Sr. Economista
RAFAEL CORREA DELGADO
Presidente Constitucional de la República
Presente.
De nuestra consideración:
Los miembros de la Asociación de Oficiales de Marina en servicio pasivo estamos profundamente inquietos y grandemente molestos, por los hechos producidos en los últimos días que, sorprendentemente para la sociedad nacional, culminaron con el relevo de nuestro Comandante General, cuya única motivación conocida, ha sido su acción responsable de defensa de la Institución Naval, públicamente disminuida por sus afirmaciones no ajustadas a la verdad, referida a la realidad de los Liceos Navales, en una nueva intención de crear otro pretexto de pugna y de división entre la oficialidad y la tripulación de la Armada; y, por el rechazo del Comando a imponer una sanción extrema, la baja del servicio, a oficiales que, por una supuesta ofensa a su persona y dignidad debían recibir tal sanción, irrespetándose lo normado en las leyes y reglamentos vigentes..
No cabe duda que los 10 años de su mandato al frente del país, no han sido suficientes para que usted, que en reiteradas oportunidades se auto proclama como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, SIN SERLO, quizás por la calidad de tal título en un curriculum vitae, las conozca, las valore y, sobre todo, las respete.
Los oficiales de Fuerzas Armadas somos personas que, en lo académico, superamos largamente la media de formación intelectual de la sociedad ecuatoriana y, en lo personal, somos hombres y mujeres de bien, en la amplitud que esta definición exige y define porque, para nuestra suerte, en el seno de nuestras familias, nuestros ancestros, vestidos de sedas o de liencillos, supieron marcarnos, con sus ejemplos singulares, el rumbo que se debe seguir, para construir tales personalidades.
Estas circunstancias conducen, sin esfuerzo alguno, a asumir las responsabilidades inherentes a las funciones que se les confíen o impongan, con la certeza que éstas, las personas de bien, imprimen su mejor esfuerzo en su accionar cotidiano, frente a cualquier tarea, sin parar mientes en lo mucho o relativamente poco de su importancia.
Esta es la realidad que le ha sorprendido en la acción tomada por nuestro Comandante General, realidad que no ha querido aceptarla, premunido de la auto valoración de suprema importancia que, sin disimulo alguno, se atribuye, que le llevó a desestimarla, mediante una declaración prepotente y grosera, inadecuada y vergonzosamente pueril, de que “no discute con sus subalternos”.
Presidente, la única y mejor manera de “no discutir con sus subalternos” en temas de la dignidad institucional, es no decir mentiras y esgrimirlas como verdades, simplemente porque las expresa el Presidente.
En la Escuela Superior Naval, en su patio de honores, al pie del Pabellón Nacional, reza una leyenda que define la filosofía del mando y dice: “EN EL EJERCICIO DE LA CONDUCCIÓN DE HOMBRES, EL MANDO ES UN HONOR Y UN PRIVILEGIO, LA JUSTICIA UN DEBER, EL EJEMPLO SU MAYOR RESPONSABILIDAD Y EL LOGRO DE ESTOS PRECEPTOS, NUESTRO ORGULLO INSTITUCIONAL”. Todos conocemos que el honor y el privilegio del mando no se lo ejerce con soberbia, prepotencia, abuso o grosería. Es conciencia que la justicia se ejecuta con ajuste y respeto a las leyes y reglamentos y sin disposiciones autoritarias y abusivas para establecer sanciones tan simples, como una llamada de atención o, tan drásticas como la baja del servicio. Y, que su ejemplo es el soporte de la autoridad de las personas y sustenta el valor de su palabra.
La Armada Nacional no se rige exclusivamente por leyes y reglamentos. Cuenta con una norma más importante, las “Ordenanzas Navales” que, sin la obligación y mandato que impone la legislación referida, orienta las actitudes y cumplimiento de obligaciones de la Oficialidad Naval, para que en su ejercicio y actividad diaria y permanente, pueda cumplirse el axioma que dice que: “El Oficial de Marina, antes que oficial, ha de ser primero un Caballero”. Y, los caballeros mantenemos nuestra Institución, cumpliendo a cabalidad nuestras obligaciones y respetándola en todas circunstancias. Esta fue la razón que orientó en su acción a nuestro Comandante General, y es la que nos conduce a dirigirle la presente.
Escuche Presidente, aprenda y oriente su conducta.
ASOCIACIÓN DE OFICIALES DE MARINA EN SERVICIO PASIVO.