En la “Sala Alpatacal” del Círculo de Oficiales (R) de las FF.AA, ubicada en Alameda Bernardo O´Higgins Nº 1452 1er Piso, (Metro La Moneda), el día Jueves 3 de Diciembre de 2015 a las 12.00 horas en primera citación y a las 12.30 horas en segunda citación.
GASTÓN MENDOZA GÓMEZ, Capitán de Navío Presidente de la Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional, Cita a los socios de la UNION, a la Asamblea General Ordinaria de Socios, la que se efectuará en La “Sala Alpatacal” del Círculo de Oficiales (R) de las FF.AA, ubicada en Alameda Bernardo O´Higgins Nº 1452 1er Piso, (Metro La Moneda), el día Jueves 3 de Diciembre de 2015 a las 12.00 horas en primera citación y a las 12.30 horas en segunda citación.
Posteriormente el Presidente y Directorio tiene el agrado de Invitar a un almuerzo de camaradería.
Se solicita informar asistencia al Secretario Administrativo de la UNIÓN al fono 226972130 o mail: unofardn@yahoo.es
Pois é!
No más venganza
La elección de un nuevo gobierno es momento propicio para terminar con las mentiras sobre los años 70 y las actuales violaciones de los derechos humanos
La Nacion – LUNES 23 DE NOVIEMBRE DE 2015 – EDITORIAL
La senadora por Córdoba Norma Morandini escribió días atrás en estas páginas que la causa de los derechos humanos no se puede defender con mentiras. No se puede defender tampoco con nuevas violaciones de derechos humanos como está ocurriendo en el país.
Un día después de que la ciudadanía votara un nuevo gobierno, las ansias de venganza deben quedar sepultadas de una vez para siempre.
Los trágicos hechos de la década del setenta han sido tamizados por la izquierda ideológicamente comprometida con los grupos terroristas que asesinaron aquí con armas, bombas e integración celular de la que en nada se diferencian quienes provocaron el viernes 13, en París, la conmoción que sacudió al mundo. Aquella izquierda verbosa, de verdadera configuración fascista antes y ahora, se apoderó desde comienzos del gobierno de los Kirchner del aparato propagandístico oficial.
Se ocultó así lo que ya no puede taparse por más tiempo a la compresión de una sociedad cuya composición por edad ha ido cambiando en los últimos cuarenta años. A la sociedad argentina de los años setenta no era necesario explicarle que el aberrante terrorismo de Estado sucedió al pánico social provocado por las matanzas indiscriminadas perpetradas por grupos entrenados para una guerra sucia, a los que el kirchnerismo ha distinguido con la absurda calificación de “juventud maravillosa”.
La sociedad dejó aislados a esos “jóvenes idealistas”, mientras el terrorismo de Estado los aplastaba con su poder de fuego, sin más salvedades que las de algunas voces aisladas, sin más ley que la de la eficacia de operaciones militares que tenían por objetivo aniquilar al enemigo y sin una moral diferente, en el fondo, que la de los rebeldes a quienes combatían.
Ha llegado la hora de poner las cosas en su lugar. Debatir que quienes sembraron la anarquía en el país y destruyeron vidas y bienes no pueden gozar por más tiempo de un reconocimiento histórico cuya gestación se fundó en la necesidad práctica de los Kirchner de contar en 2003 con alguna bandera de contenido emocional. Lo hicieron así al asumir el poder con apenas el 22 por ciento de los votos. Antes habían mirado en esos asuntos para otro lado.
Hay dos cuestiones urgentes por resolver. Una es el vergonzoso padecimiento de condenados, procesados e incluso de sospechosos de la comisión de delitos cometidos durante los años de la represión subversiva y que se hallan en cárceles a pesar de su ancianidad. Son a estas alturas más de trescientos los detenidos por algunas de aquellas razones que han muerto en prisión, y esto constituye una verdadera vergüenza nacional.
