Prat y sus compañeros avanzaron impertérritos hacia la torre de combate y encuentran, víctima de su temerario arrojo, traidora muerte cuando daban el primer paso hacia la inmortalidad. Cuando Prat yacía en tierra herido por un tirador invisible: recibió un segundo balazo en la frente que le produjo una muerte instantánea”.
< Fragmento de un artículo publicado en “La Discusión”, el 13 de mayo de 1888, referente al sargento Aldea.
“Capitán i sarjento, jefe y subalterno se entendieron admirablemente, i así fue en aquel salto inmortal dado por Arturo Prat desde la cubierta de la débil Esmeralda a la del poderoso Huáscar, para atacar al enemigo en su propia fortaleza, el primero es seguir al héroe de los héroes fue el bravo sarjento, que cayó como su jefe bajo el mismo plomo”.
< Parte del segundo comandante de la Esmeralda Luis Uribe al comandante jeneral de Marina. Iquique 29 de mayo de 1879.
“El que suscribe se encontraba en el castillo de proa; desde ahí tuve el sentimiento de ver al bravo capitán Prat caer herido de muerte al pie mismo de la torre del Huáscar”.
< Parte oficial de Grau a la Comandancia Jeneral de la 1º División Naval. Al ancla en Iquique, mayo 23 de 1879.
“El comandante de este buque nos abordó, a la vez que uno de sus oficiales i algunos tripulantes; por el castillo i en defensa de este abordaje, perecieron víctimas de su temerario arrojo”. (La última frase la repite en su carta a la viuda de Prat)
< Carta del guardiamarina Vicente Zegers a su padre José Zegers. Iquique, mayo 28 de 1897.
“…se adelantó hacia la torre del comandante. Dios sabe con qué objeto; más desgraciadamente no pudo realizar su deseo, porque en aquel mismo instante, recibió un balazo en la cabeza que lo dejó muerto sobre cubierta. Mientras tanto el sarjento había recibido diez o doce balazos i sentado en una bita se balanceaba profiriendo palabras entrecortadas”.
< Diario peruano “El Comercio de Iquique”. 22 de mayo de 1879. Redacción de Modesto Molina.
“Prat llegó hasta el torreón del comandante, junto al cual estaba el teniente Valverde, sobre el hizo tres disparos que le causaron la muerte. Entonces un marinero acertó a Prat un tiro de fusil Comblain en la frente, destapándole completamente el cráneo, suyos sesos quedaron desparramados sobre cubierta”.
< De una publicación de “El Mercurio de Valparaíso”. En mayo y junio 1879. Redacción de Eloi T. Caviedes
“Los cadáveres de Prat y de Serrano tenían por todo ataúd una tabla a la que los habían atado por la espalda para hacer más fácil su desembarco, i la destrozada frente del jefe de la Esmeralda no ostentaba otro sudario para ocultar su herida que uno de sus propios pañuelos Serrano como gladiador herido, tenía descubierto el robusto cuello, sin gorra la cabeza i el enérgico rostro expuesto a las ávidas miradas de la jente. El pobre Aldea ni siquiera llevaba el resguardo de la tabla para impedir las dolorosas flexiones de sus laceradas carnes u de sus miembros fracturados”.
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“Un joven español dependiente de una tienda, que en ese momento estaba allí, descubrió la cabeza de Prat, que estaba tapada con un pañuelo blanco, i vi entonces que le faltaba toda la parte de la cara desde las cejas, y de la cabeza hasta la nuca”.
< El Combate Naval de Iquique 21 de mayo de 1879. Juan Augusto Cabrera Gacitúa. (Publicado el 21 de mayo de 1880). Esta persona era el único civil que se encontraba por casualidad a bordo de la “Esmeralda”, durante el combate.
“Prat gritó dos veces “al abordaje muchachos”. Una vez en la cubierta del “Huáscar” y con paso marcial avanzó hacia la torre de combate, se ve que todavía mira a su derecha el sarjento Aldea era su sombra y cae enseguida por una bala que lo mató instantáneamente al penetrar en medio de su frente venerada, Aldea caía, por más de diez balazos que no fueron bastantes para arrancar e aquel cuerpo, su alma generosa.
