Continúa la guerra de la religión.Por el Profesor Roberto de Mattei De Il Tempo, 16 de julio del 2016
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Traducido de Catholic Family News De Mattei-Niza: Continúa la guerra de la religión “Las grandes civilizaciones no expresan desde el interior, a las grandes religiones, como una especie de sub producto; las grandes religiones son la base en la que descansan las grandes civilizaciones. Una sociedad que ha perdido su religión, está destinada a perder, tarde o temprano, su cultura.”
Cuando, hace un año, el Papa Francisco declaraba que “una guerra del tercer mundo ya está en progreso”, librada “poco a poco”, estaba en lo cierto, pero es preciso añadir que es una guerra de religión, porque los motivos que han declarado quienes la han iniciado, son religiosos y hasta los homicidios que han perpetrado, son asesinatos rituales.
Francisco llamó un acto de “ciega violencia” a la masacre de Niza, pero la furia homicida que impulsó al chofer de un camión a diseminar la muerte a lo largo del paseo de Niza no es un acto de locura irracional: surge de la religión que incita al odio e instiga la violencia. Los mismos motivos religiosos causaron las carnicerías en el Bataclán de Paris, en el aeropuerto de Bruselas y Estambul, así como en el restaurante de Dacca. Todos estos actos, aunque bárbaros, no son “ciegos”, sino parte de un plan lúcidamente expuesto por el Estado Islámico (EI), en sus documentos.
Abú al Adnani, vocero del EI, en un audio difundido en twitter, a fines de mayo, llamaba a matar en el nombre de Alá, con estas palabras: “destrocen sus cabezas a piedrazos, descuartícenlos con cuchillos, aplástenlos con sus autos, arrójenlos desde lo alto, asfíxienlos o envenénenlos”. El Corán no dice nada diferente, respecto de los infieles. Seguir ignorando todo esto es una señal de ciega locura.
Nos engañamos creyendo que la guerra que se libra no es una guerra declarada por el islam al Occidente, sino una guerra que está siendo librada en el mundo islámico y el único modo de salvarnos es ayudar al islam moderado a derrotar al islam fundamentalista. Excepto que un islam moderado es una contradicción, puesto que cuando los musulmanes se tornan secularizados o se integran en la sociedad moderna, dejan de ser musulmanes o se convierten en musulmanes no practicantes. Un verdadero musulmán puede renunciar a la violencia, por razones de oportunidad, pero siempre la considera legítima en contra del infiel, que es lo que Mahoma enseña.
La guerra en desarrollo es un guerra en contra del Occidente, pero también en contra de la Cristiandad, porque el islam desea reemplazar la religión de Cristo, por la de Mahoma. A causa de esto, no es París o Nueva York su objetivo final, sino Roma, el centro de la única religión que el islam, desde sus mismos orígenes, ha querido barrer. La guerra contra Roma se remonta al nacimiento del islam, en el siglo VIII. Los árabes tenían como objetivo a Roma, en al año 830 y también en el 846, cuando ocuparon, saquearon y hasta que, eventualmente, se vieron forzados a abandonar la Ciudad Eterna. Tenían como blanco a Roma, los musulmanes que decapitaron a 800 cristianos en Otranto, en 1480 y los que asesinaron a nuestros hermanos campesinos y mujeres, en Dacca, este año 2016.
Es una guerra religiosa la que el EI ha declarado en contra de la irreligión de Occidente y en contra de su religión, que es la Cristiandad. En tanto la Cristiandad esté secularizada, allana el camino a sus adversarios, que solo pueden ser doblegados por una sociedad con una fuerte identidad religiosa y cultural. Tal como lo plantea el historiador inglés Christopher Dawson, es el ímpetu religioso el que proporciona la fuerza de cohesión, a una sociedad y su cultura:
“Las grandes civilizaciones no expresan desde el interior, a las grandes religiones, como una especie de sub producto; las grandes religiones son la base en la que descansan las grandes civilizaciones. Una sociedad que ha perdido su religión, está destinada a perder, tarde o temprano, su cultura.”
Esta guerra religiosa es ahora una guerra civil europea, dado que se está librando al interior de naciones y ciudades de un continente invadido por millones de inmigrantes. Hemos oído reiteradamente que, enfrentados a esta invasión, debemos construir puentes, en lugar de erigir murallas, pero una fortaleza solo es atacada alzando el puente levadizo, no dejándolo abajo.
Alguien está empezando a entender esto. El gobierno francés ha previsto el estallido de una guerra civil, destinada a tener lugar principalmente al interior de los grandes centros urbanos, donde el multiculturismo ha hecho imposible la convivencia de diversos grupos étnicos y religiosos. El 1 de junio del 2016, un comunicado del Alto Mando anunció oficialmente, la creación de una fuerza convencional del Ejército. “Un Comando de Control para el Territorio Nacional (COM TN), destinado a combatir la jihad, en suelo francés. El nuevo modelo estratégico, bautizado “au contact”, incluye dos divisiones, bajo un solo mando, con un total de 77.000 hombres, destinadas a enfrentar la amenaza de una insurrección islámica.
En contra de esta amenaza, son necesarias las armas físicas que son empleadas en todo conflicto, para destruir al enemigo, pero lo que más necesitamos son las armas culturales y morales, que consisten en la conciencia de ser herederos de una gran civilización, que ha definido su identidad, a lo largo de los siglos, precisamente en el combate al islam.
Respetuosa y urgentemente, pedimos al Papa Francisco, Vicario de Cristo, ser la voz de nuestra historia y de nuestra Tradición cristiana, en contra del peligro que nos amenaza.
Originalmente traducido [del italiano] por Rorate Cæli.