Días atrás, tal situación se ha agravado por una escandalosa decisión del Tribunal Oral de La Plata, que revocó la prisión domiciliaria de varios militares de avanzada edad, como los coroneles Carlos Saini y Oscar Bardelli, el capitán de navío Carlos Robbio y el almirante Antonio Vañek. Pareció una burla su coincidencia con el privilegio domiciliario concedido por esos días, por un tribunal del Chaco, a un mafioso de 65 años, condenado a 19 años de prisión por haber traficado más de mil kilos de cocaína a España.
En segundo lugar, de modo paralelo, han continuado actos de persecución contra magistrados judiciales en actividad o retiro. Uno ha sido el caso del juez federal de Mar del Plata Pedro Hooft, absuelto el año último tras siete años de acusaciones sobre supuestos delitos de lesa humanidad. El perverso armado de la causa salió a la luz por grabaciones aportadas como prueba, pero Hooft está afrontando nuevos ataques. También debimos ocuparnos recientemente del proceso irregular montado contra el juez Néstor Montezanti, de Bahía Blanca, en otro claro intento oficialista de desarticular la investigación de causas que involucran a la familia presidencial.
Sin más elementos que referencias mendaces aportadas por tres militares condenados como autores de las matanzas producidas en la denominada masacre de “Palomitas”, se persiguió por más de diez años al ex juez federal de Salta Ricardo Lona. Éste se encuentra en prisión preventiva por supuestas fallas en la investigación de la muerte del ex gobernador de Salta Miguel Ragone, ocurrida en marzo de 1976. Se desconoce, en cambio, que el juez Lona había sido quien reunió las pruebas que llevaron a condenar a los partícipes del hecho, según lo reconoció la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Por otra parte, la acusación en su contra carece de validez pues la acción no se encuentra instada por los fiscales de la causa, sino por otros designados ad hoc por la cuestionada Procuración General de la Nación, careciendo por ello de atribuciones para impulsar la acción. Con casi 80 años y una grave enfermedad, Lona corre peligro de que los fiscales lo envíen a prisión solicitando la revisión del informe médico que desaconseja rotundamente su traslado a una cárcel.
La cultura de la venganza ha sido predicada en medios de difusión del Estado y en las escuelas habituadas a seguir las pautas históricas nada confiables del kirchnerismo. O sea, la mentira de la que ha hablado la senadora Morandini.
El palabrerío de sujetos que han sido responsables de haber incendiado al país en los años setenta convencidos de que las armas de fuego y los explosivos, con sus secuelas de muerte y dolor, eran la vía de acceso a una sociedad mejor, no puede intimidar a los políticos responsables, ni a los jueces compenetrados de su misión, de actuar en consonancia con la verdad histórica y los principios básicos del derecho penal.
Siempre será indispensable construir a partir de la verdad completa, apaciguar y no agotar la búsqueda de todos los medios necesarios para que se cumpla la imploración del papa Francisco de que todas las herramientas de la ley se activen “para evitar cualquier tipo de venganza y curar las heridas”, aunque “sin dejar de mirar las cicatrices”, como bien aportó.
Fuertes repercusiones por un editorial de LA NACION
LUNES 23 DE NOVIEMBRE DE 2015 • 18:39
El editorial de hoy de LA NACION publicado con el título “No más venganza”, de amplia repercusión en la opinión pública y en las redes sociales, ha suscitado numerosas críticas, tanto en ámbitos políticos como en distintos medios periodísticos.
Entre quienes expresaron sus críticas al texto se encuentran el ex jefe de Gabinete Jorge Capitanich, quien calificó el editorial como “abominable”. Del mismo modo, el abogado Eduardo Barcesat consideró que se “está reclamando el cese de una supuesta conducta de venganza, cuando se trata de crímenes de lesa humanidad que, bajo cualquier régimen político de cualquier país que haya suscrito los tratados de derechos humanos, forzosamente debían ser juzgados bajo las mismas pautas que operaban en la Argentina”.
