Carlos Basso Prieto, Unidad de Investigación de El Mostrador
29/09/2023
Narcotraficantes peruanos y un chileno producían además clorhidrato de cocaína, algo inédito en la historia criminal chilena. Sobre los ladrillos de esta droga grababan la efigie de un delfín, logo característico del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), aunque aún se investiga si efectivamente hay una relación o si solo se trata de una forma de aumentar el valor de la droga que producían.
Pocas dudas quedan, a estas alturas, de que la matriz delincuencial chilena mutó en forma dramática en los últimos 10 años, producto de múltiples factores, uno de los cuales es la necesidad de sobrevivir en un medio ambiente que incorporó delincuentes extranjeros, más osados, más violentos y más experimentados.
Junto con ello, aparecieron nuevos delitos en el horizonte –como la trata de personas– y, al mismo tiempo, el consumo de drogas se disparó.
Chile, que antes era un país de paso para los grandes grupos narcos, un lugar que solo servía como punto de embarque portuario –por la otrora buena fama que tenían en Europa y EE. UU. los puertos chilenos–, se convirtió de pronto en un mercado atractivo y así fue que drogas como la marihuana creepy dejaron de llegar en kilos y comenzaron a ser incautadas toneladas.
En el mismo sentido, otra evidencia de la forma en que está cambiando el panorama narco fue la inédita desarticulación de un grupo que operaba en un sector semirrural de Maipú, el cual poseía un laboratorio en donde fabricaban drogas sintéticas, específicamente metanfetaminas, pero no solo eso: también producían clorhidrato de cocaína, algo que se hacía en los años 60 y 70, pero que desde entonces es muy raro en Chile.
El clorhidrato de cocaína es el producto final de la refinación de la hoja de coca –que solo se cultiva en Bolivia, Perú, Colombia, Guatemala y Honduras–, pero antes de llegar a convertirse en ella existe un paso intermedio, que es la creación de la pasta básica de cocaína, la que se efectúa sumiendo las hojas de coca en cubas que contienen elementos químicos como cal, parafina y otros.
Eso es lo que se conoce como “pasta base” de cocaína, que se vende como tal en las calles y que vale mucho menos que el clorhidrato.
Sin embargo, transformarla en clorhidrato no es algo sencillo, pues además de requerir una serie de precursores químicos cuya venta está controlada, se necesitan “cocineros”, como se denomina en la jerga narco a quienes ejecutan el proceso de cristalización, los que deben tener conocimientos de química.
Algo sumamente inusual. En total, el operativo –que se efectuó a inicios de septiembre– arrojó la detención de cuatro personas: un chileno y tres peruanos (dos hombres y una mujer), que también operaban en Estación Central.
A ellos se les incautaron 16 kilos de clorhidrato de cocaína, 13 de pasta base, 285 gramos de marihuana y casi dos kilos de metanfetaminas, encontrándose además en su poder todo lo necesario para crear metanfetaminas, y un automóvil BMW año 2021, con su documentación adulterada.
El subprefecto Juan Figueroa Vilches, jefe de la Brigada Antinarcóticos Metropolitana de la PDI, explicó al respecto que se trataba de “una organización criminal internacional compuesta por tres ciudadanos peruanos y un ciudadano chileno, quienes implementaron un laboratorio artesanal en un inmueble en la comuna de Maipú y en él se logra la incautación de diversas sustancias químicas, cuños de droga, además de clorhidrato de cocaína y metanfetamina”.
Al respecto, precisó que lo ocurrido “es inusual, ya que en nuestro país la mayoría de los laboratorios encontrados son de abultamiento de droga y no de procesamiento, como en este caso”.
Por cierto, la cocaína no era lo único que producían, pues se encontraron también más de dos kilos de metanfetaminas (drogas sintéticas), que se cree que fueron igualmente producidas allí, al más puro estilo Breaking Bad, la premiada serie de TV que retrataba la forma en que el profesor de química Walter White se convertía en el mejor “cocinero” de metanfetaminas de Albuquerque, Nuevo México, y de todo el sur de Estados Unidos.
Frente a ello, el oficial de la PDI explicó que uno de los detenidos posee “conocimientos químicos” y que el objetivo inicial de la banda era vender la cocaína en Maipú, sin existir claridad respecto del destino que tendrían las metanfetaminas.
¿Un cartel internacional? Por su parte, el fiscal Patricio Rosas, de la Fiscalía Regional Occidente, dijo que “nos mostramos satisfechos y conformes de la culminación de una de las fases más operativas de esta investigación, que guarda relación con la ejecución de órdenes de allanamiento en distintos domicilios multijurisdiccionales, pero el principal (está) emplazado en nuestra comuna de Maipú”.
Según destacó, las drogas incautadas alcanzan un valor de dos millones de dólares, agregando que se trata “de los pocos hallazgos que ha habido en nuestro país de laboratorios que generen conversión inversa, desde la pasta base de cocaína hacia el clorhidrato de cocaína, en procesos de cristalización, como también peligrosos elementos para la producción de metanfetaminas”.
De hecho, consultado sobre la cantidad de laboratorios de metanfetamina descubiertos en Chile, indicó que desde el inicio de la Reforma Procesal Penal (2001) “se cuentan con los dedos de la mano”, precisando que, sin embargo, es la primera vez que se da con un laboratorio en que, además, se efectuaba el proceso de cristalización, con el objetivo de producir cocaína en polvo.
Otro hecho relevante, apuntó el persecutor, fue “el hallazgo interesante de cuños identificatorios para los ladrillos de droga que confeccionaba esta agrupación criminal, las cuales podrían dar cuenta de la presencia de cárteles extranjeros”.
Con ello, el fiscal apuntó a la presencia de varios cuños –que se prensan sobre la superficie de los ladrillos de cocaína– con la forma de delfines, que son propios del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), cuya presencia en Chile ya se ha confirmado en otras investigaciones.
Sin embargo, precisó que aún es muy temprano como para saber si efectivamente los detenidos tienen alguna vinculación orgánica con dicho cartel o si solo se trata de una forma de aumentar el valor del producto que venden, otorgándole una suerte de “denominación de origen”.
Rosas agregó que además llamó la atención el hecho de que, a diferencia de la mayoría de las investigaciones por drogas, en este caso los cuatro detenidos no presentaran antecedentes delictivos (aunque la Fiscalía y la PDI están chequeando si las identidades dadas por los peruanos son ciertas).
Finalmente, hizo presente la peligrosidad de la actividad que ejercían los imputados, quienes fueron formalizados por formar una agrupación criminal para el narcotráfico, pues –según explicó el fiscal– además de tóxicos, los elementos químicos usados en la producción de la metanfetamina son muy volátiles y existen numerosos casos de laboratorios emplazados en distintas partes de México o Estados Unidos que han estallado, cuando los “cocineros” han cometido errores en las mezclas, equivocaciones que suelen ser fatales.