En cuanto a la generosidad de Grau, todo aquello es perfectamente falso. El comandante Prat, encontró su muerte en la cubierta del monitor enemigo y su cadáver permaneció en el sitio de su sacrificio hasta que lo bajaron a tierra, llevándole al día siguiente al cementerio junto con el de Serrano en un carretón de policía.
Grau nunca tuvo para nosotros ni para los muertos, ningún sentimiento que le eleve a la altura en que lo han querido colocar”.
< Acta de exhumación del cadáver de Prat. Iquique 4 de mayo de 1881.
“Todos los asistentes observaron que el ataúd se encontraba en perfecto estado de conservación. Una vez abierto éste se notó a simple vista i sin necesidad de tocar el cadáver, que los datos públicos i privados de que se estaba en posesión i en especial los que había proporcionado don Eduardo Llanos desde tiempo há, estaban perfectamente conformes con las señales que aparecían de manifiesto en los venerados restos. El cráneo estaba partido, casi destrozado, la mandíbula inferior caída y cubierta por el cabello de barba. El cuerpo tenía una camisa, sujeta a la cintura con una cinta blanca, en la que se leía claramente: “Arturo Prat, mayo 22”.
Toda aquella sagrada reliquia se hallaba envuelta en una sábana blanca, marcada en uno de sus extremos con las iniciales R. Ll., del abnegado filántropo i distinguido ciudadano español, señor Eduardo Llanos”.
< Relación del Combate Naval de Iquique. Francisco 2º Sánchez. Valparaíso mayo de 1885
“A través del humo que por momentos disipaba, pudo ser visto el comandante sobre la cubierta enemiga, buscando en vano algún adversario a quien ultimar, sin encontrar más que balas dirigidas contra él desde los puntos invulnerables e impenetrables de los enemigos; i no pasaron sino breves instantes, cuando se esparció entre nosotros la noticia que había caído atravesado por una bala, habiendo cabido la misma suerte a su digno acompañante, el sarjento Aldea”.
< Los tres espolonazos. Luis Uribe. Valparaíso, mayo de 1885.
“Al enfrentar Prat la torre de mando del monitor, le vimos caer a cubierta, herido de muerte, víctima del nutrido fuego de fusilería que se hacía hacia él desde las cofas y parapetos de la nave peruana.
El fiel y bravo sarjento, Juan de dios Aldea, que acompañaba al capitán Prat en su heroico y atrevido empeño, había caído también de las heridas, pero en el castillo del Huáscar, ahí mismo donde diera el primer paso hacia la inmortalidad”.
< Apoteosis de Arturo Prat. Abel Rosales, ex oficial del ejército que hizo la última campaña del Perú. Edición 1885.
“Seguido del intrépido sarjento u armado de espada y revólver, Prat avanza hacia el oficial que montaba guardia al pie del pabellón peruano, lo mató a quema ropa, i buscando un enemigo digno de su arrojo, siguió resuelto a la torre del comandante Grau, mientras que a los gritos de: “¡A rechazar el abordaje!”, de las troneras del castillo de proa salían balas contra los temerarios asaltantes.
Cayeron al fin traspasados de plomo, Prat al pie de la torre, Aldea un poco más atrás; i un negro de la chusma que no salió a cubierta sino al verlo en tierra, ultimó con un golpe en la cabeza al bizarro comandante. Aldea, más desgraciado, sobrevivió algunos días cruelmente herido”.
< Las dos Esmeraldas. Benjamín Vicuña Mackenna. 15 de junio de 1879.
“El último fin del capitán de la Esmeralda, ha sido hasta aquí de mil maneras diferentes, pero todas dignas de su precioso nombre. Quién le divisa pálido y centelleante dirigirse a la torre del comandante del Huáscar i disparar sobre ella su revólver… Quien da testimonio de haberlo visto matar cuerpo a cuerpo en el castillo del monitor al oficial de banderas Jorje Valverde, que murió en su puesto como bravo.
