EL SENTIDO COMÚN NO ES DE ULTRADERECHA por Gerardo Varela —-FRENO A LA REFUNDACIÓN (El Mercurio, Editorial, 22/11/2021)
Las opiniones en esta columna, son de responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Unión.
Hemos querido publicar un articulo del 11 de noviembre escrito y publicado en Opinión de El Mercurio por Gerardo Varela. Ello por la vigencia de lo señalado y que puede ser considerado en la Segunda Vuelta, después de las elecciones del 21 de noviembre. Vale la pena leerlo a la hora de decidir el futuro de nuestro país.
Hay que penetrar la nube tóxica de las redes sociales, de los periodistas vendidos, de los matinales capturados por rostros irresponsables, y escuchar a la gente de la calle.
EL SENTIDO COMÚN NO ES DE ULTRADERECHA
Gerardo Varela
El Mercurio, Columnistas, 13/11/2021
El 25 de mayo de 2020, George Floyd fue asesinado en Minneapolis. Todo el mundo presenció el video que mostraba su detención y muerte. Todo el mundo condenó el incidente y reclamó justicia.
Pero la izquierda radical llevó el incidente al extremo, lanzó una ola de protestas y saqueos alrededor del mundo; lanzó al estrellato a Black Lives Matter (cuya líder se declara admiradora de Mao) y empezó a promover el desfinanciamiento de la policía.
Hace un par de semanas en la propia Minneapolis se votó un plebiscito que le preguntaba al electorado si quería terminar con la policía y crear una nueva fuerza de seguridad. La respuesta abrumadora fue no. La gente fue a votar y dejó un mensaje fuerte y claro: la policía no es perfecta, comete errores y hay que corregirlos y sancionarlos, pero también nos cuida y protege y eso hay que promoverlo y financiarlo.
Mientras tanto, en el estado de Virginia (USA) hubo elecciones de gobernador en un feudo demócrata, la disputa se dio alrededor de un concepto simple, la izquierda y el Colegio de Profesores a favor de que las escuelas decidan la educación de los niños, los ciudadanos a favor de los padres. Estos se volcaron masivamente a votar y ganaron.
Ellos quieren que el colegio eduque a sus hijos y no que los adoctrine; quieren participar y acompañar, no que los excluyan y reemplacen. Así, con un discurso simple y que apelaba al sentido común, un republicano desconocido le ganó al gobernador incumbente que recibió todo el apoyo de la Casa Blanca.
En La Araucanía se realizó una consulta ciudadana, en que le preguntaban a la gente que vive y vota allá (no a los comunicadores y políticos que viven en Santiago) si quería más seguridad o menos. La gente masivamente pidió más seguridad.
Esos votantes no se oponen al diálogo, pero no se negocia con grupos armados. Si el Estado dialoga con grupos armados está cediendo a una extorsión.
Todos los diálogos en democracia deben darse de cara al país y con las manos limpias, no encapuchados ni armados. Los que viven en el sur —mapuches o no— quieren vivir en Chile y en paz, no en un país separado y controlado por el narcoterrorismo; quieren trabajar honestamente y construir un futuro, no quemarlo.
En Chile y el mundo no es muy difícil ganarle al extremismo de izquierda. Lo hicieron Díaz Ayuso en Madrid; los padres en Virginia y los ciudadanos en Minneapolis.
Hay que penetrar la nube tóxica de las redes sociales, de los periodistas vendidos, de los matinales capturados por rostros irresponsables, y escuchar a la gente de la calle.
“Los que viven en el sur —mapuches o no— quieren vivir en Chile y en paz, no en un país separado y controlado por el narcoterrorismo”. |
Esa gente no es de derecha ni de izquierda, pero tiene sentido común. Esa gente quiere vivir y trabajar en paz; quiere mandar a su hijo al colegio sin que lo cogoteen; quiere participar más en la educación de sus hijos y no menos; quiere más policías y no menos; quiere más trabajo y menos inflación; quiere que los héroes sean jóvenes emprendedores y profesionales, no guerrilleros ni manifestantes.
Esa gente no está en contra de los extranjeros, pero sí le molesta que cuando va a un consultorio le toca el número 200 y los 199 anteriores son inmigrantes ilegales.
