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Inicialmente se desempeña en política como Delegado de la misma Isla de La Laja y luego como diputado por Los Ángeles. Dos años más tarde y con la llegada de las primeras expediciones españolas, le nace el fuerte convencimiento de enrolarse en el incipiente ejército y comenzar a luchar por mantener la libertad, luego de diversos combates y batallas, en febrero de 1817, asume la primera magistratura de la nación, como Director Supremo.
Sabido es que O´Higgins, inicia sus estudios básicos en la ciudad de Chillan, luego en Lima y como una manera de completar sus estudios, su padre lo envía a España e Inglaterra.
A la muerte de su padre, debe regresar a Chile para administrar los bienes que le fueron legados por su padre, el teniente coronel irlandés al servicio de España en Chile, don Ambrosio O´Higgins A contar de ahora, se comienza a dedicar a la agricultura en la hacienda de Las Canteras en Isla de la Laja y a la política, inicialmente como Delegado de la misma Isla de La Laja y luego como diputado por Los Ángeles.
Dos años más tarde y con la llegada de las primeras expediciones españolas, le nace el fuerte convencimiento de enrolarse en el incipiente ejército y comenzar a luchar por mantener la libertad, luego de diversos combates y batallas, en febrero de 1817, asume la primera magistratura de la nación, como Director Supremo. Durante este periodo su labor su fecunda, entre las muchas obras, podemos mencionar la creación de las escuelas Militar y Naval, la preparación de la Escuadra Libertadora al Perú; en el plano político y social, promulga las constituciones de 1818 y 1822 respectivamente, desarrolla el hermoseamiento de la capital, crea la marina mercante, etc. Sin ese ve en la obligación de abdicar al cargo de Director Supremo, entregando el cargo a una junta provisoria, presidida por don Agustín de Eyzaguirre Arechavala, para seguidamente, marcharse al exilio a la ciudad de Lima, en Perú.
O´Higgins, permanecerá en el Lima, hasta su muerte en octubre de 1842, sin jamás haber vuelto a su querido terruño y solo en 1869 en medio de una emotiva recepción, con grande muestras a afecto y admiración por su obra, llegan sus restos para quedar ubicados en el cementerio general de Santiago y desde 1978 en un panteón en la plaza de la ciudadanía, en el centro cívico de nuestro país.