Viéronle otros caer por fiero golpe de hacha asestado por la espalda, como el primer conquistador castellano inmaculado en Tucapel. I alguien por último, atestigua que fue una bala vulgar salida de la tronera de hierro la que lo hirió en la frente u destrozándole el cráneo, causándole instantánea muerte
…Hai quienes afirman que, moribundo en la cámara del comandante Grau, no quiso soltar la espada sino tronchándoles los dedos.
I otros añaden que recobrada un instante la razón, preguntó sólo por su buque, i al saber que se lo había tragado el mar con sus colores izados en los topes, iluminóse su pálido semblante con una expresión divina, i expiró.
(Para el autor del libro, el único testimonio fehaciente es la carta íntima i noble del comandante del Huáscar, a la viuda de Prat)”.
< El corresponsal de la “Patria de Lima” Benito Nieto, que vio el cadáver a bordo del Huáscar. 23 de mayo de 1879.
“Cuando nuestro monitor dio, su último espolonazo a la Esmeralda, Prat que se encontraba en el puente, saltó sobre la proa de aquel sin más armas que su espada; allí fue muerto por una de las tantas balas.
Su cuerpo cayó junto a la torre.
Contaba de edad 31 años, natural de Santiago. Casado
La muerte a pesar de haber sido terrible, pues la bala le vació el cráneo, no había cambiado los rasgos de su fisonomía que debió haber sido simpática”.
< Carta privada del oficial de artillería del Huáscar con narración del combate.
“…dando lugar a que el Huáscar la echara a pique, después de haberle intimidado rendición por tres veces; pero los chilenos peleaban como leones. El comandante de la Esmeralda un tal Prat, saltó sobre el Huáscar i con revólver en mano intento dar muerte a Grau, pero se encontró con el teniente Velarde a quien mató de un pistoletazo; un marinero que vio esto, mató a Prat, partiéndole la cabeza de in hachazo. Prat i cinco que lo siguieron quedaron muertos. La Esmeralda a pique con 150 a 200 de tripulación; sólo hai 50 o 60 prisioneros, los demás en el abismo”.
< Relato íntimo de Vicente Zegers. Valparaíso 1885.
“No terminaré sin desvirtuar un error hasta hoy abrigado por muchos i que se relaciona con el fin de nuestro héroe.
¿Murió Prat instantáneamente, o herido fue conducido a una de las cámaras, donde después de breves momentos expiró?
Sostengo lo primero, i para ello me fundo en lo siguiente:
Cuando el capitán me llamó, noté, sin que me causara extrañeza , que uno de los dedos de la mano izquierda tenía una pequeña mancha de sangre producida tal vez por algún rasguño.
Terminadas la escenas del combate i cuando después de haber permanecido a bordo del monitor más de cuatro horas se nos ordenó salir de la cámara en que nos encontrábamos para irnos enseguida a tierra, vimos al efectuarlo tres cadáveres tendidos sobre cubierta i con las cabezas apoyadas en un cubichete. Al mirarlos me llamó la atención uno en cuya mano izquierda alcancé a percibir una mancha de sangre, i antes que pudieran evitarlo, levanté la bandera que lo cubría. El cadáver era del capitán Prat, cuya cabeza destrozada por aleve proyectil que le dio en la frente, manifestaba claramente que su muerte había sido instantánea. A pesar de su horrible herida, el semblante lo tenía tranquilo, i se conoció que su último momento lo había sorprendido en medio de esa calma que siempre fue el distintivo más característico de su modo de ser”.
< “Vida de Prat”. Rodrigo Fuenzalida Bade. 1976.
“El Huáscar se alejaba, y Prat con la espada siempre alzada, volvía la vista a su buque como una despedida a ese barco que tanto amaba. Avanzó algunos pasos en dirección a la torre de mando y cayó al pie de ella herido por un tirador invisible. Hallándose con una rodilla en tierra, desfallecido y casi exánime, salió un marinero de la torre de artillería y le disparó un balazo en la frente que le produjo la muerte instantánea, cayendo de bruces sobre su sangre y su espada, Aldea había recibido numerosos balazos en distintas partes de cuerpo y se apoyaba exangüe en una bita”.