La legisladora Victoria Donda emitió un comunicado en el que dice: “La Nación publicó un editorial donde asegura que la elección de un nuevo gobierno es momento propicio para terminar con las mentiras sobre los años 70′. Los dueños del centenario diario LA NACION, irresponsablemente, hablan de venganzas, comparan lo sucedido en aquellos años en nuestro país con el terrorismo internacional que mantiene en vilo a Europa por estos días, para terminar justificando de manera muy elemental el terrorismo de Estado”. Y continúa: “Triste favor le hacen a Mauricio Macri contenidos periodísticos de esta naturaleza de parte de un diario que estos últimos años mostró su ‘preocupación’ por defender la democracia y la república. Veo con alegría, que muchos de sus trabajadores ya dieron testimonio repudiando el contenido de dicha editorial. Desde nuestro espacio político trabajaremos firme e incansablemente para que bajo el nuevo gobierno la Justicia siga actuando en contra de la impunidad de los genocidas y sus cómplices que arrastraron a la Argentina a la peor dictadura cívico-militar de nuestra historia. Para los que añoran aquellos años y reescriben oxidadas editoriales en los diarios, sólo resta reafirmarles: ¡Ni olvido ni Perdón!”
El editorial cita una nota publicada el 16 de noviembre en LA NACION por la senadora Norma Morandini con el título “Los derechos humanos no se defienden con mentiras”. La legisladora consideró que el editorial era “una burla” y sostuvo: “Trato de superar la idea de los dos bandos y ahora me veo envuelta en una utilización”. Aclaró, además: “Cuando hablo de reconciliar no es con los represores, sino con nosotros mismos, que seamos capaces de argumentar, de debatir, de no ofendernos y descalificarnos, de no usar la mentira para descalificar al otro”.
En ejercicio de la libertad de expresión que caracteriza a este medio, periodistas del propio staff de LA NACION han manifestado, a través de las redes sociales y en la propia redacción, su disidencia con el contenido del editorial para dejar en claro su posición. Las notas editoriales de LA NACION representan exclusivamente la posición editorial del diario, por lo que no expresan la posición de sus periodistas ni de los integrantes de otras áreas de la empresa.
Además, el Foro de Periodismo Argentino emitió un comunicado en el que expresa: “En relación a la nota editorial publicada hoy por el diario La Nación, “No más venganza”, El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) señala que las posiciones editoriales que asumen las empresas periodísticas son responsabilidad de sus respectivas direcciones. Estas posiciones editoriales no necesariamente representan a los periodistas que integran las redacciones. Si bien el medio tiene su derecho a publicar sus editoriales sobre el contenido del artículo editorial, FOPEA comparte las discrepancias de los periodistas del diario que así se manifestaron, por redes sociales e incluso en una asamblea.”
El texto del editorial no aboga por suspender los juicios sobre violaciones a los derechos humanos que se están llevando a cabo ni reivindica a genocidas. Por el contrario, condena al terrorismo de Estado, al tiempo que también cuestiona a grupos terroristas que actuaron en los años 70.
El editorial expresa la necesidad de resolver “la situación de padecimiento de condenados, procesados e incluso de sospechosos de la comisión de delitos cometidos durante los años de la represión subversiva y que se hallan en cárceles a pesar de su ancianidad” y a que se ponga fin a “actos de persecución” contra magistrados judiciales en actividad o retiro.
Además, la Asamblea de Trabajadores de La Nación promovió una declaración, que dice: “Quienes trabajamos en el diario La Nación, en las revistas que edita la empresa, en las versiones online de todos los productos periodísticos, entendemos que la vida democrática implica la convivencia de distintas ideas, proyectos e identidades políticas. Convivimos entre estas paredes trabajadores que expresamos esa diversidad y desde nuestras diferencias construimos un sentido común. Desde esa diversidad rechazamos la lógica que pretende construir el editorial de hoy, que en nada nos representa al igualar a las víctimas del terrorismo de Estado y el accionar de la Justicia en busca de reparación en los casos de delitos de lesa humanidad con los castigos a presos comunes y con “una cultura de la venganza”.
LA NACION le hace llegar a la senadora Morandini su pedido de disculpas en la medida en que sienta que el editorial no ha reflejado su sensibilidad ni opinión en el tema en cuestión.
Santiago, 13 de Noviembre del 2015