Desafortunadamente para Chile, la dirigencia de izquierda se ha radicalizado, ha abandonado el sentido común y ha alienado a sus bases que ahora buscan desesperadamente a alguien que las escuche. La verdad es que nunca pensé que echaría de menos a la Concertación, pero no soy el único.
El domingo 21 habrá elecciones. Nunca ha sido más fácil el voto porque ahora las definiciones no se dan sobre sutilezas de políticas públicas, sino que en torno a los principios que separan la civilización de la barbarie.
Vote por los que creen que a los terroristas y delincuentes se los captura y juzga, no que se los homenajea e indulta.
Vote por los que creen que los padres tienen el derecho de educar a sus hijos y no la obligación de entregárselos a otros para que los adoctrinen; vote por los que respetan a carabineros, no por los que los insultan.
Vote por los que quieren más estabilidad y menos violencia, no al revés.
Esas preferencias no son de ultraderecha, ni de facho pobre, son de sentido común.
FRENO A LA REFUNDACIÓN
El Mercurio, Editorial, 22/11/2021
Los resultados de la elección de ayer constituyen un claro mentís a las tesis refundacionales que parecían haberse impuesto en el discurso público durante los últimos dos años.
La ciudadanía no solo entregó la primera mayoría relativa al candidato que de modo más frontal ha cuestionado aquellos planteamientos, José Antonio Kast, sino que además optó por asegurar una integración equilibrada del próximo Congreso, particularmente en el caso del Senado.
Es esta una señal poderosa: el país, sin renunciar a su voluntad de cambios, no está dispuesto a avalar proyectos totalizantes ni menos a entregarle a algún sector una suerte de carta blanca para impulsarlos. Imposible es no ver aquí un mensaje hacia la Convención Constitucional, cuyo rumbo ha sido hasta ahora dominado por una lógica radicalizadora que, con su votación de ayer, una parte sustantiva de los electores ha rechazado.
Mérito indudable de Kast es haber sabido interpretar el malestar de un sector relevante de la ciudadanía frente a tal dinámica y, también, frente a las manifestaciones de violencia que la han acompañado.
En momentos en que incluso sectores tradicionalmente comprometidos con la democracia y la institucionalidad se mostraban ambiguos en este ámbito, el candidato del Partido Republicano levantó un discurso cuya claridad los electores han premiado.
Una mirada a su votación da cuenta, además, de su capacidad para hacerse cargo de temas como la crisis migratoria en el norte o la inseguridad generada por el narcoterrorismo en la llamada macrozona sur.
En definitiva, el resultado de ayer confirma que —contra las visiones de un malentendido “progresismo”— las materias de orden público y seguridad constituyen un problema social grave y que golpea con especial dureza a los sectores más vulnerables: fue en estos, y no en una élite, donde se incubó el “fenómeno” Kast.
La demora del candidato Gabriel Boric en hablar anoche, luego de conocido el resultado, pudo ser indicativa de la desazón de muchos en Apruebo/Dignidad. Si bien el postulante logró asegurar su paso a segunda vuelta, sus números no podrían estimarse especialmente satisfactorios.
Más allá del efecto psicológico de haber quedado en segundo lugar, pese a partir en esta carrera como favorito, es revelador que su votación haya apenas superado la participación registrada en la primaria de su pacto, en julio pasado; en definitiva, ello da cuenta de una candidatura que no logró crecer más allá de los límites de su propio sector.
Y si bien Apruebo/Dignidad aumentó su presencia en el Senado, su votación parlamentaria tampoco resultó descollante.
Respecto de los otros candidatos, las dos coaliciones tradicionales no pueden sacar cuentas positivas. Al cierre de nuestra edición, Sebastián Sichel disputaba el tercer lugar con el independiente Franco Parisi, mientras que Yasna Provoste aparecía relegada a un quinto puesto.
Una serie de errores personales y las dificultades para coordinarse con los partidos de Chile Podemos Más terminaron frustrando las opciones de Sichel, luego de su sorpresivo triunfo en la primaria del sector.
