Como ha sido la constante en estos últimos años, diferentes grupos y organizaciones aprovechan el mes de la patria y de las glorias del Ejército, para atacar a las FF.AA. a las que no les perdonan haber librado al país del yugo marxista un 11 de septiembre de 1973. Como todo se quiere refundar y entre ella a las instituciones de la Defensa, compartimos este interesante artículo escrito por el profesor Guillermo Patillo en el diario “El Mostrador”.
La existencia de los escalafones separados de Oficiales y Cuadro Permanente del Ejército, Fuerza Aérea y Gente de Mar, en el caso de la Armada, ha existido desde los inicios de las Fuerzas Armadas (FF. AA.) en todas partes del mundo hasta nuestros días.
Esto permite a las instituciones contar con equipos de trabajo multidisciplinario, necesarios para lograr la operación segura, responsable y eficiente del material asignado a las distintas ramas de la defensa, que cuentan con sistemas de armas complejos de operar y mantener.
Asimismo, permite contar con la estructura de mando necesaria para la toma de decisiones a todo nivel, que es una característica inherente y fundamental de toda institución de naturaleza militar y jerarquizada.
Fusionar los escalafones o las escuelas matrices nunca ha obedecido a una necesidad de las instituciones, ni tampoco a aspiraciones del personal de las Fuerzas Armadas. Pensar en ello, sería menospreciar y atentar contra el legítimo orgullo del personal que compone el escalafón de Cuadro Permanente del Ejército, Fuerza Aérea y Gente de Mar, el que ha sentido por más de noventa años, en el caso de la Fuerza Aérea, y doscientos años, en el caso del Ejército y la Armada, desempeñándose en distintas especialidades y grados, desde su ingreso a las escuelas matrices como soldados o grumetes, hasta su retiro como suboficiales mayores en sus respectivas instituciones.
En efecto, la carrera militar requiere de diferentes competencias para trabajar en equipo. Además, es imperativo tener una estructura de mando (jerarquía) para tomar decisiones según el nivel que corresponda, a objeto de resolver problemas y situaciones propias de la naturaleza militar.
En el caso de los medios de las instituciones, tales como buques, aeronaves, tanques, que pueden ser desplegados y operar por periodos prolongados, incluso sin ningún tipo de apoyo o servicio externo, debe considerarse que su organización es compleja y debe permitir realizar en forma eficiente desde las tareas más cotidianas, como confeccionar y distribuir las comidas, atender enfermos o heridos, hacer mantenimiento preventivo, reparar maquinarias, radares, sonares, entre otros sistemas de alta complejidad, y hasta las exigencias más extremas del trabajo en equipo cuando se debe combatir.
El escalafón de Oficiales tiene como propósito contar con personal formado, entrenado y capacitado para desempeñarse en los niveles directivos de las instituciones, con la finalidad principal de ejercer el mando, conducir al personal y tomar decisiones bajo presión y en situaciones de incertidumbre, las que muchas veces implican el manejo del riesgo, tanto para el material como para la vida del personal subordinado.
Como ejemplo característico, y tal como ocurre en todas las FF.AA. del mundo, una de las funciones principales es ejercer el mando de una unidad de combate o repartición, donde el comandante requiere de competencias y habilidades propias de su formación matriz, adquiridas en las escuelas matrices de oficiales.
El escalafón de Cuadro Permanente del Ejército, Fuerza Aérea y Gente de Mar, en el caso de la Armada, tiene como propósito contar con personal altamente capacitado para desarrollar funciones principalmente técnicas que, por su especificidad, requieren de experiencia y una capacitación particular que los habilita para desempeñarse en tareas muy técnicas al inicio, hasta alcanzar las competencias para desempeñarse como mandos medios y encargados de equipos y sistemas de alta sofisticación. Esta condición se adquiere a partir de su formación matriz en las Escuelas de Suboficiales del Ejército, de Grumetes en la Armada y de Especialidades en la Fuerza Aérea.
De acuerdo a lo anterior, y teniendo en consideración que se requieren dos perfiles de egreso distintos, uno de nivel profesional y otro de nivel técnico, se hace necesario contar con escuelas matrices diferenciadas, a objeto de optimizar y hacer más costo-efectivo todo el proceso formativo.
Por ejemplo, esto es comparable con el área de salud, existiendo procesos diferenciados de formación, donde el médico y el enfermero estudian en diferentes centros educacionales, con distintos tiempos y costos para realizar tareas específicas, pero en equipo. En efecto, en una cirugía, claramente el arsenalero es tan importante como el cirujano, pero ambos decidieron voluntariamente estudiar en distintos centros educacionales para desempeñar distintas tareas. Esta situación se puede extrapolar a muchas áreas del quehacer laboral.
Un ciudadano chileno puede de manera voluntaria postular a cualquiera de las escuelas matrices de las Fuerzas Armadas, de acuerdo a su interés personal, obedeciendo a habilidades distintas, y cuyo ingreso estará condicionado al mérito académico del postulante.
La carrera militar es de alta exigencia y promueve el talento y la capacidad, posibilitando a cualquiera de sus integrantes el perfeccionamiento y los ascensos a lo largo de su carrera y, con ello, asumir mayores responsabilidades de mando y administración del personal y material, que son la base del trabajo en equipo que requiere la función militar, incluso pudiendo, la Escuela de Suboficiales del Ejército, Escuela de Grumetes de la Armada y Escuela de Especialidades de la FACH, de acuerdo a sus méritos, pasar al escalafón de Oficiales, lo cual ocurre periódicamente.
De tal forma, los escalafones diferenciados y las distintas escuelas matrices satisfacen una necesidad de operación de los medios de las FF.AA. que, con el tiempo, se ha ido perfeccionando, no siendo prudente ni recomendable hacer experimentos de fusión de escalafones y escuelas formadoras.
Si lo anterior fuera más eficiente para la operación de las instituciones armadas, más de alguna lo hubiera implementado, cosa que no ha ocurrido en Fuerzas Armadas de países progresistas, ni siquiera en la antigua Unión Soviética o en Venezuela.
Finalmente, fusionar los escalafones o las escuelas matrices nunca ha obedecido a una necesidad de las instituciones, ni tampoco a aspiraciones del personal de las Fuerzas Armadas.
Pensar en ello, sería menospreciar y atentar contra el legítimo orgullo del personal que compone el escalafón de Cuadro Permanente y Gente de Mar, el que ha sentido por más de noventa años, en el caso de la Fuerza Aérea, y doscientos años, en el caso del Ejército y la Armada, desempeñándose en distintas especialidades y grados, desde su ingreso a las escuelas matrices como soldados o grumetes, hasta su retiro como suboficiales mayores en sus respectivas instituciones .
Guillermo Patillo. El Mostrador, Opinión, 13/09/2021
Unión de Oficiales en Retiro de la Defensa Nacional