U al dia
El muchacho Cabrales hizo oír los conocidos acordes de nuestra “generala” y nunca un equipaje ejecutó una orden con mayor presteza. A las 8.35, Prat le manda al corneta que toque “¡Atención!”. Y viene, con gorra en mano, aquella arenga inmortal que termina con un ¡Viva Chile!.
La Historia de nuestra Patria, desde su descubrimiento hasta nuestros días, es una fuente permanente de grandes enseñanzas, en que alternan los ejemplos imperecederos de nuestros grandes hombres, y el valor y el esfuerzo de un pueblo.
Con patriótico cariño, hay que poner de relieve gloriosos episodios que deben servir de emulación a las generaciones del porvenir, en esta oportunidad me referiré Gaspar Cabrales, corneta de la “Esmeralda”.
El corneta de la “Esmeralda” era un muchacho menor de quince años llamado Gaspar Cabrales. Este muchacho actúo al lado de Prat desde el principio del combate. Su carácter oficial de “tambor” en la dotación de la “Esmeralda”, consta de la nómina publicada en el N° 11 del “Boletín de la Guerra del Pacífico”, correspondiente al 17 de Julio de 1879. Ya se sabe que el tambor, era también corneta. Con la misma denominación de “tambor” figura el corneta de la “Covadonga” que lo era Eduardo Jerez.
EL almirante Zegers, reseña brillantemente la actuación de Gaspar Cabrales, desde que Prat, a la vista de los buques enemigos que acaban de filiarse, le dijo al oficial de guardia…!
¡Llame al corneta!
El muchacho Cabrales hizo oír los conocidos acordes de nuestra “generala” y nunca un equipaje ejecutó una orden con mayor presteza. A las 8.35, Prat le manda al corneta que toque “¡Atención!”. Y viene, con gorra en mano, aquella arenga inmortal que termina con un ¡Viva Chile!.
Viña del Mar,
23 de Mayo de 2012
Carta a los medios de comunicación.
Señor Director,
Habiendo ocurrido recién anteayer la ceremonia para la celebración del 21 de Mayo, día de las Glorias Navales de Chile a la cual asistí invitada en mi calidad de viuda de Almirante en retiro, he podido comprobar lo que desde hace un buen tiempo vengo observando: Esta fiesta tan querida para los porteños y por todo Chile en general, ha pasado a ser una ceremonia de segundo orden para la autoridad política de la nación.
En efecto, por haber hecho coincidir en el mismo día y en la misma mañana la constitucional Cuenta a la Nación del Presidente de la República, de por sí un mensaje largo, la fiesta naval tuvo que forzosamente ser aplazada, recortada y “acomodada”, con el resultado de que la “Esmeralda” se hundió ceremonialmente al toque de la campana sin el señor Presidente ni las autoridades presentes, por encontrarse éstas en el Congreso Nacional. Una ceremonia partida en dos, lo que le restó dignidad a la misma.
Además, ante los anuncios de marchas de protesta, que nada tienen que ver con la ceremonia naval, muchas calles fueron cerradas lo que desalentó a la gente que siempre y fielmente asistían al “Desfile del 21 de Mayo” con toda su familia, a no presenciar esta verdadera fiesta por las calles de Valparaíso.
Protesto, señor Director, que los intereses políticos de unos pocos nos sigan quitando lucimiento a las escasísimas fiestas cívicas que nos van quedando. En una época esta Cuenta a la Nación se hacía en otro día y así se podía celebrar el Día de la Marina como corresponde. También recuerdo que el Presidente Aylwin, supongo que para que no ocurriera lo que está ocurriendo ahora, daba su Mensaje Presidencial ese día, pero después de almuerzo.
Ojalá algún legislador que todavía sienta calor en su corazón por la Gesta de Iquique, proponga este cambio que estoy seguro contaría con la aprobación de la mayoría de los chilenos.
Atentamente,
Carmen G. de Martínez
4.121.814-2
Cabrales como corneta oficial de la tripulación de la “Esmeralda” nunca se separo del lado de Prat en ningún momento.
Cuando Prat: ¡Atención! Oído el toque se hizo silencio profundo, mientras la voz clara del comandante ordenaba: Fuego por batería: apuntar con preferencia a la chimenea y a las torres! El corneta en seguida hacía oír el toque de fuego y los sobrevivientes, con una excitación difícil de describir, ponían con los espeques los cañones en puntería, a la voz de los cabos, que con la rabiza en la mano, seguían con su avance los movimientos del “Huascar”, que ya estaba sobre nosotros.
