Viña del Mar, 17 de diciembre de 2010.
La senadora Matthei habría expresado que “si la vida de la madre está en peligro se debe intervenir, aunque ello resulte en la muerte del feto, y eso no es aborto”. Aparentemente, la Senadora no se estaría refiriendo a aquellas acciones directas cuyo fin es provocar un aborto, sino que a aquellas intervenciones médicas sobre el cuerpo de la madre cuya realización es imprescindible e impostergable y que producen, como consecuencia no deseada, la muerte del niño aún no nacido. En ambos casos se produce un aborto, pero en el segundo de ellos se trataría de un aborto “indirecto”, lo que a diferencia del primero no es reprochable moralmente ni está prohibido por la ley, de modo que legislar al respecto sería tan innecesario como lo sería la dictación de una ley para “despenalizar” aquellos abortos que se producen como producto de un accidente sufrido por una mujer embarazada.
Una ley que regule los denominados “abortos terapéuticos” sólo constituiría una engañifa que permitiría abrirle la puerta a todo tipo de abortos.
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