Las opiniones vertidas en esta columna de opinión son de reponsabilidad de sus autores y no representan necesariamente el pensamiento de UNOFAR
Carta de Diputada Mª Angélica Cristi a Directora del Instituto DD.HH., donde la Diputada le hace presente la parcialidad en el trato de los DD.HH. con gestiones que solo van en desmedro de Carabineros de Chile y en apoyo de los violentistas
En respuesta a su carta enviada con fecha 8 de mayo del 2012, relacionada con mi intervención en la discusión que se generó en la Cámara de Diputados, sobre el rol del Instituto de Derechos Humanos en materia de registro y denuncia de la acción policial, debo señalar lo siguiente:
En la oportunidad indicada, me manifesté en contra de la implementación de un observatorio de derechos humanos, debido a que considero que la relación de cooperación que actualmente existe entre el Instituto y el alto mando de las Fuerzas de Orden y Seguridad y las unidades de derechos humanos que se han creado en tales instituciones, resultan suficientes para cumplir el objetivo de velar por el respeto a los derechos humanos.
Por otra parte, en esta oportunidad me gustaría pronunciarme respecto a ciertos aspectos preocupantes relacionados con la actividad de la organización que dirige.
Entiendo que, en cumplimiento con los tratados internacionales suscritos y ratificados por nuestro país, corresponde a la institución que usted lidera y que el Estado de Chile financia, promover y educar en el respeto de los derechos humanos. Sin embargo, considero que el Instituto no siempre respeta plenamente lo dispuesto en los primeros artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En la citada Declaración, se deja muy en claro que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” y que “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Además, el mismo instrumento deja muy en claro que “toda persona” tiene los derechos y libertades que proclama, sin posibilidad de hacer distingo amparado en ninguna condición.
El Instituto de Derechos Humanos, bajo la premisa de que el principal transgresor histórico de los derechos humanos es el Estado, ha optado por ignorar que en el marco de protestas y situaciones de alteración del orden público, numerosos carabineros resultan heridos. Le informo que existen estadísticas que indican que, en el año 2011, el número de carabineros heridos en actos de servicio aumentó en un 1.350%, respecto del año anterior, son más de 1.200 seres humanos, con nombre y apellido, personas reales como usted y como yo, que sufrieron heridas realizando su trabajo.
Detrás del uniforme, que al parecer produce que usted confunda a estas personas con máquinas ejecutoras de las órdenes del Estado, hay seres humanos que también tienen familia y derechos que deben ser defendidos ante agresiones no sólo de carácter físico, sino también de carácter moral. Estos carabineros son golpeados, escupidos, insultados y le aseguro que soportan todos estos vejámenes por una renta que resulta desproporcionadamente inferior en atención a sus deberes y la responsabilidad que deben asumir.
Me resulta preocupante el hecho de que en su página web llame a los ciudadanos a subir videos donde aparezcan imágenes de abusos policiales y no suceda lo mismo con los reiterados casos de agresión contra los funcionarios de Carabineros. Es mi deber, además, señalar que la foto que pueda enviar una persona, en cualquier sentido, no es capaz por sí misma de producir fe, ya que pueden dar cuenta de situaciones aparentes que no tienen relación con la realidad o, simplemente, se pueden enviar fotos alteradas.
Espero que esto no se malentienda y no se piense que justifico el uso excesivo de la fuerza por parte de las policías, porque no es así. Sólo intento que se defiendan por igual los derechos humanos de TODOS, y no sólo los de un grupo de nuestros ciudadanos.
En el mismo sentido, teniendo en cuenta que su misión es promover el respeto a los derechos humanos y educar respecto del tema, debería no sólo preocuparse de vigilar a las instituciones de orden y seguridad, sino también iniciar campañas promoviendo las manifestaciones pacíficas, llamando a denunciar a todos aquellos que intervienen en las marchas y mediante actos violentos y delictuales impiden al resto de los ciudadanos ejercer su derecho a manifestarse en paz y o a vivir en un entorno seguro.
Debo recordarle que las denuncias de abusos cometidos por carabineros se dan, en mayor medida, en el marco de protestas y actos públicos que son convocados por los civiles, no por los Carabineros. Los policías concurren a ellas en cumplimiento de su deber, presionados por algunos para evitar desmanes o daños y, paralelamente, presionados por otros que ante el menor acto los acusan de abuso de autoridad. Considero que trabajar bajo influencias tan contradictorias debe ser realmente demoledor y confuso.
Estoy convencida de que lo último que Carabineros quisiera es tener que actuar en estas situaciones, las cuales además de desgastarlos en todo sentido, les impiden dedicarse a cientos de tareas en ayuda y protección de millones de chilenos que acuden a ellos y que, justamente, constituyen la razón por la cual son admirados, apreciados y considerados como una de las instituciones más confiables de nuestro país.
Finalmente, debo indicar que no comparto su afirmación sobre que las vías y tribunales ordinarios son suficientes para reclamar contra las vulneraciones que sufren los Carabineros, ya que el mismo argumento es aplicable para todos quienes ven afectadas sus garantías fundamentales.
Espero que, en el futuro, se corrijan estos desequilibrios en la protección de los derechos humanos en Chile, porque el Instituto Nacional de Derechos Humanos, al ser un organismo financiado por el Estado, debe desplegar su actividad a favor de todos los chilenos y no de unos pocos.
Sin otro particular, le saluda atentamente-
MARÍA ANGÉLICA CRISTI MARFIL
DIPUTADA