decir, y la corrección con que habla “la gente educada”, según Andrés Bello, no es patrimonio de la meseta madrileña. El uso correcto es el de los hablantes del mundo.
Conviene recordar en estos tiempos delicados que el castellano de Chile se formó en contacto con las lenguas de los pueblos originarios, lo que significa que absorbió experiencias, formas de emocionarse y de parlamentar, y, como dice el secretario de la Academia, Guillermo Soto, “todo aquello que conforma la cultura”.
La Convención Constitucional ha mostrado la diversidad del país “en un lugar de autoridad en que no estábamos acostumbrados a verla”, señala. Las diversidades manifiestas en las lenguas originarias, las dobles y múltiples lenguas memoriosas en que nos expresamos, son parte de nuestra riqueza cultural y cabe, entonces, atesorarlas.
Contar con una lengua común, capaz de llegar a seiscientos millones de hablantes, es un enorme capital a escala mundial. Conservar como un tesoro los rastros de identidad que cada lengua originaria nos ofrece y nos está demostrando en la Constituyente —lo encarno en la figura admirable de Elisa Loncon— es un enriquecimiento cultural ofrecido a todos los chilenos en un momento extraordinario de su historia.
Adriana Valdés
El Mercurio, Columnas de opinión, 01/10/2021