Descripciones similares se encuentran en sus otras obras: “Marinos ilustres y destacados del pasado” 1985 y “La Armada de Chile desde la alborada hasta el sesquicentenario”. 1968).
< “Historia de la Guerra de Pacífico”. Diego Barros Arana. Santiago diciembre 1880.
“El comandante Prat aprovecha ese momento para saltar a la cubierta del Monitor enemigo dando a los suyos la voz de ”¡Al abordaje!”. Pero las naves se separan de nuevo. Sólo han podido seguirlo un sarjento apellidado Aldea; i ambos sucumben como héroes, bajo el fuego de rifle que el enemigo invisible le dirige desde las escotillas del monitor”.
< “Los combates navales en la Guerra del Pacífico 1879 – 1881. Luis Uribe y Orrego. 1886.
“Al dispersarse la humareda, vimos al Huáscar desprendido ya de nuestro costado y en su desierta cubierta al capitán Prat que, con la desnuda frente erguida y la espada en alto, avanzaba impertérrito hacia la popa del buque contrario. Al enfrentar el capitán Prat la torre de mando del monitor lo vimos caer a cubierta herido de muerte, víctima del nutrido fuego de fusilería que se hacía sobre él desde las cofas y parapetos blindados de la nave peruana”.
“Nota al pie de página: (1) Como lo decimos, el capitán Prat murió por bala de rifle y no a sable o a culatazos como está en el ánimo de muchos”.
< “Historia de Chile” Francisco Encina – Leopoldo Castedo – 1964.
“La tripulación del Huáscar combatía desde troneras y enrejados que la resguardaban. Prat logró recorrer algunos pasos en dirección a la torre de mando, y al llegar a ella lo hirió el disparo de un tirador oculto. Aunque desfallecido, logró mantenerse un momento con una rodilla sobre la cubierta. Un marinero que salió de la torre de artillería le disparó un tiro en la frente. Aldea acribillado a balazos, se apoyaba moribundo en uno de los palos del buque”.
< “Historia del Perú”. Carlos Zavala Oyague. 1951.
“El magnánimo comandante Grau hizo arriar todas las embarcaciones del Huáscar para rescatar de la muerte a los náufragos chilenos. Estos habían perdido a su jefe, el capitán de fragata Arturo Prat, quien inútilmente intentaba el abordaje del monitor, pereciendo entonces; y los nuestros hubieron de sentir la muerte del valiente oficial Jorge Valverde”.
<”Breve historia naval universal” Horacio Vio Valdivieso – Carlos Aguirre Vio.
“Prat y sus dos acompañantes fueron contemplados con admiración por sus compañeros de la Esmeralda, que desde lejos le vieron avanzar hacia la torre del monitor y caer fusilados por los defensores de esta”.
< “Monitor Huáscar una historia compartida”. Carlos López Urrutia (chileno) Jorge Ortiz Sotelo (peruano). 2005.
“Prat se encontraba maniobrando la corbeta desde toldilla y al ver venir al monitor de refilón sobre la popa, se subió a la borda con revólver y espada en mano y saltó a cubierta enemiga esperando lo siguieran varios de sus tripulantes. La carnicería causada por los cañones habría sido enorme y sólo pudo seguirlo el sargento de infantería Juan de Dios Aldea y el soldado Atanasio Canave. Ya en la cubierta del Huáscar, Prat trató de llegar a la torre de mando, pero cayó junto con sus compañeros ante los disparos de fusil de la tripulación peruana”.
< “El poder naval chileno” Revista de Marina. Tomo Segundo. 1985.
“Grau cansado de la resistencia que oponía la vieja corbeta, la atacó con el espolón. En las dos primeras tentativas el golpe fue esquivado, y abordado el Huáscar, primero por el comandante Prat y dos hombres, todos heridos de muerte, heroicamente en la cubierta del monitor y luego por el teniente Serrano y otro puñado de valientes que tuvieron la misma suerte que su comandante”
< Historia naval de Chile”. Luis Novoa De la Fuente 1944.
“Prat y sus compañeros avanzaron impertérritos hacia la torre de combate y encuentran, víctima de su temerario arrojo, traidora muerte cuando daban el primer paso hacia la inmortalidad. Cuando Prat yacía en tierra herido por un tirador invisible: recibió un segundo balazo en la frente que le produjo una muerte instantánea”.
