¿No es verdad, Ángel de amor, que en esta apartada orilla no hay que llevar mascarilla y se respira mejor?
¿No es verdad, Ángel de amor,
que en esta apartada orilla
no hay que llevar mascarilla
y se respira mejor?
Es verdad -y no te miento-
que arriesgándome salí
desde muy lejos de aquí
burlando el confinamiento.
He venido de muy lejos
-aunque el lugar me lo callo-
a lomos de mi caballo
para tirarte los tejos.
He amarrado mi corcel,
está todo ventilado;
ya las manos me he lavado
y me he puesto el hidrogel.
Ea, pues, bella señora,
concededme vuestro amor.
Os lo pido por favor
¡desde hace casi una hora!
DOÑA INÉS:
– ¡Callad, por Dios, caballero,
porque es público y notorio
que aunque vos seáis el Tenorio
la salud es lo primero!
Con todo lo que se ha dicho
yo prefiero no arriesgar.
No me quiero contagiar,
que a mí me da miedo el “bicho”.
Conteneos, por caridad,
comportaos con elegancia
y mantened la distancia:
es por la seguridad
que este año no habrá romance,
se rompe la tradición.
Ya habrá mejor ocasión
con la vacuna al alcance.
Marchad, pues, por la vereda
y no vayáis muy despacio.
Estad en vuestro palacio
antes del toque de queda.
……………………
Malos tiempos corren hoy
para encuentros y reuniones.
¡Huyamos de los follones!
Y ya, con esto, me voy.
Ya me despido, señores.
Agradezco su atención
y deseo de corazón
que vengan tiempos mejores!!!
Anónimo