Pero también estoy indignado porque, junto a las acciones de estos individuos, ha sido la inacción e indolencia del Gobierno y del aparato del Estado, que no ha querido hacer caso de las advertencias emanadas hace ya largo tiempo sobre los actos terroristas incendiarios en La Araucanía, lo que finalmente nos ha conducido a experimentar esta violencia infernal que tiene en llamas a gran parte del país.
Sí, estoy indignado viendo cómo se está destruyendo nuestro país por la acción de individuos que, concertadamente, participan en acciones destinadas a provocar incendios intencionales, sembrando terror y desesperanza, como lo demuestra ya el número de detenidos por acciones incendiarias en distintas zonas de nuestro territorio.
Pero también estoy indignado porque, junto a las acciones de estos individuos, ha sido la inacción e indolencia del Gobierno y del aparato del Estado, que no ha querido hacer caso de las advertencias emanadas hace ya largo tiempo sobre los actos terroristas incendiarios en La Araucanía, lo que finalmente nos ha conducido a experimentar esta violencia infernal que tiene en llamas a gran parte del país.
Lo más desgraciado de lo que estamos presenciando es que en lugar de enfrentar estas amenazas, se las niega, intentando convencernos de que los incendios que se han registrado en La Araucanía y los atentados terroristas, como el sufrido por la familia Luchsinger, son nada más que acciones aisladas destinadas a robar madera y otras invenciones políticamente correctas, para no hablar de terrorismo mapuche radical.
Estoy indignado porque cuando una persona como la Sra. Lucy Ana Avilés está dispuesta a donar dos millones de dólares de su patrimonio para ayudar a combatir los incendios, se ponen todo tipo de trabas para que llegue el avión súper tanque que ella contrató, por razones ideológicas. Si, razones ideológicas, porque esta señora no es afín a este Gobierno. Pero a pesar de todo, la Sra. Avilés logró finalmente que la nave llegara a Chile, y como acto de bienvenida y agradecimiento le mandan a la PDI con perros especializados, para revisar si traía drogas escondidas en su fuselaje.
Pero eso no es todo, porque acto seguido, desde dos medios afines al oficialismo se publicaban sendas notas destacando que el padre de esta filántropa chilena habría colaborado con la Dina. Eso es privilegiar su mezquina ideología sobre el bien del país; eso es posponer el salvar vidas humanas, bienes materiales y poblados enteros -como podría hacerlo este avión súper tanque-, y poner primero la ideología que no ha querido hacerse cargo de las acciones terroristas ocurridas ininterrumpidamente en La Araucanía, las que ahora se extienden por amplias regiones del país.
Y estoy indignado igualmente porque ante las justificadas críticas, el Gobierno responde que se trata de aprovechamiento político. ¿Creerá que los damnificados de Santa Olga, los alcaldes que reclaman por la total ausencia de apoyo, los familiares de los héroes fallecidos o las personas perjudicadas patrimonialmente en los cientos de miles de hectáreas arrasadas por el fuego, están pensando en aprovechar políticamente la situación con un fin electoral? ¿O será que efectivamente están desesperados viendo cómo desaparecen bajo las llamas años de trabajo y esfuerzos, y que reclaman con justicia por la inoperancia oficial?
¿Acaso no se puede criticar la total ausencia de gestión y capacidad de solucionar problemas del aparato gubernamental, tal como pasara el 27F con el terremoto, porque eso es aprovecharse políticamente?
No estamos para jueguitos electorales o políticos. Lo que queremos los ciudadanos de Chile es ver que existe una autoridad capaz de liderar una crisis, con eficiencia, acción oportuna y haciendo uso de todos los recursos disponibles a su alcance para de una vez por todas detener este verdadero infierno que se registra hoy en el país. Lamentablemente, hasta ahora, esa autoridad está en deuda.
Jaime Jankelevich, consultor de empresas