< “Álbum Geográfico Militar de Chile, Campaña del Pacífico 1875 – 1884” Antoni Bisama Cuevas. 1910
“Prat veía aún a flote a su buque y veía también desierta la cubierta del monitor y en esos instantes, ante su conciencia, debió sentirse verdaderamente dueño de la nave que pisaba. Fue por eso que, con paso seguro, seguido de los dos bravos, con su espada al cinto y con el revólver en su mano derecha en posición de apuntar, se dirigió hacia la torre que inexpugnable, se encerraba nuestro victimador. Más no previó que a mansalva lo espiaban tras seis pulgadas de hierro, los artilleros peruanos de la torre, los que los dejaron avanzar hasta tres metros de las troneras, fusilándolos entonces con la misma seguridad con que se ultima a un reo en el banquillo”.
< “Historia de la Marina de Chile”. Carlos López Urrutia. 1969.
“Prat debió comprender, a bordo del monitor, lo inútil de su salto. Se encontraba solo en la cubierta enemiga y se le hacía fuego desde las cofas y parapetos con fusil y ametralladora. Bien pudo el bravo comandante haberse arrojado al mar, pero su deber le indicaba seguir combatiendo. Herido siguió avanzando hacia la torre, hirió de muerte al teniente peruano Jorge Valverde y continuo la lucha hasta que un marinero peruano le disparó un tiro en la frente. Aldea y Ugarte cayeron también en la cubierta del Huáscar”.
< Historia de la República del Perú”. Jorge Basadre. 1946.
“Hubiera podido rendirse o hundir su barco frente al Huáscar; no lo hizo”
…”Durante varias horas el Huáscar estuvo disparando sin hacer gran daño. Entonces Grau decidió usar el espolón. Al chocar ambos barcos, Prat el sargento Aldea y un marinero saltaron sobre el puente del monitor y murieron allí”.
< Perú Chile en cinco siglos. Emilio Luna Vega
“Casi al mismo tiempo Mariano Portal disparó un balazo en la frente de Prat, quien falleció instantáneamente.
Sin embargo en la publicación “Boletín de la Guerra del Pacífico”, hay una declaración de Francisco Lena un portugués a bordo del Huáscar en el que conforma que Portal es el nombre del marinero que mató a Prat de un hachazo, justificando la muerte del teniente Velardes.
APUNTES.
Monumento a los Héroes de Iquique, Valparaíso
Inaugurado el 21 de mayo de 1886 a las 14.00 horas
Presidente de la República don Domingo Santa María
Primer sepultado. (CA) Carlos Condell de la Haza el 24 de noviembre de 1887.
Falleció en su hogar en Quilpué. Estando en servicio activo. Fue sepultado al día siguiente en la cripta.
Prat y Sargento Aldea
El 17 de mayo de 1888, zarpan de Iquique, con sus restos, Huáscar – Esmeralda – Chacabuco – y O’Higgins a los que se agregó en la navegación el Blanco Encalada.
Recalan a Valparaíso el 21 de mayo a las 08.00 horas en Barón – Los restos son llevados a la Plaza de la Victoria-Iglesia Espíritu Santo- Plaza Aníbal Pinto y Plaza Sotomayor.
Discurso del Presidente de la República José Manuel Balmaceda.
Monumento
Colecta Nacional $ 56.000 oro; Gobierno $ 35.000 oro
Comité: Luis Ángel Lynch y Virginio Arias
Escultor Dennis Pierre Puech, ayudante Diógenes Ulysses Maillart
18 septiembre 1885 primera piedra.
Puech: Serrano y el marinero desconocido
Arias: Riquelme y Aldea
Dotación Esmeralda 198 tripulantes, murieron 140
Sobrevivieron 58
9 oficiales fueron llevados a Tacna y canjeados por los oficiales del Huáscar
49 fueron liberados por Patricio Lynch el 25 de noviembre de 1879
Sepultados en la cripta 15 de la Esmeralda y 7 de la Covadonga