En esos momentos fue cuando Prat tuvo la inspiración que puso inmediatamente en práctica, de saltar al abordaje. Pero Cabrales permanecía firme en su puesto, atento a la voz de mando que se encuentra glorioso fin en la cubierta de la nave peruana.
Un rato después, cuando Serrano prepara el segundo abordaje, o, si se quiere, el único abordaje para el cual se tomaron las indispensables medidas, llama al corneta y el corneta no responde porque la metralla del “Huascar” lo había derribado.
El nombre de Gaspar Cabrales hay que recordarlo para siempre en nuestras glorías navales con esta estrofa.
¡Ah! ved a Gaspar Cabrales, el impávido,
al bronce del corneta que ha caído
presta su aliento, y ávido,
épicamente bello.
de venganza pujante enfurecido,
toca a plenos pulmones toque de fuego!
A aquel marino de alma extraordinaria,
en profunda ardores encendida
una metralla enemiga
le arrancó la corneta con la vida.
VALPARAISO, Mayo de 2012
Sábado 21 de Mayo de 2011
La vida por la patria
GERMÁN BECKER URETA Señor Director.En el mes de mayo vuelve, año tras año, el recuerdo de la gesta de Iquique, en la que el capitán de Fragata Arturo Prat Chacón y 150 de sus hombres murieron aquel 21 de Mayo de 1879 en un combate homérico que fue conocido y admirado por muchas naciones de la Tierra. Junto a Prat, murieron Serrano, Riquelme, sus compañeros de la Escuela Naval. La “Esmeralda” entró en combate, teniendo como corneta y tambor al niño Gaspar Cabrales, de 13 años de edad, quien fue decapitado de un cañonazo. Fue reemplazado por otro muchacho, llamado Crispín Reyes, el que también murió desangrado al sufrir la mutilación de ambas piernas. Y un comentario especial para el ingeniero Mutilla, quien fue compañero de Prat en la Escuela La Campana, en Santiago.En su completa recopilación de documentos oficiales y publicaciones de prensa referentes a la Guerra del Pacífico, don Pascual Ahumada Moreno nos entrega el relato de un testigo a quien se le identifica como un joven español, el cual informa: “Serían las 7 de la tarde, cuando atracaron varias embarcaciones menores al muelle de la Aduana de Iquique”.”En una de ellas venían los restos de Prat, Serrano y del moribundo sargento Aldea. Los cuerpos fueron dejados en el mismo muelle”.”Pusieron de guardia a dos soldados de la policía. Pero como, no obstante, permitían verlos de cerca. Uno de éstos descubrió la cabeza de Prat, que estaba tapada por un pañuelo blanco, y se pudo observar, entonces, que le faltaba toda la parte de la cara desde las cejas, la cabeza y hasta la nuca”.”Prat tenía la barba algo rubia. El cuerpo estaba rígido y vestía un traje azul de buen paño, compuesto de un pantalón, no muy ancho, chaleco o una cazadora o paletó con tres galones en cada manga y encima una estrella. Calzaba botines finos de una pieza”.”Serrano no tenía el rostro cubierto. Sus heridas estaban desde el pecho al vientre. Este oficial era menos arreglado de su persona. Era más grueso y más bajo de estatura. Vestía de azul con paletó y lucía dos galones y encima una estrella”.”Mientras tanto, el sargento Aldea sufría horribles dolores de sus heridas. Vimos algunas de sus yagas, que eran horrorosas. Pedía agua, y se buscó no sé de dónde una botella de coñac que se mezcló con agua y se le dio a beber. Le pregunté quién era, y me dijo: sargento de la ‘Esmeralda’, y le pregunté quiénes eran los dos cadáveres, intentó medio sentarse, para ver mejor al que tenía más cerca y balbuceó, éste es el teniente Serrano… ¿Y este otro?… Dando vuelta la cara lo vio ¡Este es mi comandante! Me contestó, sin poder contener el llanto”.De todas estas figuras inmortales que hemos recordado, conocemos sus rostros por cuadros, pinturas y hermosos documentos. Pero no olvidemos que antes de llegar al bronce fueron seres humanos de carne y hueso, que no le tuvieron miedo a la muerte ni al dolor. Y ofrendaron sus vidas en procura de sus valores, y el mayor de ellos fue el morir por su querida patria.GERMÁN BECKER URETA
El Mercurio 21 de mayo de 2011
MANUEL APABLAZA LASTARRIA
DIRECTOR RR.PP.
CIRCULO DE SUBOFICIALES DE LA ARMADA (r.)
“SARGENTO ALDEA ”
V A L P A R A I S O