Ahí está, a la vista y a merced de las humillaciones de todos, soportando la ignorancia, la ignominia al metal que yergue su imponente figura, montando su caballo Diamante, ése mismo en el que visitaba a los rotos en la chimba, con los cuales cosechó los triunfos para la grandeza de Chile.
Es nuestro General Baquedano, un ejemplo de orgullo y respeto a seguir, para los patriotas que tienen raíces y referentes de las bases, que formaron nuestra nación.
El general está en la soledad del mando, abandonado a merced de buitres y hienas que tratan de horadar su figura, soportando insultos, rayados herejías, martillazos y toda mugre gutural de las bestias humanas, que le agradecen de esta manera sus sacrificios para ellos.
Pero su resistencia es superior a todas estas hordas, que en sus bajezas mentales tratan de bajarlo y tumbarlo a sus pies, como un triunfo de sus débiles y eximias neuronas en decadencia.
Gracias General Baquedano, gracias por sus triunfos y sacrificios, que le dieron grandeza y prestigio a Chile, pero “perdónelos porque no saben lo que hacen “.
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