“El país, sin renunciar a su voluntad de cambios, no está dispuesto a avalar proyectos radicalizadores ni a entregarle a algún sector una carta blanca para impulsarlos”. |
El resultado de Provoste refleja, en tanto, el camino de decadencia que para la centroizquierda ha significado su renuncia a su propia identidad y su inentendible empeño por abrazar planteamientos de la izquierda dura.
Si la propia trayectoria parlamentaria de la senadora —cuyas votaciones a menudo la han situado junto al ala más radical de la oposición— es una muestra de ello, su candidatura nunca logró perfilar un discurso diferenciador.
En cuanto a Parisi, más allá del caso inédito de un postulante que no pisó territorio nacional y sin embargo superó el 12% de los sufragios, su sorprendente resultado —y el de su partido— tal vez pueda entenderse como otra expresión de la desafección ciudadana con las dirigencias políticas, no del todo distinta a fenómenos como el que representó la Lista del Pueblo en la elección de convencionales.
La magnitud de su apoyo obliga, en cualquier caso, tanto a prestar atención a las inquietudes de los electores que él supo encauzar como al peso de una estrategia electoral fundada en el uso eficaz de las redes sociales.
Evidente es el desafío, tanto para Kast como para Boric, de lograr convocar a aquellos electores que optaron por candidaturas más cercanas al centro político.
El discurso del abanderado del Partido Republicano fue anoche abundante en gestos en esa línea, especialmente dirigidos hacia los partidos de Chile Podemos Más y hacia el mundo de Sichel, sumándose a las señales que antes diera en cuanto a su disposición para modificar su programa.
En ese escenario, si bien Sebastián Sichel evitó ayer comprometerse a entregar un respaldo personal, resultaron elocuentes sus palabras, al afirmar que no votará por la izquierda y que alentará las conversaciones con el ganador de la primera vuelta.
Boric, en tanto, recibió anoche un respaldo inmediato del timonel del Partido Socialista, quien lo justificó acusando a Kast de extremismo y vaticinando un escenario de profunda inestabilidad si este triunfa. Se trata, en realidad, del mismo discurso que su partido ha levantado contra el actual gobierno, al ejercer una oposición cerrada y hasta apoyar dos acusaciones constitucionales contra el Presidente de la República: antes que una verdadera preocupación por la estabilidad del país, tales planteamientos sugieren una radical intolerancia a la posibilidad de que la derecha o la centroderecha puedan dirigir el país.
Mientras el PPD también adelantó su respaldo al candidato de Apruebo/Dignidad, mucho más cauta fue la presidenta de la DC, quien advirtió que el tema será discutido por una próxima junta nacional de la colectividad.
Pero, con independencia de lo que puedan decir las directivas partidarias, Gabriel Boric enfrenta una dificultad más de fondo: su programa de gobierno y su propio discurso, pese a ciertos esfuerzos moderadores efectuados durante las últimas semanas de campaña, encarnan precisamente el impulso refundador que el resultado de ayer cuestiona.
Renunciar a aquello y asumir ahora el mismo gradualismo que el Frente Amplio tanto ha criticado desde su nacimiento a la vida política supone un renuncio fundamental. Pero, además, el peso del Partido Comunista dentro de Apruebo/Dignidad —que aparece como la colectividad más votada del pacto, y se impuso con holgura a los frenteamplistas en la emblemática carrera senatorial por Santiago— torna aún más difícil ese ejercicio.
Con todo, frente a una ciudadanía que nuevamente mostró ayer su desconfianza hacia el mundo político y sus lógicas, tal vez el mayor desafío que enfrenten José Antonio Kast y Gabriel Boric en esta segunda vuelta trascienda la simple pretensión de sumar aritméticamente nuevos respaldos.
En un momento de alta incertidumbre, ante un panorama económico inquietante y después de dos años signados tanto por una explosión de expectativas como por acciones de violencia inéditas en 30 años de democracia, quien aspire a dirigir el país deberá demostrar la capacidad para, yendo más allá de su propia plataforma de campaña, empatizar con las demandas y justificadas insatisfacciones de las personas, ofreciendo a los chilenos una respuesta que, sin renunciar al realismo y al rigor técnico, resulte también esperanzadora.
Un aporte del Director de la Revista UNOFAR, Antonio Varas C