EXPERIMENTOS INFORMATIVOS |
El Mercurio, Editorial, 21/03/2023
Una curiosa experimentación está realizando el Gobierno con la emisión de un programa en streaming denominado “Gobierno informa”.
Periódicamente, según dijeron, se presentará un ministro junto a sus subsecretarios y sus equipos para informar respecto de las actividades que están desarrollando.
En el primero de ellos, la ministra del Interior, Carolina Tohá, hizo las veces de periodista anfitriona, presentando el programa, que ella calificó de “un experimento que estamos haciendo”, a la vez que introducía a sus participantes y les iba cediendo la palabra para que se refirieran a los temas que ella les indicaba.
Al término de esa ronda, se invitó a los periodistas presentes a formular sus preguntas y se hicieron tres o cuatro, como en cualquier breve conferencia de prensa.
Una interpretación es que se trata de un intento por eludir la conducción periodística, pues estos profesionales suelen incomodar a las autoridades, si bien esta es una de las funciones esenciales del periodismo, según las palabras del propio Presidente Boric.
Pero con ese subterfugio se frustra su propio objetivo, puesto que un elemento central para que una información tenga credibilidad consiste en que el emisor sea independiente y no una parte interesada.
Por muy elevadas que sean las intenciones de los ministros que participen de estos ensayos, sus palabras serán interpretadas por quienes las vean como una obligación de autocelebrarse, puesto que difícilmente habrá críticas a sus propias acciones.
En tal sentido, el esfuerzo que debe invertirse en la preparación, producción y emisión de los programas, probablemente será completamente inútil. El público lo interpretará como propaganda más que como información seria y relevante.
La conducción periodística parece primordial para que puedan contrastarse ideas, conocerse una diversidad de puntos de vista y dejar que el espectador obtenga sus propias conclusiones.
Por estas razones existen los medios de comunicación social y, según el respeto que ellos demuestren por mantener la independencia e imparcialidad en la entrega de noticias, serán buenos o malos sus resultados, tanto en cuanto a audiencia como en cuanto a su viabilidad financiera.
Con una larga historia de medios en Chile, la lección ya debiera estar aprendida. Las personas mayores podrán recordar las cadenas radiales obligatorias de la década del 50 que procuraban los mismos fines que las actuales autoridades: información directa por quienes tienen el protagonismo de llevar adelante las acciones del gobierno.
El esfuerzo en la preparación, producción y emisión de los programas probablemente será del todo inútil. El público lo interpretará como propaganda más que como información seria y relevante.
Pero ese experimento fue considerado un fracaso.
Más recientemente, en 2008, se intentó nuevamente mediante un diario en papel producido por el gobierno, denominado “Chile contigo”, que constituía la voz oficial para difundir los logros de su propietario. Por cierto, esa experiencia tampoco duró y fue considerada, más bien, otro fracaso.
Caben también otras interpretaciones acerca de las verdaderas intenciones de sus promotores. Ellas surgen de observar la realidad latinoamericana, donde puede verse que solo las dictaduras de izquierda tienen diarios de gobierno que son utilizados como una forma de marginar a los medios independientes.
Si bien las ideologías de izquierda no son todas iguales y el Presidente Boric ha dado muestras de su independencia ante otras corrientes de su misma orientación, hay en algunos de sus partidarios actitudes que justifican la alerta con que ha sido recibido el nuevo programa en algunos medios y escuelas de periodismo.
Cabe esperar que la participación de los secretarios de Estado en estos programas no constituya una excusa para evitar que se presenten en los programas periodísticos profesionales ni en el otorgamiento de entrevistas a los diarios.
De ser así, pasaríamos de una medida de apariencia inocua a una maniobra política que obstaculizaría el debate público.
Si se trata solo de agregar una nueva fuente informativa, es seguro que no tendrá mayor impacto, pero hacen bien los periodistas en estar atentos a lo que pueda ocurrir con este programa, pues podría llegar a ser el primer paso de una acción dañina para los medios y la información social.
Un aporte del Director de la revista UNOFAR, Antonio Varas Clavel
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