CUESTIONADA ADQUISICIÓN DE CLÍNICA El Mercurio, Editorial, 05/02/2023 La alcaldesa de Santiago, Irací Hassler (PC), cuya gestión ha debido soportar críticas por sus señales hacia el comercio ambulante y por el deplorable aspecto que presenta el casco histórico de la ciudad, ha agregado ahora un nuevo frente de polémica: la adquisición de la Clínica Sierra Bella en un monto que supera cuatro veces su tasación fiscal y su última transacción, efectuada pocos meses atrás. Este caso, que para cualquier autoridad debiera dar lugar a explicaciones detalladas que justifiquen la decisión tomada y el precio pagado, en el caso de una alcaldesa militante del Partido Comunista adquiere otros ribetes. En efecto, en el tema de la salud, el PC ha sostenido consistentemente que esta debe ser provista desde y por el Estado; hacerlo a nivel hospitalario desde el propio municipio —razón por la cual se adquiriría la clínica— sugiere un trato especial y distinto para los vecinos de Santiago. Atendible para alcaldes de otras orientaciones políticas, si contaran con los recursos para hacerlo, esa idea no resulta compatible con los criterios de equidad nacional que el partido de la alcaldesa Hassler proclama permanentemente en materia de salud. “La alcaldesa les debe una explicación a los vecinos y a los contribuyentes de Santiago” Pero, sin duda, ha sido el precio de la transacción lo que ha resultado más polémico. Con una tasación fiscal de $1.920 millones, adquirida por un tercero hacía poco tiempo en $2.080 millones, y ofrecida recientemente por su dueño en portales públicos en $3.350 millones, el municipio de Santiago aparece ofertando $8.200 millones por ella. Es cierto que hay muchos avalúos fiscales sustancialmente más bajos que su valor comercial, y que para muchos agentes comerciales ese bien no tiene un valor muy distinto, por lo que están dispuestos a adquirirlo en ese precio, como en este caso; es posible, incluso, que para el municipio tenga un valor mucho mayor al utilizarlo como clínica (algo comprensible en el mundo comercial, pero frontalmente opuesto a la teoría del valor de Marx, quien consideraba que este solo dependía del trabajo incorporado para construirlo); pero que la alcaldesa Hassler haya estado dispuesta a pagar dos veces y media más de lo que el dueño solicitaba tan solo unos meses antes, siendo ella una ardiente defensora de la campaña de su partido de pagar un “precio justo” por los bienes, resulta no solo irónico y contradictorio, sino que requiere explicaciones mucho más detalladas que las conocidas. Por de pronto, la Contraloría dispuso suspender la operación mientras se aclaran todas las dudas, lo que el municipio acató. Pero la alcaldesa sigue debiéndoles una contundente explicación a sus vecinos y a los contribuyentes de Santiago. |
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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